"SIEMPRE HABÉIS SIDO UNOS VAGOS, Y AHORA MÁS”
De la admiración por el “milagro español” al recelo y, cada vez más,
al odio irracional. La percepción exterior de los españoles se ha ido
deteriorando a una velocidad de espanto durante el último lustro,
paralelamente a la profundización de la crisis económica. Europa comienza a dividirse entre norte y sur.
O mejor dicho, entre los países solventes y “los países del ajo”. Una
peyorativa mención utilizada por la prensa de los países del norte y el
centro europeo para referirse a España, Portugal, Grecia e Italia. Y es
que la responsabilidad de la actual situación económica está cayendo
sobre los más débiles, los países rescatados de la periferia europea. (...)
El chivo expiatorio de los males de la UE ya no son los emigrantes, sino
los “vagos” del sur. Los estereotipos sobre la personalidad de los
españoles se han visto reforzados con la crisis. “En Holanda está calando la idea de que le estamos pagando la crisis a España,
algo que no se acepta debido a que se cree que los españoles se pasan
el día de fiesta.
Los prejuicios sobre que los españoles son unos vagos
siempre estuvieron ahí, pero ahora han vuelto con más fuerza que nunca”,
explica Merijn de Waal, un holandés de 31 años que trabaja para NRC Handelsblad.
Los españoles como fuente de todos los males
El sentimiento de que los españoles son los causantes de la crisis
financiera también es mayoritario entre los alemanes. El periodista y
corresponsal en España Hans-Günter Kellner subraya que esta
percepción “es un poco injusta porque en la misma medida que España
pedía dinero, los bancos alemanes se lo prestaban, pero casi nadie
entiende que ambos países sean corresponsables de la situación”.
La
manidaafirmación de que “los españoles han vivido por encima de sus
posibilidades” también ha tenido un fuerte eco en la prensa teutona. Un argumento que por su repetición constante ha provocado que los alemanes nos perciban como un pueblo “arrogante”.
La cultura económica basada en el pelotazo urbanístico, que desde
Alemania siempre se vio con escepticismo, nunca más podrá ser perdonada.
“Mientras España estaba en pleno boom inmobiliario, nosotros ya vivíamos una crisis profunda yno entendíamos cómo se vivía con tanto lujo y se enriquecían tan rápidamente.
Ahora vemos cómo están pagando las consecuencias, pero es una pena que
se generalice porque la gente que está ahora en la cola del paro no es
la misma que la que protagonizó el auge de la cultura del ladrillo”.
A medida que se va descendiendo hacia el sur de Europa, la visión
negativa sobre los españoles comienza a moderarse. En Francia, la imagen
que se tiene “sigue siendo buena, pero ojo, cada vez hay un sector
mayor de la población que piensa que han despilfarrado su dinero,
principalmente el aportado por la UE.
Se tiene la sensación,
amplificada por algunos medios, de que han gastado demasiado y ahora
quieren pasarle la factura a los demás países. Esta idea está
calando en un número cada vez mayor de gente, pero no quiere decir que
culpen a la población, sino a sus dirigentes”, según la visión de Cécile Thibaud, que lleva más de una década afincada en Madrid pero que viaja con regularidad a su país de origen.
Los estereotipos de que los españoles son poco trabajadores y algo
inconscientes por no haber reaccionado antes contra la burbuja
inmobiliaria, también comienzan a oírse en el país vecino, añade
Thibaud, aunque matiza que “estas ideas todavía son solo de una
minoría”.
La francesa insiste en una idea que parece predominar en el resto de países de la UE y es que “los españoles han sido unos inconscientes” durante los años previos al estallido de la burbuja. “Los
tiempos de bonanza impresionaron mucho a la sociedad francesa, que
incluso tenía ciertas envidias y la sensación de que se les estaba
pagando el crecimiento con dinero de todos los europeos.
Sin embargo,
ahora lo que más les sorprende es cómo están capeando el temporal sin
quejarse demasiado. Desde mi punto de vista, si en Francia hubiese las
mismas tasas de paro que en hay en estos momentos en España la gente se
rebelaría, habría muchas más huelgas generales y casi se produciría una
guerra civil.
Puede ser que no se tenga una visión del todo exacta del
empobrecimiento de las clases trabajadoras, pero nadie comprende cómo
los españoles siguen saliendo adelante con toda la miseria que hay”,
explica Thibaud.
Los españoles, más cerca de África que de Europa
Una percepción quizá un tanto distorsionada por imágenes como las de
los desahucios violentos o las de los jornaleros del SAT en los
hipermercados, que ocuparon las primeras planas de los periódicos de
medio mundo y que, más que presentarlas como acciones políticas, se
ceñían a subrayar la miseria y la extrema pobreza en la que habrían
caído los españoles.
El periodista keniata de 37 añosMoses Maina ha seguido muy de cerca estos últimos conflictos por los medios de comunicación y no puede dejar de sorprenderse de que “lo único que parece importar a los españoles son sus ganas constantes de fiesta y el fútbol”. Una contradicción, dice, que “los acerca más a la filosofía de vida africana que a la europea”. (...)
Los representantes políticos tampoco parecen ayudar demasiado a mejorar
la imagen de los españoles en el exterior, más bien todo lo contrario.
En los Países Bajos, la percepción de los políticos españoles es que
viven constantemente en un mar de dudas, según ha comprobado entre sus
compatriotas Merijn de Waal. “El Gobierno de Mariano Rajoy no
ofrece ninguna confianza.
La gente no entiende su falta de determinación
y valentía después de obtener una mayoría absoluta y contar con cuatro
años por delante para hacer todo lo que pueda. En Holanda no se
entienden las medias tintas y parece que el Gobierno de España no está
totalmente convencido de que el país pasa por serios apuros. No reconocer esta evidencia es muy serio y genera cierta polémica”, añade de Waal.
Para Kellner, en Alemania se ve con buenos ojos a los italianos
“porque se entiende que están comprometidos en la lucha contra la
crisis, mientras que se duda mucho de los españoles. (...)
A pesar del cambio de tendencia de la visión que se tiene en el exterior
de los españoles, todavía no estamos a la altura de las
desconsideraciones a las que son sometidos los griegos. En la mayoría de
países de la UE ya se comienza a defender abiertamente su expulsión de
la zona euro.
La francesa Cécile Thibaud aclara que “la sensación es
diferente porque en Grecia se ha visto que la gente apenas paga
impuestos, hay una economía sumergida mucho más abultada y el
despilfarro ha sido si cabe mayor que en España”. Además, añade la
francesa, “la deuda griega es pública y la española eminentemente
privada, por lo que se sabe que la gente común no es tan culpable de la
situación”. (...)
De lo que no cabe duda es que, en mayor o menor medida, los españoles
son señalados con el dedo como los culpables de crisis, sacando a la luz
ciertos estereotipos que parecían cosa del pasado. La pérdida de poder
adquisitivo de las poblaciones del norte y del centro de Europa no hará
más que acentuar estos negativos puntos de vista.
Un contexto cuyos
efectos secundarios son la polarización ideología y el auge de los
populismos, siempre asentados sobre la base del odio al “otro” a quien
se le responsabiliza de todos los problemas propios.
Un escenario complicado para seguir construyendo una Europa más unida o federal, como ingenuamente proponía ayer mismo el presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso. Toda una quimera para los vientos populistas que soplan en el Viejo Continente." (El Confidencial, 14/09/2012)
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