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13.7.25

A pesar de que la Unión Europea, fiel defensora de la contención, por no decir los recortes, de las pensiones, ha dado su visto bueno a la situación actual de nuestro sistema público de pensiones, los ataques no cesan por parte de diferentes grupos autodenominados “de expertos”, financiados por el sector financiero... La conclusión, que no se menciona en el texto, es que, con la legislación actual, la variación de la Tasa Bruta de Reemplazo será mínima de aquí a 2065... Se puede comprender que los bancos y las aseguradoras promuevan y financien estudios cuyos resultados favorecen sus intereses. Menos comprensible es que eso incluya estudios cuya única aportación es un título llamativo, que no se justifica por el contenido, como ocurre en este caso (Juan Antonio Fernández Cordón)

 "A pesar de que la Unión Europea, fiel defensora de la contención, por no decir los recortes, de las pensiones, ha dado su visto bueno a la situación actual de nuestro sistema público de pensiones, fruto de las reformas introducidas por el actual gobierno de coalición, los ataques no cesan por parte de diferentes grupos autodenominados “de expertos”, financiados por o en abierta colaboración con el sector financiero. Un último ejemplo es el trabajo publicado recientement por la Fundación BBVA y el Ivie, como Esenciales 03/2025 (BBVA-Ivie, 2025), con un título llamativo, que ha conseguido así la atención de los medios de omunicación.

Ese breve estudio empieza por cuantificar el efecto, entre 2025 y 2065, de la maduración de las reformas introducidas a partir de 2021, sobre la Tasa Bruta de Reemplazo (TBR)[1]. En particular, destaca que, para los que solo han cotizado durante 30 años:

– los que tienen ingresos bajos, mejoran su TBR: de 77,1% en 2025 a 79,6% en 2065.

– los que tienen ingresos medios sufren una ligera disminución: de 77,1% a 75,3%

– los que tienen ingresos altos se benefician de un aumento: de 53,4% a 64,8%

Para los que han cotizado 35 o 40 años, la TBR para los ingresos bajos y medios se mantiene y aumenta ligeramente para los altos. Todas se sitúan en torno al 90%[2].

La conclusión, que no se menciona en el texto, es que, con la legislación actual, la variación de la TBR será mínima de aquí a 2065. Como es evidente, los que han cotizado menos (por ejemplo 30 años, en vez de los 38.5 que se van a exigir, a partir de 2027, para recibir el 100% de la Base Reguladora (BR)) van a recibir una pensión inferior y, por lo tanto, su TBR será también inferior.

En el estudio, también se afirma, por una parte, que los que quieran mantener su nivel de vida previo, habiendo cotizado solo 30 años, podrán jubilarse más tarde, añadiéndo así años de cotización (otra evidencia) o bien contratar una pensión privada (un deseo interesado que tal vez explique la motivación de este trabajo). Por otra parte, mediante un deslizamiento que no se explica de manera convincente, se afirma que son los jóvenes de ahora los que van a tener menos años cotizados (por ejemplo, solo 30). Como argumento, se esgrimen las tasas de ocupación de los jóvenes de 16-29, hoy por debajo de su nivel de 2007. Se omite señalar que en 2007 se dieron máximos de la tasa de ocupación a todas las edades y que las tasas de los jóvenes (como las de otras edades) dejan de disminuir a partir de 2013 y han subido desde entonces, como muestra el primer gráfico que presenta el propio estudio BBVA-Ivie. Teniendo en cuenta la situación actual del mercado de trabajo y el aumento considerable de ocupados que se está produciendo, es previsible que la tasa de ocupación de los jóvenes va a seguir aumentando en el próximo futuro. Por otra parte, para llegar a la jubilación a los 67 años con solo 30 años cotizados, hay que haber empezado a cotizar a los 37 años, una edad muy improbable, por tardía, para la mayoría. El retraso de la entrada en el mercado de trabajo de los jóvenes actuales no puede por tanto explicar que sean ellos los que más sistemáticamente van a tener menos años cotizados en el momento de la jubilación. La temporalidad, otro argumento para asociar los jóvenes y la insuficiencia del tiempo cotizado, está disminuyendo, gracias a la reforma laboral promovida por el actual gobierno. Entre los jóvenes de 16 a 29 años, ha pasado de 50,3% en 2007 a 34,7% en 2023, y la tendencia es a que siga disminuyendo (MTSS, 2024, p. 21).

