20.11.18

Las protestas de los automovilistas ponen contra las cuerdas a Macron y… a Melénchon

 "(...) el sábado 17 de noviembre cientos de bloqueos se llevaron a cabo en toda Francia. 

La señal de ls indignación de los automovilistas: los chalecos amarillos de emergencia. Un movimiento que no es tan diferente del de los "gorros rojos" contra las ecotasas.

Un movimiento popular ... ¿pero a la derecha?El 30 de octubre, en el mitin celebrado en Lille, Jean-Luc Mélenchon había tratado de poner el dedo en la llaga. El dirigente de la Francia Insumisa dijo entonces:

"Tienen razón de estar indignados. Los fascistas se han puesto al frente, lo que  no es bueno para la lucha. Algunos de nuestros amigos quieren participar en las protestas. ¿Les diré qué? ¿No ir? Responderán: "Estamos hartos, ¡y no somos fascistas!" Otros no quieren ni acercarse a dónde hay fascistas. Las dos posiciones son igualmente dignas. [...] Si nuestros amigos participan, estaremos orgullosos de ellos. De los que no quieran ir también”.

Pero el movimiento ya estaba tomando una orientación difícil de asumir a largo plazo. Al igual que en las protestas contra los pórticos de 2013, la izquierda no acaba de encontrar su lugar en la lucha. Hay que decir que los “chalecos amarillos" rápidamente han encontrado el apoyo de las derechas de Francia En Pie (Debout la France) o del Encuentro Nacional (Rassemblement national).

La culpa es de un problema mal planteado, además. Mal planteado por el propio gobierno, lo que ha alentado la indignación un poco más.

La excusa ecológica

 El lunes 5 de noviembre en la cadena de televisión BFM, el Ministro de Economía, Bruno Le Maire, justificó el aumento de los precios del combustible en estos términos: "No aplazamos la transición ecológica" . (...)

 Obviamente, nadie de buena fe en Francia puede creer que este gobierno es ecologista. Nicolas Hulot no podía hacer nada. Los grupos de presión son ahora los que situan como ministros a sus portavoces. ¿Y vienen a decirnos ahora que su política se justifica  en nombre de la ecología?

Como se señaló Benoît Hamon en Francia Inter el martes, cuando hay urgentemente que "desarrollar alternativas al coche”, el ejecutivo "cierra líneas de tren y estaciones" .

Las mentiras tiene un solo efecto: amplificar la sensación de los automovilistas de que son considerados unas "vacas lecheras". De ahí ese ambiente de” fiesta poujadista", en palabras del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), este 17 de noviembre.

¿Qué debe hacer la izquierda?

Volver a lo básico. ¿Toda las rabias "populares" deben ser apoyadas? Sin condenar el 17 de noviembre, ¿no es necesario trabajar en  este movimiento para que no se convierta en un repetita bis de los "gorros rojos"?

Como ha dicho François Ruffin en su canal de Youtube: “Conciliar la justicia fiscal y el imperativo ecológico no es fácil. Pero la evidente injusticia fiscal del presidente Macron, puesta de manifiesto cada día al servicio de los más ricos, bloquea todo progreso ecológico."

El equilibrio es frágil. Y el diputado de La Francia Insumisa resume en pocas palabras la sensación que existe en la izquierda: “Me gustaría estar en las protestas". ¿Pero cómo?

Si Manuel Bompard dice que "quiere participar en esta iniciativa" , por su parte, en Facebook , Clémentine Autain, lo rechaza taxativamente:

"No voy a estar en los bloqueos del día 17 porque no me veo manifestándome a la llamada de Minute ni de Marine Le Pen, y porque sé que nuestro reto es llevar a cabo una verdadera transformación, un cambio modelo de desarrollo que incluye la transición energética, la igualdad entre las personas y los territorios. Haré todo lo que pueda para que las decisiones tomadas sean compatibles con la justicia social y con la reducción efectiva de las emisiones peligrosas”.

Es evidente para todos que la lucha de la izquierda debe articular la lucha contra la injusticia, en este caso fiscal, y el proyecto ecológico. El fin del diesel fue uno de los compromiso de Jean-Luc Mélenchon en las últimas elecciones presidenciales. Pero esta prohibición no se puede hacer sin tener en cuenta las consecuencias, ya sea el transporte de mercancías, el transporte público, en una palabra, sin pensar la movilidad del futuro, colectiva e individual.

