19.6.17

El conservador Henri Guaino, que fue derrotado en la primera vuelta, deja la política y llama “pijos egoístas” a los votantes macronistas de su circunscripción

"(...) una virtud de la derrota del político cesante: libera su palabra. Lo demostró el diputado conservador Henri Guaino, exconsejero especial de Nicolas Sarkozy. Su derrota (en el séptimo puesto y con el 4,5% del voto) en la segunda circunscripción de París le ha hecho sacar todo lo que llevaba dentro a la hora de anunciar su retirada política.

“El electorado que ha votado en la segunda circunscripción de París es vomitivo”, le dijo al periodista del canal de televisión BFMTV. “Sí, sí, me ha oído bien: vomitivo”, subrayó, mientras sus interlocutores tosían. 

 “Entre los pijos que viven en su salsa egoísta y luego esa especie de burguesía tradicional de derechas, de esos que van a misa y llevan a sus hijos a catequesis y que luego van y votan por un tipo que durante treinta años ha hecho trampas por todos los medios... ya saben, esa derecha un poco petainista...”. 

Al llegar ahí el periodista le interpeló: “Pero esto ¿no es una falta de respeto hacia los electores...?”. “Sí, claro, ¿y qué?”, respondió tan fresco.

 “Mire usted, por fin soy libre, he llegado al límite de mi compromiso político, treinta años, eso agota”, explicó, tras calificar a los vencedores del macronismo de “oportunistas”, “especuladores” y “mentirosos”. (...)

La reacción malhumorada de este personaje, invocando el tópico O tempora, o mores, se repitió ayer cuando Guaino se personó en la Asamblea Nacional para recoger sus bártulos. Se cruzó con varios diputados de la nueva hornada. “Ni siquiera han aprendido a decir buenos días”, ­espetó.

Son muchos los que como Guaino han tirado la toalla tras la victoria del macronismo, arrolladora y al mismo tiempo ridícula si se atiende a los pocos votos que la sustentan. La abstención no ha sido sólo récord de la V República, como se ha dicho, sino mucho más: el 51,29% del censo no votó, a lo que se debe sumar 9,5 millones de no inscritos o no puestos al día en el censo electoral, arrojan casi dos tercios de los franceses abstencionistas. 

Récord absoluto de todas las elecciones parlamentarias desde la instauración del sufragio universal, en 1948.  (...)

El desorden potencial de este vacío es fenomenal, y tiene futuro: el 73% de los jóvenes de entre 18 y 24 años no han votado, los partidos desahuciados o en crisis han iniciado una pelea interna –la enumeración, partido por partido sería tediosa–, unos culpando a la abstención, otros ignorándola. Y sobre ese confuso y agitado fondo, las primeras disensiones en el Gobierno.  (...)

El espectáculo no ha hecho más que comenzar.."               (, París. Corresponsal, La Vanguardia,  14/06/2017)

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