"(...) Aunque lo parezca las siglas CDO y CDS no
corresponden a clubes deportivos, ni partidos democráticos ya que estos
abundan poco. Son acrónimos de productos financieros denominados en
inglés Collateralizad debt obligation (CDO), obligaciones de deuda garantizadas y Credit default Swaps (CDS), permuta de incumplimiento crediticio.
Son y han sido, además, herramientas utilizadas por los verdaderos
culpables de la burbuja que, como se ha dicho, explotó a mediados de
2007 en Estados Unidos y cuyos temblores se han expandido por el mundo
entero. Son productos inventados por el mundo financiero que se han
convertido en unos maravillosos distribuidores perversos de riqueza:
todo para los ricos y migajas para los demás.
Las CDO ya fueron bautizadas por Warren Buffet como
armas de destrucción masiva y no cabe duda que han hecho más daño en la
población que muchas guerras. Estos activos están empaquetados,
agrupando múltiples porciones de distintas deudas que conllevan riesgos
muy diferentes y que con la ayuda de las agencias de calificación eran
envueltos en papel de regalo muy atractivo (triple A), sabiendo, sin
embargo, que dentro había caramelos envenenados de alto riesgo para la
vida de las personas.
Estos productos derivados permiten a los bancos
hacer líquidos derechos de cobro que normalmente no los son, como en el
caso de las hipotecas, deshaciéndose así del riesgo que su impago
pudiera conllevar. De esta manera, los Centros financieros, los fondos
de pensiones, las SICAV, los bancos y la gente poderosa, sacaban jugosos
beneficios vendiendo lo que, si hubiera sido posible conocer, nadie
hubiera comprado.
“Los cálculos matemáticos que estimaban cuánto se
debía al propietario de [una] CDO a la fecha de vencimiento de la misma
eran tan complejos que ni su creador podía descifrarlos.
Sin embargo, la
mera insinuación de que brillantes mentes matemáticas habían diseñado
su estructura, y el hecho tangible de que las respetadas y temidas
agencias de calificación de crédito de Wall Street les habían dado carta
de aprobación (en forma de calificaciones triple A) era suficiente para
que bancos, inversores individuales y fondos de inversión las comprasen
y vendiesen internacionalmente como si fuesen bonos de alta calidad o
incluso efectivo (1)”.
Para lograr la cuadratura del círculo el CDO se cubrió, se aseguró, por el CDS para
evitar así el riesgo del que, no cabe duda, eran conscientes aquellos
que jugaban con el dinero de los demás, incluso con el de aquellos que
viven con los justo y de ningún modo podían echar en saco roto.
El CDS
es un producto que consiste en una operación financiera de cobertura
de riesgos, incluido dentro de la categoría de productos derivados de
crédito, que se materializa mediante un contrato de swap (permuta)
sobre un determinado instrumento de crédito (normalmente un bono o un
préstamo) en el que el comprador de la permuta realiza una serie de
pagos periódicos (denominados spread) al vendedor y, a cambio,
recibe de éste una cantidad de dinero en caso de que el título que sirve
de activo subyacente al contrato sea impagado a su vencimiento o la
entidad emisora incurra en suspensión de pagos.
Aunque un CDS es similar a una póliza de seguro, se diferencia significativamente de ella en que no se requiere que el comprador del CDS sea el propietario del título
(y por tanto haya incurrido en el riesgo real de compra de deuda). Es
decir, un seguro se establece sobre algo que es propiedad del asegurado,
pero un CDS se hace sobre un bien que no es propiedad del que contrata el CDS.
A este tipo de CDS se le denomina "desnudo" (naked), y en realidad es equivalente a una apuesta. El Parlamento Europeo prohibió por el peligro que implicaba las CDS
"desnudas" de deuda de estado a partir del 1 de diciembre de 2011.
Varoufakis, el denostado ministro de economía griego que de esto sabe
mucho, nos dice en román paladino que “una CDS no es
más que una apuesta porque suceda algo desagradable, principalmente que
alguien (una persona, una empresa o una nación) deje de pagar un crédito
(2)”.
Esto permite especular con el impago de la hipoteca de tu vecino o
asegurar el coche de un conocido cobrando la póliza si tiene un
accidente y, también, como tristemente ha sucedido con el impago de
deuda de países enteros, hundiéndolos con el único objeto de incrementar
de forma visible sus ganancias.
Los defensores a ultranza del capitalismo y aquellos que piensan en
el libre mercado como la panacea, el sistema ideal de asignar los medios
de producción, los bienes a producir y la distribución de los mismos,
aplauden todo aquello que supone una posibilidad de beneficio, aunque
supongan, bombas de relojería muy peligrosas, comportamientos
antisociales y efectos indeseables que no tienen en cuenta o no les
interesa tenerlos.
Estos productos financieros fueron creados con el
objetivo de procurar un mundo en continua expansión, un big bang
eterno que produjera océanos de dinero, océanos de felicidad.
Pero la
corrupción solo nos puede traer más corrupción y la congelación de la
vida social. Los CDO y CDS son productos que llevan el vicio en
su interior, no son más que engaños envueltos en papel de regalo para
beneficio de los más aprovechados, aunque también a alguno de ellos les
ha explotado en su cara, a otros les ha otorgado un gran poder político y
ha ayudado a extraer financiación de los ingresos nacionales en
proporción a la inmensidad de sus agujeros negros. (...)" (Ernesto Ruiz Ureta, Nueva Tribuna, 04/05/2015)
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