7.9.17

Los Mossos no pueden celebrar que el terrorista huyera de la ciudad... ni la fragilidad de sus controles viarios... ni su increíble ceguera ante la explosión de Alcanar

"(...)  La policía más eficaz, informada y preparada del mundo puede ser impotente a la hora de evitar un atentado indiscriminado del carácter del atentado de Barcelona. Pero una vez constatada su impotencia no la celebra.

 Los mossos no pueden celebrar su desconocimiento absoluto de las actividades del grupo desarticulado, que se prolongaron, parece, cerca de un año. No pueden celebrar tampoco la ejecución de un atentado tan técnicamente rudimentario en el espacio más transitado de Barcelona y que el atentado finalizara no por su drástica intervención sino por voluntad del propio terrorista.

No pueden celebrar tampoco que el terrorista huyera de la ciudad. No pueden celebrar la fragilidad de sus controles viarios. No pueden celebrar que la muerte de los islamistas de Alcanar se debiera a una explosión fortuita que tardaron en vincular más tiempo del conveniente con planes terroristas. No pueden celebrar que el visionado de la muerte del quinto terrorista de Cambrils deje sombras, incluso moralmente desagradables, sobre la profesionalidad del dispositivo de captura.

No pueden celebrar la muerte en un viñedo del autor del atropello mortal: no solo porque las muertes no se celebran, sino porque era más valioso vivo y la policía no ha explicado aún por qué fue imprescindible matarlo. Como no ha explicado tampoco los detalles de la acción, técnicamente impresionante por lo que parece, del policía que liquidó a cuatro terroristas en Cambrils."             (Arcadi Espada, El Mundo, 22/08/17)


"(...) la actuación de la policía catalana antes, durante y después de la matanza. Como de costumbre, la máquina de propaganda nacionalista trató de hacer de la mediocre actuación de su policía una celebración apasionada. Se comprende porque va a ser esa policía la que, en primera instancia, reciba la orden de detener a los sediciosos.

 Después de dos semanas el gobierno nacionalista sigue sin ofrecer un relato completo y ordenado de los hechos, algo que tampoco ha sido capaz de exigir una oposición vacua, pusilánime y dominguera. Sin embargo le bastaron unas pocas horas para organizar un capítulo más de posverdad. Durante unos días lograron imponerlo con la colaboración habitual de los tontos y de los útiles. Y también de los sexualmente seducidos por la pistola del policía Trapero.

Pero ha acabado fracasando. Como de costumbre, no por un camino edificante. Por lo que se refiere al supuesto aviso de la CIA, y solo a eso, la razón está de parte del gobierno desleal. Pero en el tumulto, sus mentiras previas, sus errores de gestión flagrantes y su inmoralidad acreditada han acabado emergiendo. La inédita frustración nacionalista ha provocado una reacción interesante y el hundimiento definitivo en el barro trumpiano.

Esta deriva del nacionalpopulismo no debe sorprender. Así acaban todas las cosas infectadas de nuestro mundo. Trump llegó al poder mediante mentiras y la única verdad de la xenofobia. Trump ha destruido al Partido Republicano. Trump está fuera de la razón, del orden, de la ética y de cualquier belleza. Trump pudre lo que toca su oro falso. Y Trump azuza cada noche a la jauría contra la prensa.

Ahora ha empezado a imitarlo el nacionalismo. No contra esta prensa extramuros en la que te escribo con una punta de orgullo que pasará pronto, sino contra la que fue también su prensa necesaria y copartícipe. La del editorial conjunto y la equidistancia."            (Arcadi Espada, 03/08/17)

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