6.6.24

El «marco Pilko»: así podría empezar una guerra nuclear... Con las acciones de bombardeo de los Radares Estratégicos de Alerta Temprana situados en las provincias de Krasnodar y Orenburg, se cruzó sin duda una importante línea roja, al intentar socavar la capacidad de la Federación Rusa para detectar un ataque nuclear... Si el ataque al radar ruso ha pasado desapercibido en Occidente, no puede decirse lo mismo en Rusia, donde ha sonado la sirena de la alarma general, tanto a nivel político como a nivel de los Think Tanks estratégico-militares, así como en los medios de comunicación... Alexey Pilko, director del Eurasian Center, ha propuesto una respuesta en tres etapas: Derribo de un dron estadounidense sobre el Mar Negro... Bombardeo de un cuadrante marítimo o de un territorio deshabitado pero formalmente perteneciente a un país de la OTAN, como las islas Feroe... el tercer paso sería el bombardeo de una pequeña instalación de la OTAN en la región del Mar Negro, siempre que un pequeño número de tropas estadounidenses estén estacionadas allí... si esto no fuera suficiente, propone el bombardeo de la gran base de la OTAN situada en Rzeszow, en Polonia, que, desde el inicio del conflicto, sirve de centro logístico clave para abastecer a Ucrania... Otros proponen una explosión nuclear de demostración para obligar a Occidente a dar un paso atrás... el debate ruso se ha vuelto incandescente... El problema es que a pesar de todo esto los occidentales, y en particular los anglosajones, siguen adelante con sus provocaciones (Giuseppe Masala)

"Con las acciones de bombardeo de los Radares Estratégicos de Alerta Temprana situados en las provincias de Krasnodar y Orenburg, se cruzó sin duda una importante línea roja, al intentar socavar la capacidad de la Federación Rusa para detectar un ataque nuclear (o potencialmente nuclear) procedente de otros países.

En primer lugar, hay que decir que el ataque ucraniano contra estos radares no resultó del todo ineficaz: el radar situado en la región de Krasnodar resultó claramente dañado, como demuestran los vídeos de aficionados colgados en línea del artefacto, así como los estudios por satélite, mientras que en lo que respecta al radar situado en la provincia de Orenburgo, no hay imágenes del artefacto después de los hechos, pero la información en mi poder [y procedente de una fuente occidental] indica que el radar está completamente destruido e inutilizable.

Además, cabe destacar que los drones utilizados en esta operación son Tekever AR3 de fabricación británico-portuguesa; este elemento, además de emblemático, es indicativo de una implicación occidental cada vez más clara.

De la profunda trascendencia de esta ruin acción militar perpetrada por los ucranianos (pero claramente ordenada por Occidente), ya les hablé en un artículo anterior, en el que también desandaba todo el asunto vinculado al tablero nuclear en Europa, que lleva en marcha desde al menos 2015, es decir, desde que la OTAN decidió instalar una especie de escudo antimisiles entre Turquía (radar de alerta temprana), Polonia y Rumania (baterías antimisiles, sin embargo, capaces de lanzar a su vez misiles de crucero), iniciando así una serie de movimientos y contramovimientos entre la OTAN y Rusia en el plano de las armas nucleares.

Si el asunto de los primeros ataques de radar rusos ha pasado en gran parte desapercibido en Occidente, no puede decirse lo mismo en Rusia, donde, por el contrario, ha sonado la sirena de la alarma general, tanto a nivel político como a nivel de los Think Tanks estratégico-militares, así como en los medios de comunicación.

A nivel de Think Tanks y líderes de opinión, lo que ha propuesto Alexey Pilko, director del Eurasian Center y comentarista en varios medios de comunicación rusos (TV Zvezda, PRAIM, Radio Sputnik, AiF, Gazeta.ru) es ciertamente relevante: el suyo es un marco real en el que la respuesta a lo sucedido debería implementarse por etapas; de la menos grave a la más grave en función de la retroalimentación que, de vez en cuando, se enviaría desde Occidente.

Este es el marco Pilko:

1- Derribo de un dron estadounidense sobre el Mar Negro teniendo en cuenta además que estos drones hipertecnológicos dirigen misiles occidentales hacia objetivos en Crimea y Krasnodar Krai;

2- Bombardeo de un cuadrante marítimo o de un territorio deshabitado pero formalmente perteneciente a un país de la OTAN. [Hay que añadir que otros comentaristas rusos han propuesto las Islas Feroe en el Océano Atlántico, que de hecho corresponden a las características indicadas por Pilko];

3- El tercer paso propuesto por Pilko es el bombardeo de una pequeña instalación de la OTAN en la región del Mar Negro, siempre que un pequeño número de tropas estadounidenses estén estacionadas allí;

4- En caso de que los tres primeros pasos no sean suficientes para hacer desistir a los occidentales, Pilko propone el bombardeo de la gran base de la OTAN situada en Rzeszow, en Polonia, que, desde el inicio del conflicto, sirve de centro logístico clave para abastecer a Ucrania.

Si el plan propuesto por Pilko le parece muy extremo, no tiene ni idea de qué otras posturas hay al respecto entre los comentaristas rusos, así que en aras de la brevedad nos limitaremos aquí a destacar lo propuesto por Dmitry Suslov, miembro del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Moscú, un Think Tank considerado muy cercano a Putin. Suslav -del que también informó la agencia de noticias Reuters- propuso una explosión nuclear de demostración para obligar a Occidente a dar un paso atrás.

Que el debate ruso se ha vuelto incandescente es evidente no sólo por las declaraciones procedentes de los Think Tanks, sino también por las durísimas palabras expresadas por Putin durante una conferencia de prensa en Tashkent (Uzbekistán), en la que el presidente ruso afirmó textualmente que «Occidente está jugando con fuego», y a continuación volvió a afirmar: «los gobiernos de los países de la OTAN deberían recordar que los miembros de la Alianza son, por regla general, Estados pequeños con una densidad de población muy elevada».

El problema es que a pesar de todo esto los occidentales, y en particular los anglosajones, siguen adelante con sus provocaciones. A estas alturas, todos los países de la OTAN (excepto Italia y algunos más) han dado permiso formal para que se utilicen las armas suministradas a Ucrania para golpear en territorio ruso, como se reconoce internacionalmente desde la caída de la Unión Soviética, y también es inminente la formación de una coalición de países dispuestos a enviar «instructores» militares a suelo ucraniano. Son pasos ruines, dictados también por la lógica profundamente diferente con la que razonan los anglosajones y los rusos. Si los primeros aplican una lógica típicamente utilitarista centrada en aumentar los costes para el adversario hasta que éstos sean superiores a las ganancias con el fin de desalentar las actividades hostiles, los rusos razonan en términos diametralmente opuestos: aumentar la respuesta a cualquier precio a medida que aumentan las amenazas que tienen delante.

Los niños de Dostoievski hacen oídos sordos a la lógica utilitarista de Jeremy Bentham. Cuanto antes lo entiendan en Occidente, mejor para todos…." 

(Giuseppe Masala, L'Antidiplomatico, 27/05/24, traducción DEEPL)

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