"Nunca antes, durante el periodo democrático, habíamos visto una mayor
distancia entre la opinión dominante de los establishments políticos,
económicos y financieros del país (reproducida en la sabiduría
convencional promovida por los medios de mayor difusión, bien
radiotelevisivos, bien escritos –los grandes rotativos-) y la existente
entre la gran mayoría de la población. (...)
Así, según la última encuesta Metroscopia para El País, la gran mayoría
(el 73%) rechaza la reducción de las prestaciones sanitarias, incluyendo
los recortes de gasto sanitario (este porcentaje incluye también el 58%
de los votantes del partido gobernante, el PP).
Otras encuestas señalan
también la oposición a los recortes de las transferencias y otros
servicios públicos del Estado del Bienestar, así como a elementos
importantes de la reforma laboral, incluyendo la facilidad del despido y
el sesgo pro empresarial de la reforma. También muestran animosidad
hacia la política de desahucios llevados a cabo por la banca.
En cada
una de estas políticas públicas la opinión de la sabiduría convencional
del establishment político y mediático ha sido favorable a su
implementación y desarrollo, contrastando tal actitud con la actividad
claramente desfavorable hacia ellas por parte de la mayoría de la
población.
En realidad, este contraste alcanza niveles sorprendentes
cuando la mayoría de la población (con mayorías incluso entre los
votantes del PP) apoya medidas como el establecimiento de bancas
públicas (el 52% de la población está a favor mucho o bastante, contra
el 27% que está poco o nada a favor.
Entre los votantes del PP -según la
última encuesta Metroscopia para El País-, el 46% está a favor y el 31%
en contra -), que casi nunca se han discutido ni en los mayores medios
de difusión ni en los forums de mayor incidencia en las instituciones
representativas, como en las Cortes Españolas. (...)
Aparecen así dos Españas: una, la España del establishment que está
perdiendo credibilidad y legitimidad, y otra España alternativa, todavía
poco configurada, que se moviliza en protesta, en la que los
movimientos sociales –como el 15-M- y los sindicatos juegan un papel
clave.
Estos movimientos son frecuentemente presentados maliciosamente
por los órganos del establishment como anti-sistema o anti-sociedad,
asumiendo erróneamente que ellos mismos –los establishments- son los que
representan a la sociedad, identificando sistema económico y sociedad
como conceptos idénticos.
En realidad, es el establishment el que está
desacreditando y deslegitimando la democracia española, pues su
comportamiento, imponiendo unas políticas públicas que no estaban
presentes en los programas electorales de los partidos gobernantes, está
destruyendo la legitimidad de tales instituciones. (...)
Ni que decir tiene que el establishment es plenamente consciente de sus
enormes vulnerabilidades y de ahí su deseo de atemorizar a la población
con la reducción de libertades civiles y políticas, criminalizando la
resistencia pasiva, identificándola como violencia." (Artículo publicado en EL PLURAL, por Vicenç Navarro. 23 de abril de 2012.En www.vnavarro.org, 24/04/2012)
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