"En la Comunidad de Madrid, la política del Partido Popular de Ayuso tiene como objetivo conseguir que la población madrileña acabe siendo la que más paga de su bolsillo por acceder a servicios que ya deberían estar cubiertos. La mano visible de Ayuso se mete en el bolsillo de la ciudadanía por distintas vías, ya sea haciendo pagar por algo por lo que ya se está pagando, ya sea por sobrecostes, ya sea por causar molestias y hacerle la vida más complicada a la gente. Este expolio se paga en dinero y en tiempo, en dinero y en salud. (...)
La Comunidad de Madrid tiene la renta media más alta (también la que
tiene más diferencia entre el salario medio y el salario que cobra la
mitad de la población), pero no el ahorro más elevado, entre otras cosas
porque la gente tiene que meter la mano en su bolsillo para pagar
muchos servicios que en otras regiones no tiene porqué. Este es el
resultado del infierno fiscal madrileño, donde el impuesto que vacía los
ahorros de los madrileños y madrileñas es el derivado de tener que
pagar por sus servicios públicos no prestados y sobrecostes generados
por la inacción de un gobierno cuyo foco e interés va dirigido a
aquellas personas que no necesitan de un gobierno.
El mercado se genera por incomparecencia de la función pública, permitiendo así que desaparezca la libertad de elección porque no existen otras opciones. Lo dijo claramente una diputada del PP en la Asamblea de Madrid, cuando se debatía sobre incorporar el servicio de óptica en el sector público: "no vamos a perjudicar al sector privado" ¿por qué? Porque si las gafas quedan cubiertas por lo público, entonces el sector privado tendría que competir bajando los precios ya que se podría elegir una opción diferente. La política del Partido Popular tiene como objetivo garantizar el negocio privado haciendo que los madrileños paguen más.
Ocurre lo mismo con su negativa a incorporar en la sanidad pública a nutricionistas, o un mayor número de dentistas, fisioterapeutas, financiar los audífonos etc.., que si estuvieran cubiertos por lo público los profesionales tendrían más salidas laborales, la ciudadanía tendría más garantías y se ahorraría dinero de su bolsillo. Del bolsillo de los madrileños salen las subvenciones que reciben los centros privados para que estudien las rentas más altas, así como el dinero para pagar a la empresa subcontratada que gestiona ese latrocinio; aquí es dónde va el dinero que no va a la sanidad, a vivienda, a plazas de FP o escuelas infantiles De su bolsillo también sale el dinero que tendrán que pagar para costear el comedor escolar, ya que solo puede acceder a una beca parcial, nunca completa, quien ingrese menos de 4.260 euros anuales, es decir, está diseñado para que la inmensa mayoría de las familias se queden fuera.
Este es un impuesto propio de la Comunidad de Madrid: sacar el dinero del bolsillo de las familias madrileñas para subvencionar la educación privada de las familias ricas, lo cual provoca que las familias tengan que acabar pagando para costear sus propios servicios. Así se entiende que Madrid sea la región donde la población se deja más dinero en pagar la sanidad y en la educación y que seamos de las regiones que menos invierten en sanidad y educación. Esto se traduce en que la Comunidad de Madrid es la segunda con menos médicos de Atención Primaria por cada 1000 habitantes siendo la más rica y a la vez la más desigual entre el 20% más rico y el 20% más pobre.
Pero el problema no es solo la poca cantidad de dinero invertido, el problema es también a qué se destina lo invertido y aquí el infierno fiscal se recrudece. No solo se le hace pagar a los y las madrileñas en tiempo de espera, no solo se empuja a que se hagan seguros privados, además, en los hospitales construidos con dinero público y de gestión privada, el sobrecoste en comparación con uno de gestión pública por hacer lo mismo se multiplica por 11.
Se invierte poco y de lo que se invierte una gran parte va para pagar sobrecostes. Lo peor no es solo que sea un modelo caro para la administración y caro para el bolsillo de la gente, también es un modelo disfuncional que se paga en vidas. Un reciente informe publicado en la revista The Lancet, indica que la privatización de servicios del sistema de salud en el Reino Unido, impulsada por los conservadores hace una década, ha provocado un "aumento significativo" de la tasa de fallecidos por causas tratables. El motivo es claro: la pérdida de calidad de la atención.
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