31.5.18

Nos dijeron que Trump nunca ganaría las elecciones

"No tenía que pasar. Primero nos dijeron que Donald Trump no sería nunca candidato. Cuando fue candidato, nos dijeron que nunca ganaría las elecciones. En los medios de comunicación –lo recordaréis– aparecían encuestas, gráficas y estadísticas que nos aseguraban que la victoria de Trump era prácticamente imposible. Y, sin embargo, ocurrió.

 Pasado el shock, la elite del Partido Demócrata y los medios de comunicación se apresuraron a buscar un culpable para no reconocer sus propios errores durante la campaña que los llevaron a la derrota: Rusia, Wikileaks, Cambridge Analytica. 

Pero más allá del pánico del centro-izquierda liberal y sus medios ha habido obras que se han destacado a la hora de diseccionar el fenómeno Trump. El documental de Netflix Get me Roger Stone (2017) y Devil's Bargain (Penguin, 2017), el libro de Joshua Green sobre Steve Bannon –el último director de campaña de Trump y uno de los principales ideólogos de la alt-right– son dos buenos ejemplos.

 Muerte a los normies de Angela Nagle, que Orciny Press acaba de editar en español, es otro. Colaboradora de Jacobin y The Baffler, Nagle se adentra en las subculturas digitales y sus guerras culturales para explicar, de manera accesible al lector, los cambios experimentados por la derecha (pero también por la izquierda) que explican, en parte, la victoria de Trump en 2016. 

Es importante destacar también la tarea del traductor, Hugo Camacho, por adaptar al español los términos utilizados en los foros digitales sin tener que recorrer a un pesado aparato de notas.

Nagle describe a lo largo de su libro la "polinización cruzada" entre diferentes subculturas digitales, desde la cultura del meme y la incorrección política del foro 4Chan hasta la 'manosphere' –la comunidad informal de blogueros y tuiteros detractores del feminismo– en los que Bannon vio un importante potencial electoral que supo canalizar para dar la victoria a Trump en 2016. 

Aparte de cartografiar estas subculturas, la autora sabe situarlas en una perspectiva histórica, identificando la filosofía elitista de Nietzsche o la lamentación por una supuesta decadencia occidental –propia de los autores de la 'revolución conservadora' de los treinta del siglo pasado– como fuentes ideológicas de la nueva derecha estadounidense.

 La novedad respecto a otros movimientos conservadores y reaccionarios radica en su estilo transgresor e irreverente hacia las ideas establecidas de una determinada izquierda.

Significativamente, la mayoría de reseñas se han centrado hasta el momento en subrayar las similitudes entre las subculturas digitales de la derecha descritas en el libro y las de aquí, que comparten temas como la obsesión con el declive demográfico en Europa, la inmigración, el islam, el "marxismo cultural" y la incapacidad de los conservadores tradicionales por frenar su supuesto avance. 

Pero la autora también critica duramente la "vergonzosa política on-line" de determinadas corrientes, muy influidas por una izquierda académica dogmática y sectaria que tiene a autores como Judith Butler como referentes intelectuales, que "han sustituido la política por la neurosis" y "convertido a la izquierda en el hazmerreír para toda una generación". 

Con ello, han debilitado a la izquierda política –acusada de "conservadurismo"–, "generando un daño incalculable" y permitiendo, así, el ascenso de esta nueva derecha. Como recuerda Nagle, a inicios de los 2000, los tecno-utopistas celebraron las formas de organización anónimas y digitales que hoy utiliza la alt-right para hacer avanzar una agenda reaccionaria donde se perdona a políticos como Obama "haber bombardeado con drones siempre y cuando estén a favor del matrimonio homosexual".

Finalmente, aunque no en último lugar, la aparición del libro de Nagle es importante porque el proceso del que habla en Estados Unidos está ocurriendo ahora mismo en Europa y en nuestro país –desde Forocoches hasta los debates identitarios en Twitter y la sobredimensión que la izquierda hace del impacto social de las redes– y corre el riesgo de tener las mismas consecuencias.

Una lectura útil para que las izquierdas no se acaben convirtiendo, en palabras de Nagle, en algo similar la famoso "meme del puñetazo a Richard Spencer" –un conocido neonazi estadounidense–, es decir, en un mero episodio momentáneo y precipitado que sirve únicamente para "proporcionar alivio temporal de la poca familiar sensación de estar perdiendo de manera inexorable"."          (Àngel Ferrero  , Sin Permiso, 17/05/2018)

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