21.1.19

Está claro para lo que sirve el pacto de Íñigo y Carmena. Y está clara su única pega: el aparato de Podemos pierde fuerza en Madrid, a cambio de que sus ideas recuperen vigor. La jugada es buena, la marca Carmena vende y, con Íñigo al lado la esencia de Podemos debería estar garantizada. ¿Hay alguien más de Podemos que Íñigo Errejón? ¿Cuál es entonces el problema de que Carmena y Errejón extiendan Mas Madrid al ámbito de la Comunidad? La alianza Carmena-Errejón nos devuelve el entusiasmo con el que hace cinco años pensábamos que podíamos reinventarlo todo...


Pablo Iglesias escribe una carta a los inscritos de Podemos, en la que nos dice:

"Deseo suerte a Íñigo en la construcción de su nuevo partido con Manuela, pero Podemos tiene la hoja de ruta que marcaron los inscritos y que se decidió en nuestras asambleas ciudadanas."

Y más abajo:

"El nuevo proyecto de Manuela se parece muy poco al de Ahora Madrid de hace cuatro años, pero si ese proyecto y las exigencias de Manuela de decidir su lista del primer al último nombre son la condición de posibilidad para que los corruptos y los reaccionarios no vuelvan a gobernar Madrid, estamos dispuestos a hacernos a un lado y a no presentarnos a las elecciones municipales en Madrid.

Pero, con todo el respeto, Íñigo no es Manuela. En la Comunidad de Madrid y en todos los demás municipios de nuestro país, Podemos saldrá a ganar,"

 No entiendo ese 'Íñigo no es Manuela'... si Podemos apoya a Carmena en las municipales 'para que los corruptos y los reaccionarios no vuelvan a gobernar Madrid'... ¿Por qué no apoya a Errejón en las autonómicas?

¿O es que Errejón no va a luchar contra los corruptos y reaccionarios? Pablo Iglesias sabe, como sabemos todos,  que dividir el voto de izquierdas (Errejón contra Podemos) en las autonómicas es suicida.

Yo tampoco doy crédito a tal incoherencia política...  Íñigo es lo mismo que Carmena... como todo el mundo sabe...


"A Pablo Iglesias le sucede que hace malos diagnósticos y, consecuentemente, adopta pésimas decisiones.

(...) El paso de Iñigo Errejón a Mas Madrid, plataforma de izquierda transversal, se veía venir desde que en el mes de noviembre pasado Rita Maestre, José Manuel Calvo, Jorge García Castaño, Marta Gómez, Esther Gómez y Francisco Pérez, concejales de Ahora Madrid (Podemos) decidieron no presentarse a las primarias de su partido e insertarse en la lista de Carmena que se declaró ajena al partido de Iglesias con el que dijo "no tengo necesidad de hablar".

Ante la reacción de estupor paralizada de la dirección morada, Errejón dejó de tener las dudas hamletianas que le atenazaban.

Resultaba claro que el auténtico liderazgo de una fuerza política de las características fundacionales de Podemos no era el organicista y reglamentista de Iglesias, encapsulado en una estructura tradicional, aunque tuneada de democracia directa, sino la ciudadana y transversal de la alcaldesa de Madrid que por sí misma ha logrado cincelar una marca. (...)

El problema no es solo el liderazgo "pablista". Es la concepción "neoleninista" que comporta. Y que ha sido tantas veces denunciada por disidentes que creyeron que no estaban fundando un partido comunista sino una plataforma transversal, intergeneracional y de izquierda progresista huérfana de referencias tras el 15-M.

Ese liderazgo es uno de los factores disolventes de la organización que se manifiesta en las defecciones de sus principales referentes (Luis Alegre, Carolina Bescansa) y de otros militantes de relevancia (José Manuel López o Sergio Pascual) tanto en Madrid, especialmente, como en distintas comunidades en donde algunas confluencias se comportan ya como realidades descoordinadas y desentendidas del núcleo complutense (...)"                (J. A. Zarzalejos, El confidencial, 19/01/19)


"(...) Ante la constatación de que Pablo Iglesias ha dejado de ser un rebelde, Íñigo Errejón planta cara a Podemos. La maniobra viene apadrinada por la alcaldesa Manuela Carmena.

