"(...) Las autoridades monetarias y los gobiernos se han lanzado estos meses a
implementar una serie de medidas para salvaguardar el empleo, aportar
liquidez a las empresas y retrasar el pago de tributos y alquileres que
han facilitado la supervivencia de miles de empresas. El primer round
del combate contra la crisis se ha ganado pero ahora toca poner en
marcha medidas para evitar la insolvencia de las empresas. (...)
"El aumento del apalancamiento corporativo es una ilustración
del riesgo. Cuando las empresas se vuelven insolventes, dejan de pagar
sus deudas y pierden capacidad productiva y empleo, a veces de forma
permanente. Grandes sectores como las líneas aéreas y el comercio
minorista corren claramente el riesgo de seguir este camino, pero
también lo corren las empresas más pequeñas con líneas de crédito
bancarias y otros pasivos que tal vez no puedan atender una vez que ya
no se disponga de la asistencia de los bancos centrales basada en
préstamos a corto plazo.
El mensaje de Powell fue claro: la Reserva
Federal ha hecho mucho, podría hacer más, pero la política fiscal tendrá
que asumir la carga a largo plazo de sostener la demanda agregada
mediante gasto y préstamos", explica Chris Iggo, CIO Core Investments de
la gestora de fondos AXA IM.
Con estos argumentos se entiende la importancia de la reunión la
semana que viene del Consejo Europeo donde se va a discutir y diseñar
el fondo de reconstrucción NextGenerationEU por el que se repartirían
750.000 millones de euros, de los que 500.000 millones podrían ser
transferencias y 250.000 millones serían préstamos. Hay que convencer a
los países autodenominados frugales
(Holanda, Dinamarca. Austria y Suecia) que defienden el precepto de
austeridad y prefieren que las ayudas sean en forma de créditos. La derrota de Nadia Calviño en la carrera por la presidencia del Eurogrupo es un mal precedente para la negociación del próximo viernes.
De momento, la presidenta del Banco Central Europea (BCE), Christine Lagarde, anunciaba este miércoles en una entrevista en Financial Times
que seguía el camino definido por Powell. Lagarde adelantó que en la
reunión del próximo jueves no habría nuevas medidas de relajación de la
política monetaria ya que las anteriores actuaciones del BCE habían
inundado la economía con dinero barato, se había incrementado la compra
de bonos y se presta a los bancos a tasas negativas con el objetivo de
evitar una crisis financiera.
Según la presidenta del BCE, los costos de
los préstamos de los gobiernos de la zona euro han vuelto a los niveles
anteriores a la crisis del coronavirus. En España, la prima de riesgo
cerró el viernes a 88 puntos, muy por debajo del pico en esta crisis
cuando llegó a 155 puntos, pero por encima de la media de los 67 puntos
en la que se movía antes de la implantación del estado de alarma.
"Verdadero cambio de juego"
Lagarde apela a un acuerdo en el seno del Consejo para convertir
las ayudas en transferencias. El fondo es un "verdadero cambio de
juego... si una buena parte de él se hace en forma de subvenciones, en
lugar de préstamos" porque "establecería un grado de unidad y
solidaridad para beneficiar a los que más han sufrido", declaró, ante el
peligro que supone una recuperación a dos velocidades en la Unión Europea.
Las principales ayudas que se han dado en España han sido a
través de avales del ICO a prestamos que han hecho los bancos a las
empresas para que obtuvieran liquidez durante el cerrojazo de la
economía por la pandemia. Con datos del Ministerio de Asuntos Económicos
a 1 de julio, se han aprobado 663.995 de estas operaciones por 85.150
millones, con un importe avalado de 64.725 millones para garantizar
liquidez y cubrir necesidades de circulante.
Este programa de avales
llega hasta los 100.000 millones y el pasado 3 de julio se aprobó una
nueva línea de avales por importe de 40.000 millones de euros dirigida a
impulsar la realización de nuevos proyectos de inversión empresarial.
Ahora bien, aunque son créditos avalados por el Estado no significa que
no haya que pagarlos, su impago vendría a generar un agujero mayor en
las cuentas públicas cuando se estima que el déficit se elevará en 2020 entre el 10,8%, que calcula la Comisión Europea, y el 13.9% que pronostica el FMI.
La cuestión que se abre es si el mayor apalancamiento de las
empresas puede solventar las dificultades de liquidez pero provocar un
problema de solvencia. Para no confundir conceptos, liquidez es el
potencial de la empresa para cumplir sus obligaciones a corto plazo y la
solvencia es la disposición de la empresa para liquidar sus deudas a
largo plazo. La primera se marca con la facilidad con la que los activos
pueden convertirse en efectivo mientras que la segunda refleja las
perspectivas de futuro del negocio. La falta de liquidez puede provocar
impagos pero es fácilmente solucionable pero un problema de solvencia
puede terminar en quiebra. (...)
Pero el problema es que las empresas no las tienen todas consigo en el
objetivo de volver a la rentabilidad. La reducción de la demanda interna
(32,7%), el incremento de la morosidad (27,0%), la fiscalidad (26,9%) y
las dificultades de liquidez (26,2%) son los principales factores que
los gestores de establecimientos consideran que tendrán un mayor impacto
en la actividad de sus negocios en los seis próximos meses, según el
Indicador de Confianza Empresarial de julio sobre el Impacto de la
COVID-19 que ha realizado en Instituto Nacional de Estadística. (...)
Ante los problemas de solvencia que puedan tener las empresas,
el Gobierno ha puesto en marcha un fondo de 10.000 millones de
euros para ayudar ayudar a las compañías viables con problemas de
solvencia derivados de la crisis del Covid-19. El ministro de
Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, José Luis Ábalos, comentó que el
fondo, que será gestionado por SEPI, "dispondrá de una dotación inicial
de 10.000 millones de euros para la toma de instrumentos financieros,
incluyendo deuda, instrumentos híbridos o participaciones en el capital
social de las empresas anteriormente referidas".
En el mundo empresarial
se asume que esta medida se ha diseñado específicamente para las
aerolíneas y los grandes grupos turísticos y hoteleros, tanto Iberia
como Globalia ya mantienen conversaciones con el Ejecutivo para ver cómo
se definen esas subvenciones, pero ¿son 10.000 millones suficientes
para un país como España donde el tejido empresarial lo componen
pequeñas empresas en su 95%?
A raíz de las opiniones de los expertos está claro que no.(...)
Después del golpe inicial, el reto más complicado de las autoridades
económicas será encontrar las políticas adecuadas para evitar la
desaparición de gran número de empresas cuya solvencia ha quedado
gravemente afectada por la crisis. Posiblemente este será el terreno en
que se acabará dilucidando la magnitud real del impacto de la presente
crisis sobre el funcionamiento de la economía y sobre el nivel de vida
de la población a medio y largo plazo".
(...) es necesario una reforma fiscal en 2022, cuando
se haya recuperado el nivel de producción previo a la crisis. La reforma
fiscal debería subir poco el impuesto de sociedades, ya que a su juicio
está en línea con el de países del entorno, pero habría que eliminar o
reducir deducciones, beneficios y exenciones fiscales además de avanzar a
nivel europeo en una nueva fiscalidad para multinacionales y empresas
digitales.
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