"(...) ¿Cómo analiza la emergencia
de nuevas figuras políticas como la de los “Gilets jaunes” (chalecos
amarillos) y cuál es su relación con un régimen neoliberal que se está
radicalizando? ¿Qué nos dice esa revuelta sobre el presente de las
luchas y hacia dónde apunta esta protesta?
Francia es el país en el que el neoliberalismo ha
intentado con Macron poner en marcha un proyecto radical, a pesar de que
la crisis del neoliberalismo ya se había hecho sentir y habían
aparecido fuerzas populistas a derecha e izquierda, donde la de derechas
es particularmente peligrosa.
Muchos consideran que este intento de Macron podía
aportar una continuidad de las reformas neoliberales, solo que el coste
se ha revelado insoportable. No se trata solo de las grandes reformas
que ha impuesto: las pensiones, la reforma laboral, etc., sino que se
trata de lo que en Italia se llama la pidocchieria
(cicatería): un método fiscal de pequeña sustracción de rentas.
Se
retiran a cada salario 10, 15, 50 euros para otros proyectos: una
especie de método propio de un patrono de fábrica pero aplicado al
Estado y a la sociedad de una manera injuriosa y cínica. La miseria
existente, sumada al rechazo de ese cinismo, han creado esta explosión
impresionante.
Cuando lees que el 70% de la población aprueba las
acciones violentas de los “chalecos amarillos” –en un país que no es en
absoluto un país fanático–, significa que hay algo que verdaderamente no
funciona. Los “chalecos amarillos” suponen la denuncia de una crisis
profunda de la regulación neoliberal, algo que está sucediendo en todas
partes en Europa. La gente no aguanta más.
Otro elemento positivo es la unidad que se ha
producido en relación a dos reivindicaciones irrenunciables: la
reintroducción del impuesto sobre las grandes fortunas –que fue
eliminado por Macron– y el aumento del salario –del poder adquisitivo–.
Creo que no se ha llegado a la idea de una renta básica pero está
virtualmente ahí, apoyada en la idea de igualdad que está presente en el
movimiento: “hay que quitar a los ricos para dar a los pobres”. Se ha
logrado el aumento del salario mínimo y se ha superado el techo de
déficit público y fiscal: se ha vulnerado el pacto fiscal, pero no es
suficiente, el movimiento continúa y crece.
Ahora mismo el sistema
constitucional está siendo puesto en tela de juicio por un contrapoder
activo que no se reconoce en la representación, que por ahora se niega a
convertirse en partido y que busca nuevas formas de organización, de
expresión. Esta es hoy la situación francesa: una situación
absolutamente explosiva. (...)"
No hay comentarios:
Publicar un comentario