"Qué saben el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición que
ignoramos los ciudadanos y permite comprender la repentina decisión de
imponer una reforma exprés de la Constitución para autoimponerse una
regla de limitación de déficit público? En todo caso, ¿qué efectos
económicos tendrá? (...)
casi nada se nos ha explicado a los ciudadanos, que somos los que
pagarán la factura de los destrozos de la crisis y las políticas de
austeridad. Y lo poco que se ha dicho no es creíble. ¿Alguien piensa que
responde solo a un arrebato de responsabilidad del presidente? ¿Y que
con ese argumento convenció a Mariano Rajoy para ir juntos, por vez
primera, al Parlamento? Milagros los hay, pero no de ese tipo. Tiene que
haber habido algo más.
¿Una carta personal y secreta del
presidente del Banco Central Europeo (BCE) advirtiendo de los riesgos
que corre España en este otoño y fijando las condiciones para que el
banco siga comprando deuda española, aliviando así las presiones y
evitando un posible rescate?
Carta quizá acompañada de una llamada de
Merkel a su correligionario Rajoy, para evitar que los conservadores
españoles tuviesen la tentación de comportarse como lo hicieron sus
homónimos griegos, negándose al acuerdo. Es verosímil.
Porque, vamos a
ver, ¿es creíble que Trichet le haya enviado una carta a Berlusconi en
ese sentido y no lo haya hecho a Rodríguez Zapatero por caerle este más
simpático? De hecho, el presidente ha justificado su decisión diciendo
que la reforma constitucional era "la solución menos mala de las que
tenía encima de la mesa". Alguien se las puso." (ANTÓN COSTAS: Cartas secretas, estropicios democráticos. El País, Negocios, 04/09/2011, p. 15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario