"Nunca se han creído sus propias milongas pero es que ahora ya, además, se les nota y mucho.
Aún así este viernes, lo reconozco, no he acabado tan cabreado como
otros. Y creo que tengo la respuesta: estoy acojonado. Estos insensatos
nos tienen tan en sus manos y eso parece tan inevitable que, por mero
instinto de supervivencia tiendo a desear que acierten, que sea verdad
algo de lo que nos dicen, eso de que en el fondo vamos a levantar cabeza
o que por lo menos no nos vamos a hundir en la más irremisible de las
miserias.
Tiendo a “resignarme” con aquello del virgencita que me quede como estoy en
lugar de concluir, como me aconseja la experiencia, que cuando ellos
dicen 25 por ciento de paro en 2015, eso significa que igual es el 35. O
el 40.
Veo sus caras, observo sus muecas, me desespero con sus circunloquios pero los aguanto. Y deduzco: ni tienen la solución, ni la atisban, ni saben cómo demonios explicar lo que nos está pasando.
Y claro, en vez de cabrearme con ellos como una mona voy y opto por la
pena.
Me da por imaginar que igual tienen ganas de salir corriendo y ni
siquiera eso pueden hacer, los pobres. Hasta para dimitir puede
que tengan que contar con la Merkel quien, para un gobierno títere que
le queda con mayoría absoluta, no va a permitir encima que huyan.
- Si sois buenos y apretáis las tuercas a vuestra gente un poquito
más yo os doy dos años de respiro con lo del déficit, ¿vale? Al recorte
de las pensiones le vais a llamar “sostenibilidad”; al aumento de
impuestos, “novedad tributaria”… y cuando os pidan datos concretos dais
largas, apeláis a los mercados y a otra cosa mariposa.
En el BOE de este sábado se puede
comprobar hasta dónde alcanza la dimensión de la tragedia que han
perpetrado esta vez y que no han tenido narices de explicarnos en la
rueda de prensa.
Me los quiero imaginar poco antes, aún en el Consejo de
Ministros, y no puedo evitar recordar al desaparecido Joaquín Garrigues
Walker cuando, hace nada menos que 35 años, siendo ministro de Obras
Públicas en el gobierno de Adolfo Suárez, soltó aquella frase que nos
puso entonces los pelos de punta: ”Si los españoles supieran lo que se
habla en los consejos de ministros, habría colapso inmediato en los
aeropuertos para salir huyendo del país”.
Como dice Manuel Alcántara, “Andan
confusamente atareados en retrasar el horario para el derrumbamiento
total… todos saben que esto va a explotar y que no hay artificieros que
lo eviten, pero mientras suena el estruendo, que será la traca final ,
hacen oídos sordos”. (Juan Tortosa, Público, 26/04/2013)
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