"(...) La izquierda, en general, se plantea la emancipación del ser humano 
del yugo que el sistema de clases existente en el capitalismo nos 
impone. Por el contrario, el neoliberalismo aboga por el individualismo 
como medio de superar la discriminación.
 Ese individualismo es 
insolidario, ya que no augura o busca la eliminación de la desigualdad 
en general. El self made man se preocupa del yo y no de la 
emancipación del demos (todos). Gran victoria del capitalismo cuando las
 clases populares creen poder liberarse de la carga heredada.
Porque de eso va la herencia social: Los pobres heredan la pobreza y 
los ricos la riqueza. Y todo ello relacionado y en paralelo con la 
política y la cultura.
No es una panacea y es evidente que el impuesto de sucesiones no 
elimina per se la herencia de privilegios sociales. Pero cuando desde la
 izquierda revindicamos el impuesto de sucesiones es porque consideramos que es un mecanismo de justicia social y de redistribución de la riqueza. (...)
Últimamente atiborran mis grupos de güasap, donde abunda 
gente muy progre y muy izquierdista, llamadas a una manifestación para 
solicitar la supresión del impuesto de sucesiones. ¡Manda webs!
Extraído de la Web de la Junta de Andalucía:
En 2016, de 255.009 autoliquidaciones por sucesiones sólo 
tuvieron que realizar un ingreso 19.136 (el 7,5% del total). Por tanto 
235.873 herederos tuvieron que liquidar el impuesto pero no pagaron 
nada. De esos 19.136, únicamente 5.426 eran descendientes directos del 
fallecido (grupos I y II de parentesco). 
Los restantes eran herederos 
con vínculo más lejano, que han de tributar cantidades similares en 
todas las CCAA. Por tanto, los herederos directos que han de pagar el 
ISD representan el 2,1% de las personas que realizan autoliquidaciones.
Resulta que en Andalucía, para descendientes directos (grupos I y II), existe un mínimo exento de 250.000 €. Y, en Extremadura,
 importantes reducciones de la base imponible de hasta el 95% para los 
citados grupos según circunstancias. Los grupos III y IV pagan igual en 
toda España.
Con tantas reducciones de la cuota la función redistributiva de la 
riqueza parece que desaparece en comunidades como Madrid. Es decir, que 
el actual sistema de sucesiones ha perdido mucho de su función 
redistributiva, pero aun así parece molestar mucho a ciertas oligarquías
 que no quieren pagar nada a lo público, a lo común.
 Seguro que hay 
casos de pequeños o medianos negocios familiares que merecen ser 
revisados, otra cosa es que se utilice tales casos para justificar la 
eliminación del impuesto.
Parece que la campaña está orquestada por el PP
 según se puede deducir de informaciones de prensa. La utilización de 
una casuística manipulada sentimentalmente pretende y consigue enganchar
 a trabajadores quejosos ante cualquier desmán gubernamental y/o 
pequeños propietarios preocupados de que se les quite la poca cosa que 
la familia ha podido acumular.
Es evidente que todo es mejorable y tener en cuenta la situación del 
que hereda es tan importante como la de la misma herencia. Pero de ahí a
 eliminar un impuesto directo, más justo socialmente, va un trecho.  (...)
Es necesario armonizar el impuesto de sucesiones en toda España, 
independientemente de quien lo gestione. Que una herencia de 800.000€ 
solo tribute 2.000€, o menos, en Madrid es insultante para aquellos que 
comprando una vivienda aparte de desembolsar el coste de la misma deben 
de abonar un 8% de su valor, mientras aquel que adquiere por herencia 
dicha cantidad no hace más desembolso que abonar, tan solo, un ridículo 
0,25%. El turismo de sucesiones por España no es un invento: grandes 
fortunas se empadronan en Madrid para ahorrarse pagar el impuesto.
Si queremos caminar hacia una sociedad más justa, hay que gravar las 
grandes propiedades, independientemente de la residencia del finado y de
 los herederos. Evidentemente habrá que implantar un mínimo exento de 
tributación para evitar, que como siempre, paguen los más humildes. 
Es 
decir un impuesto progresivo como lo es el de la renta, con reducciones 
justificadas de la cuota, siempre que redunde en el bien común, y con el
 fin superior de redistribuir la riqueza. (...)
Para conseguir la acumulación de riquezas, la herencia es un elemento
 clave, y, por tanto, aquellos que luchamos por la redistribución de 
dicha riqueza hemos de reclamar un impuesto sobre sucesiones progresivo 
que frene esa desigualdad de origen.
Por lo mismo hemos de cambiar este sistema electoral tramposo que 
predetermina el dominio de dos partidos, independientemente de cuáles 
sean estos, en el ámbito estatal, y de los partidos nacionalistas en el 
ámbito autonómico.
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