"(...) Bueno, ahora siéntese el lector en la mesa del director general de un
banco internacional. La demanda de crédito se resiente por las
expectativas de recesión. Demanda no falta, pero no es solvente: en una
recesión muchos de los que piden crédito no ofrecen garantías de
devolución.
Si su banco ha prestado a los productores de primeras
materias o de petróleo, tiene usted motivos para preocuparse. Y si la
calidad de sus deudores no es buena, ¿quién le prestará a usted? Los que
lo hacían tradicionalmente no se fiarán de la seguridad de su banco. Y
las noticias que aparecen frecuentemente en la prensa no les
tranquilizarán.
¡Ah!, pero los bancos centrales sí se fían de usted, y le prestan
dinero, a tipos de interés próximos a cero. Bien, pero esos no dejan de
ser fondos de emergencia, oxígeno que las autoridades monetarias ofrecen
a las entidades cuando no están seguros de que la financiación normal
les llegue con regularidad.
Eso sí, su banco se financia a tipos muy
bajos, pero los préstamos que su banco concede son a tipos también muy
bajos: y si no parecen bajos es porque incorporan una prima de riesgo
elevada.
Rebobinemos: menos demanda de crédito de calidad; morosidad elevada
de algunos de sus clientes; su banco tiene demasiada deuda; su
financiación es incierta… ¡Ah!, y las autoridades monetarias le exigen
más capital, para dar seguridad a sus prestamistas. Pero, ¿quién le
aportará capital, si su banco no está en buena forma?
Una posibilidad es capitalizar sus beneficios, pero con la morosidad
que tiene y el escaso margen entre lo que cobra a sus deudores y lo que
paga a sus acreedores, sus beneficios son bajos.
No es de extrañar,
pues, que esta crisis golpee a los bancos más que a otros sectores.
Quizá afecta más a los productores de primeras materias y petróleo, pero
no olvidemos que los bancos son los que han financiado a esos sectores. (...)
Me preguntaron hace unos días si había posibilidades de un corralito en España: no, contesté: no las hay.
Pero el simple hecho de que nos preguntemos sobre esa posibilidad
indica que no estamos seguros de nuestro sistema financiero. Como
siempre, hay bancos con problemas grandes y bancos con problemas
menores.
Hay entidades que gestionaron bien su crisis anterior y otros
que no lo hicieron bien, y hay países que están en condiciones de acudir
en socorro de sus bancos, si lo necesitan (Alemania, por ejemplo), y
otros que no podrán hacerlo, al menos sin una ayuda internacional
importante.
No pretendo asustar al lector. Pero conviene que sepamos por qué la
concesión de crédito no crecerá con fuerza, y por qué algunos bancos van
a necesitar ayudas, si la situación no mejora sustancialmente a corto
plazo." (El Periódico | Antonio Argandoña, en Revista de prensa, 18/02/16)
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