28.5.15

Un plan de acción para la recuperación de Grecia... o sea, para Europa, para España

"(...) Ante una situación en que el gobierno no tiene margen de maniobra fiscal y los bancos griegos se encuentran agobiados por la morosidad, es importante movilizar los activos restantes del estado y destrabar el flujo del crédito bancario a las partes sanas del sector privado.

Para lograr que la inversión y el crédito vuelvan a niveles que permitan que la economía entre en velocidad de arranque, será necesario crear dos nuevas instituciones públicas que trabajen codo a codo con el sector privado y las instituciones europeas: un banco de desarrollo que aproveche los activos públicos y un "banco malo" que permita al sistema bancario salir de la gran carga que significan sus activos improductivos y volver a dar crédito a las empresas rentables y orientadas a la exportación.

Imaginemos un banco de desarrollo que apalanque garantías comprendidas por el patrimonio que el estado haya conservado tras las privatizaciones, además de otros activos (por ejemplo, bienes raíces) que fácilmente se puedan valorizar (y convertir en garantías) mediante la reforma de sus derechos de propiedad. Imaginemos también que este banco vincula el Banco Europeo de Inversiones y los 315 mil millones de euros (350 mil millones de dólares) del plan de inversiones propuesto por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con el sector privado de Grecia.

 En lugar de verse como una venta de liquidación para llenar agujeros fiscales, la privatización sería parte de una alianza por el desarrollo del país entre los sectores público y privado.

Imaginemos además que el "banco malo" ayuda al sector financiero (que en medio de la crisis ha sido recapitalizado generosamente por los atribulados contribuyentes griegos) a cambiar su carga heredada de morosidad y desatascar su entramado financiero. 

Como consecuencia del efecto beneficioso del banco de desarrollo, regresarían los flujos del crédito y las inversiones a los hasta ahora áridos terrenos de la economía griega, ayudando con el tiempo a que el banco malo vaya dando utilidades y se convierta en "bueno".

Por último, imaginemos el efecto de todo esto sobre el ecosistema financiero, fiscal y de seguridad social de Grecia: si las acciones de los bancos suben con rapidez, se irían reduciendo y extinguiendo las pérdidas sufridas por nuestro Estado debido al rescate financiero, a medida que se vaya valorizando el patrimonio que tiene en ellos. 

 Mientras tanto, los dividendos del banco de desarrollo se canalizarían a los tan sufridos fondos de pensiones, que fueron abruptamente descapitalizados en 2012 (debido al "recorte" a su cartera de títulos del estado griego).

En este escenario, la tarea de reforzar la seguridad social se completaría con la unificación de los fondos de pensiones, el aumento de las contribuciones por el alza del nivel de empleo, y el regreso al sector formal de los trabajadores condenados a la informalidad por la brutal desregulación del mercado laboral durante los años oscuros del pasado reciente.

Es fácil imaginar una Grecia en fuerte recuperación como resultado de esta estrategia. En un mundo de rendimientos extremadamente bajos, se la vería como una excelente oportunidad y recibiría un flujo constante de inversión extranjera directa.  (...)
La creación de nuevas burbujas no es la idea que nuestro gobierno tiene del desarrollo.

Esta vez, en cambio, el nuevo banco de desarrollo tomaría la iniciativa en la canalización de los escasos recursos generados por el país hacia inversiones productivas bien seleccionadas, como empresas emergentes, compañías de tecnologías de la información que utilicen talento local, empresas agro-orgánicas pequeñas y medianas, compañías farmacéuticas orientadas a la exportación, iniciativas para atraer a la industria cinematográfica internacional hacia lugares de filmación locales, y programas educativos que aprovechen la producción intelectual y los incomparables sitios históricos de Grecia

. Mientras tanto, las autoridades reguladoras griegas estarían muy atentas a cómo se otorgan los préstamos comerciales, al tiempo que el freno a la capacidad de endeudamiento impediría a nuestro gobierno volver a caer en los viejos y perniciosos hábitos que acabaron causando déficits primarios en las cuentas fiscales.(...)"        ( Yanis Varoufakis, Project Syndicate ,  en Jaque al neoliberalismo, 11/05/2015)

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