22.10.18

¿Hay posibilidades de que surja un ‘Tea Party’ de izquierdas en EE. UU.? Esto se va a ver en próximas fechas: los Demócratas Socialistas de América (DSA) han multiplicado por diez su militancia en solo 18 meses; mucha gente de la generación de mi hija, de dieciocho años, declara abiertamente formar parte de esta corriente

"(...) Diez años después de la caída de Lehman Brothers, Estados Unidos está gobernado por un empresario ultraliberal, machista, autoritario y xenófobo. ¿Cómo se explica esto?  

La victoria sorpresiva de Donald Trump permite entender mejor cambios estructurales previos en la política estadounidense. En 2008, el presidente Bush no conseguía el apoyo de su propio partido para dos medidas imprescindibles: por una parte, el programa de rescate de los bancos y, por otra, el de Fannie Mae y Freddie Mac, piezas centrales de la propiedad inmobiliaria de la clase media, creadas en el New Deal.  

Henry Paulson –entonces, secretario del Tesoro de Bush– sabía que no era el momento de cuestionar estas instituciones, pero no logró que el partido refrendara sus movimientos. Ese es el momento en el que Trump se convirtió en una posibilidad cierta: la élite de los republicanos perdería entonces el control de sus bases. 

Los acontecimientos se sucedieron con la radicalización de la derecha, el surgimiento del ‘Tea Party’, las teorías de la conspiración contra el presidente Obama –en las que Trump toma parte–, el bloqueo a los presupuestos federales, la movilización de la Alt-Right…  (...)

Quien impulsa aquellas medidas, Henry Paulson, no era precisamente un socialista… ¿Hay una facción ultra que intenta entonces una revolución desde la derecha?

No sé si Paulson había leído entonces El Manifiesto Comunista, pero no creo que haya habido un mejor momento en la historia del capitalismo global para retratar aquel pasaje de Marx como el encuentro del Tesoro norteamericano del 13 de octubre de 2008: ¡aquel sí que era el comité ejecutivo de las finanzas norteamericanas, con el secretario del Tesoro como ex ejecutivo de Goldman Sachs! ¡Irónicamente es un momento de extraordinaria transparencia de la estructura de poder dominante! Si esa no es la mejor imagen del comité ejecutivo de la burguesía marxista, no lo será nunca ninguna otra.

Me gusta lo que sugieres sobre la facción ultra desde la derecha. No pondría una etiqueta, pese a que en parte es así: dicha facción ha recibido mucha financiación de fuentes como los hermanos Koch, por ejemplo; de dinero que se emplea para formar abogados y economistas en la economía austríaca (ultraliberal), para tratar de eliminar la discrecionalidad de las políticas monetarias de la Reserva Federal con el legado teórico de John Taylor, etc.

Pero lo más importante es que en el comportamiento de los republicanos hay una estrategia de politizar la idea del ‘big government’ (el gobierno grande) desde distintas perspectivas, como la de la etnia o raza, el partido, la religión, la redistribución de la riqueza, etc. Esta derecha afirma luchar contra un Leviatán, un monstruo estatal y administrativo comandado por un presidente negro, resultado precisamente de la revolución de los derechos civiles de los años sesenta; el despliegue de numerosas banderas ideológicas como las mencionadas produce esta reacción de las diferentes facciones de la derecha nacional, pero lo que está detrás de todo es esa lucha para derrotar al gobierno grande.  

Obama era un problema, pero también el déficit y la deuda pública. Y ahora que gobiernan lo han olvidado.  

Siguen queriendo matar de hambre a la bestia. La guerra contra el gobierno grande comienza reduciendo impuestos, generando déficits para que surjan presiones políticas y se vean abocados a recortes de gasto, y así, debilitar el gobierno federal. Huyen de los superávit, porque estos ofrecen la posibilidad de hacer algo útil con el dinero y, por tanto, gastar más, expandiendo el gobierno; se trata de evitar eso a toda costa.

Después de Ronald Reagan y George W. Bush, esta es la tercera vez que los republicanos lo hacen. Los déficits sirven como herramienta estratégica: primero, la reducción de impuestos satisface al partido y a sus donantes; después, los republicanos moderados, que tienen mucha presión electoral, se opondrán a hacer recortes para equilibrar el presupuesto. Lo más probable es que lo tengan que hacer los demócratas después, cerrando el círculo...

¿Hay posibilidades de que surja un ‘Tea Party’ de izquierdas?  

Esto se va a ver en próximas fechas: los Demócratas Socialistas de América (DSA) han multiplicado por diez su militancia en solo 18 meses; mucha gente de la generación de mi hija, de dieciocho años, declara abiertamente formar parte de esta corriente.

En un Estado como Nueva York, como saben que los demócratas tienen la victoria asegurada, han ejercido una enorme presión para que el gobernador rinda cuentas sobre su política de género. Se han percatado de que, tal y como están las cosas, las luchas locales son importantísimas; y cuando digo local, se me debe entender bien, ya que Nueva York es un estado mucho mayor que muchos de la Unión Europea, una economía importantísima y una de las mayores ciudades del mundo.

El cómo se afrontan las políticas relativas a las leyes laborales, los salarios, el bienestar o los derechos de las mujeres tiene una enorme importancia para la izquierda; así es como las políticas progresistas emergieron a finales del siglo XIX. No van a ser nunca hegemónicos en todo el país, porque el sur es un mundo en sí mismo, pero los Estados, que tienen muchas competencias, van a constituir el próximo campo de batalla.  (...)"                         (Entrevista a Adam Tooze, Andrés Villena, CTXT, 17/10/18)

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