27.3.20

Roubini: cada componente de la demanda agregada –consumo, gasto de capital, exportaciones- está en una caída libre sin precedentes... el riesgo de una nueva Gran Depresión, peor que la original –una Mayor Depresión- crece día a día. Dadas las circunstancias, las intervenciones propuestas por los izquierdistas de la escuela de la Teoría Monetaria Moderna, incluido el dinero helicóptero, se han vuelto convencionales

"La sacudida que le está pegando el COVID-19 a la economía global ha sido más rápida y más severa que la crisis financiera global (CFG) de 2008 y hasta la Gran Depresión. (...)

A comienzos de este mes, sólo hicieron falta 15 días para que el mercado bursátil de Estados Unidos se derrumbara en terreno bajista (una caída del 20% de su pico) –la caída de ese tipo más rápida de la historia-. (...)

El secretario del Tesoro norteamericano, Steve Mnuchin, ha advertido que la tasa de desempleo podría elevarse por encima del 20% (el doble del nivel pico durante la CFG). En otras palabras, cada componente de la demanda agregada –consumo, gasto de capital, exportaciones- está en una caída libre sin precedentes.

La contracción que hoy está en marcha no se parece ni a una en V, ni en U, ni en L (una marcada crisis seguida de estancamiento). Más bien, se parece a una contracción en I: una línea vertical que representa un derrumbe de los mercados financieros y de la economía real.Ni siquiera durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial el grueso de la actividad económica literalmente se cerró, como sucede en China, Estados Unidos y Europa hoy. 

El mejor escenario sería una crisis más severa que la de la CFG (...) Pero el mejor escenario supone varias condiciones. 

Primero, Estados Unidos, Europa y otras economías muy afectadas necesitarían desplegar medidas generalizadas de testeo, rastreo y tratamiento del COVID-19, cuarentenas obligatorias y un aislamiento a plena escala como el que ha implementado China. (...)

Segundo, los responsables de las políticas monetarias –que ya han hecho en menos de un mes lo que les llevó tres años después de la CFG- deben seguir implementando medidas poco convencionales ante la crisis. Eso significa tasas de interés cero o negativas; una mejor orientación futura; alivio cuantitativo y alivio crediticio (la compra de activos privados) para respaldar a los bancos, las instituciones no bancarias, los fondos del mercado de dinero y hasta las grandes corporaciones (instrumentos para papeles comerciales y bonos corporativos).(...)

 Tercero, los gobiernos tienen que desplegar un enorme estímulo fiscal, inclusive a través de una “distribución en helicóptero” de desembolsos directos de efectivo a los hogares.

Pero estas intervenciones financiadas con déficits deben monetizarse por completo. Si están financiadas a través de deuda gubernamental estándar, las tasas de interés aumentarían marcadamente y la recuperación quedaría asfixiada en la cuna. Dadas las circunstancias, las intervenciones propuestas desde hace mucho tiempo por los izquierdistas de la escuela de la Teoría Monetaria Moderna, incluido el dinero helicóptero, se han vuelto convencionales.

Desafortunadamente para el mejor escenario, la respuesta de salud pública en las economías avanzadas ha sido mucho más ineficiente de lo que hacía falta para contener la pandemia, mientras que el paquete de políticas fiscales que se está debatiendo en la actualidad no es ni lo suficientemente grande ni lo suficientemente rápido como para crear las condiciones para una recuperación oportuna. Así, el riesgo de una nueva Gran Depresión, peor que la original –una Mayor Depresión- crece día a día.

A menos que se detenga la pandemia, las economías y mercados en todo el mundo seguirán su caída libre. Pero aún si la pandemia está más o menos contenida, el crecimiento general podría no producirse a fines de 2020. Después de todo, para entonces, muy probablemente comience otra temporada de virus con nuevas mutaciones; las intervenciones terapéuticas con las que cuentan muchos pueden resultar menos efectivas de lo que esperaban. 

Así, las economías volverán a contraerse y los mercados volverán a caer. Es más, la respuesta fiscal podría chocar contra una pared si la monetización de déficits gigantescos empieza a producir una inflación alta, especialmente si una serie de shocks de oferta negativos relacionados con el virus reduce el potencial crecimiento. Y muchos países simplemente no pueden asumir un endeudamiento semejante en su propia moneda. 

¿Quién rescatará a los gobiernos, las corporaciones, los bancos y los hogares en los mercados emergentes?Como sea, aún si la pandemia y las repercusiones económicas llegaran a controlarse, la economía global todavía podría ser objeto de una cantidad de riesgos de cola de “cisne blanco”. (...)

Esta trifecta de riesgos –pandemia no contenida, arsenales insuficientes de políticas económicas y cisnes blancos geopolíticos- bastarán para hacer caer a la economía global en una depresión persistente y un derrumbe galopante de los mercados financieros. Después de la crisis de 2008, una respuesta contundente (aunque demorada) logró sacar a la economía global del abismo. Quizás esta vez no tengamos tanta suerte."                                (

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