Izquierda insumisa y pragmática frente a los integrados de Iglesias, que encima acaban de sufrir un revolcón en Andalucía. Izquierda consecuente que gobierna con resultados frente a izquierda inconsecuente que pacta y parlotea.

A falta de saber si Iglesias estará en condiciones de cumplir su amenaza de presentarse en la comunidad de Madrid frente a las siglas que apoya en el municipio, parece claro que Errejón tiene opciones.

Tiembla mucho, Podemos. Tiembla menos pero tiembla, PSOE. El voto de la esperanza frente al desengaño ha encontrado un doble banderín de enganche en el tándem Carmena-Errejón. (...)"      (Xavier bru de Salas, Economía Digital)


"En su quinto aniversario, vuelve Podemos al centro del tablero político. Vuelve ahora bajo las siglas Más Madrid. 

No nos engañemos. Podemos no nació como un partido político, sino como una herramienta para dar voz a la esperanza popular de cambiar las cosas. Podemos vuelve y renace donde vuelve y renace la esperanza y la alegría que lo crearon. 

La alianza Carmena-Errejón nos devuelve el entusiasmo con el que hace cinco años pensábamos que podíamos reinventarlo todo, para empezar, el anquilosado sistema de partidos.

 Millares y millares de personas que participaron en los círculos, confiaban en que, en efecto, Podemos no era un partido, sino, como tantas veces se repetía por aquel entonces, un “método” de intervención política, que no era deudor de ningunas siglas. 

Muchos de esos millares de personas han visto con desaliento cómo Podemos se iba convirtiendo en un partido más, con sus luchas internas, sus sectarismos y su cada vez mayor alejamiento de la gente a la que pretendía representar. (...)

Hay que estar muy ciego para no ver que la única posibilidad de que la derecha PP-C’s-Vox no arrase en Madrid es una alianza entre Carmena y Errejón. Errejón, por otro lado, no hace más que lo que se le había encomendado: ganar Madrid, un mandato que refrendó la militancia antes del verano, aceptando la condición de tener vía libre para decidir los términos de las campañas, las alianzas y las siglas.

A Manuela Carmena la convirtió en alcaldesa una marea popular, en la que participaron decenas de millares de voluntarios, movidos por una inmensa ilusión y sin ligarse a ninguna sigla. Eso mismo es lo único que nos puede salvar de la derecha en Madrid. Y no ya, simplemente, la derecha, sino una derecha envalentonada por los ultras crecidos en Andalucía. Me gustaría saber quién tiene una idea mejor.

 Me parece obvio que Podemos se inclinará por sumarse a este apasionante proyecto. Por otra parte no tiene opción: o se suma con un entusiasmo activo y eficaz, o tendrá que presentarse contra Manuela Carmena y contra Iñigo Errejón. Esto último sería una enorme irresponsabilidad que solo debilitaría a la actual dirección de Podemos. 

Incluso en esas circunstancias la alianza de Íñigo y Manuela serviría para sacar de la orfandad a muchos ciudadanos que al margen de las dinámicas de los partidos seguimos confiando en que la mayoría de nuestro país no se parece a esa extrema derecha que hoy está llamando a las puertas. 

Tenemos ante nosotros una oportunidad única (quizá una última bala en este ciclo) para recuperar el pulso perdido.  (...)"                 (


 "(...) “No doy crédito”, “tocado y triste”, “vuelvo a sentir vergüenza”, “este tipo de maniobras”…

Casi era como escuchar a Alaska y Dinarama cantar: “¿Cómo pudiste hacerte esto a mí. Yo, que te hubiese querido hasta el fin. Sé que te arrepentirás”. 

(...) el partido se presentará a las elecciones autonómicas, por tanto contra Errejón, pero no a las municipales contra Carmena: “Íñigo no es Manuela”. (...)

Más Madrid –el proyecto de Carmena al que se suma Errejón– era un intento para no dejar que la dirección de Podemos le hiciera la nueva candidatura electoral con el general retirado Julio Rodríguez de número dos y los actuales concejales que cuentan con la confianza de Carmena relegados a puestos secundarios. (...)"               (Iñigo Sáenz de Ugarte , Guerra eterna, 18/01/19)


  "(...) la carta de Pablo Iglesias a Íñigo Errejón ha sido la guinda del pastel, guinda tan roja como una cara pudorosa.

