"Rajoy es un presidente, además del más inculto de Occidente (1), al
que importan un pimiento los ciudadanos y la nación. No es un líder
político, sino un mero jefe de aparato de poder estatal a quien solo le
interesa conservar el mando, y cuyos pilares son el mantenimiento de una
gigantesca red clientelar y el favor de los oligarcas.
A Rajoy le cayó del cielo –no por mérito propio, sino por el desastre de su predecesor y la nefasta Ley d´Hont, que
con solo un 5,2% más de votos le dio casi un 20% más de escaños– la
mayor cuota de poder autonómico, local y estatal de la que jamás ha
gozado un presidente de Gobierno desde la Transición.
Todo estaba en su
mano: la regeneración política y moral, la reducción drástica del
despilfarro y la corrupción, la creación de empleo (el de verdad, no los
empleos basura de 600 euros) o la recuperación de competencias como la
educación y la sanidad, que nunca debieron perderse.
No solo no ha hecho lo debido cuando todo, absolutamente todo, estaba
a su alcance, sino que ha hecho justo lo contrario.
Durante los más de
tres años de legislatura ha echado la culpa de su desastrosa gestión a la herencia de Zapatero
y a lo que se encontraron al llegar, que “no sabían que existía”. De
todas sus mentiras –Rajoy no ha dicho una sola verdad desde que tomó la
primera comunión– esta es la mayor con una gran diferencia.
En
septiembre de 2011, en el programa de Carlos Cuesta La vuelta al mundo, coincidí con Cristóbal Montoro,
que siempre me recuerda los tiempos en que le enseñaba Estructura
Económica. Me hizo un análisis claro de la situación, y lo que es más
importante, las medidas que iban a tomar para darle la vuelta –que eran
las adecuadas–.
Sabían que el déficit era mucho mayor que el que decía Zapatero, y
concretamente del 9,4%; que el gasto autonómico y local estaba fuera de
control; que había que cerrar la mitad de las empresas públicas, algo
que Rajoy prometió también falsamente durante la campaña; que de los 3
millones de empleados públicos solo 700.000 lo eran a través de unas
oposiciones limpias y transparentes, etc etc. Lo sabían todo; no hubo, como falsamente afirmaron después, sorpresa alguna. (...)
Sin embargo, Rajoy demostró lo que muchos temíamos: que no es un
líder político, sino un absentista autócrata y pusilánime, que huye como
de la peste de cualquier problema o situación conflictiva. Un cacique
de provincias sin principios y sin valores convertido por el dedo de
Aznar en jefe de un gran aparato de poder.
Un jefe del apparátchik en
el término soviético más despectivo de la palabra, es decir, unos
burócratas a los que se asignan áreas de responsabilidad en función
directa de su adulación al líder e inversa a su competencia (Cospedal,
Arenas, Bonilla, Floriano, Nadal, Santamaría).
Su objetivo no era
regenerar España, sino mantener las redes de poder clientelar que se
habían hecho enormes por la victoria del PP en las elecciones
autonómicas y locales. 4.000 alcaldes, 11 autonomías y cientos de miles
de enchufados.
Eso era lo único importante para Rajoy, alimentar a esta gigantesca
hidra de despilfarro y corrupción y a la oligarquía financiera y
monopolista que la sostiene. Y si para mantener este sistema podrido y
corrupto hasta la médula es preciso ignorar y expoliar a la sociedad
civil, se hace y en paz.
Rajoy ha llevado a España al borde del abismo político,
económico y social, lo que será su fin, pero el daño que ha hecho
durará generaciones. En particular el endeudamiento tan brutal, que es
ya imposible de devolver; la deuda externa, la mayor del mundo
desarrollado en términos de PIB; la degradación del mercado laboral
hacia el tercermundismo, con 5,7 millones de personas ganando 645 euros
mensuales de media según la Agencia Tributaria, y el reparto de la renta
y la riqueza de Europa, lo que ha llevado a la Comisión a expresar
recientemente su preocupación por el fuerte crecimiento de la
desigualdad y la exclusión social en nuestro país. (...)
Pero de todas las mentiras la mayor fue afirmar que había tenido que subir los impuestos porque “no había otro remedio”.
