"Pedro Sánchez parece haber tomado nota de Sumar. Mucho más que eso: el presidente del Gobierno ha tomado nota de la enorme desmovilización del electorado de izquierdas que detectan todas las encuestas, a medida que la inflación crece en los bolsillos de la gente, la incertidumbre tiñe el horizonte europeo y el ruido infecto se apodera del debate público. (...)
Después del volantazo sobre el Sáhara Occidental (marzo) y después del festival de la OTAN en el museo del Prado (junio), Sánchez vuelve a virar a la izquierda en el Congreso de los Diputados.
En un discurso largo, muy bien escrito y no tan bien pronunciado –el presidente se crece en las réplicas parlamentarias, pero no consigue interpretar con convicción las piezas dramáticas-, el jefe del Ejecutivo ha acudido hoy al Congreso para anunciar la adopción de una economía de guerra nacional-popular.
Pase mensual gratuito en los trenes de cercanías de toda España desde septiembre hasta finales de año, para fomentar el uso del transporte público y disminuir el gasto en gasolinas. Impuesto especial sobre los beneficios de la banca, por la subida de los tipos de interés. Impuesto a las compañías energéticas por los beneficios extraordinarios derivados del escalofriante incremento de precios.
Medidas que hace dos meses habrían provocado un mareo a la ministra de Economía, Nadia Calviño, han sido anunciadas hoy con tremenda convicción por el presidente del Gobierno.
Medidas remachadas con la siguiente expresión: “No vamos a permitir que unos pocos se beneficien del sacrificio de muchos”. Trenes gratis; impuesto especial a las compañías eléctricas, gasistas y petroleras; impuesto especial a los bancos. Batalla seria por la equidad social de las becas a los estudiantes, ante el experimento de Madrid para favorecer a la clase media alta.
Este es el bono que Sánchez ha entregado a la discutidora sociedad española, mientras acusa a la oposición de ‘catastrofista’. La gratuidad de los trenes no será denigrada por muchos. Los impuestos a las compañías energéticas y la banca provocarán un enorme revuelo mediático. Sánchez busca también ese revuelo para sintonizar con el votante fastidiado y desilusionado.
Cuanto más le ataquen por estas medidas, acusándole de izquierdista y de haber sucumbido a los reclamos de Unidas Podemos, mejor para él. Con este plan, Sánchez pretende recuperar el aliento popular que hoy le niegan los sondeos. Ahí te quiero ver, Alberto Núñez Feijóo. Ahí estás emplazada, Isabel Díaz Ayuso.
En un discurso absolutamente centrado en el presente, el presidente ha intentado introducir sentido y épica a la exposición material de la sociedad española a la guerra en Ucrania. (...)
Conmueve, preocupa y altera la vida de los alemanes, que creían haber firmado un tratado de paz perpetua con Rusia con la construcción de dos gigantescos gasoductos en el mar Báltico. Importa a los franceses, puesto que una de las grandes señas de identidad de la V República es la voz propia en cualquier asunto referido a la política exterior. Emmanuel Macron ganó bien la reelección gracias a la guerra. (...)
La guerra provoca tensiones subterráneas en Italia, puesto que Rusia y China han invertido tiempo y dinero para disponer de influencia en la alargada península que ocupa una posición central en el Mediterráneo, con una histórica mirada hacia Oriente que empezó con los mercaderes venecianos. Sólo España y Portugal, separadas del resto de Europa por los Pirineos, son emocionalmente extrañas a la guerra del Este.
Las encuestas dicen
que los españoles apoyan la causa ucraniana. Es verdad. Es la respuesta
racional de un país que todavía siente apego por la democracia después
de haber vivido una dictadura de casi cuarenta años. La Rusia de Vladímir Putin
cosecha muy escasas simpatías en España. Rusia intentó meter las
narices en el asunto de Catalunya, pero ha invertido poco dinero para
mover opinión en España, si lo comparamos con Francia o con Italia.
España es esencialmente occidental. España pertenece claramente al área
de influencia de Estados Unidos como acaba de quedar perfectamente claro
en fechas recientes.
La pandemia tuvo una épica: el apoyo masivo a los médicos y sanitarios y la confianza mayoritaria en la ciencia. Ambas referencias triunfaron. Esa épica generó incluso una respuesta político-cultural alternativa cuando la disciplina social –objeto del deseo de todas las izquierdas que en el mundo han sido- empezó a ser asfixiante para mucha gente. Una épica alternativa que decía: dame libertad para ir a tomar una cerveza.
Sánchez intenta ahora dar sentido y épica al estoicismo español ante las consecuencias de la guerra. No es fácil. Las apelaciones al europeísmo no bastan. Abonos de tren gratis y una bronca descomunal con la banca y las eléctricas. Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, puede hacer que Pedro Sánchez Castejón vuelva a ser amado por el público de izquierdas después de la noche de ronda en el museo del Prado.
Incierto será el invierno." (Enric Juliana, La Vanguardia, 12/07/22)
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