8.6.18

El dream team de Pedro Sánchez: un gobierno de contención, de contener el gasto público a contener a la derecha extrema que ya asola Europa

 "(...) El aprendizaje teórico fundamental para esta nueva etapa proviene de la constatación del agotamiento de la socialdemocracia como proyecto capaz de afrontar con éxito los dilemas de la Europa del siglo XXI. 

El Gobierno de Zapatero acabó humillado precisamente por el corsé autoimpuesto de lo que también en las últimas décadas vino a llamarse, quizá con más precisión, social-liberalismo. 

No valen reformas únicamente en el campo de los derechos civiles o gestos significativos en el campo internacional, tan importantes, si no se ataca el corazón neoliberal del sistema, aquel donde se aloja la economía y las relaciones laborales que afectan de manera tan directa a nuestra vida.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha sido diseñado con novedades propias de esta etapa, sabiendo leer en parte el tiempo actual y aportando las suficientes dosis de ilusión para una ciudadanía progresista que no veía cómo salir del oscuro túnel de la derecha. 

No solo su gobierno tendrá más mujeres que hombres o recupera el Ministerio de Igualdad, sino que las principales carteras económicas o de defensa y justicia las llevarán ellas. A su vez ofrece otra novedad significativa como es la creación de un gran Ministerio en torno a la energía, el medio ambiente y el cambio climático. 

Y se permite incorporar a personalidades mediáticas y de prestigio como Pedro Duque mientras navega las difíciles aguas de la cuestión territorial con Borrell y Batet, una de cal y otra de arena, a la espera de unos meses de negociaciones que se antojan complejos. 

Los nombramientos finales, entrando de lleno al espectáculo con Màxim Huerta para Cultura o con un guiño evidente al electorado naranja con Grande-Marlaska, y pese a la simpatía inmediata que puedan despertar en parte del electorado, pueden anticipar algunas de sus dificultades futuras. 

Con todo, queda claro que el nuevo Gobierno del PSOE mantiene ese viejo aire de familia de las carteras económicas, muy del gusto de la gran banca española y de Bruselas. La obediencia al absurdo mantra neoliberal del tope del 3% en el déficit público continuará, y con él el modelo de contención de salarios y gasto público, el de la precariedad y el desempleo. 

Derogar las reformas laborales, retornar a la primacía de la negociación colectiva, afrontar una política de recuperación de derechos laborales a costa de los beneficios empresariales, o emprender una reforma tributaria de gran calado son políticas que muy posiblemente, a juzgar por los nombramientos anunciados, se quedarán en el tintero, quizá camufladas por algunas medidas más superficiales que atenúen la insoportable situación actual.   (...)

Han sido siete años de durísimo Gobierno de Mariano Rajoy. Los más vulnerables de la sociedad han sido literalmente machacados por sus políticas, por sus desahucios y su policía, por su precariedad y su desempleo, por su pobreza energética y su modelo de vivienda, por sus muros y fronteras. (...)

Ya no valen más populismos ni cesarismos, atajos ni máquinas de guerra electoral, lo sabíamos antes y se ha comprobado en esta etapa. Tampoco valen los modelos clásicos de partido. Seguimos precisando de amplias alianzas sociales y políticas ante el neoliberalismo, frente al corazón de la bestia (...)

Estamos ante un gobierno de contención, no solo por su compromiso en contener el gasto público sino también porque de momento nos va a permitir contener a la derecha extrema que ya asola Europa. Hemos de tratar de que esta etapa de contención sea el preludio, la preparación, del nuevo país que soñamos desde la izquierda. Suerte y a la tarea. "            (Víctor Alonso Rocafort. Coordinador parlamentario de IU. CTXT, 06/06/18)


"(...) Repasemos el escenario al que se enfrenta Sánchez, y qué cartas puede jugar durante los próximos meses.