O sea, que de un presupuesto de gasto de 450.000 millones, de los
cuales 100.000 son puro despilfarro, no había ningún sitio, ni uno solo,
de donde recortar 10.000 millones. Pero lo peor vendría tres meses
después. Montoro mantuvo públicamente, en febrero de 2012, su amenaza de
intervenir todas aquellas CC.AA. incumplidoras. Nada más lejos de la
mente del jefe del aparato de poder.
“Eso ni se toca”, dijo cuando meses
después se le sugirió la idea de reducir gasto político en lugar de
recortar sin piedad en educación, sanidad, dependencia y paro. En la
reunión mantenida en marzo de 2012 con los presidentes autonómicos, se
pasó de “enviaré a los hombres de negro a todas las CC.AA. que
no cumplan” de Montoro a “no dejaré quebrar ni una sola comunidad
autónoma ni entidad local” de Rajoy. Desde entonces han recibido más de
100.000 millones de euros sin intereses y sin devolver nada. (...)
Las mentiras de los apparátchik de Rajoy sobre el déficit,
la recuperación y el empleo mientras endeuda España a niveles que
arruinarán la vida de las próximas generaciones y lleva el país al
tercermundismo laboral es algo que debería indignarnos a todos.
La
última fue el pasado viernes: el déficit de las AA.PP. en 2014 se ha reducido al 5,7% desde el 6,6% en 2013.
Vamos a ver, señora vicepresidenta económica y de todo lo demás: si el
déficit fue de 60.000 millones, ¿por qué voacé, que sirve igual para un
roto que para un descosido, no se digna a explicar a sus súbditos las
razones por las que la deuda pública ha crecido en 67.777 millones?
¿O cómo es posible, ínclita señora, que el déficit de la Seguridad
Social sea del 1,01% cuando han tenido que sacar 15.300 millones de la
caja de las pensiones para cubrir el déficit y poder pagarlas? ¿Nos toma
por imbéciles? Y Eurostat, ¿qué rayos va a hacer Eurostat ante estas mentiras flagrantes? (...)
El déficit de las AA.PP. está fuera de control. No les
ha temblado el pulso en recortar en 5.000 millones las prestaciones por
desempleo, dejando a cientos de miles de personas tiradas en la cuneta,
pero al mismo tiempo han permitido que las CC.AA. más despilfarradoras y
corruptas con el dinero que les da Rajoy sin control a través del FLA
mantengan un déficit más de dos veces superior –el 66% de media– al
comprometido, por encima del de 2013. (...)
Y ahora, la gran estafa: el crecimiento. El Banco de España (BdE) acaba
de estimar un crecimiento del PIB a precios constantes para 2015 del
2,8%. Se basa fundamentalmente en que ese PIB, también a precios
constantes, creció el 0,8% en el cuarto trimestre de 2014. (...)
el PIB a precios de mercado ha sido de 0,8% menos el deflactor, que fue del -0,6%. O sea, que la creación de riqueza real ha sido de un escuálido 0,2%, 2.000 millones de euros. Esto, elevado a tasa anual, representaría una creación de riqueza en 2015 del 0,8% y no del 2,8%.
¿Por qué, señores del BdE y del INE –que confirmará la cifra en unos
días–, no explican claramente a los españoles, que somos quienes pagamos
sus sueldos de superlujo, la verdadera riqueza que se está creando en
España y que apenas superará los 8.000 millones de euros en 2015? (...)
Pero es que no solo está mintiendo llamando recuperación a una creación
de riqueza irrisoria, es que es infinitamente peor. Porque el BdE no
explica a los españoles que para conseguir un incremento de riqueza de
8.000 millones el Gobierno de Rajoy va a endeudar a España en 80.000
millones, y que esta dinámica no conduce a la recuperación, sino al
desastre. (...)
Desde que gobierna Rajoy, el poder adquisitivo de los salarios ha descendido un 7%,
mientras que las remuneraciones de los oligarcas del IBEX han subido un
30%. En definitiva, ¿puede acaso alguien confiar en Rajoy?" (¿Por qué nadie puede confiar en Rajoy?, de Roberto Centeno en El Confidencial, en Caffe Reggio, 30/03/2015)
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