Es fácil entender que la jugada de Íñigo Errejón no haya gustado a Pablo Iglesias, pero de ahí al disparate epistolar hay un trecho. Errejón quería liderar una lista en la Comunidad de Madrid con pocas intromisiones del aparato de su partido. 

Y como su partido vive obsesionado por el control, el chaval ha visto en su alianza con Carmena, no solo una buena forma de liderar una propuesta para la Comunidad de Madrid sino quizás la única posible de liderar alguna cosa. 

Por lo demás, poner de acuerdo a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid parece una buena idea en sí misma. Y la idea de Carmenizar la Comunidad de Madrid debería ser incluso ilusionante para cualquier votante de Podemos.

Así que la pregunta no es por qué Íñigo se ha unido a Carmena sino por qué Podemos saca constantemente a la plaza pública todas sus riñas internas y trapos sucios. Es una exposición que resulta agotadora para todos los ciudadanos que en algún momento confiaron en el cambio (o en el recambio) y es especialmente triste para sus votantes (los que aún quedan), porque dicha escenificación supone el fin de su proyecto político. 

Jugar con la ilusión de la gente tiene un gran rédito político, pero la desilusión es igual de expresiva en las urnas. (...)

Está claro para lo que sirve el pacto de Íñigo y Carmena. Y está clara su única pega: el aparato de Podemos pierde fuerza en Madrid, a cambio de que sus ideas recuperen vigor. La jugada es buena, la marca Carmena vende y, con Íñigo al lado la esencia de Podemos debería estar garantizada. 

¿Hay alguien más de Podemos que Íñigo Errejón? ¿Cuál es entonces el problema de que Carmena y Errejón extiendan Mas Madrid al ámbito de la Comunidad? ¿No eran las ideas lo más importante? ¿No éramos los ciudadanos lo importante? ¿No éramos los madrileños lo más importante? ¿Por qué todas las informaciones hablan de Pablo, de Íñigo, de Rita, de Ramón, de Irene y ya nadie habla de Madrid y de los madrileños? ¿De verdad tenemos que leer una carta de Pablo Iglesias donde nos explica a todos que “con todo el respeto, Íñigo no es Carmena”? ¿De verdad a Iglesias le ha sorprendido que Íñigo, su compañero y su amigo, quiera liderar la lista de Madrid? ¿Es que acaso no lo sabía? 

Yo no soy analista política, pero lo de Vistalegre de hace dos años me parece de primero de Podemos: España pa mí, Madrid pa ti. ¿En serio pesa tanto el aparato como para que sea imposible cumplir con la palabra dada? (...)"                 (Nuria Labari, El País, 18/01/19)


"Íñigo Errejón no considera "en absoluto" que su decisión de concurrir a las elecciones autonómicas madrileñas con la marca de Manuela Carmena, Más Madrid, le coloque "fuera de Podemos", y ahora mismo continúa viéndose como candidato de la formación morada a la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Yo soy el candidato de Podemos”, ha dicho Errejón en una entrevista concedida a la Cadena SER pocas horas después de que el líder del partido, Pablo Iglesias, criticara en un mensaje difundido a los inscritos de la formación la “maniobra” de Errejón y avisara de que Podemos competirá y “saldrá a ganar” en las elecciones de Madrid.

Para Errejón, no existe “contradicción” entre su condición de candidato de Podemos y “caminar de la mano con (la alcaldesa de la capital) Manuela Carmena”, y ha asegurado que el “tándem” con la regidora “fortalece” al partido, que en opinión de su cofundador necesitaba “un revulsivo”. (...)"           (República.com, 18/01/19)


"(...) Como es sabido, tras su derrota en Vistalegre II Errejón fue deportado a Siberia y, ya con escarcha en las pestañas, Iglesias le conmutó la pena y le ofreció como salida ser el candidato a la Comunidad de Madrid a condición de que no le hiciera sombra y de que no diera mucho la murga con sus transversalidades y sus competencias virtuosas, aunque sea justamente esa doctrina la que, finalmente, ha acabado imponiéndose en Podemos.

