"Uno de los objetivos que nos marcamos en el área de Economía y Hacienda
del Ayuntamiento de Madrid fue impulsar la actividad económica de los
pequeños comercios madrileños. Debido a ello, decidimos estudiar medidas
que cumplieran ese objetivo.
Tras muchas reuniones con asociaciones de
comerciantes y de economía social y solidaria, esbozamos un plan de
apoyo al pequeño comercio local madrileño que permitiese al mismo tiempo
dotar de mayor margen fiscal a un ayuntamiento que ya estaba siendo
claramente atacado por el Ministerio que dirige Cristóbal Montoro.
Desgraciadamente no nos dio tiempo a terminarlo ni a poder iniciar su
puesta en marcha a través de un proyecto piloto. No obstante, recojo
aquí sus planteamientos básicos con la intención de que no caiga en el
olvido por si en algún momento se barajara la posibilidad de
recuperarlo, de mejorarlo o de imitarlo en el Ayuntamiento de Madrid o
en cualquier otro ayuntamiento. (...)
Hay estudios que señalan que por cada
empleo que se origina en un gran almacén se destruyen entre 1,4 y 5
empleos en el pequeño comercio. Debido a la importancia de este tejido
productivo, tan cercano al consumidor y tan rico en creación de empleo,
resulta imperioso que las instituciones públicas tomen partido y apoyen
su actividad.
Además, dependiendo del mayor o menor
éxito del plan, el Ayuntamiento podría conseguir aumentar ligeramente su
capacidad fiscal, permitiendo así incrementar moderadamente el gasto e
inversión pública sin necesidad de incrementar impuestos y sin afectar a
normas presupuestarias como la Regla de Gasto.
¿CÓMO HACERLO?
El Ayuntamiento pasaría a crear una
nueva unidad de cuenta, por ejemplo denominada “madroño”, que serviría
para realizar compras únicamente en establecimientos comerciales de
pequeña dimensión con la misma capacidad de compra que el euro. De esta
forma, una persona podría comprar, por ejemplo, un producto valorado en
10 euros utilizando 10 madroños en el pago.
El Ayuntamiento seleccionaría a los
establecimientos que podrían acogerse a este plan atendiendo al
cumplimiento de los requisitos definidos, entre los cuales deberían
encontrarse los siguientes: ser un negocio familiar y/o de reducida
dimensión y no pertenecer a ninguna gran empresa.
En consecuencia,
podrían formar parte de este plan bares, peluquerías, fruterías,
ultramarinos, tiendas de todo tipo, etc. Los requisitos pueden incluso
concretarse en productos concretos (que sean de comercio justo,
respetuosos con el medio ambiente, de producción local, etc) o en
condiciones laborales (que la empresa del establecimiento contrate de
forma indefinida y con salarios dignos, que respete la paridad de género
en su plantilla, que incluya a personas discapacitadas, etc), en
función del tipo de impacto positivo que se quiera perseguir.
Esta unidad de cuenta no quedaría
plasmada en ningún soporte físico (moneda o billete), sino que las
anotaciones correspondientes se realizarían digitalmente a través de una
aplicación informática que se instalaría en aparatos móviles. Con cada
transacción aprobada el comprador daría la orden para que su saldo de
madroños se redujese en la misma cantidad que aumentase el saldo de
madroños del vendedor.
El funcionamiento de las compras sería tan
sencillo como enviar mensajes de chat por el móvil. Para ello sería
necesario que todo usuario (comprador y vendedor) tenga instalada la
aplicación en algún aparato móvil, y que tenga acceso a la red mediante
wifi o datos en el momento de la compra.
Los comercios adscritos al plan podrían
en todo momento cambiar sus madroños por euros con un tipo de cambio
unitario (1 madroño por 1 euro) en las dependencias del Ayuntamiento o a
través de la propia aplicación móvil. Pero solamente podrían hacerlo
los comercios adscritos al plan, no cualquier poseedor de madroños. Se
asegura así que la vida de los madroños sólo pueda finalizar tras haber
realizado una compra en las dependencias de un pequeño establecimiento
que cumpla los requisitos establecidos.
Los madroños pueden ser puestos en circulación por el Ayuntamiento a través de varios canales no excluyentes:
Promociones. El Ayuntamiento abre un
periodo de tiempo limitado en el que permite que cualquier persona pueda
cambiar euros por madroños con una bonificación que sirva de incentivo
para obtener madroños (por ejemplo: cambiar 10 euros por 11 madroños),
en las dependencias del Ayuntamiento o a través de la aplicación móvil.
Recompensas. El Ayuntamiento premia a
los ciudadanos que adopten conductas ejemplarizantes (entrega de
residuos para reciclaje, utilización de transporte urbano, etc).
Ayudas sociales a familias necesitadas.
Parte de las ayudas sociales son entregadas en madroños en vez de en
euros, logrando así que parte de las ayudas sean utilizadas para compras
en los pequeños establecimientos acogidos al plan y no en otros
diferentes.
