25.3.19

Todos los caminos conducen a una clínica privada: el negocio de las pruebas para detectar el cáncer en Gran Canaria

"28 de julio de 2016. El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo (CC), envía un correo electrónico al gabinete del entonces consejero de Sanidad, Jesús Morera (PSOE), para citarle cinco días después en Tenerife junto a todos los gerentes de los hospitales públicos del Archipiélago y la consejera de Hacienda, Rosa Dávila, y transmitirles un contundente mensaje: hay que recortar 50 millones de euros, “sin importar dónde”, para atajar una desviación presupuestaria que compromete el techo de gasto. 

Ese mismo día, en Gran Canaria, el futuro sucesor de Morera, José Manuel Baltar, que en ese momento ocupa el cargo de director de Operaciones del principal grupo hospitalario privado de la isla, Clínicas San Roque, presenta en rueda de prensa la última adquisición de la empresa, un equipo PET-TAC (siglas de Tomografía por Emisión de Protones- Tomografía Axial Computarizada) para realizar las pruebas más eficaces para la detección del cáncer y su extensión.

Estos dos hitos, entonces sin conexión aparente más allá de la fecha y el sector en el que se enmarcan, explican, sin embargo, el caldo de cultivo que comenzó a gestarse en verano de 2016 y que desembocó, a finales de año, en la abrupta ruptura del pacto de gobierno, con el supuesto desfase sanitario (desmentido años después por un informe de la Audiencia de Cuentas) como telón de fondo.

 La salida de los consejeros socialistasla llegada de Baltar al Ejecutivo propiciaron un cambio de modelo sanitario en el Archipiélago que ya esbozó el ahora exdirector de San Roque por esas mismas fechas, concretamente el 12 de septiembre, cuando declaró en una entrevista en la cadena Ser que las clínicas privadas podían solucionar las listas de espera con 16 millones de euros.

El caso de la Medicina Nuclear -una especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento de patologías, principalmente procesos oncológicos, a través de radiofármacos- se ha convertido en un ejemplo paradigmático de ese cambio de modelo en la isla de Gran Canaria. Todos los caminos conducen a una empresa privada, Clínicas San Roque, la misma que compró ese PET-TAC, una herramienta imprescindible en este tipo de servicios, precisamente cuando el pacto de gobierno entre CC y el PSOE comenzaba a resquebrajarse tras los desencuentros entre los socios debido, entre otras cuestiones, a sus diferencias en la manera de concebir el sistema sanitario público del Archipiélago.  

Los ciudadanos de Gran Canaria que deban someterse a una prueba en el PET-TAC tienen que pasar necesariamente por las manos de los facultativos de ese hospital privado. Los residentes en la zona norte de la isla serán tratados en la última planta del Hospital Universitario Doctor Negrín, en un equipo adquirido en 2009, de titularidad pública pero gestionado por San Roque, que explota el servicio de Medicina Nuclear desde hace décadas gracias a un contrato que expiró en 2015 pero que aun así se ha mantenido a través de un procedimiento administrativo excepcional, los expedientes de nulidad, por el que se abonan los tratamientos facturados mes a mes sin contrato de por medio.


 Esgrimía para ello un informe del exgerente del complejo que cifraba en 800.000 euros el ahorro que supondría para las arcas públicas la reversión a manos públicas de la Medicina Nuclear del Negrín. La llegada del nuevo equipo a la Consejería truncó los planes. En octubre del año pasado se filtró un informe elaborado en agosto por distintos departamentos del Servicio Canario de Salud (SCS) que proponía exactamente lo contrario: mantener el servicio en manos privadas con una nueva licitación.  (...)

El servicio, en cualquier caso, aún no se ha sacado a licitación, por lo que lo sigue prestando el grupo hospitalario San Roque, a través de una de sus filiales, Diagnósticos Médicos Especiales (Dimec). En 2017, el primero de Baltar como consejero, el gasto en Medicina Nuclear del Negrín fue de 4,57 millones de euros, un 82% más que en el último año del socialista Morera.

El PET-TAC que nunca llega

Los residentes en la zona sur de Gran Canaria tienen como centro público de referencia el Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil (CHUIMI). También dispone de servicio de Medicina Nuclear, aunque en este caso la gestión es 100% pública. Sin embargo, el Insular no dispone de PET-TAC, a pesar de que sus profesionales llevan reclamándolo con insistencia desde hace un lustro, incluso con una campaña de recogida de firmas que acabó en el Parlamento.

 La situación en el complejo dibuja un escenario inédito en hospitales públicos con acreditación de docencia y servicio de Medicina Nuclear. La gerencia del centro deriva cada año más de 1.500 pacientes al Hospital Doctor Negrín para que se sometan a pruebas con el equipo explotado por los profesionales de San Roque. (...)"              (Iván Súarez, eldiario.es, 17/03/19)

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