"El debate sobre la abdicación del rey ha plasmado el panorama que más desea Mariano Rajoy.
Un partido en el gobierno fuerte, sólido, templado y predecible. (...)
Unos nacionalistas abrazados a la queja y al
victimismo y unos grupos de izquierda y ultraizquierda disparatados, con
sus camisetas/pancarta, sus gritos a la república, sus escarapelas
tricolor... su desvarío.
Podemos, la gran sorpresa, y casi susto, de los comicios europeos,
mostrando su verdadera faz, con listas cerradas y codazos por el control
del aparato. Y fuera de las Cortes, los convocantes de la manifestación
'Rodea el Congreso', apenas reunieron a quince y sus
cuñados.
El terremoto que se anunciaba para la próxima temporada
otoño-invierno ha empezado a desinflarse. La estrategia para las
generales empieza a encontrar su camino: el PP o el caos. La democracia o
el guirigay. (...)
Los partidos minoritarios de la oposición, en especial un Cayo Lara particularmente histriónico, aterrado ante la crecida de Podemos, unos nacionalistas menos garantes de la 'gobernabilidad'
que nunca, y el batiburrillo liliputiense de la ultraizquierda, en
disparatada competencia por ver quién la hacía más gorda, dibujó a la
perfección el panorama.
En suma, piensan en Moncloa, las europeas han sido un aviso, un serio correctivo, un toque de atención, pero hay lo que hay. El fantasma del frentepopulismo mete miedo o da la risa.
Una sociedad cansada por los ajustes y los sacrifcios, harta de la
corrupción, fatigada ante la inoperancia de su clase política, no echará
todo por la borda, no se la jugará a la carta del 'gran vuelco' a la
vista de quiénes son los encargados de llevar el timón. El 'show' del
Congreso de ayer se antojaba más un 'casting' de Wyoming que una sesión parlamentaria. (...)
Lo que menos necesita ahora Rajoy es al largocaballerista Madina
como 'partner' en la oposición. Pueden pasar muchas cosas en la familia
socialista hasta las generales. De momento, el horizonte está demasiado
convulso como para hilvanar estrategias conjuntas.
Pero por ahora, el seísmo de las europeas, que tanta inquietud causó
en la Zarzuela, ha amainado. Y una vez más el 'marianismo' parece haber
funcionado. Jesús Posada acertó este miércoles con su tolerancia proverbial. Enerva a muchos de los suyos, pero ayer hizo un pleno al quince.
"Quien no se encuentre a gusto, que se vaya al bar", vino a aseverar en un momento del surrealista debate. A los de las
camisetas y banderolas hay que dejarles hacer, permitirles que se
expresen tal cual, porque se ahorcan solos. No hacer nada, como le gusta
a Rajoy. Y confiar en que el futuro rey demuestre la habilidad y
sabiduría que se le supone." (José Alejandro Vara, Vox Populi, 12/06/2014)
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