"28 de julio de 2016. El presidente del Gobierno de
Canarias, Fernando Clavijo (CC), envía un correo electrónico al gabinete
del entonces consejero de Sanidad, Jesús Morera (PSOE), para citarle
cinco días después en Tenerife junto a todos los gerentes de los
hospitales públicos del Archipiélago y la consejera de Hacienda, Rosa
Dávila, y transmitirles un contundente mensaje: hay que recortar 50 millones de euros, “sin importar dónde”,
para atajar una desviación presupuestaria que compromete el techo de
gasto.
Ese mismo día, en Gran Canaria, el futuro sucesor de Morera, José
Manuel Baltar, que en ese momento ocupa el cargo de director de
Operaciones del principal grupo hospitalario privado de la isla,
Clínicas San Roque, presenta en rueda de prensa la última adquisición de la empresa,
un equipo PET-TAC (siglas de Tomografía por Emisión de Protones-
Tomografía Axial Computarizada) para realizar las pruebas más eficaces
para la detección del cáncer y su extensión.
Estos dos
hitos, entonces sin conexión aparente más allá de la fecha y el sector
en el que se enmarcan, explican, sin embargo, el caldo de cultivo que
comenzó a gestarse en verano de 2016 y que desembocó, a finales de año,
en la abrupta ruptura del pacto de gobierno, con el supuesto desfase sanitario (desmentido años después por un informe de la Audiencia de Cuentas) como telón de fondo.
La salida de los consejeros socialistas y la llegada de Baltar al Ejecutivo
propiciaron un cambio de modelo sanitario en el Archipiélago que ya
esbozó el ahora exdirector de San Roque por esas mismas fechas,
concretamente el 12 de septiembre, cuando declaró
en una entrevista en la cadena Ser que las clínicas privadas podían
solucionar las listas de espera con 16 millones de euros.
El caso de la Medicina Nuclear -una especialidad dedicada
al diagnóstico y tratamiento de patologías, principalmente procesos
oncológicos, a través de radiofármacos- se ha convertido en un ejemplo
paradigmático de ese cambio de modelo en la isla de Gran Canaria. Todos
los caminos conducen a una empresa privada, Clínicas San Roque, la misma
que compró ese PET-TAC, una herramienta imprescindible en este tipo de
servicios, precisamente cuando el pacto de gobierno entre CC y el PSOE
comenzaba a resquebrajarse tras los desencuentros entre los socios
debido, entre otras cuestiones, a sus diferencias en la manera de
concebir el sistema sanitario público del Archipiélago.
Los
ciudadanos de Gran Canaria que deban someterse a una prueba en el
PET-TAC tienen que pasar necesariamente por las manos de los
facultativos de ese hospital privado. Los residentes en la zona norte de
la isla serán tratados en la última planta del Hospital Universitario
Doctor Negrín, en un equipo adquirido en 2009, de titularidad pública
pero gestionado por San Roque, que explota el servicio de Medicina
Nuclear desde hace décadas gracias a un contrato que expiró en 2015 pero
que aun así se ha mantenido a través de un procedimiento administrativo
excepcional, los expedientes de nulidad, por el que se abonan los
tratamientos facturados mes a mes sin contrato de por medio.
El anterior consejero se propuso acabar con ese modelo privatizado y asumir la gestión directa del servicio.
Esgrimía para ello un informe del exgerente del complejo que cifraba en
800.000 euros el ahorro que supondría para las arcas públicas la
reversión a manos públicas de la Medicina Nuclear del Negrín. La llegada
del nuevo equipo a la Consejería truncó los planes. En octubre del año
pasado se filtró un informe elaborado en agosto por distintos
departamentos del Servicio Canario de Salud (SCS) que proponía
exactamente lo contrario: mantener el servicio en manos privadas con una
nueva licitación. (...)
El servicio, en cualquier caso, aún no se ha sacado a
licitación, por lo que lo sigue prestando el grupo hospitalario San
Roque, a través de una de sus filiales, Diagnósticos Médicos Especiales
(Dimec). En 2017, el primero de Baltar como consejero, el gasto en Medicina Nuclear del Negrín fue de 4,57 millones de euros, un 82% más que en el último año del socialista Morera.
El PET-TAC que nunca llega
Los
residentes en la zona sur de Gran Canaria tienen como centro público de
referencia el Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno
Infantil (CHUIMI). También dispone de servicio de Medicina Nuclear,
aunque en este caso la gestión es 100% pública. Sin embargo, el Insular
no dispone de PET-TAC, a pesar de que sus profesionales llevan reclamándolo con insistencia desde hace un lustro,
incluso con una campaña de recogida de firmas que acabó en el
Parlamento.
La situación en el complejo dibuja un escenario inédito en
hospitales públicos con acreditación de docencia y servicio de Medicina
Nuclear. La gerencia del centro deriva cada año más de 1.500 pacientes
al Hospital Doctor Negrín para que se sometan a pruebas con el equipo
explotado por los profesionales de San Roque. (...)" (Iván Súarez, eldiario.es, 17/03/19)
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