"Seguimos sin frenos para la subida del precio de la luz. (...)
El problema está en el sistema eléctrico español,
conformado por unas pocas empresas y sin libre competencia. “Claro que
hay problemas externos, pero no deberían afectarnos tanto porque tenemos
un mercado eléctrico: a mayor oferta que demanda, los precios deberían
ser más bajos”, explica a cuartopoder.es el patrono de la Fundación Renovables Sergio del Otto.
“El mercado está diseñado para el beneficio económico de las grandes empresas, que lo componen en formato oligopolio”, añade Soledad Montero, miembro del área de Energía de Ecologistas en Acción.
Sin embargo, existe una doble imposición para la
electricidad que no se aplica a otros bienes. De la factura de la luz,
un cuarto de nuestra factura (un 26%) son impuestos.
El impuesto
eléctrico que supone casi un 5% fue creado para obtener los ingresos
necesarios para el pago de las ayudas a la minería del carbón nacional y
actualmente es gestionado por las Comunidades Autónomas. El otro 21% corresponde al IVA, es decir, pagamos un impuesto para bienes de lujo por un bien primario.
“Los consumidores domésticos somos 29 millones, así que supone mucho
dinero para las arcas del Estado y ningún Gobierno se ha atrevido a
tocar esta parte de la factura”, explica Montero miembro del área de
Energía de Ecologistas en Acción.
Una de las claves fundamentales es el sistema marginalista de conformación de precios mayoristas de la electricidad: el precio final lo fija la oferta más cara que entra en el mercado.
Es un sistema en el que se obtienen los precios más competitivos para
las compañías, pero no da un buen resultado para usuarios y
consumidores, en opinión de Montero.
“La tarifa eléctrica debería ser,
principalmente en cuanto a su precio final, prácticamente monómica y
progresiva, definida en función solamente de la energía eléctrica que se
consumiera, estableciendo una partida fija, de menor cuantía que la
actual, que refleje la potencia contratada”, explica la Fundación
Renovables en el informe ‘Hacia una transición energética sostenible’,
publicado el pasado mes de marzo
¿Por qué sube la luz si los embalses están llenos?
Además, este año tenemos ha llovido lo suficiente
para que los embalses tengan reservas, una buena noticia para la
generación de energía hidroeléctrica, que sirve para abaratar la
factura. ¿Por qué aún así tampoco bajan los precios?
“La tecnología hidroeléctrica tiene unos costes de operación bajísimos,
el recurso del agua se lo regalamos todos, pero las empresas especulan
con esta energía.
Si ven que van a perder dinero, pueden decidir que no
entre en el mercado”, explica Del Otto. “Con que hubiésemos dejado en
manos de un operador no especulativo el agua que hay en los embalses,
hubiésemos bajado los precios significativamente”, añade.
Las energías renovables bajan el precio de la electricidad en los
mercados eléctricos marginalistas, como el español, porque desplazan a
las ofertas más caras como la del carbón. Los consumidores seguimos
sufriendo las consecuencias del llamado ‘parón’ de las renovables que
puso en marcha el Gobierno de Mariano Rajoy nada más llegar al poder.
Si
con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el país pasó a ser
líder mundial en energías limpias, con Rajoy España desapareció del
ranking de los principales países por potencia renovable instalada,
excluyendo la hidroeléctrica.
“Los recortes que se aplicaron para reducir el déficit de tarifa fueron para las renovables,
cuando el sistema convencional apenas ha salido perjudicado”, explica
Del Otto. “Algo falla en nuestros sistema eléctrico cuando hemos sufrido
una crisis, hay una baja demanda y los beneficios de las eléctricas se
han mantenido”, añade.
(...) aunque los cambios del sistema eléctrico español son complejos, en buena
parte por el gran poder de las eléctricas que conforman el oligopolio, los expertos señalan que es perfectamente posible. Un informe de Eurostat
confirmó el pasado mes de julio que, quitando los impuestos de la
factura, España es el quinto país con la luz más cara de toda Europa.
“Es muy decepcionante escuchar a un representante del Gobierno diciendo
que no puede hacer nada”, lamenta Del Otto. “Claro que los cambios no
son fáciles, pero son necesarios. Es un mercado muy competitivo, pero
sin competencia tanto en la oferta como en la demanda”, manifiesta
Montero." (María F. Sánchez, Cuarto Poder, 03/09/18)
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