"¿Cuál
será la próxima gran crisis financiera? ¿El estallido de la burbuja de
las acciones tecnológicas que se ha ido hinchando en los dos últimos
años? ¿El desplome generalizado del mercado bursátil, más allá de la
liquidación que ha marcado el inicio de 2016? Podría ser, aunque cada
vez más parece que serán las bancarrotas nacionales causadas por el
declive de los precios del petróleo y las materias primas.
El
FMI está negociando el rescate de Azerbaiyán, un país muy golpeado por
la caída de los precios del petróleo. Venezuela está a punto de quebrar
(otra vez) por la misma razón. Y Ecuador le sigue los pasos. Detrás
podrían ir países más importantes (sobre todo Rusia y Arabia Saudí).
Ninguno será solvente por mucho tiempo con los precios de las materias
primas a unos niveles tan bajos.
Pronto podríamos volver a una crisis de deuda
soberana hecha y derecha, aunque esta vez serán los exportadores de
materias primas los que se verán inmersos en la vorágine, en vez de los
países periféricos de la eurozona. Eso sí, como ocurrió con la crisis de
la eurozona, las pérdidas pronto se extenderán hacia el sistema
bancario y antes de que nos demos cuenta podría ser necesaria una serie
de rescates de urgencia. La clave es si eso servirá para impulsar
reformas porque no tiene mucho sentido limitarse a rescatar países que
ya no pueden seguir dependiendo de las exportaciones energéticas.
El derrumbe del precio del petróleo y otras materias primas ya ha
dominado los mercados en lo que va de año. En casi todo el mundo y en la
mayoría de los mercados emergentes, el petróleo más barato impulsará el
crecimiento económico. Para los exportadores de petróleo, sin embargo,
es una catástrofe. (...)
Aún
está por ver qué países se arruinan y cuánto tiempo tardan en hacerlo,
pero lo que hemos aprendido del derrumbe de 2008 y de la crisis del euro
de 2011 es que las crisis de deuda soberana enseguida se metamorfosean
en crisis bancarias. Cuando Grecia, Portugal e Irlanda se hundieron, las
pérdidas se esparcieron por el sistema bancario. Volverá a ocurrir si
los exportadores de petróleo se arruinan. (...)
Un
motivo por el que los bancos se han llevado un mazazo en los últimos
días, con la caída del 30% del índice principal de los bancos europeos,
es la concienciación gradual de que el sector bancario podría acabar
enfrentándose a grandes pérdidas por el declive de los precios del
petróleo.
Solo esta semana Deutsche Bank ha tenido que difundir una declaración
para tranquilizar a los inversores de que es "sólido como una roca".
Curiosamente, los comunicados de ese tipo no tranquilizan sino todo lo
contrario.
Los recursos mundiales y en especial los del FMI y el Banco Mundial ya
se han estirado durante la última crisis de deuda soberana.(...)" (Mathew Lynn, El Economista, en Jaque al neoliberalismo, 15/02/16)
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