Un gobierno en ultraminoría, pero sin rivales fuertes

El PSOE controla menos de una cuarta parte de los diputados del congreso. Todos los gobiernos en una democracia parlamentaria viven a merced del legislativo, pero en el caso de Sánchez, esta balanza de poder es especialmente abrumadora.

A primera vista, esta relación de fuerzas debería ser un indicador de un gobierno débil que tendrá problemas para mantenerse en el poder. En realidad, esa debilidad esconde que el PSOE es la segunda opción para todos los partidos del hemiciclo, sin que haya mayorías alternativas a la vista que puedan desbancarlo. 

Rivera prefiere a Sánchez en Moncloa antes que a Rajoy o Iglesias. Iglesias prefiere a Sánchez que a Rivera o Rajoy. Rajoy prefiere a Sánchez antes que Iglesias o Rivera. Dado que alguien tiene que gobernar y ni Iglesias, ni Rajoy, ni Rivera tienen los votos suficientes para hacerlo, Sánchez es presidente del gobierno casi por defecto, sin que haya una moción de censura viable a corto plazo que pueda desalojarle del cargo.

Un gobierno sin margen de maniobra

El hecho que la supervivencia política de Sánchez esté por ahora casi garantizada no quiere decir que su gobierno vaya a ser especialmente productivo.

 Del mismo modo que el tipo ha acabado en el gobierno porque era la solución menos ofensiva para todos los presentes (incluso para Rajoy- su dimisión bastaba para bloquearle, no lo olvidemos), esto no quiere decir que el resto de partidos políticos vayan a estar por la labor de facilitarle victorias políticas estos próximos meses. 

En vista de que es poco probable (salvo sorpresas impresvistas, pifias monumentales del PSOE o un espectacular cambio de liderazgo en el PP) que nadie pueda sacar a Sánchez de Moncloa hasta las elecciones, el objetivo común de todos los partidos será intentar que llegue a los próximos comicios tan desgastado como sea posible sin haber conseguido hacer nada.

Obviamente nadie quiere tener la culpa de que todo fracase, así que vamos a ver elaborados rituales teatrales donde los partidos se echan las culpas mutuamente de todo. 

En la oposición hablarán de “falta de liderazgo” en Moncloa, un presidente que “no negocia” y que vive de cara a la galeria en vez de hacer lo que pide la gente. Sánchez y el PSOE van a hablar del do-nothing Congress y sobre cómo los irresponsables de Podemos, PP y Ciudadanos votan en contra del bien y a favor del mal todo el rato.

El PSOE partirá con cierta ventaja. El partido que está en Moncloa tiene mucho mayor control sobre la agenda política que el resto, y gracias a tener la enorme burocracia ministerial detrás, es mucho más efectivo redactando propoposiciones de ley. 

Pueden poner temas en la agenda que sean abrumadoramente populares, o temas donde Ciudadanos y Podemos hayan expresado su apoyo en tiempos recientes (RTVE, ley mordaza).  El gobierno, además, puede tirar de reglamentos y decretos en bastantes temas, y tiene el enorme poder simbólico que representa estar en el ejecutivo, con todo el ceremonial del poder asociado.

Aún así, a los votantes en general esta discusión les entrará por una oreja y les saldrá por la otra, ya que a la política no le prestan demasiada atención. El PSOE sacará un buen resultado en las próximas elecciones si la economía va bien, y sacará uno malo si la economía va mal o se declara la cuarta guerra carlista en Osona, el Berguedà y el Pla de l´Estany. Los periodistas se emocionarán mucho con los debates parlamentarios (y yo me divertiré mucho con ellos), pero no cambiarán gran cosa de cara a las urnas.

¿Qué veremos entonces?

Hace un par de años, durante las inacabables negociaciones del 2016 para investir a alguien, quien fuera, como presidente del gobierno, mucha gente ironizaba que la economía española nunca había ido mejor: lo de no tener gobierno nos fue bien. 

