"Desde el 23 de octubre de 2022 cuando asumió el gobierno la alianza liderada por Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia) se dieron escasas buenas noticias para los sectores sociales italianos más marginalizados que vieron esfumarse derechos esenciales, y ahora, además, se convierten en principal blanco de la represión.
El proyecto Meloni, con la apuesta de convertirse en el referente europeo de la extrema derecha, viene promoviendo políticas de neto favor al gran capital; aplica recortes significativos en la educación y la salud pública; combate de frente a los inmigrantes y elimina la Renta de Ciudadanía, subsidio que beneficiaba a una gran parte de las familias pobres y personas desempleadas. En paralelo, promovió una nueva ley represiva antisocial, recientemente aprobada en la Cámara de Diputados y ahora a la espera de una próxima ratificación en el Senado.
Criminalizar la protesta
La Ley 1660 o “Ley Mordaza”, que introduce más de veinte nuevos tipos
de delitos y circunstancias agravantes permite, entre otras, condenas
de hasta 2 años de cárcel a huelguistas y participantes en protestas con
cortes de calles, carreteras o vías férreas. Incorpora el concepto de
“terrorismo de palabra” con sanciones posibles de hasta 6 años para
quienes propagandicen las luchas sociales. Ocupar una casa o predio
vacío o solidarizarse con una ocupación puede significar 7 años de
prisión. Cualquier tipo de resistencia activa podría ser sancionado con
una pena de hasta 15 años y la denominada resistencia pasiva, hasta con 4
años. Incorpora nuevas sanciones contra los inmigrantes sin permiso de
residencia en el país que no podrán, por ejemplo, obtener tarjetas SIM
para sus teléfonos celulares. Además, penaliza severamente la mendicidad
en lugares públicos.
“Buscan criminalizar cualquier tipo de protesta, cerrar la boca a las
voces críticas, desnaturalizando y negando derechos democráticos
esenciales”, afirma en entrevista exclusiva Paolo Banci, ex
sindicalista, militante social de larga trayectoria de la región toscana
y presidente de la sección local de Rignano sull’ Arno de la Asociación
Nacional de Partisanos de Italia (ANPI). La ANPI es hoy una de las
mayores organizaciones con presencia en todo el territorio nacional. Fue
creada en junio de 1944, en Roma, mientras el Norte sufría todavía la
ocupación nazi-fascista. El 5 de abril de 1945 se le concedió el estatus
de “Ente moral”, lo que le otorgó personalidad jurídica, promoviéndola,
de hecho, como la asociación oficial de los partisanos. Independiente
de los partidos políticos, la ANPI, según su propia definición, “sigue
estando a la vanguardia en la custodia y aplicación de los valores de la
Constitución, por lo tanto, de la democracia, y en la promoción de la
Memoria de esa gran época de conquista de la libertad que fue la
Resistencia”. Para la Asociación de Partisanos la lucha antifascista de
ayer va de la mano del combate universal por la memoria, contra la
guerra, por los derechos constitucionales y, en particular, las
conquistas sociales [1]. (...)
Desde las organizaciones de la sociedad civil y de base “somos muy críticos con los grandes partidos de izquierda y de centro, que no respondieron a las expectativas de la gente y promovieron el actual escenario. Pensaron que declamando una buena gestión administrativa sería suficiente y la realidad demostró lo contrario, con la consecuencia directa que el pueblo italiano perdió la esperanza por el cambio y optó por una alternativa conservadora. Falta hoy una real alternativa progresista de poder”, subraya el militante de Rignano sull’Arno.
Para Banci, que en 2009 con un grupo de compañeros reconstruyeron y relanzaron la ANPI en diversos municipios del sur de la región Toscana, si bien la coyuntura política actual puede leerse con pesimismo desde los ojos de los sectores populares, “nada es definitivo, el movimiento de base y de la sociedad civil no está muerto y siguen apareciendo ciertas señales de esperanza de cara al futuro”. En su análisis, entran no solo una gran diversidad de iniciativas sociales en la base, en todo el territorio — muchas de ellas promovidas por jóvenes— sino también algunas propuestas políticas mayores de trascendencia nacional. (...)"
(Sergio Ferrari, CADTM, 07/10/24)
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