Para Iglesias la rehabilitación del condenado encerraba el peligro de que se atrincherara en Madrid o, peor aún, que por esas casualidades de la vida llegara a hacerse con la presidencia de la Comunidad y presentara sus credenciales para optar a la sucesión, proceso nada descartable si los resultados de las elecciones generales son tan decepcionantes como algunos se barruntan. Para Errejón, en cambio, el riesgo era que, sin poder y reducido a la insignificancia, Madrid fuera su polvoriento desván y, pasado el tiempo, su tumba política.

Para atar en corto a su otrora mano derecha, Iglesias recurrió a Ramón Espinar, que de política va justitito pero que como cancerbero no tiene precio. Tan en serio se tomó el encargo y tantos palos puso en las ruedas que Errejón llegó a amenazar con bajarse de la bicicleta antes incluso de concluir la primera etapa y ser designado candidato.

 La misión de rodearle de extraños y evitar que pudiera alzarse en algún momento con el santo y la limosna continuó en la negociación para acomodar a IU en la lista, cuyo acuerdo, que le privaba de su número dos, se anunció a sus espaldas. 

Paralelamente, Errejón había excavado un túnel para huir de la prisión, que consistía en unirse a Carmena y a su plataforma Más Madrid en un ticket electoral que le dejaba manos libres para seleccionar a su propio equipo.  (...)

La carta de Iglesias que ayer dirigía a los inscritos contiene algunas inexactitudes reseñables. La primera es que Errejón no está construyendo, como se afirma, un nuevo partido con Carmena sino que se limita a seguir el ejemplo de las candidaturas de unidad a las que Podemos se ha prestado en Cataluña con Catalunya en Comú Podem, en Galicia con En Marea o en Andalucía con Adelante Andalucía.  (...)"                     (Juan Carlos Escudier , Público, 18/01/19)


"(...) Errejón se sometió al proceso de primarias para ser candidato autonómico, ganó y creyó haber conseguido una parcela de poder frente a Iglesias y su aliado en Madrid, Ramón Espinar. 

Pero esta misma semana el conflicto volvió a abrirse. Espinar, secretario general de Podemos Madrid, pactó con IU la candidatura de la Comunidad para las próximas elecciones de manera paralela al equipo de Errejón.

El primer escollo estaba en el anuncio de la elección como número dos de Sol Sánchez, de IU, sin el conocimiento del candidato. Esta decisión fue el detonante de la ruptura: Errejón siempre quiso que Clara Serra, diputada en la Asamblea de Madrid, fuera su segunda.

Se dieron un plazo de 72 horas para llegar a un nuevo acuerdo que se adelantó de manera abrupta. (...)"           ( , , , El País , 18/01/19)  


"(...)  El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, comenzó por considerar que Errejón debería renunciar a su acta de diputado en el Congreso después de integrarse en 'Más Madrid'. "Yo si fuera él dimitiría, claro. 

Si te presentas por otro partido político y tienes un escaño conseguido presentándote por Podemos, lo coherente es dejar el escaño. También es verdad que de algo tiene que vivir Errejón hasta mayo", dijo Echenique en la Ser.(...)"                   (Economía Digital, 18/01/19)


"(...)  ¿Ambición de poder, pelea de egos o batalla ideológica

Para los de Iglesias, Errejón nunca aceptó ser el número dos y conspiró contra el líder hasta que este se enteró —el famoso Jaque Pastor, el cruce de mensajes de Telegram que preparaba una operación de asalto a la cúpula—.

Para los errejonistas, fue un debate ideológico que empezó tras las generales de 2015, cuando Podemos tomó la decisión clave de su breve historia: forzar unas nuevas elecciones en las que el sorpasso nunca llegó.

Errejón apostaba por un acercamiento al PSOE, no veía otras elecciones y rechazaba la lista conjunta con IU. Iglesias hizo lo contrario. Perdieron un millón de votos, no hubo sorpasso y Rajoy pudo gobernar hasta que una moción de censura promovida especialmente por Iglesias le echó en 2018.

 Ese día, Errejón clamaba “Pablo me ha dado la razón tanto tiempo después”. Pero nunca se la dio.

Porque ya no se hablaban. Iglesias eliminó a los errejonistas tras su reelección en Vistalegre II y se rodeó de un círculo nuevo, con Irene Montero, primero su jefa de gabinete, ahora portavoz, su pareja y madre de sus hijos, como personaje clave.  (...)"                    ( ,, , , El País, 20/01/19

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