23.1.18

La élite gobernante mundial (la de Davos) tiene un miedo mortal a que el recrudecimiento de las crisis económicas y sociales vaya, no solo a despojarlos de sus riquezas, sino de sus cabezas

"La próxima semana, 2.500 banqueros, administradores de fondos de inversión, CEOs corporativos, funcionarios estatales y celebridades se reunirán nuevamente en el complejo alpino suizo de Davos para el Foro Económico Mundial (WEF, siglas en inglés) (...)

El índice de Bloomberg Billionaires (multi-millonarios) publicado el mes pasado indicó que las fortunas de los 500 individuos más ricos del mundo —muchos de los cuales estarán presentes— aumentaron 23 por ciento en conjunto el año pasado, haciéndolos $1 billón de dólares más ricos que a fines del 2016. Desde entonces, les han seguido lloviendo sumas así de obscenas de dinero, con el índice bursátil cerrando en 26.000 puntos el miércoles, después de su aumento de 1.000 puntos más rápido en la historia.


Sin embargo, el principal reporte en el que se basarán los cuatro días de reuniones y discusiones a puerta cerrada ofrece el retrato de una élite gobernante mundial viviendo con un miedo mortal de que el recrudecimiento de las crisis económicas y sociales, ante todo la amenaza de otra guerra mundial y revolución social, vaya no solo a despojarlos de sus riquezas, sino de sus cabezas.


Bajo el título “Fracturas, temores y fracasos”, el informe del WEF sobre riesgos globales (Global Risks Report) incluye subtítulos como “La parca en cosecha”, “La muerte del comercio”, “Las hebillas de la democracia”, “La extinción de la precisión”, “Al abismo”, “Los temores de un Armagedón ecológico” y “Guerra sin reglas”.

El reporte fue compuesto con base en una encuesta de cerca de 1.000 banqueros y ejecutivos empresariales, funcionarios estatales y académicos, que encontró que el 93 por ciento de ellos teme que se empeoren los confrontamientos entre las principales potencias durante el 2018. El 79 por ciento prevé una mayor amenaza de un conflicto militar “de un Estado contra otro”.  (...)

Los contenidos del reporte de riesgos del WEF apuntan a un capitalismo global sumido en una crisis profunda e irresoluble.


El documento menciona que, mientras que se muestran positivos los “principales indicadores económicos”, es decir, la fuerte alza en los precios de las acciones bursátiles que han engordado los portafolios de los inversionistas que estarán en Davos, esto solo “encubre la continuación de las preocupaciones subyacentes”.


“Esta ha sido la más débil recuperación registrada tras una recesión”, indica el reporte, y añade “El crecimiento de la productividad permanece extrañamente débil”.


La economía capitalista global se ve acechada por “los insostenibles precios de los activos, tras ocho años de una racha financiera alcista en el mundo; niveles altos de endeudamiento… y fuertes presiones en el sistema financiero global”.


En una sección intitulada, “Al abismo”, el informe hace la siguiente advertencia: “Contra el trasfondo de conflictos políticos internos e internacionales —y con los formuladores de las políticas económicas navegando aguas inexploradas— el estallido de otra crisis financiera global podría abrumar la respuesta política y las políticas consiguientes. Un colapso sistémico del tipo que fue evitado en el 2007-2008 podría empujar a países, regiones, o incluso al mundo entero sobre el precipicio y a un periodo de caos”.


“El recrudecimiento de las tensiones militares”, “las acumulaciones militares”, “los conflictos indirectos” y los múltiples “focos de conflicto” son mencionados como amenazas de guerras, pero el documento luego remata con advertencias sobre el peligro de la intensificación de las tensiones sociales en todos los países capitalistas.


“En muchos países, la tela social y política se ha visto severamente desgastada por los años de ingresos reales estancados”, dice, aludiendo a cifras sobre la desaceleración de los salarios y el veloz aumento de la desigualdad social.


“Los niveles de deuda personal, acoplados con ahorros y pensiones inadecuadas, son una de las razones por las que se puede esperar que las frustraciones se profundicen en los próximos años,” establece el reporte.


Además, menciona que el informe del 2014 advertía que uno de los mayores riesgos a nivel global era el alto nivel de desempleo juvenil, siendo tan alto que atentaba con crear una “generación perdida”. El reporte nota sin atavíos que los millones de jóvenes sin trabajo podrían provocar “enfrentamientos intergeneracionales por las políticas relacionadas a impuestos y al mercado laboral”.  (...)

Las conclusiones políticas del reporte son particularmente impactantes:


“La democracia ya está mostrando signos de desgaste en cara a las problemáticas económicas, culturales y tecnológicas. Es posible un daño mucho más profundo: pueden colapsar los órdenes sociales y políticos. Si un país dividido uniformemente ve posiciones polarizadas cada vez más rígidas en una contienda en la que el vencedor se lo lleva todo, el riesgo aumenta de que los debates políticos den paso a formas de secesión y confrontaciones físicas.

 Bajo estas circunstancias, se podría llegar a un punto de inflexión. Un espiral de violencia podría desencadenarse, particularmente si las autoridades públicas pierden el control y luego intervienen a favor de un lado con una fuerza desproporcional.

 En algunos países —con un acceso fácil a armas o una historia de violencia política— se podría detonar un conflicto civil armado. En otros, el Estado podría imponer su voluntad a la fuerza, con posibles consecuencias que reverberarán por un largo tiempo: un estado de emergencia, la suspensión de libertades civiles, incluso la cancelación de elecciones para proteger el orden público”.


En otras palabras, la oligarquía financiera global se reunirá en el exclusivo y pintoresco resort alpino en Davos para discutir francamente las posibilidades de una nueva guerra mundial, la erupción de guerras civiles a raíz del recrudecimiento de las contradicciones sociales y la imposición de dictaduras policiales-estatales.


Lo que describe el reporte del WEF son condiciones ya visibles en Estados Unidos y en todas las principales naciones capitalistas.  (...)"                (Bill Van Auken, wsws , en Jaque al neoliberalismo, 19/01/18)

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