"El tercer "plan de rescate" de Grecia (Memorandum of Understanding) va a terminarse el mes de agosto, aunque no haya salido aún de la crisis, como ha mostrado claramente Jacques Adda.
El acuerdo "final" concluido entre Grecia y sus acreedores se basa en
el fondo en tres equívocos: pretende borrar los efectos sociales de
cerca de diez años de ciega austeridad; se apoya en perspectivas
económicas incoherentes; en fin, instaura una puesta bajo tutela
indefinida de Grecia.
Novlengua europea
El acuerdo ha sido acogido con comentarios que expresan un alivio
obsceno, si se tiene en cuenta el estado de descalabro del país. (...)
A lo largo de todo este texto, la regla es
una insoportable novlengua. Tomemos el ejemplo de la salud pública: para
la Comisión, "las autoridades han cumplido su compromiso de continuar
racionalizando los gastos globales de salud".
Esta afirmación es de un
cinismo asombroso, teniendo en cuenta la situación real que es ésta: "el
sistema nacional de salud griego ha sido desmantelado por la aplicación
de un conjunto de medidas impuestas desde 2010 por los acreedores de
Grecia en los sectores de salud primaria, secundaria y farmaceútica",
como analiza la investigadora Noëlle Burgi, en un artículo muy documentado.
Condiciones de vida dantescas
Una investigación realizada en Atenas
dibuja un cuadro dramático de las condiciones de vida. El 43% de las
familias declaran no tener medios para pagar la calefacción de su
vivienda; el 52% dice que no podrían hacer frente a un gasto imprevisto
de 500 euros, el 49% que no tiene los medios para ir de vacaciones. Seis
de cada diez personas entrevistadas han estado en el paro más de dos
años.
Solo el 10% de los y las paradas tienen subsidio, 360 euros al
mes.
Siguiendo en Atenas, el consumo de
psicotrópicos se ha multiplicado por 35 entre 2010 y 2014, el de
ansiolíticos basados en benzodiazepinas por 19 y el de los
antidepresivos por 11. Estos últimos datos están sacados de un artículo
de Le Monde Diplomatique que resume los resultados de un estudio original realizado sobre las aguas residuales de la ciudad. (...)
Imposible recuperación
Se trata de una vestimenta tecnocrática de la única cifra que importa,
es decir, el excedente primario, porque representa la capacidad de
Grecia de pagar sus intereses.
Solo cuenta eso. La contrapartida de esta
sangría es la prosecución de las reformas estructurales, sobre todo la
bajada de los gastos sociales, en particular las pensiones en el caso de
Grecia, así como el bloqueo de toda inversión pública.
Esta trayectoria es incompatible con una recuperación del crecimiento. (...)
El comercio exterior de Grecia está hoy poco
más o menos equilibrado. Pero este resultado no ha sido alcanzado por
una recuperación de las exportaciones que habrían sido dopadas por las
famosas "reformas": es el efecto mecánico de la caída de las
importaciones durante la crisis.
Toda verdadera recuperación conduciría
de nuevo a un déficit debido a la dependencia de Grecia, en particular
en bienes de inversión, y esto en un contexto en el que los capitales
extranjeros serían evidentemente reticentes a financiar este déficit.
Es mirando hacia las exportaciones de Grecia
como se puede discernir a qué está destinado el país. Sus principales
recursos específicos son, simplificando un poco, la flota comercial
(pero los armadores griegos pagan pocos impuestos y los puertos serán
poco a poco vendidos a grupos chinos o de otros países) y el turismo.
Este último es poco más o menos el único sector en expansión y
representa en 2016 un cuarto de las exportaciones y el 7,5% del PIB. (...)
Una deuda insostenible
Las negociaciones sobre la deuda griega son en el fondo una
fantasmagoría. Nadie cree verdaderamente en la sostenibilidad a medio o
largo plazo de la deuda griega. El FMI se ha retirado del juego porque
no se lo cree, e incluso la Comisión Europea a mostrado discretas
reservas.
El Eurogrupo pone cara de creer en el restablecimiento de la
sostenibilidad de la deuda griega pretendiendo que la ratio deuda/PIB
debería disminuir progresivamente para pasar de 188,6% en 2018 a 168,9%
en 2020, luego al 131,4% en 2013 y al 96,8% ... en 2060.
Pero esto, una vez más, no es más que la
vestimenta para rechazar cualquier nueva anulación de la deuda. El
rechazo de los acreedores no está fundado en la confianza en la validez
de sus escenarios, sino que se explica por la voluntad de disciplinar a
su deudor griego. Su objetivo es en el fondo dotarse de los medios para
recuperar un máximo de dinero y de retrasar lo más posible sus
eventuales pérdidas.
Basta para darse cuenta de ello con examinar el calendario de
vencimientos que acaba de ser aprobado (es regularmente compilado por
tes periodistas del Wall Street Journal en la página Greece´s Debt Due).
El perfil es aberrante: tras una ligera retirada en 2018 (8 mil
millones de dólares), los reembolsos suben a cerca del 12 mil millones
en 2019. (...)
¿No habrían podido ponerse de acuerdo los Estados e instituciones
europeas, que tienen el 80% de la deuda griega, aunque solo fuera para
reducir el "muro" de 2019 en el que "las necesidades brutas de
financiación se elevarán a 21 mil millones de euros en principal y en
intereses" como subraya el Tribunal de Cuentas europeo? (...)
Así pues, están puestas todas las condiciones para que el mecanismo
infernal de bola de nieve comience de nuevo: Grecia deberá pedir
prestado de nuevo en los mercados para hacer frente a sus fechas de
pago, pero al 3,4% o al 5%. (...)
El secreto a voces
Klaus Regling desvela el fondo de su pensamiento en una entrevista
bastante incisiva y reproducida en la página del ESM. A la pregunta de
saber si la deuda de Grecia podría ser declarada sostenible a largo
plazo, Klaus Regling responde por la negativa, seguida de una fórmula
ampulosa sobre el papel de las medidas a largo plazo.
Y ¿cuánto tiempo
será necesario, se le pregunta, que Grecia haga reformas para
tranquilizar a los mercados? Ahí también, la respuesta es muy
ilustrativa: "la puesta en marcha de las reformas es una tarea
permanente.
No se acaba nunca. Es cierto para todos los países del
mundo, para todos los países de la Unión Europea y por tanto también
para Grecia.
Quizás un poco más en el caso de Grecia, debido a la
historia reciente de la economía griega que pone fin a un período de
ajuste difícil".
Grecia sigue bajo tutela
El jefe del ESM se vuelve aún más preciso: la vigilancia de Grecia, vía
el Early Warning System, "deberá durar hasta que todo el dinero sea
reembolsado". ¿Hasta 2060? pregunta el entrevistador y Regling responde:
"Si. La Comisión se detendrá cuando el 75% haya sido reembolsado, pero
no nosotros. Nosotros vigilaremos hasta el plazo final". Habrá incluso
una "reforzamiento de la vigilancia" con "una evaluación cada tres
meses" puesta en pie durante "un cierto número de años". (...)
La especie de acuerdo concluido entre Grecia y sus acreedores europeos
ha sido presentado como una salida definitiva de la crisis. Esto es
doblemente falso. El acuerdo no puede borrar los daños sistemáticamente
infligidos a la sociedad griega y cuyos efectos no han sido borrados. No
abre tampoco una nueva trayectoria para la economía griega. Y estas dos
constataciones están relacionadas entre sí."
(Michel Husson, AlEncontre , en Jaque al neoliberalismo, 10/07/18)
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