1.3.18

Lo que debería sustituir a la clase obrera —los excluidos, los precarios, los sin derechos, los que no están en “política”— carecen de instituciones propias... este es el problema político de nuestro tiempo

"(...) En España, la clase obrera ha dejado de existir desde hace ya 30 o 40 años. Ha dejado de existir no porque no existan obreros de fábrica, aunque sean muchos menos que en 1973, ni trabajadores manuales, ni desde luego un inmenso proletariado de servicios compuesto crecientemente por mujeres y migrantes. Ha dejado de existir porque no existe movimiento obrero, aunque existan sindicatos (en su mayoría en nómina del Estado). 

Porque no existe una cultura política obrera —o de estos nuevos segmentos proletarizados—, aunque existan toda clase de estilos y formas de vida “populares”, convenientemente explotados y neutralizados por la sociedad de consumo. 

Lo que debería sustituir a la clase obrera —los excluidos, los precarios, los sin derechos, los que no están en “política”— carecen de instituciones propias, de medios propios, de sindicatos y cooperativas que se diría con viejo lenguaje. Y este es el problema político de nuestro tiempo.

Que la izquierda no encaje en nada en las clases populares, que esté compuesta de aspirantes a nueva élite política —y cultural, lo que incluye a los “formadores de opinión”— es una obviedad. 

 Hoy asistimos a dos procesos distintos y que no debemos confundir: 

un recambio de élites, frente a la crisis política del régimen y de una vieja clase política y cultural enrocada; y también asistimos a las primeras tentativas de formación de instituciones propias de clase. 

Al primer proceso se le llama renovación de la izquierda. Para el segundo todavía no tenemos nombre. 

La cuestión prioritaria no es que los pobres y los obreros voten a una opción de izquierda, ni siquiera que estén integrados en la “dirección” de la izquierda. No es tener un gran partido socialista-comunista, tampoco promover a un Trump bueno.

 El reto es que estos se organicen y de paso se alíen con todos aquellos sectores en proceso de desafiliación de la clase media. Si esto felizmente ocurre, que voten o no a la izquierda será una cuestión menor. A partir de ahí veremos otra vez lo que puede una política de clase. También lo poco que puede una política de izquierdas."                   (Emmanuel Rodríguez, CTXT, 07/02/18)

No hay comentarios: