15.6.15

Una política industrial que promueva un cambio de modelo productivo está proscrita por la UE... en el Sur

"(...) estamos ante un período de crecimiento sin que se hayan efectuado cambios que permitan pensar que se han atacado las debilidades estructurales de nuestra economía. No ha habido ningún atisbo de política industrial que promueva un cambio de modelo productivo. 

En parte no la podía haber porque las políticas industriales clásicas están proscritas por la Unión Europea y han dejado de formar parte del arsenal de propuestas que tienen en mente la mayor parte de economistas que asesoran a los gobiernos. 

He intentado rastrear estas políticas y sólo he sabido ver los planes renove tan del agrado del sector automovilístico pero cuyo impacto local es discutible (los planes renove priman la compra de nuevos vehículos con independencia del lugar en que han sido producidos, y en un país donde gran parte de los coches que compran los locales son de importación equivale a primar a la industria alemana y de otros países, algo que agrada a los grandes grupos multinacionales pero que tiene un dudoso efecto local). 

He sabido encontrar otra, pero de impacto negativo: la reforma energética, que ha puesto en crisis a la emergente industria local de las energías renovables. (...)

La industria española que ha funcionado es la poca que ya se había modernizado, la que llevaba una cierta experiencia de internacionalización. Y que ahora ha visto mejorada su situación con la devaluación de facto del Euro provocada por el cambio en la política del Banco Central Europeo. 

Un cambio que pone a las claras la responsabilidad de esta misma política a la hora de propiciar la desindustrialización del Sur de Europa. El problema está que cuando se ha destruido tanto aparato productivo y ha emigrado tanta industria posiblemente la mejora en el plano del tipo de cambio no baste para reactivar la actividad. 

Cerrar empresas y eliminar líneas de producción es siempre más fácil que crear nuevas. Y sin políticas industriales bien diseñadas va a ser difícil que el Sur de Europa recupere parte de la actividad perdida. Ni la estructura productiva ni el sector público se han reorganizado para alterar crucialmente las debilidades del modelo anterior. 

En la mente de los gobernantes actuales sigue flotando la ilusión de que es posible generar una vuelta al viejo modelo anterior basado en lo inmobiliario. Y ahí sí se han aplicado con ahínco, tanto con reformas legales (como la que concede permiso de residencia a quien compra un inmueble, o la mayor permisividad constructiva que incluye la ley de costas) como en el apoyo de cualquier proyecto especulativo que ha tenido a bien proponerse (Eurovegas, Barcelona World, grandes proyectos hoteleros urbanos….).

Y si las cosas han cambiado tan poco ¿de dónde viene el crecimiento actual? En parte proviene de la mejora exterior ya comentada. En buena parte de un repunte del consumo. La retracción del consumo en la crisis tiene que ver principalmente con el aumento del paro y la caída de las rentas de la gente más pobre. 

Pero es posible que ante la incertidumbre de la situación también la gente que no pierde el empleo aplace compras (especialmente de bienes de consumo duradero) y esta misma gente una vez pasado el temporal recupere hábitos de consumo del pasado (la caída del ahorro en el último año hace pensar que algo de ello ha ocurrido). La tercera pata es el gasto público; resulta evidente que en un año electoral en el que el Gobierno se juega tanto ha habido una relajación del gasto impuesta por el ciclo político y facilitada por la caída de los intereses de la deuda. 

La cuestión es que posiblemente pasadas las elecciones esta alegría del gasto no será posible (y si pierde las elecciones el PP tendrá una excusa para atacar al nuevo gobierno de frenar la economía y el nuevo gobierno de acusar al anterior de haber vuelto a empeorar las finanzas públicas; nos espera ser espectadores de una nueva batalla de ping-pong). Una vez aumenta alguna actividad el multiplicador keynesiano hace el resto, un poco más de empleo y actividad en un sector inducen más actividad en otros. 

De la misma forma que los drásticos ajustes de 2012 hundieron aún más la actividad los ligeros aumentos del gasto actual la han animado. El problema está en si va a ser posible que esto sea un proceso de largo plazo.  (...)

A menos que surja una nueva burbuja de magnitud sostenida (o un nuevo factor expansivo que soy incapaz de detectar) más bien hay que esperar que, en lo esencial, persista el nivel de problemas básicos del país.  

 La crisis y su gestión han tenido unos impactos nefastos. Lo peor sin embargo es que no ha servido para generar políticas que nos protejan frente a su posible repetición. Y es que nuestras élites dirigentes han sido incapaces de pensar en cambios de dirección. Y las políticas europeas no han hecho más que bloquear cualquier posibilidad de cambio real."               (Albert Recio Andreu, Attac España, 05/06/2015)

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