2.7.25

Pedro Sánchez ante el nuevo momento político... La semana pasada fue positiva para él... La reacción tan hostil que provocó en Trump la posición española vino a echar un cable al gobierno socialista y contribuyó a reforzar el papel de dique contra la extrema derecha que Sánchez se atribuye. Es el centro de su programa... el PSOE sabe que está obligado a retomar la iniciativa tras los escándalos de corrupción. También ha constatado que cada vez que toma una posición de izquierdas bien definida, con el 5%, con Palestina o con la excepción ibérica, le ha salido bien respecto de su electorado potencial... este es un instante político... Ya no estamos en la era de los Excel y de los gráficos, de las medidas que se explican con cifras, sino en el de la política pura y dura... Sumar presentó su programa de vivienda, 'Si se puede gastar el 2% en defensa, por qué no el 1% en vivienda', argumentan... entienden que este es un momento idóneo para recuperar la iniciativa a través de medidas de izquierdas en el plano social... Podría esperarse que el tiempo que esté en el gobierno veamos más posiciones de esa clase, ya que le permitiría poner el foco fuera de la corrupción y centrarse en asuntos electoralmente rentables (Estaban Hernández)

 "La semana pasada fue positiva para Pedro Sánchez: logró situar la corrupción en un espacio secundario gracias a su posición explicitada y públicamente difundida respecto del gasto en la OTAN. Se ha insistido mucho en que la reacción del gobierno tuvo un marcado componente interno, y es cierto, ya que la aceptación del 5% conllevaría la pérdida de legitimidad del gobierno frente a los suyos y supondría una piedra definitiva en su hundimiento. Pero también existe un componente objetivo: una elevación del gasto de esa magnitud sería muy dañina para España, porque obligaría a subir los impuestos y a recortar los presupuestos, y causaría un gran daño a la economía española. Feijóo no lo pasaría nada bien si fuera presidente de España, por ejemplo el año que viene, y tuviera que aplicar este programa. Como sentencia acertadamente Wolfgang Münchau, que extiende su diagnóstico a una mayoría de países europeos, nos atacarían mucho antes los mercados de bonos que los rusos.

La reacción tan hostil que provocó en Trump la posición española vino a echar un cable al gobierno socialista y contribuyó a reforzar el papel de dique contra la extrema derecha que Sánchez se atribuye. Es el centro de su programa, la idea fuerza que le sostuvo el 23-J y que le proporciona algo de aliento en este instante. El PSOE está navegando por aguas agitadas gracias a sus enemigos, y las declaraciones del presidente estadounidense dieron mucho viento a sus velas.

La táctica y la tecnocracia

Sánchez insiste una y otra vez en que aguantará hasta 2027. Son declaraciones que deben ponerse entre paréntesis, y no porque la voluntad del presidente no sea esa, sino porque existen demasiados factores inciertos como para diseñar un plan estático. Hoy declara Santos Cerdán y se puede esperar cualquier cosa en cualquier sentido. Las investigaciones judiciales avanzan y se desconoce si habrá descubrimientos que dañen seriamente al gobierno. La macroeconomía va bien, pero no sabemos durante cuánto tiempo, ya que las sacudidas internacionales pueden afectar mucho. También puede ocurrir que la situación se estabilice en el frente judicial, que la economía siga marchando bien y que Sánchez, en un contexto que perciba favorable, decida adelantar las generales. Demasiadas incertidumbres.

En todo caso, el PSOE sabe que está obligado a retomar la iniciativa tras los escándalos de corrupción. También ha constatado que cada vez que toma una posición de izquierdas bien definida, con el 5%, con Palestina o con la excepción ibérica, le ha salido bien respecto de su electorado potencial. Podría esperarse que el tiempo que esté en el gobierno veamos más posiciones de esa clase, ya que le permitiría poner el foco fuera de la corrupción y centrarse en asuntos electoralmente rentables.

En la mayoría de las ocasiones, el PSOE ha actuado reactivamente: solo cuando la táctica y la ortodoxia se enfrentaron optó por la primera

Moncloa es un entorno difícil para tomar las riendas en ese sentido, ya que domina una mentalidad claramente tecnocrática, producto de los perfiles que integran el equipo del presidente, pero también fruto de una visión política de la que Sánchez ha querido rodearse en sus siete años. La conexión con Europa ha sido fundamental, y eso implica dominar un lenguaje y centrarse en un tipo de medidas que encajen bien con la tecnocracia dominante en el continente. Hay también algo de convicción: el PSOE de la última década, con el emergente Podemos, quiso mantener el aliento socioliberal que ha caracterizado a la socialdemocracia europea de las décadas anteriores para diferenciarse de opciones más de izquierdas.

Sin embargo, las circunstancias no han sido las más idóneas para seguir la ortodoxia. Las exigencias de los equilibrios internos han llevado a tomar decisiones claramente políticas, por ejemplo respecto a Cataluña, que encajaban mal en ese marco. También ha habido rebeliones contra la tecnocracia bruselense que salieron bien, como la excepción ibérica, o medidas sociales, como el aumento del salario mínimo, que partieron de ese entorno, ya que la UE lo promovió. En la mayoría de las ocasiones, el PSOE ha actuado reactivamente: entre las necesidades tácticas y la ortodoxia, optaron por las primeras. Se alejaron en asuntos concretos de la tecnocracia, convencidos o arrastrando los pies, pero se alejaron.