Salvando las distancias, no me extrañaría que el resto de la legislatura fuera parecida a ese 2016, con el país operando más o menos en piloto automático. Discrepo que esto sea lo que más le conviene a España a estas alturas (el país tiene un montón de problemas urgentes, desde un mercado laboral roto a un estado de bienestar que no redistribuye en absoluto, pasando por un horizonte demográfico atroz), pero no es la peor de las alternativas posibles.

Incluso con este panorama, Sánchez puede conseguir sacar adelante algunas cosas. Por un lado, hay un número limitado pero no insignificante de temas donde el ejecutivo tiene muchísima capacidad de maniobra: política exterior, defensa, y nombramientos administrativos/regulatorios. 

Colocar a Josep Borrell como ministro de exteriores es una señal de que el presidente es consciente que esta es de las pocas áreas donde pueden hacer algo, así que colocar un peso pesado tiene sentido.

Segundo, si hay algo que a la burocracia estatal se le da bien es crear informes, planes directores, libros blancos y demás tochos burocráticos. El PSOE puede (y debería) empezar a impulsar esta clase de trabajos ahora mismo para primero, marcar los parámetros del debate, y segundo, tener un plan coherente con el que ir a las elecciones cuando se acabe la legislatura. 

El rumoreado observatorio/comisionado sobre la pobreza infantil es una idea excelente, y es algo que ayudará a mover la agenda hacia temas que el partido considera críticos, y con suerte, quizás saque algún ley de rebote.

Tercero, queda el tema de siempre:

Cataluña y el procés que no cesa

Me temo que sobre esto hablaré con más detalle otro día, pero hay unos cuantos elementos a tener en cuenta. Primero, de todos los temas en la agenda política, este es el que divide más al PSOE internamente, y que más peligro entraña para Sánchez. 

En el mejor de los casos, el tema catalán es un campo de minas para cualquier dirigente socialista y que ya acabó con Sánchez una vez, hace un par de años. Con un gobierno débil, lo será aún más.

Segundo, los partidos secesionistas catalanes viven en un dilema parecido al de los partidos nacionales: Sánchez será mejor o peor, pero es la menos mala de las alternativas viables para ellos para ocupar Moncloa (aparte de Pablo Iglesias, que no es exactamente viable a día de hoy). 

Aunque hay amplios sectores del independentismo que son firmes partidarios de eso de “que cuanto peor, mejor“, la aplicación del 155 y la ronda de acusaciones por rebelión creo que han curado a muchos de ganas de hacer heroicidades. 

Los separatistas pueden sabotear a Sánchez poniéndole en saraos constantes (como con otra ronda de saltarse leyes a la torera), pero saben que si lo tumban el siguiente en la lista es Albert Rivera, alguien que desde luego no les va a reir las gracias. (...)"               (Roger Senserrich, Politikon, 05/06/18)


 "(...) diversas razones para el optimismo y la catarsis: el europeísmo, el escrúpulo socialdemócrata, la cualificación de los cargos, la ortodoxia institucional, la exclusión del hooliganismo revanchista, el predominio de mujeres sin necesidad de explicaciones y las ambiciones explícitas de estabilidad.

No es que Sánchez vaya a dilatar la legislatura hasta marzo 2020. Su Gobierno de pesos pesados y de figuras mediáticas constituye más bien una plataforma de lanzamiento por encima de las contingencias y limitaciones contemporáneas. El PSOE ha invertido las inercias, ha recuperado el centro de gravedad de la política española. 

Un movimiento coyuntural que el nuevo presidente ha resuelto con audacia y que ubica en la periferia tanto a su enemigo natural en la izquierda (Podemos) como al providencialismo que representaba la fiebre naranja de Ciudadanos.

La euforia y hasta el almíbar que arropan la legislatura sanchista se exponen a un escenario hostil.  (...)

No caben mejores antídotos hacia fuera y hacia dentro que Borrell (Exteriores) y Grande Marlaska (Interior), como no existe mejor camino de entendimiento parlamentario que ponerse a rectificar las leyes e iniciativas del PP.