Y pase lo que pase, “no hay que dejar que esta indignación la rentabilice la extrema derecha, a la que le importa un comino las cuestiones climáticas, las desigualdades, el abandono de los servicios públicos -como dice Clémentine Autain-. No hay que equivocarse de combate”.  

(Loïc Le Clerc , Periodista de Regards, Sin Permiso, 18/11/18. Fuente: Regards)


"El movimiento de los Gilet Jaunes (chalecos amarillos) ha conseguido su objetivo: el pasado 17 de noviembre, cientos de carreteras de toda Francia amanecieron cortadas por manifestantes, que protestaban por la decisión del gobierno de Emmanuel Macron de subir los impuestos a la gasolina y el gasoil.  

A lo largo del día se produjeron 2.000 bloqueos, en los que participaron cientos de miles de personas (282.000, según el Gobierno). 

Una manifestante falleció en un accidente en uno de los cortes de carretera y más de 200 personas resultaron heridas en otros lugares, lo que empañó la jornada de protesta. En París, un grupo de personas consiguió acercarse al palacio presidencial y cortó los Campos Elíseos, mientras otros bloqueaban el periférico, la autovía que rodea la ciudad.

Se trata de la movilización más multitudinaria contra el Gobierno de Macron desde su llegada al poder en mayo de 2017 –mayor que las manifestaciones sindicales del último año contra la reforma laboral, las reformas en los ferrocarriles y la reducción de puestos en la administración pública. 

El movimiento de los ‘chalecos amarillos’, organizado de forma espontánea por Internet, ha puesto contra las cuerdas a Macron, pero también ha colocado en una situación difícil a La Francia Insumisa (FI) de Jean-Luc Melénchon, que se ha enfrentado al dilema de qué postura adoptar respecto al movimiento, impulsado por una petición en Internet que ha conseguido más de 850.000 firmas.

 Entre los promotores de la movilización hay integrantes de En Pie La Francia, el movimiento ultraconservador de Nicolas Dupont-Aignan (apoyó a Marine Le Pen en las elecciones de 2017), lo que hizo dudar a los ‘insumisos’. Además, el partido de Mélenchon es radicalmente ecologista y el Gobierno presenta la subida de impuestos a los combustibles como un paso necesario de la transición energética. 

Sin embargo, La Francia Insumisa acabó apoyando la movilización, para evitar que la derecha se apuntase un tanto y porque consideran que el coste de la transición a una economía sin emisiones de gases de efecto invernadero tiene que recaer en las élites económicas y las grandes empresas, no en la gente corriente.

 “¡Primero entregad el ISF [impuesto sobre las grandes fortunas]!”, exclamó el diputado ‘insumiso’ François Ruffin en la Asamblea Nacional, criticando la eliminación de este tributo por el Gobierno de Macron. Mathilde Panot, también parlamentaria y responsable de ecología de La Francia Insumisa, también se puso el chaleco amarillo y acompañó a los manifestantes en París. (...)

Como afirmó un manifestante en los Campos Elíseos entrevistado por Cuartopoder.es, la subida de impuestos ha “cristalizado” un descontento general. Otra participante en el corte de la emblemática avenida parisina se quejaba de que “pagasen siempre los mismos”, mientras un tercero subrayaba el carácter “popular” del movimiento, rechazando una conexión con la extrema derecha. 

Según una encuesta de Ifop-Fiducial, los ‘chalecos amarillos’ han conseguido el apoyo de más del 70% del electorado del Agrupamiento Nacional (antiguo Frente Nacional), La Francia Insumisa, el Partido Socialista y Los Republicanos (derecha). Incluso el 39% de los votantes de La República en Marcha de Macron apoyan el movimiento. 

(...) la movilización, que ha desconcertado al Gobierno por la falta de líderes con los que negociar, ha supuesto un duro golpe para Emmanuel Macron.

En palabras del líder ‘insumiso’, el 17 de noviembre podría ser “el día del divorcio del pueblo francés con el ‘macronismo’”. Si es así, ahora falta que La Francia Insumisa consiga aprovechar el momento y reforzar su posición como alternativa progresista a Emmanuel Macron, adelantando a una extrema derecha cada vez más fuerte…"                  (Pablo Castaño, Cuarto Poder, 19/11/18)

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