"Un vídeo con instrucciones de un jefe médico a su equipo en un hospital de la Comunidad de Madrid revela que a mediados de marzo los sanitarios se prepararon para recibir órdenes políticas negando la cura a personas mayores.
El doctor dice crudamente en la grabación para sorpresa de sus
compañeros que en ese momento ya se había excluido de tratamiento a los
ancianos provenientes de residencias: “Se les está dando terapia para
infección bacteriana y si es un covid, mala suerte”.
El vídeo fue grabado en el hospital Infanta Cristina de
Parla, al sur de la capital, como parte de una sesión preparatoria para
un escenario inminente de colapso hospitalario, según ha podido
averiguar EL PAÍS. Un fragmento había circulado por redes sociales desde
finales de marzo sin que fuera conocido su origen o su veracidad.
Un portavoz del hospital dice que la sesión tuvo lugar en la segunda o tercera semana de ese mes para preparar al equipo en un momento crítico. El taller de 19 minutos fue grabado para que los compañeros de guardia pudieran conocer una información considerada como “muy importante”.
Un portavoz del hospital dice que la sesión tuvo lugar en la segunda o tercera semana de ese mes para preparar al equipo en un momento crítico. El taller de 19 minutos fue grabado para que los compañeros de guardia pudieran conocer una información considerada como “muy importante”.
El
instructor advierte a los médicos internistas de que al ritmo que
avanzaban los ingresos en los hospitales de la Comunidad de Madrid, la
región iba a entrar en 48 horas en un colapso de sus UCI. Les revela que
el rechazo a personas mayores les va a venir impuesto por las
autoridades sanitarias y que el único margen que les queda para salvar
esas vidas es ser más estrictos con los ingresos de enfermos jóvenes con
buen pronóstico.
“Si queremos salvar a nuestros ancianos tendremos que asumir
de alguna forma... arriesgar a que un paciente joven, que si empeora
nadie le va a denegar una cama de UCI, esté en su casa”, dice el
instructor. A continuación le pide a su equipo consensuar una serie de
criterios para identificar a enfermos jóvenes a los que se enviaría a
sus domicilios.
“Es posible que en las próximas semanas a
un paciente de x edad se le deniegue el ingreso hospitalario porque
necesitemos la cama para otro paciente que se beneficie más de ello.
Esto es un trauma. Vamos a denegar la cama a los pacientes que más
riesgo de morir tienen pero necesitamos reservarla para los que más años
de vida podemos salvar”, añade.
El portavoz del hospital
asegura que el hospital nunca rechazó enfermos por su edad avanzada.
“No se ha negado a nadie un tratamiento si era lo más adecuado”,
enfatizó. Pero hijos de mayores en residencias del municipio de Parla
han denunciado a este periódico que sus padres murieron por falta de
asistencia hospitalaria.
El padre de Julia Mirón falleció
el 5 de abril por la covid-19 después de días en estado grave en la
residencia del grupo Vitalia en Parla. “Durante todo el tiempo que
estuvo enfermo en ningún momento la dirección del centro ni Sanidad de
Madrid llevaron a mi padre al hospital, donde tal vez hubiera habido una
posibilidad de salvar a una persona, por mucho que fuera una persona de
87 años”, denuncia Mirón.
El vídeo refuerza la credibilidad de las familias madrileñas que denuncian que sus mayores murieron sin asistencia médica
durante el peor mes de la pandemia, entre mediados de marzo y mediados
de abril. Más de 400 hijos y nietos se han sumado a las querellas contra
la Comunidad de Madrid y varias residencias por haber denegado el
auxilio a los fallecidos. En las residencias madrileñas han muerto por covid-19 casi 6.000 personas.
La
sesión tuvo lugar en un momento crítico para los hospitales madrileños,
cuando quedaban 400 camas de UCI libres de 1.000 disponibles y el ritmo
de ingresos en esas salas era de 133 al día, según dice el instructor.
(La Comunidad amplió más tarde esas camas que llegaron a 1.528 a
principios de abril).
Los enfermos se acumulaban en pasillos, tumbados en colchonetas o sentados en sillas, y faltaban recursos básicos. Los sanitarios madrileños se protegían con bolsas de basura y los pacientes usaban máscaras de buceo de Decathlon. A pesar de esta situación, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tachaba de bulos las informaciones de colapso sanitario.