Se trataría de “desgobernar”, de destejer, de convertir la aversión póstuma de Rajoy  y el aislamiento al PP en el punto de encuentro —ley mordaza, transformación de RTVE, reforma laboral, énfasis de políticas sociales—, incluso de relativizar al mismo tiempo las presiones independentistas.

Sánchez recupera la iniciativa desde el centro. (...)"              (Rubén Amón, El País, 07/06/18)


"(...) Pedro Sánchez ha formado una suerte de Dream Team de gobierno con estrellas mediáticas y gente mayormente solvente en sus disciplinas. (...)

No obstante, a estas horas, no sabemos si este equipo de gobierno dirigido por Sánchez va a jugar al ataque, al catenaccio, al contraataque o a la posesión. (...)

Pedro Sánchez, cuando el revuelo informativo por estos nombramientos vaya amainando con el paso de los días se enfrenta a un problema: el terreno de juego. Un terreno de juego poco apto para el equipo que ha montado. Con 84 diputados más el apoyo del diputado Quevedo de Nueva Canarias la geometría variable que le permita gobernar establemente mientras piensa Sánchez si agota la legislatura o no, se ha de llevar a límites donde las matemáticas quizás no han llegado. 

(...) me ha llamado poderosamente la atención el perfil de algunos miembros de ese gobierno que los acerca en algunos casos más al liberalismo progresista que la socialdemocracia que se le presume al PSOE. (...)

La partida de las próximas Elecciones Generales se juega en el centro y en el respeto al ordenamiento constitucional. Aquel que conecte más y mejor con ese electorado se llevará el gato al agua.  (...)"                (Ángel Guillén, e-notícies, 07/06/18, concejal de C's en La Garriga)


"El nuevo Gobierno español corteja a Bruselas y el italiano le planta cara.

 Guiño a guiño, Pedro Sánchez ha conformado un Gobierno que parece el prototipo ideal para colmar los deseos de Bruselas.  (...)

Sin mover un papel ni gastar un euro, el presidente del Gobierno español se ha anotado así el primer éxito de una trayectoria que hace solo cuatro días, tras el éxito de la moción de censura a Mariano Rajoy, levantaba inquietud entre algunos socios europeos. Sánchez ha logrado calmar los ánimos. Y, sobre todo, levantar una empalizada de tranquilidad para aislarse de los vientos que soplan desde Italia.  (...)

Y la Comisión Europea, en particular, recibía con alborozo que una de sus altos cargos, Nadia Calviño, fuera elegida para el Ministerio de Economía. "El puesto de Nadia es una pérdida para la Comisión pero estamos encantados de tenerla al otro lado de la mesa", señaló el miércoles el vicepresidente de la CE, Jiyrki Katainen.

Al éxito de Sánchez ha contribuido también la formación a trompicones del Gobierno italiano y la actitud de Conte, quien, de momento, es observado como un mero portavoz de la dialéctica antisistema de sus dos mentores, Luigi di Maio (5S) y Matteo Salvini (Lega).  (...)

Ese mismo día, Botín elogiaba en un tuit la elección de Calviño como ministra de Economía, en lo que se interpretó como una señal de respaldo de la número uno del mayor banco de la zona euro a la política económica que cabe esperar de Sánchez, diametralmente opuesta a la que se anticipa en Roma.

Y la fosa entre España e Italia parece llamada a abrirse en las próximas semanas, porque a finales de mes se celebra una cumbre europea sobre la reforma del euro en la que los socios deberán elegir entre el bando más partidario de la integración, encabezado por Emmanuel Macron, o quedarse con los reacios a seguir avanzando.

 Bruselas da por descontado que un Gobierno con tantos mimbres euroentusiastas como el de Sánchez no tendrá duda sobre dónde colocarse."     (Bernardo de Miguel, Cinco Días, 07/06/18)

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