"La economía se recupera, pero los perdedores de la crisis siguen ahí. Se
trata del 20% más pobre de la población.
Después de 21 trimestres
consecutivos de crecimiento y la recuperación de más 2,3 millones de
empleos, los desahucios, el estigma más cruel de la crisis, se ha
cronificado. (...)
En conjunto, las expulsiones de hipotecados e inquilinos siguen a un
ritmo de 60.000 familias anuales, según el Poder Judicial. La crisis ha
tenido al mismo tiempo unos ganadores indiscutibles. El 10% de la
población española más rica ha pasado de acumular un 44% de la riqueza
neta total en 2008 al 53% en 2014, según un estudio del Banco de España.
El aumento de las desigualdades ha sido una de las peores secuelas de la crisis
y constituye el desafío más serio del actual sistema económico. La
radiografía más rigurosa de las disfunciones del capitalismo la ha
realizado el economista Thomas Piketty en 2013 en El capital del siglo XXI.
Para reducir la desigualdad, el economista galo propugna entre otras
recetas un impuesto a las rentas altas (más de 500.000 euros) con un
tipo del 80%.
En realidad no es una gran novedad. Piketty recuerda que
en Estados Unidos, los presidentes demócratas Franklin D. Roosevelt y
Harry S. Truman y el republicano Dwight D. Eisenhower elevaron y
mantuvieron el tipo máximo del impuesto sobre la renta por encima del
90% entre las décadas de los 40 y los 60 del siglo pasado. En el Reino
Unido, el tipo máximo superior al 90% se mantuvo durante cuarenta años
hasta finales de los 70.
Las políticas fiscales progresistas y solidarias de la posguerra en
aquellos países permitieron recaudar fondos para crear servicios
sociales, compensar las desigualdades generadas por el sistema y
cohesionar la sociedad. Fueron los mejores años en todos los aspectos. (...)
Laura Tyson (ex presidenta del Consejo de Asesores Económicos del
Presidente) y el Nobel Michael Spence apoyan la iniciativa fiscal y
sostienen que “hay motivos de sobra para elevar el tipo marginal del
impuesto sobre la renta aplicado a quienes más ganan”.
La gran diferencia entre la Gran Depresión y la crisis actual no ha
sido la profundidad de los daños causados sino el distinto tratamiento
empleado por los políticos para remediarla. Las políticas empleadas a
mediados de siglo pasado corrigieron las desigualdades por la vía fiscal
con nuevos servicios que ahora se desmantelan.
Ahora vemos con asombro
cómo en España los ganadores de la crisis se resisten a una justa
contribución por los beneficios obtenidos. Se oponen a que el tipo
máximo del impuesto sobre la renta llegue al 52%. Una resistencia
insensata que no calibra las consecuencias de una ruptura social." (Andreu Missé , El País, 07/10/18)
"Algunos creen de buena fe que nos van a freír a impuestos. Esta
impresión no parece concordar con la realidad.
El propósito del Gobierno
es practicar un alza fiscal selectiva y limitada. Su presentación,
desordenada y hasta caótica, no lo desmiente. Su compromiso es aumentar
la recaudación unas cinco décimas del PIB, algo más de 5.000 millones, y
sudará para lograrlo. (...)
Así que el esfuerzo o sacrificio que se va a solicitar es
bastante digerible, amén de socialmente justificable. ¿Por qué,
entonces, parece que estemos ante una operación confiscatoria?
Porque la selección de objetivos fiscales apunta a posiciones de
poder económico (grandes empresas, multinacionales tecnológicas y
plataformas similares, negocio financiero) o a rentas de situación
largamente labradas más que a sectores débiles. Y ya se sabe que el
poder obtiene eco más fácil que su ausencia. (...)
Sorprende más que se apunten organismos reguladores se supone que
independientes. Como la CNMV, que debe velar por la transparencia y la
corrección en la actuación de las empresas, en los mercados y ante sus
accionistas y consumidores, más que por sus intereses.
La aplicación de
una tasa Tobin a clientes de algunas operaciones de banca o
Bolsa sería “lesiva para el mercado”, sostiene su presidente, Sebastián
Albella. ¡Aaah! No lo ha sido en Francia, Italia, Reino Unido o Irlanda.
¿Entonces? (...)" (Xavier Vidal-Folch , El País, 08/10/18)
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