31.1.17

La Iglesia vasca se ve forzada a reconocer el primer caso de abusos sexuales

"La Diócesis de San Sebastián decidió en abril de 2016 apartar al entonces vicario general de Guipúzcoa, Juan Kruz Mendizabal, alegando supuestos motivos personales del afectado. Hoy se conoce que su salida nada tuvo que ver con cuestiones subjetivas del prelado, sino que estuvo motivada por los abusos sexuales a dos menores cometidos durante los años 2001 y 2005.

Jamás hasta ahora la Iglesia vasca había reconocido y pedido perdón por abusos sexuales a menores cometidos en la propia casa. Ahora, la Diócesis de San Sebastián ha admitido el primer caso de puertas para adentro, al considerar probada la veracidad de las acusaciones vertidas contra el sacerdote, a quien le han sido impuestas “diversas penas expiatorias” y otras “medidas administrativas y disciplinares”, tras ser juzgado por un tribunal canónico.

En todo caso, si la Iglesia vasca ha reconocido de forma pública la culpabilidad de Kruz Mendizabal, ha sido en parte al verse forzada. La decisión de los dos afectados por los abusos, hoy mayores de edad, de dar a conocer los hechos en la tarde del martes mediante un escrito informativo ha empujado a la Diócesis de San Sebastián a admitir horas después este caso a través de un comunicado en el que concreta los abusos sexuales en “tocamientos deshonestos”.

Los dos afectados habían adoptado el compromiso de mantener en silencio fuera de las puertas de la Iglesia los abusos a que fueron sometidos por parte de Kruz Mendizabal durante la época en la que ejercía como cura en la parroquia de San Vicente de la Parte Vieja de San Sebastián y estaba al frente de un grupo juvenil de tiempo libre bautizado como Xirimiri Gazte Taldea

 Pero los rumores cada vez más extendidos entre los feligreses sobre otro posible caso de abusos realizados por este cura les ha llevado a hacer públicos los hechos para “animar a las posibles víctimas que pudieran permanecer ocultas a que salgan a la luz”. 

Los afectados se habían dado por “agradecidos” con las penas impuestas al sacerdote dentro de la Iglesia, pero “estos rumores abren un nuevo escenario en el que cambian las circunstancias anteriores”, se defienden para justificar su decisión de dar a conocer ahora este capítulo que “marcó nuestras vidas”.

Resguardados en el anonimato, nunca han tenido la voluntad de emprender la vía judicial para lograr un castigo al delito que sufrieron. Por eso, decidieron limitar su denuncia al marco eclesial. Fue en marzo de 2016, momento en el que trasladaron al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, los abusos a los que fueron sometidos por Kruz Mendizabal, un sacerdote muy popular en Guipúzcoa conocido con el apodo de ‘Kakux’, que un mes después fue destituido del cargo a la espera de la sentencia canónica sin que la Iglesia desvelara los verdaderos motivos de su salida.

Pero el caso podría conocer la vía de los tribunales, ya que la Fiscalía de Guipúzcoa ha decidido actuar de oficio, de modo que va a incoar unas diligencias de investigación para comprobar los hechos y determinar si interpone una querella contra el sacerdote o emprende alguna acción penal por esta cuestión. 

La fiscal jefe de este territorio, Idoia Zurriarain, reclamará documentación al Obispado y recopilará datos y posibles pruebas para establecer si existe una base sólida para denunciar al ex vicario general. Igualmente, el Ministerio Público, que puede actuar aunque las víctimas decidan finalmente no denunciar los hechos, tratará de establecer si se han podido dar otros casos de abusos al margen de los ahora conocidos. Y es que no se descarta que aparezcan nuevos casos durante el proceso una vez han salido a la luz los abusos a estos dos menores.

 Los afectados han querido dar la cara por las autoridades eclesiásticas vascas, cuya actitud han reconocido. “Queremos dejar claro que nos sentimos correctamente acogidos y atendidos por el obispo y por la Iglesia”, destacan. Asimismo, ponen en valor que “desde el principio” se les recomendó “acudir a la vía civil”, al margen de la denuncia en el marco eclesial, al que acudieron al pensar que se trataba de “un caso aislado” y “por llevar las cosas con el mayor sigilo posible”. (...)"            (El Confidencial, 11/01/17)

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