20.7.18

“Prepararse para lo peor”. La frase surge de boca de la jefa de la diplomacia canadiense... Trump “ha descubierto un arma, la guerra comercial, que está usando en su máxima expresión... “su idea estratégica hará a EEUU menos dependiente, pero, en realidad traslada el mensaje de que ha dejado de ser un socio fiable, incluso a sus más próximos aliados”... que ya se plantean actuar contra los intereses empresariales de EEUU... cousas veredes

"Las economías del libre comercio se alían frente a la subida de aranceles y las represalias de la Administración Trump, y Europa toma el mando de las operaciones. La UE apuesta por alianzas globales.

La última, reciente, es la que acaba de iniciar negociaciones con Australia para suscribir un tratado de libre comercio que compense el freno a sus flujos de inversión y de exportaciones hacia el mercado estadounidense, el mayor del mundo. Pero sobre la mesa, la Comisión Europea tiene más de una docena de deliberaciones iniciadas con otras latitudes del planeta, en diversas fases de conversaciones.  (...)

El inicio del diálogo con Australia es muy significativo en este sentido. Europa es ya el segundo socio más importante del mercado austral, después de China, que también ha lanzado el señuelo de un acuerdo comercial a Bruselas. Y si el pacto australiano se formalizase, como no se descarta, incluyendo también a Nueva Zelanda, el PIB europeo sumaría casi 5.000 millones de euros (4.900 millones, exactamente) su tamaño en 2030, según estimaciones del Ejecutivo comunitario. La parte central de las deliberaciones incluyen el comercio de coches, maquinaria, equipamientos electrónicos y productos químicos y metalúrgicos.

Pero hay más. Hasta nueve en tramitación. Aunque la contestación social ante este formato de alianzas es creciente

Organizaciones sociales, ecologistas y de consumidores han emprendido manifiestos en la práctica totalidad de socios de la Unión después del éxito de la campaña contra el Tratado Transatlántico, con EEUU, y contra el suscrito con Canadá, CETA, que entró en vigor en septiembre de 2017, pese a que no ha sido, todavía en la actualidad, ratificado por el conjunto de parlamentos nacionales.

En España, está pendiente un recurso sobre su constitucionalidad, registrado en el Congreso de los Diputados. El nuevo ejecutivo italiano también plantea dudas. Al igual que el Tribunal de Justicia de la UE, que ha entrado a analizar si el modelo de arbitraje incluido en el CETA es compatible con el derecho comunitario.  (...)

La instauración del proteccionismo en EEUU ha herido de muerte la alianza transatlántica. De hecho, en un artículo de la prestigiosa publicación Foreign Policy, James Traub, habla bien a las claras de que el entramado político-institucional y el económico-financiero entre los espacios de democracia occidental por antonomasia ha suscrito su acta de defunción. RIP: 1945-2018 dice en su artículo.   (...)

“Prepararse para lo peor”. La frase surge de boca de la jefa de la diplomacia canadiense, Chrystia Freeland, semanas después de la tensa reunión del G-7 en Quebec. Pero es un sentir general en el servicio diplomático canadiense. La afrenta retórica de Donald Trump contra su homólogo del norte, Justin Trudeau, ha dado al traste con cualquier intento inmediato de restablecer los lazos bilaterales  (...)

En términos similares se expresa Colin Robertson, ex diplomático y responsable del Instituto Canadiense de Asuntos Globales. “El daño ya está hecho, es de magnitud y proseguirá durante el futuro”. Canadá es el primer socio comercial de EEUU, con un volumen de intercambio de mercancías y servicios de 673.900 millones de dólares. Un reciente estudio de CD Howe Institute valora en más de 6.000 puestos de trabajo y una pérdida de tres décimas del PIB el efecto del incremento arancelarios sobre el acero y el aluminio para la economía canadiense.

Mientras que la réplica de Ottawa de aplicar tarifas adicionales a productos estadounidenses como el whisky, la soja o bienes industriales de diferentes sectores, por valor de 16.700 millones de dólares, se cobrará 22.700 empleos, aunque sólo un recorte del 0,02% del PIB, a EEUU.