Si la utilización del madroño se
extiende de una forma notable, los vendedores no convertirían todos los
madroños en euros, ya que podrían utilizarlos a su vez para realizar
compras en otros establecimientos, e incluso para pagar parte de los
salarios a su personal.
De ser así, el Ayuntamiento no tendría que
convertir todos los madroños emitidos en euros, ergo lograría aumentar
su gasto público (ayudas sociales, bonificaciones, etc) y con ello
estimular la actividad económica sin necesidad de recaudar euros en la
misma cantidad. Ello dotaría de mayor margen fiscal al Ayuntamiento, y
sería más o menos intenso dependiendo de la frecuencia y extensión que
alcance la utilización de los madroños en las transacciones.
Debido a la originalidad y complejidad
del proyecto, sería conveniente comenzar con un proyecto piloto acotado a
un distrito determinado de la ciudad, preferiblemente uno en el que el
pequeño comercio haya sufrido considerablemente y donde se reciban,
comparativamente, importantes ayudas sociales.
La idea es que los
posibles inconvenientes derivados del plan tengan un alcance limitado,
pudiendo así corregir defectos y fortalecer el proyecto sin necesidad de
asumir importantes riesgos.
Entre esos inconvenientes destaca la
poca tradición por parte de los ciudadanos en el uso de monedas
complementarias y en el uso de sistemas de pagos digitales; y la
dificultad de entender la aplicación por parte de algunas personas,
especialmente personas mayores, lo que haría necesaria e imprescindible
una importante campaña informativa y formativa.
No obstante, ya se han
implementado experiencias de este tipo en algunas localidades españolas y
se ha demostrado que tras una breve formación todo el mundo ha sido
capaz de familiarizarse con estos sistemas de pagos.
Por otro lado, no todo el mundo tiene
teléfono móvil ni acceso a internet en cualquier parte, lo que haría
necesario pensar en procedimientos complementarios y ad hoc. También
habría que controlar el fraude cambiario que podría originarse (alguien
puede cambiar euros por madroños utilizando la bonificación y luego
lograr que algún comerciante los cambie en su nombre).
Sin embargo, estos inconvenientes
palidecen al lado de las importantes ventajas económicas, sociales,
ecológicas y de género que este plan supondría. Se trata de un original
plan de actuación que allí donde se ha aplicado –con un formato u otro-
ha cosechado importantes resultados, como son los casos de San Juan de Aznalfarache en Sevilla o de Santa Coloma
en Barcelona.
Al fin y al cabo se trata de utilizar las herramientas
públicas (particularmente la de la creación y control de un sistema de
pagos) para canalizar los flujos de renta allí donde son más necesarios
(personas con pocos recursos y pequeños comercios), al mismo tiempo que
se contribuye a impulsar y cuidar el tejido productivo local y articular
modelos económicos más sostenibles en términos sociales, ecológicos y
de género.
Esperemos que iniciativas de este tipo continúen proliferando
y teniendo éxito." (Eduardo Garzón Espinosa, Economía crítica y crítica de la economía, 23/02/18)
"Como alternativa a la salida del euro y para conseguir la soberanía financiera:
europeseta electrónica
Existe una descripción con mucho humor, de economía-ficción,
sobre los beneficiosos efectos que se producirían si en Italia, el gobierno
impusiera una moneda digital (allá por el 2020), para salir de la quiebra
económica y política a la que la permanencia en el euro habría llevado al país. El objetivo se conseguiría rápidamente.
Los únicos perjudicados, los
especuladores de la deuda. Ver: J. D. Alt: ‘Europa,
2020: una ucronía iluminadora’. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5467 )
Los artículos de Juan José R. Calaza (Juan José Santamaría y Juan Güell) muestran con
gran claridad las ventajas de una europeseta electrónica de circulación interna:
Para entender la europeseta electrónica. Qué es y, sobre todo, qué no es. Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2012/12/02/entender-europeseta-electronica/720458.html
Para salir de la crisis sin salir del euro: España
debe emitir europesetas (electrónicas). Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2011/11/27/salir-crisis-salir-euro-espana-debe-emitir-europesetas-electronicas/601154.html
Las europesetas electrónicas, complementarias al euro, estimularán el crédito sin efectos colaterales perversos. Enlace: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165815
Juan Torres insiste en que es necesario emitir una moneda complementaria al euro. Sus artículos:
Marear la perdiz. Enlace: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/02/08/andalucia/1360327224_588117.html
Hay alternativas, incluso dentro del euro.
Enlace: http://juantorreslopez.com/publicaciones/hay-alternativas-incluso-dentro-del-euro/
Más información en: 'Si Grecia, España, o
Andalucía emitiesen una moneda digital, respaldada por la energía solar
instalada en sus tejados, alcanzarían la soberanía financiera. La de dar
créditos a familias y empresas': http://comentariosdebombero.blogspot.com.es/2014/06/si-una-autonomia-o-una-gran-ciudad.html
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