Los enfermos se acumulaban en pasillos, tumbados en colchonetas o sentados en sillas, y faltaban recursos básicos. Los sanitarios madrileños se protegían con bolsas de basura y los pacientes usaban máscaras de buceo de Decathlon. A pesar de esta situación, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tachaba de bulos las informaciones de colapso sanitario.
El
instructor de la sesión le dice a este periódico que usó ciertas
expresiones “llamativas” como gancho para atraer la atención de su
equipo. Un fragmento con los primeros siete minutos fue publicado el 25
de marzo en YouTube sin permiso del hospital y la red social no lo ha
retirado a pesar de que él lo ha solicitado porque consideraba que sus
declaraciones estaban fuera de contexto.
El hospital compartió con este periódico el resto de la charla del instructor, cuya cara y voz han sido distorsionadas por este periódico en el vídeo que aparece en este artículo. En conjunto, queda claro que los fines de la sesión eran informar de una muy próxima decisión política que supondría excluir a los ancianos y adoptar decisiones de organización interna para retrasar el colapso del hospital de Parla.
El hospital compartió con este periódico el resto de la charla del instructor, cuya cara y voz han sido distorsionadas por este periódico en el vídeo que aparece en este artículo. En conjunto, queda claro que los fines de la sesión eran informar de una muy próxima decisión política que supondría excluir a los ancianos y adoptar decisiones de organización interna para retrasar el colapso del hospital de Parla.
La “teoría del paréntesis”
Con
la ayuda de diapositivas, el jefe médico da inicio a una sesión llamada
“teoría del paréntesis”. El nombre es una metáfora para explicar que
solo la población enferma que quedaba dentro de los corchetes del
paréntesis iban a tener acceso al hospital. En los días siguientes los
corchetes se iban a estrechar como unas pinzas. Un lado del paréntesis
sería movido por las autoridades políticas, excluyendo a los vulnerables
de mayor edad, y el otro por el hospital, dejando fuera a pacientes
jóvenes con menor riesgo.
El instructor habla de varios cuellos de botella que se
estaban formando, el primero, inmediato, en las UCI; y otro también
próximo en la hospitalización. “Por el bien de los mayores, antes de que
nos obliguen a echarlos del hospital, tenemos que priorizar el sacar a
las personas jóvenes, a las que nunca se les va a denegar un recurso,
para tener camas disponibles para los pacientes más ancianos”, les
informa.
El jefe del equipo da informaciones
contradictorias sobre quién impone a los hospitales de Madrid el triaje
de los mayores. Se refiere a órdenes del ministerio y de la Comunidad de
Madrid. Como ha sido revelado por este periódico y otros, el Gobierno
regional distribuyó a sus hospitales y centros de salud protocolos de triaje a personas dependientes, con discapacidad, o con más de 80 años.
También
revela el instructor que esa misma mañana se había aprobado una
autorización para que las fuerzas del orden sacaran a los pacientes
ingresados aún enfermos que se resistiesen a marcharse a casa. Aconseja a
sus compañeros que no titubeen a la hora de tomar esa dura decisión.
“Si no lo haces tú habrá alguien, algún administrativo que dirá ‘no
cumple criterios de ingreso’ y traerá a la policía y se lo llevará del
hospital aunque tú no quieras”, le dice a su equipo.
Insiste
en que deben acatar órdenes de responsables políticos por muy en
desacuerdo que estén y que los nuevos criterios suponen un desafío ético
inédito en sus carreras profesionales. “Son decisiones drásticas
horrorosas, que les costará la reelección política seguro, ¿vale? Les
costará su cabeza, pero es necesario para la sociedad”, les informa.
“Las
camas de UCI no son de mi hospital. Las camas de UCI son de la
Comunidad de Madrid y se van a asignar al paciente de toda la Comunidad
que más se beneficie de ello, no por gravedad, sino por años de vida
recuperables. Eso es drástico. Esto es horroroso. Ojalá no nos hubiera
tocado vivirlo”, les dice.
“Esto es un cambio de chip,
¿vale? No estamos preparados ninguno para esto. Lo sé”, dice el médico.
“Esa decisión nos va a venir de arriba”, añade." (Fernando Peinado, El País, 18/06/20)
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