Las derechas y el marco general

Lo que ocurre en España debe enmarcarse en una tendencia internacional ineludible. La derecha es la fuerza revolucionaria, la que está transformando Occidente, mientras que las izquierdas han adoptado un perfil más conservador. La diversidad es un buen ejemplo: el mensaje que transmiten continuamente es de la conservación de unos derechos que pueden perderse por la acción reaccionaria de las derechas. También lo es el estado de bienestar, ya que la posición de las izquierdas es la de defender unas prestaciones públicas que están en riesgo y que han perdido buena parte de su músculo en las últimas décadas. La argumentación de Sánchez para justificar el no al 5% ha sido la de conservar un estado de bienestar que sufriría un enorme golpe si hubiera que gastar año tras año cantidades elevadas en armamento. En el entorno continental el mensaje no cambia: hay que conservar las instituciones europeas que están bajo ataque a causa de Trump y de los partidos afines. Las formaciones de izquierda suelen tener propuestas defensivas que tiende hacia la conservación del statu quo en asuntos como las estructuras europeas, el estado del bienestar, los derechos identitarios y los de los inmigrantes. No juegan al ataque. Las nuevas derechas, por el contrario, han exhibido un perfil rupturista desde el inicio, con un ideario claramente antitecnocrático. Ese es el marco general.

Al PSOE le hace falta algo más en un momento de desgaste por la corrupción. Y no lo puede aportar la tecnocracia: este es un instante político

El mensaje de Sánchez se ancla en ese núcleo: hay que combatir a las extremas derechas para preservar lo ganado. El problema es que esa posición, por relevante que sea electoralmente, ya no alcanza. Hace falta algo más, en especial cuando el PSOE sufrirá el coste de la corrupción, las izquierdas distan mucho de estar asentadas electoralmente y cuando acciones claramente políticas, como las llevadas a cabo respecto de Cataluña han generado desgaste en otras zonas de España. Pero ese plus imprescindible no lo puede aportar la mirada tecnocrática: este es un instante decididamente político. Retomar la iniciativa tiene una condición de posibilidad, constatar que la aportación de los llamados Tecos (los Técnicos Comerciales y Economistas del Estado) no constituye un programa: son técnicos y su papel debería limitarse a esa función. Ya no estamos en la era de los Excel y de los gráficos, de las medidas que se explican con cifras, sino en el de la política pura y dura.

Sumar presentó la semana pasada su programa de vivienda, ya que entienden que es, junto con los jóvenes, el asunto central de esta legislatura, una visión que el PSOE comparte. Las propuestas de Sumar son más atrevidas, ya que incluyen instrumentos de planificación pública para la construcción de vivienda. Pretenden aprovechar los créditos blandos que los fondos Next Generation aportan. Creen que, de esa manera, se pondría en marcha un plan público de construcción con una inversión que podría devolverse fácilmente y que aliviaría los problemas de muchos lugares. Si se puede gastar el 2% en defensa, por qué no el 1% en vivienda, argumentan. Es una cuestión relevante: el pasado fin de semana Vox presentó su programa económico y la vivienda fue uno de los temas centrales.

Sánchez ha sido muy efectivo a la hora de navegar por aguas turbulentas, pero mucho menos en el largo aliento

El propósito de Sumar va más allá: entienden que este es un momento idóneo para recuperar la iniciativa a través de medidas de izquierdas en el plano social, lo que permitiría poner el foco en asuntos importantes para los ciudadanos y además relegarían los escándalos de la corrupción a un segundo plano.

Sánchez y el momento de la política

Sean o no adecuadas las propuestas de los de Yolanda Díaz, lo cierto es que este es un momento que exige a las izquierdas recobrar un impulso que han perdido. Y, salvo en el inicio, los gobiernos de Sánchez no han sabido tomar las riendas de la política. Han sido muy efectivos en lo que respecta a navegar por aguas turbulentas y a tomar decisiones que evitasen naufragios; se han manejado a la hora de solventar los problemas semanales, pero no en un marco de mayor aliento. Han tomado decisiones forzados por la coyuntura, y en general han tenido éxito, lo que explica su permanencia en el gobierno. Pero, cada vez más, dependen de errores de sus enemigos para cobrar impulso, y la pasada semana fue un buen ejemplo: sin la reacción de Trump, una medida correcta, como la de no alcanzar el 5%, les habría generado poco rédito.

La mezcla de tacticismo y tecnocracia ya no es suficiente. La división en Moncloa entre los perfiles más ideológicos y los más tecnocráticos se ha decantado hacia los segundos durante mucho tiempo. El momento internacional es cada vez más político y mantenerse en la ortodoxia da ya poco rédito. Ni siquiera los partidos populares europeos están en ella, aunque afirmen lo contrario. Al PSOE, y a las izquierdas en general, les tocará transitar por un camino diferente, pero están poco equipados para el nuevo contexto. Y es muy probable que Sánchez sea más consciente que su equipo del momento presente, lo que no deja de resultar significativo."                  (Esteban Hernández, El Confidencial, 30/06/25)

No hay comentarios: