"Se gastó 600.000 pesetas del año 1999. "Tenía 21 años y poco pecho". Ahora no volvería a hacerlo. " Si llego a saberlo... Se siente hipotecada, porque cada diez años tendrá que someterse a nuevas intervenciones, ya que las prótesis caducan... su diagnóstico es tajante: "Si la gente supiera a qué se arriesga, no lo haría". Pero no hay información: "Sólo cunetan lo bonito. Y mucha gente pide créditos. Terminan de pagarlos en cinco años, y cuando pasan otros cinco, tienen que volver a operarse" (...)
Un cirujano deberá pagar a una viguesa a la que se le rompió un implante de mama. El juez, que condena al médico a abonar 10.300 euros, sentencia que la mujer no fue informada de los riesgos.
Cuando decidió hacerse un aumento de pecho, el cirujano no le dijo que no podría dar de mamar a sus hijos, no la informó de que la prótesis de silicona caducaría a los diez años y de que tendría que volver a operarse, ni le explicó los riesgos que conllevaba la intervención quirúrgica. El médico tampoco le describió qué posibilidades existían de que se rompiera la prótesis.
Cinco años después de someterse a un implante mamario, a Patricia González se le rompió una prótesis. Soltó la silicona dentro de su cuerpo. Tuvo que volver a pasar por quirófano para reparar el problema y colocarse unos implantes nuevos. La paciente tuvo que costear también la segunda intervención sin saber por qué la primera había tenido complicaciones. Toda la situación, con el añadido de no poder dar de mamar a sus dos hijos, le produjo un cuadro de ansiedad que le hizo pasar cuatro años a tratamiento psicológico." (La Voz de Galicia, Sociedad, 05/06/2009, p. 35)
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