Sin duda habrá personas que no consigan llegar al mínimo de años cotizados para obtener una pensión plena, pero son colectivos que habrán tenido carreras laborales fraccionadas o truncadas. Es más probable que estén formados por mujeres de bajo nivel educativo e ingresos reducidos (con mayoría de inmigrantes) que no podrán costearse una pensión privada.

El planteamiento de los autores es, por lo demás, bastante sorprendente. Parecen asumir, como normalidad, que la TBR sea máxima para todos y consideran que los que no la alcancen a la edad legal de jubilación (67 años a partir de 2027) deberán retrasar su salida de actividad. Esto haría de España uno de los paises de la OCDE con las TBR más altas, en el que la media coincidiría con la máxima, en torno a 90%, válida para todos. Actualmente (en 2023, último dato disponible) la TBR media en España es de 80,4% para ingresos bajos y medios y de 49,6% para los altos (OCDE, 2024, p. 151). En algunos países es menor, como en Suecia que, con su sistema de cuentas nocionales, que tanto gusta al entorno intelectual de los autores, tiene una TBR de 62,3% para los ingresos bajos y medios, con jubilación a los 70 años (OCDE, 2024, p. 151). No hablemos de los Estados Unidos que, para ingresos bajos, asegura el 49,4% y para los altos, el 27,8% del último salario (OCDE, 2024, p. 151). El planteamiento es tanto más sorprendente cuanto los autores contemplan las siguientes hipotéticas reformas, que podrían aprobarse en el futuro, que, todas, hacen disminuir la TBR:

a) Elevar el período utilizado para el cómputo de la BR hasta los 35 años

b) Aumentar hasta 40 años de cotización el mínimo para obtener una pensión igual al 100% de la BR

c) Vincular la pensión inicial a la esperanza de vida (Factor de sostenibilidad, también llamado de Equidad Intergeneracional) a partir de 2044

El resultado, como era esperable, es una reducción sistemática de la TBR, cualquiera que sea el número de años cotizados. Los autores no plantean de cuanto tendrían los jóvenes que retrasar su jubilación, si se aprobaran estas reformas (bastante más que los 6 años anunciados). Sin embargo, en el resumen que encabeza el artículo, existe cierta confusión al respecto.

Las dos primeras medidas están en la línea habitual de los reformadores que buscan reducir el gasto en pensiones. La tercera formaba parte de la Reforma de 2013, aprobada con la entonces mayoría absoluta del PP (sin consenso en el Pacto de Toledo), y que fue objeto de rechazo general, por la temible bajada de la pensión inicial que implicaba, por su carácter socialmente regresivo y que fue finalmente abolida.

¿A qué viene traerlas aquí? Podemos pensar que se trata de un ejercicio de prospección, de cuantificar el efecto de algunas reformas, pero entonces: ¿por qué estas y no otras? No lo justifican los autores. Pero es más probable que se trate de una anticipación del futuro que nos espera, en el caso de que se produjera un cambio de mayoría política. Son estas algunas de las reformas que serían propuestas y, entonces, con seguridad, aprobadas. Todas conducen al mismo resultado: una disminución de las pensiones de los jubilados.

En su afán de denunciar el supuesto conflicto generacional entre viejos con pensiones demasiado generosas y jóvenes olvidados por las políticas públicas, los autores rizan la incoherencia, al presentar como negativo para los jóvenes unas reformas (hipotéticas) que conducen a recortar las pensiones, una política que ellos mismos promueven.

Se puede comprender que los bancos y las aseguradoras promuevan y financien estudios cuyos resultados favorecen sus intereses. Menos comprensible es que eso incluya estudios cuya única aportación es un título llamativo, que no se justifica por el contenido, como ocurre en este caso." 

 , Economistas frente a la crisis, 04/07/25)

23.4.24

Eduardo Garzón: CASI TODOS los medios de comunicación han copiado y pegado en sus espacios el BULO de que la Comisión Europea ha tumbado o puesto en cuestión la reforma de pensiones del gobierno... sucede que "Bruselas afirma que el gasto de pensiones aumentará en cinco puntos del PIB". No se dice nada de que obligará a realizar recortes ni nada parecido... porque resulta que el gasto estimado por la Comisión Europea es CASI EL MISMO que estimó el gobierno. 15,1% entre 2022 y 2025 frente a 15%. Es una diferencia despreciable ¿Dónde está la alarma? Si el gasto promedio es del 15%, pero los nuevos ingresos por cotizaciones son del 1,2%, y los ingresos extraordinarios por salario mínimo y afloramiento economía sumergida son un 0,6%, según cálculos del gobierno, no habrá que ajustar nada

Eduardo Garzón   @edugaresp

Esto es alucinante: CASI TODOS los medios de comunicación han copiado y pegado en sus espacios el BULO de que la Comisión Europea ha tumbado o puesto en cuestión la reforma de pensiones del gobierno. Es muy fácil demostrar que es falso, pero casi todos los medios han caído...

Fijaos: no es sólo la prensa de derechas la que ha difundido este bulo que deja mal al gobierno (a lo que estamos acostumbrados), sino también la de izquierdas. El mensaje es claro: "según los datos de la Comisión Europea habrá que hacer un ajuste en las pensiones". Es FALSO.  

 Os animo a que vayáis al informe al que hacen referencia y busquéis dónde se dice tal cosa. No vais a poder, porque es que sencillamente no lo dice. Es mentira. Lo único que hace este informe es estimar a cuánto se elevará el gasto en pensiones. Nada más.

 https://economy-finance.ec.europa.eu/publications/2024-ageing-report-economic-and-budgetary-projections-eu-member-states-2022-2070_en

 El único medio que he visto que ha titulado bien esta noticia es @publico_es: "Bruselas afirma que el gasto de pensiones aumentará en cinco puntos del PIB". No se dice nada de que obligará a realizar recortes ni nada parecido, porque es mentira. Esto sí es periodismo.

 Además, y esto es lo más fuerte de todo: resulta que el gasto estimado por la Comisión Europea es CASI EL MISMO que estimó el gobierno. 15,1% entre 2022 y 2025 frente a 15%. Es una diferencia despreciable. ¿Dónde está la noticia? ¿Dónde está la alarma?

 https://www.seg-social.es/wps/wcm/connect/wss/b7bd492e-0171-477a-be29-394c450162b9/Informe+Proyec_SS+2023_final.pdf?MOD=AJPERES

 Por si fuera poco, la ley de la reforma de las pensiones establece que se tendría que hacer un ajuste sólo si el gasto previsto MENOS LOS INGRESOS superara el 13,3% del PIB. Así que hasta que no se tengan en cuenta los ingresos, no se puede saber si hay que reformar o no.

 ¡Y LA COMISIÓN EUROPEA NO HABLA DE INGRESOS! Así que es técnicamente imposible concluir de ese informe que habrá que realizar un ajuste. Falta conocer los ingresos, y los dará la AIREF en 2025. ¿Habéis visto cómo se han inventado la "noticia"? Y los medios difundiéndolo...

 En el informe del gobierno se estima que el gasto promedio será del 15%, pero los nuevos ingresos por cotizaciones serán del 1,2%, y los ingresos extraordinarios por salario mínimo y afloramiento economía sumergida un 0,6%. Según esta estimación, no habría que ajustar nada.

 Y la estimación del gobierno podrá errar o ser diferente de la de la AIREF, vale, ¡pero es que todavía no podemos saberlo! Titular que habrá que hacer un ajuste acorde a los datos de la Comisión Europea es INVENTARSE la "noticia". Por favor, ¡que se conozca esta desinformación!

 Y todo esto sin mencionar que realizar ajustes basándose en proyecciones a largo plazo es una barbaridad, porque si no aciertan ni para el año siguiente, como para acertar para el año 2070... Está estudiado que todas estas proyecciones siempre fallan. 

