4.3.10

El castigo de los mercados obedece tanto al empeoramiento de las finanzas públicas como al crecimiento de los préstamos en los años de la bonanza

"El rápido aumento de la deuda pública ha encendido las alarmas de los inversores, que parecen haber perdido la fe en la economía española. Y sin embargo, el endeudamiento público no es preocupante. Es el más bajo de la eurozona. Pero los mercados saben que las finanzas públicas son sólo la punta de un iceberg: la enorme deuda total amasada durante los años de bonanza, pública y sobre todo privada, es lo que preocupa a los inversores; buena parte de ella está además en manos de extranjeros, que empiezan a dudar de la capacidad de España para hacer frente a sus compromisos.

Deuda es ya, sin discusión, la palabra del año en economía. El endeudamiento en España es enorme, tras los años de boom financiado con crédito barato y abundante. Las familias, las empresas y la banca se entramparon hasta las cejas mucho antes de que llegara la crisis y el déficit público se desbocara. En torno a la mitad de esa deuda pública y privada está en manos de extranjeros: la deuda externa es de 1,7 billones de euros, casi el 170% del PIB, tras una década de abultados déficit comerciales.

Pocos países presentan cifras más elevadas y en muy pocos casos ese proceso ha sido tan rápido, a juzgar por los datos del FMI: se trata de una situación compleja, según una decena de expertos consultados, que explica parte de la reacción de los mercados, siempre dispuestos a hacer sangre, y que augura una lenta reactivación. (...)

Nada es gratis. Esa deuda externa habrá que pagarla, o refinanciarla a un coste mayor. En realidad con toda la deuda va a suceder eso, en un proceso con un nombre tan feo como lacerante: desapalancamiento. "Toca adelgazar, ajustarse el cinturón. Familias y empresas van a reducir su gasto -y ya han empezado a hacerlo- justo en el momento en que España encara una subida de impuestos, lo que supone un doble problema para reactivar la economía.

Los bancos y el sector público presentan sus particulares problemas para empezar a andar por esa senda del desapalancamiento. Eso hace aún más incierta la salida del túnel", advierte Guillem López Casasnovas, consejero del Banco de España. (...)

En condiciones normales, no debe haber problemas para pagar esa deuda, "que está asociada a una gran modernización de la economía, a grandes inversiones aquí y en el exterior", apunta Federico Steinberg, investigador del Instituto Elcano. Las aventuras del Santander, BBVA, Telefónica, Iberdrola y tantas otras empresas en Europa y América Latina han sido un salto adelante fenomenal para la economía española, aunque haya también pésimos ejemplos, casi siempre asociados al ladrillo.

Metrovacesa pagó más de 100 millones de euros por abandonar un proyecto faraónico en la City de Londres; algunas cajas tienen una gran concentración de riesgo en las denominadas subprime españolas: determinados activos inmobiliarios de la costa. (...)

"España está como los países asiáticos antes de la crisis de los noventa. Los bancos y las empresas están tremendamente endeudados. Quien piense que la banca española está entre las más fuertes de Europa debe estar fumando crack: no habrá problemas mientras el BCE mantenga la barra libre de liquidez, pero cuando eso acabe se verán los agujeros y se conocerá la auténtica dimensión del problema en las cajas de ahorros", asegura desde Londres Jonathan Tepper, de Variant, autor de un informe demoledor que ha corrido como la pólvora.

La mayoría de expertos no comparte ese extremo pesimismo. Los analistas consultados destacan que la fenomenal deuda externa -la deuda, en general- va a endurecer el ajuste que necesita la economía, pero no va a causar estragos. "El riesgo de impago es bajo, pero eso no significa que el ajuste no vaya a ser doloroso, con recaídas en la recesión", sostiene Gilles Moec, de Deutsche Bank.

"La historia demuestra que un país que haya alcanzado esa deuda externa va a sufrir un ajuste muy fuerte de su demanda y de sus costes: de lo contrario se eleva el riesgo de una parada súbita en la financiación externa. Pero todo ese dinero lo deben miles de individuos, miles de empresas, y además está respaldada con activos; sería diferente si estuviera en manos de un solo deudor, si todo fuera deuda pública", abunda." (El País, ed. Galicia, economía, 28/02/2010, p. 26)

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