11.10.18

Uno de los recursos de los evangélicos brasileños para atraer a los favelados a la causa de Bolsonaro es mandar supuestos encuestadores para preguntarles si les gustaría que a su hijo José le cambiaran de nombre y le llamaran María...

"(...)  Jair Bolsonaro (...) Sus exabruptos reaccionarios, sexistas, homofóbicos, fascistas y su apología de la tenebrosa dictadura militar brasileña del 1964 y sus torturas provocaban generalizada repulsa en la sociedad. Por eso, durante dos años su intención de voto nunca superó el 15 o 18 por ciento. 

(...) sabemos, como lo afirma una nota reciente de Marcelo Zero, en Brasil, que la CIA y sus aliados locales han desatado una apabullante avalancha de “fake news” y noticias difamatorias de los candidatos de la alianza petista que encontró un terreno fértil en las favelas y barriadas populares de las grandes ciudades de ese país. 

Esos sectores fueron sacados de la pobreza extrema y empoderados por la gestión de Lula y Dilma. Pero no fueron educados políticamente ni se favoreció su organización territorial. Quedaron como masas en disponibilidad, como dirían los sociólogos de los años sesenta.

Quienes sí los están organizando y concientizando son las iglesias evangélicas con quienes se ha aliado Bolsonaro, promoviendo un discurso conservador duro, hipercrítico del “desorden” causado por la izquierda en Brasil con sus políticas de inclusión social, de género, de respeto a la diversidad, a los LGBTI y su “mano blanda” con la delincuencia, su obsesión por los derechos humanos “sólo para los criminales”.

 Uno de sus recursos para atraer a los favelados a la causa de la derecha radical es mandar supuestos encuestadores para preguntarles si les gustaría que a su hijo José le cambiaran de nombre y le llamaran María, para exacerbar la homofobia. La respuesta es unánimemente negativa, e indignada. 

La prédica del ex capitán sintoniza nítidamente con ese conservadurismo popular hábilmente estimulado por la reacción. En ese clima ideológico sus escandalosos y violentos disparates, como los de Hitler, decantan como un razonable sentido común popular y podrían catapultar a un monstruo como Bolsonaro al Palacio del Planalto que, como dato adicional habría que recordar que le prometió a Donald Trump autorizar la instalación de una base militar de EEUU en Alcántara, cosa a la que se negaron los gobiernos petistas. 

Si llegase a triunfar sería el comienzo de una horrible pesadilla, no sólo para el Brasil sino para toda América Latina."                (Atilio Boron, Página 12 , en Jaque al neoliberalismo, 07/10/18)

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