 Amén de que es totalmente arbitrario realizar un ajuste si el gasto promedio menos ingresos supera el 13,3% del PIB. Si tenemos la sanidad, educación, cultura, dependencia, ayudas, etc, con déficit, ¿por qué no tenerlo también con las pensiones? Es absurdo...

10:00 a. m. · 21 abr. 2024 239,3 mil Reproducciones

9.3.23

El problema de las pensiones hubiese sido solucionado claramente si el fondo de pensiones no hubiera sido vaciado de 60.000 millones a 2.000 millones por Rajoy

 "El popular matemático y divulgador científico Santi García Cremades ha protagonizado un llamativo momento en el programa Cuatro al Día, en el que ha intervenido para hablar de la sostenibilidad del sistema de pensiones.

"¿Esto aguanta o en algún momento va a reventar?", ha preguntado la presentadora, Ana Terradillos. "De momento con las variables y los parámetros actuales estaríamos hablando de 10, 15 años. Sería un sistema insostenible a medio plazo porque, sobre todo, tenemos que cambiar el sistema social", ha apuntado el experto.

"Tenemos que cambiar la pirámide invertida, que estamos convirtiendo ahora mismo... está un gran porcentaje de la sociedad que es mayor, que es clase pasiva que tiene que ser financiada con la pensión, tenemos que reconvertirla otra vez en una pirámide como ha sido siempre y crear un aumento en la natalidad", ha explicado.

 En su opinión, ahora mismo, de lo contrario, la solución "sería aumentar los impuestos un 15%". Pero ha insistido en que "el sistema más sostenible a medio plazo sería aumentar la natalidad". 

Cuando en el programa ya iban a despedir a García Cremades, éste ha pedido la palabra una última vez: "Solo un apunte, una cosa muy rápida: este problema hubiese sido solucionado claramente si el fondo de pensiones no hubiera sido vaciado de 60.000 millones a 2.000 millones que tenemos ahora mismo. Esa era la bolsa que teníamos para una situación como esta y eso ya no está. Ese escenario ha cambiado". 

Y en ese momento, en el plató, una colaboradora del programa ha apostillado: "¿Y quién la vació? Mariano Rajoy!".                 (Rodrigo Carretero , HuffPost, 03/03/23)

13.10.22

Para zanjar el asunto de las pensiones: hasta el El FMI cree que el gasto en pensiones de España “no es especialmente preocupante” y que está en línea con el de su entorno... España gastará un 6,1% de su PIB más de lo que gasta ahora en pensiones, lejos del 36,7% que prevén para Italia o del 29% de Alemania... y si no se incluyen en los cómputos las previsiones de la inflación, España gastará de hecho un 0,1% de su PIB menos en pensiones para 2030 de lo que gasta ahora... asunto zanjado. El dato mata el relato catastrofista

 "El gasto en pensiones de España “no es especialmente preocupante” para los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que lo ven en la línea de otros países de su entorno, según ha indicado este miércoles a EFE el director del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo, Vítor Gaspar.

De hecho, ha apuntado el portugués, las estimaciones de la variación del gasto en pensiones en moneda actual -lo que el Fondo estima que cambie el gasto de España de aquí a 2050, teniendo en cuenta la inflación- son muy reducidas en comparación con otras economías de su entorno. 

 La semana pasada, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, recordó que el Gobierno subirá las pensiones según el IPC medio del año previo, que estima alrededor del “8,5%”, aunque el dato definitivo se conocerá al final del año. Precisamente esta ha sido una de las medidas clave dentro de los Presupuestos Generales del Estado aprobados el martes pasado, acompañada por otras como ayudas para crianza o la gratuidad de Renfe para 2023.

Según datos recogidos en el informe sobre vigilancia fiscal del FMI, publicado este miércoles, para 2050, y en moneda actual, España gastará un 6,1% de su Producto Interior Bruto (PIB) más de lo que gasta ahora en pensiones, lejos del 36,7% que prevén para Italia o del 29% de Alemania. Si no se incluyen en los cómputos las previsiones de la inflación, España gastará de hecho un 0,1% de su PIB menos en pensiones para 2030 de lo que gasta ahora, detalla el mismo texto.

