16.11.18

Ama de casa de día, repartidora de Deliveroo de noche: "No buscan 'riders', sino esclavos"

"Lucía (nombre modificado) tiene 36 años. Dejó su anterior empleo hace año y medio, poco antes de quedarse embarazada. Cuando quiso volver a trabajar tras ser madre soltera, lo tuvo muy difícil, así que, sin casi poder dejar a su hijo en manos ajenas y necesitando una fuente de ingresos, decidió compaginar su trabajo no remunerado de ama de casa para trabajar como repartidora en Deliveroo, que de hecho presume de tener amas de casa entre sus 'riders'.

"Antes de ser madre nunca había tenido problemas para encontrar trabajo, ya que tenía un perfil bastante alto, pero tras dar a luz fue imposible", nos cuenta, "así que como necesitaba el dinero decidí probar con Deliveroo. Durante el día estaba con mi hijo y, en el horario de tarde y noche, cuando podían cuidarlo mis padres, repartía pedidos en Deliveroo". (...)

"Los primeros días todo fue bien", pero los problemas llegaron en apenas una semana: "Una noche me llamaron mis padres para decirme que se llevaban al niño a Urgencias, que tenía mucha fiebre. Justo cuando les colgué vi que me había entrado un pedido, así que lo rechacé y me fui al hospital. Tenía autonomía para los pedidos, así que pensé que todo estaba bien".

¿El resultado? "Desde que rechacé aquel pedido, me pasé 3-4 días sin ningún pedido. Nada. Cero. Yo me ponía muchas veces al lado del McDonald's de Cuatro Caminos [un sitio frecuentado por los 'riders' madrileños], pero no me llegaba nada. 

De hecho, veía a compañeros que les entraba un pedido, lo llevaban y, cuando aún estaban de vuelta, les entraba un nuevo pedido precisamente de McDonald's. Ellos estaban a más de un kilómetros de distancia y yo en la misma puerta del restaurante, pero los pedidos les llegaban a ellos". (...)

No tardó mucho en comprender lo que estaba pasando: "Unos compañeros me dijeron que, en cuanto rechazas un pedido, el 'karma' interno te baja y el número de pedidos también. Y no solo era cosa mía: a muchos de ellos también les había pasado. 

Si rechazabas un pedido, te 'castigaban' enviándote menos los días siguientes. ¿Por qué Deliveroo dice que los repartidores tenemos libertad total, si lo que hemos comprobado todos es que en cuanto rechazas un pedido te 'castigan'?", se pregunta.  (...)

En sus pocas interacciones con el personal de Deliveroo que trata con los 'riders', las sensaciones de Lucía no han sido precisamente buenas: "Una vez que les dije que a veces me surgen complicaciones por el tema del niño, me dijeron, palabras textuales, que necesitaban 'gente comprometida con la empresa y que comparta sus valores'.

 ¿Qué chorrada es esa? Es una forma disimulada de decir que, si inicias unas horas de trabajo, o aceptas todo lo que te digan o acabas fuera. Te venden que puedes conciliar trabajando para Deliveroo, pero lo cierto es que te tienen controlada y, o haces lo que te dicen, o acabas castigada o despedida".

De hecho, Lucía no entiende por qué tiene que ser autónoma: "Al principio no vi problema en darme de alta como autónoma, ya que iba a elegir las horas que trabajaba y tendría autonomía total, pero eso es mentira. Si quieres tener un buen número de pedidos, necesitas aceptar todo lo que te llegue. Te lo venden como una forma flexible de trabajo, pero yo me siento explotada. 

Además, de cara a Hacienda soy autónoma, pero en realidad es como si fuera una empleada más, y ellos se ahorran impuestos. Ninguna empresa en toda mi vida me ha tratado peor", asegura.

Gracias a Lucía, llegamos al caso de una excompañera suya. María tiene 43 años, también es ama de casa y en su momento decidió sumarse a la flota de repartidores de Deliveroo, pero duró unos pocos meses. Tiene claro el balance de su paso por allí: "No vuelvo a una empresa así ni loca. Una cosa es que necesite dinero y otra es que pierda mi dignidad por cuatro duros".

"Nunca he visto una cosa igual", nos asegura. "Una vez que enciendes la aplicación y te pones a trabajar, ya puedes rezar para que no haya atascos, la rueda de la bici no se te pinche, el restaurante no tarde en hacer el pedido o el usuario no se enfade. Como tengas una mala valoración, olvídate de tener muchos nuevos pedidos. Y como encima rechaces alguno, empiezas a caer".
Hay repartidores estresados, saltándose el tráfico para no llegar tarde y acojonados por si tienen mala valoración y les 'castigan'

"Yo siempre he militado en sindicatos y nunca he visto una cosa igual a lo que pasa con esta empresa", asegura: "Mira que he visto burradas en otras empresas, pero el nivel de estrés al que Deliveroo somete a sus 'riders' es inhumano. Lo venden como algo 'superhappy' para gente que está encantada de sacarse un dinero mientras va tan feliz con su bici, pero lo que luego ves son repartidores estresados, saltándose normas de circulación para no llegar tarde y acojonados por si les llega una mala valoración y la empresa les castiga. Yo entiendo a los que aguantan ahí, pero desde el primer día se ponen a buscar otro trabajo o a interesarse por las cooperativas de repartidores que se organizan para luchar contra Deliveroo o Glovo".

"No puedo hablar por todos", nos cuenta, "pero la mayoría de los repartidores que yo he conocido lo hacían o porque eran muy jóvenes (y quizá no les importaba trabajar en esas condiciones) o porque necesitaban urgentemente el dinero. Deliveroo dice que ofrece oportunidades a la gente que peor lo pasa o que necesita ingresos adicionales, pero lo que hace es aprovecharse de esos perfiles para precarizarlos mientras la empresa gana dinero. No buscan repartidores, sino esclavos que no pongan ningún problema". (...)

El de Deliveroo no es el único caso de repartidores que consideran trabajar precariamente. Ángela (nombre modificado) tiene 29 años, una hija de poco más de un año y, hasta hace muy poco, trabajaba como repartidora en Glovo, otra de las empresas (en este caso, de origen español) que más han sido señaladas por las condiciones de trabajo de sus 'riders', que en ocasiones son inmigrantes sin papeles o incluso personas sin techo.

El relato de Ángela es prácticamente idéntico al de Lucía y María: "Te lo venden como algo maravilloso que te permite ganar dinero en tu tiempo libre, pero te tienen explotada, como cualquiera de estas aplicaciones. No puedes rechazar pedidos si no quieres que te penalicen, te exigen una valoración excelente por parte del usuario, te obligan a ser autónoma... Y

o al principio aguantaba porque necesitaba urgentemente el dinero, pero lo dejé en cuanto conseguí trabajo como limpiadora. Sigo siendo precaria, pero al menos no me venden un discurso maravilloso y yendo de empresa feliz e innovadora", asegura.  (...)"                    (C. Otto, El Confidencial, 12/11/18)

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