"En 2023, la economista alemana Isabella M. Weber publicó una de las investigaciones más serias entre las que han señalado que en Estados Unidos se ha producido lo que ella denomina “inflación de vendedores [sellers' inflation, en inglés]”. Su hallazgo confirmó que las empresas estaban trasladando los aumentos de los costes (sobre todo de los energéticos) a los precios de venta, elevando sus márgenes de beneficio y amplificando la crisis de inflación. Ahora, partiendo de su trabajo, Jorge Uxó, Eladio Febrero y Nacho Álvarez han demostrado que está inflación por avaricia también ha ocurrido en nuestro país.
Su 'paper' se ha publicado esta semana. Se titula “Precios, márgenes y salarios: la inflación y sus consecuencias distributivas en España, 2021-2023”, y ha exprimido la información del Observatorio de Márgenes Empresariales. Esta herramienta cruza datos [de la mayoría de las empresas no financieras] y métodos de la Agencia Tributaria, el Banco de España y el Ministerio de Economía. Se creó a mediados de 2023, en cumplimiento de un compromiso del Gobierno de coalición, y, sin duda, para disgusto de las patronales.
“Hemos calculado la evolución de los márgenes empresariales a nivel sectorial y agregado, y las respectivas contribuciones de los costes laborales [de los salarios y las cotizaciones sociales] y de los beneficios al crecimiento de los precios”, detallan los tres economistas. “El factor más importante para explicar la inflación es el ‘pass-through’: el traslado de costes a los consumidores que llevan a cabo las empresas”, observan.
Exactamente, este factor explica el 85% de la inflación media de 2021 a 2023. Mientras, “el aumento directo de márgenes [de beneficio] explica un 14%” de ese mismo dato. Por último, “el impacto de los costes laborales es muy limitado”, continúan.
“Basándonos en esta evidencia, no podemos decir que veamos 'inflación de beneficios' en España, si por este término entendemos que los aumentos de precios provienen directa y principalmente de aumentos de los márgenes empresariales. Sin embargo, sí podemos hablar de 'inflación de beneficios' en un sentido 'débil': la inflación surge cuando las empresas suben los precios para proteger sus beneficios de los mayores costes de producción, sin que los trabajadores puedan compensarlo mediante aumentos salariales”, explica la investigación.
El gabinete económico de Comisiones Obreras (CCOO) viene insistiendo en esta misma conclusión. En uno de sus últimos informes afirmó que “la capacidad de las empresas de defender sus márgenes ha implicado poder repercutir el aumento de costes en los precios de venta, factor decisivo para explicar la fuerte inflación en la economía española que ha mermado a la capacidad adquisitiva de los hogares”.
“Sin embargo, el aumento de los márgenes relativos implica que el proceso ha ido más allá de una mera defensa de los márgenes preexistentes. El proceso es heterogéneo por ramas actividad: mientras que en 2022 las actividades energéticas explicaban en gran medida el aumento de márgenes, en 2023 otras actividades como comercio y hostelería y restauración toman el relevo. El proceso también es desigual por tamaño de empresa [las más grandes son las que más han exprimido la inflación y el dinamismo de la economía en general]”, analizaba este equipo de expertos del sindicato.
Beneficios en máximos
En agosto, el Observatorio de Márgenes actualizó sus datos hasta el cierre del segundo trimestre de este año y constató que las sociedades no financieras en nuestro país siguen exprimiendo la crisis de precios y que han elevado sus beneficios a máximos.
La última actualización de esta herramienta incluye una proyección de los beneficios de las empresas en este 2024 que los sitúa por encima de los 200.000 millones de euros por primera vez desde 2009, hasta donde se extienden los cálculos de este Observatorio.
El Ministerio de Economía aprovechó el nacimiento de la herramienta para pedir a las empresas que “moderaran” sus márgenes de beneficio para culminar el proceso de bajada de la inflación. “Hay que esperar que en los próximos meses se traslade [a los precios] el abaratamiento, por ejemplo, de la energía”, valoró el primer informe del Observatorio, en junio de 2023.
La preocupación de Economía no ha ido acompañada de medidas concretas y llegó tarde para los trabajadores. Mientras los precios escalaron un 15% entre el primer trimestre de 2021 y el cuarto trimestre de 2023, según el IPCA (Índice de Precios de Consumo Armonizado), “el salario medio por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo aumentó un 8,4%”. Como resultado, en España, los salarios reales sufrieron una pérdida de poder adquisitivo del 6% acumulado en estos tres años. “Sólo en los dos últimos trimestres de 2023, el crecimiento interanual de los salarios superó el crecimiento de los precios”.
Esta realidad permite ponerle otro apellido a las subidas de precios de los últimos años: “la inflación por conflicto”. Después del shock energético inicial, que empezó con los cuellos de botella en las cadenas de suministros mundiales y que exacerbó la invasión rusa de Ucrania, “el aumento de precios se explica por las desiguales pretensiones de empresarios y trabajadores sobre el crecimiento de sus respectivos ingresos”, destacan Uxó, Febrero y Álvarez.
“Las consecuencias distributivas son evidentes: las empresas han trasladado el aumento de los costes a los precios finales, manteniendo (o incluso aumentando) sus márgenes. Pero los trabajadores no han tenido crecimientos salariales que compensen este efecto de la inflación”, inciden.
La última conclusión de su 'paper' es que “dado el deterioro del poder negociador de los trabajadores, no hemos visto efectos salariales de segunda ronda”. Estos “efectos de segunda ronda” también se conocen como espiral inflacionista y hacen referencia al riesgo de que los salarios aumenten y persiguen al IPCA, retroalimentándolo. Pero “los salarios reales no han sido una fuente de presiones inflacionistas, sino que han actuado como un amortiguador del choque de las subidas de precios”.
Uxó, Febrero y Álvarez hacen un último cálculo del crecimiento salarial que las empresas podrían asumir sin subir precios, manteniendo su participación inicial en la renta nacional. “Obtenemos que un crecimiento salarial acumulado de 4,5 puntos, que sería no inflacionista y factible en España”, finalizan, partiendo del cierre de 2023." (Daniel Yebra, eldiario.es, 20/10/24)
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