29.11.18

La inminente crisis de la economía de la eurozona

"La elección del Parlamento Europeo el próximo mes de mayo probablemente esté acechada por los demonios internos de Europa, desde el enfrentamiento con el gobierno populista de Italia por su presupuesto hasta el frente xenófobo que se ha formado en los países de Visegrado.  (...)

Pero si, tal como sugieren los indicadores actuales, Europa enfrenta una desaceleración económica, el discurso preelectoral podría cambiar significativamente. (...)

Pero el crecimiento del PIB en la eurozona se ha venido desacelerando desde su pico en el tercer y cuarto trimestre de 2017. El persistente debilitamiento de la economía de la eurozona –inclusive en Alemania, el PIB se contrajo en el tercer trimestre de 2018- no es un buen presagio para la UE, que podría estar enfrentando crisis políticas y económicas mellizas. 

La pregunta obvia es por qué la recuperación de la eurozona está menguando, aún en un contexto de políticas monetarias expansivas y altamente favorables.  (...)

El crecimiento cada vez más débil de la eurozona refleja problemas estructurales viejos y nuevos, el legado de la última crisis (que todavía gravita en la calidad de los activos de los bancos), altos niveles de deuda en algunos países y shocks externos que han afectado la demanda.

 En otras palabras, Europa enfrenta desafíos para su crecimiento potencial, así como fuerzas cíclicas negativas. Estas últimas, en particular, exigen una respuesta agresiva –sobre todo porque, si la economía de la eurozona fuera a entrar en una recesión en el futuro cercano, tendría herramientas políticas limitadas con las que hacerle frente. 

Si bien Europa tiene mejores herramientas de gestión de crisis de las que tenía cuando la última recesión golpeó en 2011, siguen siendo incompletas. Es más, el Banco Central Europeo tendrá menos espacio para utilizar la política monetaria para hacer arrancar la economía: las tasas de interés ya están en cero, y un nuevo programa de compra de activos inevitablemente sería polémico.(...)

 Pero, para contrarrestar la desaceleración cíclica, haría falta más estímulo. Sin embargo, una nueva recesión haría que los mercados financieros estuvieran mucho más divididos según las líneas nacionales, fortaleciendo al mismo tiempo la correlación entre riesgo soberano y riesgo bancario.  

(...) dada la falta de alguna capacidad fiscal común, no existe ninguna institución o mecanismo que pueda aplicar el estímulo fiscal a la eurozona en su totalidad. Y no se pueden esperar reformas que aborden esta situación en los próximos meses. 

Normalmente, si la capacidad fiscal de un país está debilitada, su respuesta podría ser una coordinación de la política monetaria y fiscal. Para que eso funcione en la eurozona, todos los países miembro deben trabajar en conjunto. Es más, deberían ponerse de acuerdo sobre una postura política común en una de las miles de reuniones formales e informales de los jefes de Estado y los ministros de relaciones exteriores de la eurozona. 

Esto no nos dejaría mercados plenamente calmos, porque es poco probable que un acuerdo incluya una garantía conjunta ilimitada de nueva deuda emitida por países ya endeudados. Pero demostraría que los países de la eurozona reconocen la importancia de una coordinación en materia de políticas,(...)

 Más importante, esta coordinación de alguna manera serviría para reconstruir la confianza mutua, que lamentablemente viene escaseando en Europa.(...)"                 

( , Professor of Economics at the London Business School, Project Syndicate,  27/11/18)

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