"La muerte de Yahya Sinwar, líder de Hamás, plantea a Israel la posibilidad de elegir entre dos caminos futuros muy diferentes, entre más guerra o un plan de paz. Ahora que los líderes de Hamás y Hezbolá han sido destruidos, el gobierno de Israel podría llegar a la conclusión de que ha logrado sus principales objetivos y puede poner fin a este conflicto. Para ello sería necesario, como primer paso, acordar un alto el fuego en Líbano y permitir la entrada de ayuda en Gaza.
Si Israel decide continuar sus operaciones en Gaza y Líbano, la escalada del conflicto en Oriente Medio se convierte en una posibilidad. La visita del ministro de Asuntos Exteriores iraní a varios Estados árabes en los últimos días es un recordatorio de que la normalización con Israel no puede darse por sentada. Los dirigentes árabes se benefician de la destrucción de los dos grupos milicianos, pero tienen que equilibrar esto cuidadosamente con la indignación pública por los ataques de Israel contra civiles.
También existe el riesgo de que Israel juegue demasiado su carta de la disuasión. Un plan de paz trata de evitar que la próxima generación de palestinos lance un ataque similar al del 7 de octubre. Tendría que llegar a las raíces del problema y quitar el oxígeno a cualquier futura resistencia violenta. Sinwar y Hassan Nasrallah son reemplazables mientras prevalezca la idea de una resistencia. Una disuasión duradera exigirá un cambio total de narrativa en Israel. Sin una solución de dos Estados que devuelva a los palestinos sus derechos, la paz sigue siendo frágil. Los líderes europeos y Estados Unidos tienen su papel que desempeñar."
(Wolfgang Münchau, Eurointelligence, 18/10/24, traducción DEEPL)
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