Trump “ha descubierto un arma, la guerra comercial, que está usando en su máxima expresión, como un elemento de destrucción masiva, como el gran artefacto de beligerancia para impulsar su política de American, first”, escribe Lawrence Herman, antiguo diplomático y ahora consultor de comercio internacional, para quien la equivocación del presidente americano es que “su idea estratégica hará a EEUU menos dependiente, pero, en realidad traslada el mensaje de que ha dejado de ser un socio fiable, incluso a sus más próximos aliados”.

La opinión canadiense, además, se ha trasladado al resto de socios de EEUU, que ya se plantean actuar contra los intereses empresariales de EEUU. Una declaración de intenciones que están trasladando a la sede de la OMC, la institución global defensora del libre comercio, donde podría perfilarse acciones conjuntas. Algunos expertos hablan ya de un impuesto Trump sobre activos estadounidenses en el exterior. 

Freeland incide en la idea: la preeminencia económica de una nación “no es eterna” y generalmente sucede por errores estratégicos de sus gobernantes. Y EEUU se equivoca tratando de renovar el orden internacional por su cuenta y sin cooperación con sus aliados tradicionales, explicaba la ministra de Exteriores en Foreign Policy Magazine.  (...)

A la espera de alguna señal conciliadora por parte de Washington, Canadá -igual que México- ya se preparan para un escenario post-Nafta. Ambos países se han lanzado a sellar nuevas alianzas comerciales, conscientes de que el Nafta está ya en la sala de cuidados paliativos.  (...)

Entre las iniciativas más sorprendentes que tiene Canadá encima de la mesa, y que baraja con cierto rigor, es unirse al bloque europeo. Trump, dicen en Ottawa, ha dejado las puertas abiertas a cualquier movimiento geo-estratégico. Así lo advierte el senador estadounidense, Ben Sasse, republicano por Nebraska, crítico con la táctica comercial de Trump. 

Se trataría -admite- de consolidar una de las rutas tradicionales de comercio canadiense y de aprovechar una oportunidad histórica. “Con un poco de imaginación, las garantías de éxito de este juego serían casi plenas”. Para Canadá, sería como reemplazar de un plumazo a EEUU y tener acceso inmediato a más consumidores que el de EEUU.  (...)

De repente, en cuestión de meses, los más sólidos amigos de EEUU han pasado a ser acérrimos enemigos, se quejan. Hasta el punto de que el G-7, el cónclave donde se dirime el orden mundial, pasa por su crisis más grave desde su nacimiento, en 1975. Este repentino aislamiento de EEUU no ha gustado a las filas republicanas.  (...)

El Nafta genera industrias multimillonarias en la mayoría de los estados americanos por sus facilidades empresariales y sus ventajas comerciales. En sus 24 años de funcionamiento hasta 33 estados del país han llegado a vender más bienes y servicios a Canadá que al resto de EEUU.  (...)

El objetivo ineludible de la afrenta comercial de Donald Trump no son sus aliados. Por mucho que sus socios geoestratégicos -Canadá, México y la UE- contribuyan de forma nítida al déficit comercial estadounidense. El enemigo declarado de la Casa Blanca es China. De hecho, la guerra no ha sido oficialmente declarada hasta que, el 5 de junio, Washington oficializó la entrada en vigor de la primera lista de productos represaliados chinos.  (...)

La Administración Trump, a través de su representante comercial, Robert Lighthizer, insiste en que el comienzo de las hostilidades partió de Pekín. Con su agresiva política comercial hacia los EEUU. Pero su postura de elevar aranceles a importaciones chinas por valor de otros 200.000 millones de dólares es atizar demasiado el fuego. 

Porque China abastece el 8% de las materias que demanda del exterior la industria americana, según datos del International Trade Center. En 2017, EEUU compró a China mercancías por 505.000 millones de dólares. Si la mitad reciben aranceles adicionales, bienes como la ropa o los productos electrónicos repercutirán en el precio final de los consumidores americanos, alertan en este think-tank. Pero las consecuencias pueden ser aún mayores.

Conglomerados como General Electric pidieron a Washington que quitara de la lista de bienes chinos 34 materiales electrónicos que juzga esenciales para mantener su ritmo de producción. Sin éxito. Bien es cierto que la lista sobre la que puede contraatacar Pekín es muy inferior -en 2017 compró a EEUU por valor de 130.000 millones de dólares-, pero puede jugar la carta regulatoria de impedir que firmas estadounidenses entren en el accionariado de empresas chinas de sectores estratégicos."             (Diego Herranz, Público, 13/07/18)

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