23.11.18

Estimado Pablo: la monarquía, con poco o mucho prestigio, no quita el sueño a los españoles (como el alquiler, el paro o los sueldos de miseria). Es un tema que divide el voto... el sur votará 'sí', el norte 'no'. Es una política suicida para la izquierda. Además la 2ª República era la 'república del pueblo'... la que propones, la de 'los pueblos' es la de la 'confederación'... cousas veredes. En fin, Pablo, por qué no dimites y permites que Errejón nos lleve a la victoria con su estrategia ganadora...

"(...) 40 años después quizá haya que preguntarse ¿Sigue siendo útil la monarquía para nuestra democracia? 

En un reciente editorial en este periódico (...) El editorial aporta sin embargo un argumento muy convincente: “Tan democrática es una monarquía como una república, siempre a condición de que garanticen las libertades”.  (...)

Desde el momento en que la monarquía ya no es el precio a pagar para contar con un sistema de libertades (el Ejército español no es hoy ninguna amenaza a la democracia como podía serlo hace 40 años) su función histórica para la democracia española ha perdido su sentido. (...)

Si el 23-F reforzó a Juan Carlos, el 3 de octubre debilitó a Felipe VI, que no fue capaz de erigirse como símbolo de diálogo, sino como símbolo de la autoridad de un Gobierno que fracasó a la hora de lograr una salida política a un conflicto en buena medida alimentado por su ineptitud.

Nuestra patria necesita hoy dotarse de instrumentos institucionales republicanos que huyan de la uniformidad y el cesarismo, que representen la fraternidad, que garanticen la justicia social y que reconozcan la diversidad de los pueblos y gentes de España como clave identitaria a proteger y respetar.  (...)

Una nueva república será la mejor garantía para una España unida sobre la base del respeto y la libre decisión de sus pueblos y sus gentes."                   (Pablo Iglesias, El País, 22/11/18)


"¿Para qué sirve la actual monarquía?". Responden tres catedráticos. No creen que la Corona esté realmente en crisis y tampoco ven un proyecto republicano alternativo.

(...) la Corona tiene que estar por encima de derechas e izquierdas, pero no puede mantenerse neutral ante la disyuntiva entre el Estado de Derecho y la ruptura de la legalidad constitucional, como la que se produjo ya el 6 y 7 de septiembre de 2017 en Catalunya.

 Por tanto, y según la visión de los expertos, hasta que el referéndum de autodeterminación no sea legal, el rey no puede establecer equidistancia ninguna. Por ello, las tres fuentes consultadas opinan que el monarca no hubiera podido hacer otro discurso distinto al que realizó el 3 de octubre de 2017 y que tantas críticas suscitó. (...)

 Solo ha habido dos ocasiones en las que el rey se ha visto obligado a intervenir: el 23 de febrero de 1981 y el 3 de octubre de 2017″.  De hecho, para Tajadura las palabras de esta última alocución contenían no solo un mensaje para la Generalitat, sino también para el Gobierno de España que, hasta entonces, había permanecido pasivo.

Para Flores, la monarquía cobra aún más sentido en un contexto de tensiones como el español: “En un sistema político caracterizado por una fuerte división, el rey se convierte en un elemento de convivencia”.

 A este profesor le gusta hacer un experimento con sus alumnos. Les pregunta por si prefieren monarquía o república y muchos se confiesan partidarios de la segunda opción. Sin embargo, los conflictos surgen cuando les interroga sobre a quién pondrían de presidente de esa nueva república:

 “Quizá Felipe VI no sea la primera opción para ninguno, pero sí sería la segunda para la mayoría”, explica sobre el consenso que genera el monarca, que no despierta recelos ni pasiones tan fuertes como los líderes de los partidos políticos.  (...)

¿Sería Aznar el presidente de la República con la actual mayoría?¿Sería Borrell si ganase las próximas elecciones el PSOE? 

Emilio de Diego, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, explica por qué la alternativa republicana sigue siendo más conflictiva que la monárquica: “El rey es un referente que está por encima de las luchas partidistas y del elemento coyuntural”. Este historiador tiene la mirada más larga: “En España no había cultura del entendimiento”.  (...)

Los tres profesores revelan que la nueva generación no tienen una vinculación fuerte con la monarquía, pero cambiar la organización del Estado tampoco es su prioridad.

 Con el paro, la precariedad y la incertidumbre sobre su futuro, el debate sobre la monarquía-república no es trascendental.  (...)

Durante los últimos años de reinado del rey Juan Carlos I, los escándalos sobre la Corona hicieron que su imagen se degradara hasta límites no vistos en democracia. Los ejemplos son variados, desde el episodio de Botsuana  hasta sus relaciones con Corinna o sus negocios en Arabia Saudí. 
Sin embargo, Flores cree que los errores del monarca anterior se saldaron con su abdicación: “Fue una forma de rendir responsabilidades”, explica, “es como decirle al monarca que ya no puede hacer esa función, que no es un buen símbolo.
Con los escándalos, Juan Carlos I perdió parte de su auctoritas. Sin embargo, las tres fuentes consultadas consideran que su abdicación y la proclamación de Felipe VI fueron una operación de éxito.  (...)

Tajadura recuerda que el recelo creciente hacia a la monarquía se tiene que leer en un contexto de crisis económica, social y del sistema en general: “No se ha dado ninguna respuesta social. Se ha perdido la confianza en el sistema y, ante la desconfianza, hay personas que se pueden preguntar que para qué sirve un rey”.

Para este profesor de Derecho Constitucional, la confianza en la monarquía volverá en la medida en que lo haga en las demás instituciones.

La justicia y los partidos políticos también sufren el desprestigio, incluso, en mayor medida que la Corona.

(...) algunos de los países con monarquías son también los que tienen una calidad democrática más alta en el mundo: Inglaterra, Suecia, Noruega, Holanda…. En España, ni siquiera se habla de si la república debería ser presidencialista o parlamentaria, una diferencia sustancial.

En resumen, más allá del sentimiento antimonárquico, no existe aún un proyecto republicano alternativo sólido. 

 Además, Flores apunta a otro elemento que marca el debate: “En España la república es patrimonio de la izquierda”. Por tanto, la monarquía podría ser objeto en un mayor consenso en este sentido. (...)

Por tanto, para los expertos consultados, el debate sobre monarquía y república sigue siendo, por el momento, un debate partidista y no hegemónico. Ni siqueira lo es dentro de la izquierda, ya que el PSOE no se suma al bloque antimonárquico.(...)"                   (Sara Montero, Cuarto Poder, 22/11/18)

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