"¿Cómo debería reaccionar Europa ante el auge de los partidos populistas? argumenta
que el consenso establecido entre los partidos de centroderecha y
centroizquierda sobre la noción de que no existe alternativa a la
globalización neoliberal ha dejado a Europa en una fase posdemocrática,
lo que ha alimentado el surgimiento de partidos populistas de derecha.
La
condena moral y la demonización de los partidarios de tales partidos no
funciona: lo que se requiere es un populismo alternativo que se
reformule de manera progresiva, definiendo al adversario como la
configuración de las fuerzas que fortalecen y promueven el proyecto
neoliberal.Estamos viviendo un "momento populista" en Europa hoy. Este es un punto de inflexión para nuestras democracias, cuyo futuro depende de la respuesta a este desafío. Para
abordar esta situación, es esencial descartar la visión simplista de
los medios, presentar el populismo como mera demagogia y adoptar una
perspectiva analítica.
(...) el
reciente surgimiento de formas populistas de política en Europa debería
verse como una reacción contra la actual fase posdemocrática de la
política liberal-democrática. La
posdemocracia es el resultado de varios fenómenos que, en los últimos
años, han afectado las condiciones en que se ejerce la democracia. El
primer fenómeno es lo que he propuesto llamar "pospolítica", para
referirme a la difuminación de las fronteras políticas entre derecha e
izquierda.
Es
el producto del consenso establecido entre los partidos de centro
derecha y centro izquierda sobre la idea de que no hay alternativa a la
globalización neoliberal. Bajo
el imperativo de la "modernización", aceptaron dictados del capitalismo
financiero globalizado y los límites que imponía a la intervención
estatal y las políticas públicas.
El
papel de los parlamentos y las instituciones que permiten a los
ciudadanos influir en las decisiones políticas se redujo drásticamente. La noción que representaba el corazón del ideal democrático, la soberanía del pueblo, fue abandonada. Hoy, hablar de "democracia" es solo referirse a la existencia de elecciones y la defensa de los derechos humanos.
Estos
cambios a nivel político tuvieron lugar dentro del contexto de una
nueva formación hegemónica "neoliberal", caracterizada por una forma de
regulación del capitalismo en la cual el papel del capital financiero es
central. La
consecuencia ha sido un aumento exponencial de la desigualdad que no
solo afecta a la clase trabajadora, sino también a una gran parte de la
clase media que ha entrado en un proceso de pauperización y
precarización. Por lo tanto, se puede hablar de un verdadero fenómeno de "oligarquización" de nuestras sociedades.En
esas condiciones de crisis social y política, ha surgido una variedad
de movimientos populistas que rechazan la pospolítica y la
posdemocracia. Ellos dicen devolverle a la gente la voz que ha sido confiscada por las élites. Independientemente
de las formas problemáticas que puedan adoptar algunos de estos
movimientos, es importante reconocer la presencia entre muchos de ellos
de legítimas aspiraciones democráticas.
En
varios países europeos, la aspiración de recuperar la soberanía ha sido
capturada por partidos populistas de derecha. A través de un discurso
xenófobo que excluye a los inmigrantes, considerados como una amenaza
para la prosperidad nacional, estos partidos están construyendo un
"pueblo" cuya voz exige una democracia dirigida defender exclusivamente los intereses de aquellos considerados 'verdaderos nacionales'.
Es
la ausencia de una narrativa capaz de ofrecer un vocabulario diferente
para formular las resistencias contra nuestra actual condición
postdemocrática, lo que explica que el populismo de derecha tenga eco en
sectores sociales cada vez más numerosos. En
lugar de descalificar sus demandas, deben formularse de manera
progresiva, definiendo al adversario como la configuración de las
fuerzas que fortalecen y promueven el proyecto neoliberal. (...)
La única forma de prevenir el surgimiento de partidos populistas de derecha y oponerse a los que ya existen es a través de la construcción de otro pueblo, promoviendo un movimiento populista de izquierda que sea receptivo a la diversidad de demandas democráticas existentes en nuestras sociedades y cuya el objetivo es articularlos en una dirección progresista.
Para
estar a la altura del desafío que el momento populista representa para
el futuro de la democracia, lo que se requiere es, de hecho, el
desarrollo de un populismo de izquierda. Su
objetivo debe ser la constitución de una voluntad colectiva que
establezca una sinergia entre la multiplicidad de movimientos sociales y
fuerzas políticas, y cuyo objetivo sea la profundización de la
democracia. Dado
que numerosos sectores sociales sufren los efectos del capitalismo
financiero, existe la posibilidad de que esta voluntad colectiva tenga
un carácter transversal y se vuelva hegemónica.El
populismo de izquierda es cada vez más popular en la izquierda europea y
en el último año hemos sido testigos de desarrollos muy prometedores en
esa dirección. En
Francia, Jean-Luc Mélenchon obtuvo un excelente resultado en las
elecciones presidenciales de 2017, y tan solo un año después de su
creación, su movimiento La France Insoumise aseguró su representación en
el parlamento. A pesar de tener solo 17 parlamentarios, representa la principal oposición al gobierno de Emmanuel Macron.
En
el Reino Unido, el Partido Laborista bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn
ha roto con la agenda Blairite y gracias a Momentum, el movimiento
activista, obtuvo un inesperado buen resultado en las elecciones
generales de 2017. En
ambos casos, su estrategia populista de izquierda les ha permitido
recuperar votos de los sectores populares que habían sido atraídos por
los populistas de derecha: Mélenchon del Front National y Corbyn del
UKIP.No
hay duda de que, contrariamente a la visión del populismo como una
perversión de la democracia que todas las fuerzas que quieren defender
el status quo están tratando de imponer, el populismo de izquierda
constituye en la Europa de hoy la fuerza política más adecuada para
recuperar y expandiendo nuestros ideales democráticos" (Chantal Mouffe, EUROPP; traducción google)
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