Aun así, el Fondo considera que, a largo plazo, se deberá llevar a cabo una reforma de los sistemas de pensiones, y estima que ya hay países más avanzados que otros en este sentido. “El envejecimiento de la población y la transición demográfica son un asunto preocupante para las finanzas públicas de cara al futuro”, añadió Gaspar."                   (eldiario.es, 10/10/22)

23.2.22

Se aprueba el fondo público de pensiones. En contra del pensamiento de la mayoria, España inicia su camino inexorable hacia un sistema de pensiones privado... cuando PP y VOX gobiernen las contribuciones voluntarias las harán obligatorias y la gestión del fondo público se la traspasarán a bancos y aseguradoras. VOX ya explica en su programa como hará para cambiar a un sistema privado de capitalización manteniendo la pervivencia de este sistema mixto sólo el tiempo necesario... introduciendo unos pequeños cambios se podría convertir en un sistema idéntico al chileno

Carlos Cagigal @CcagigalNeira

 Se aprueba el fondo público de pensiones. En contra del pensamiento de la mayoria, España inicia su camino inexorable hacia un sistema de pensiones privado.

"Escrivá permitirá a la empresa ahorrar 400 euros por trabajador si aporta al fondo público de pensiones" (Gonzalo Velarde, elEconomista, 22/02/22)

Si no se aprueban mecanismos legales que lo impidan, cuando PP y VOX gobiernen las contribuciones voluntarias las harán obligatorias y la gestión del fondo público se la traspasarán a bancos y aseguradoras.

VOX ya explica en su programa como hará para cambiar a un sistema privado de capitalización manteniendo la pervivencia de este sistema mixto sólo el tiempo necesario.

1:34 p. m. · 22 feb. 2022
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Ricardo Fernández @RicardoFernLast
En respuesta a @CcagigalNeira

 ¿Sería similar al que se estableció en Chile, pero dejando fuera a militares, policía y funcionarios?

Carlos Cagigal @CcagigalNeira

 Sí, introduciendo unos pequeños cambios se podría convertir en un sistema idéntico al chileno.

Álvaro Farforio.fiat @biduido
En respuesta a @CcagigalNeira

 Me parece que aquí estamos patinando. Dudo mucho que se instaure en España un sistema mixto. La sociedad simplemente no lo tolerará. Y el cambio demográfico en 25 años hará el resto.

Carlos Cagigal @CcagigalNeira

 Bueno, pues, técnicamente, ya se ha plantado ese sistema mixto de reparto y capitalización sin que la sociedad haya dicho una palabra. El otro punto: la idea será implantar el sistema privado antes de ese ajuste poblacional que ya vemos muchos. Infravalora a la derecha española...

11.11.21

El punto de partida de cualquier reforma de las pensiones que respete los mandatos de nuestra Constitución debe ser, no solo mantener, sino aumentar su cuantía. Así lo dice expresamente su artículo 50: "Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad"... por ejemplo, con la eliminación de topes superiores, para que no solo aumente su capacidad de financiación sino para que el sistema sea más eficiente y equitativo, de modo que Ana Botín y compañía coticen mucho más que un trabajador esencial

 "El anuncio por parte del ministro José Luis Escrivá de una posible subida de las cotizaciones sociales para reforzar la financiación de las pensiones públicas tienen algún aspecto positivo, pero presenta algunos riesgos y deja abiertas incertidumbres.

Tener noticias del necesario reforzamiento del sistema a base de medidas puntuales, sin contexto ni suficiente explicación, genera mucha confusión y desconfianza. Es lo que seguramente va a ocurrir en este caso, sobre todo, a poco que se recuerde que este mismo ministro había dicho el año pasado que no era necesario que las cotizaciones subieran para sanear el sistema.

 Cuando se necesita ir contra la corriente, como inevitablemente ocurre en el tema de las pensiones dominado por el relato mentiroso que se viene haciendo desde hace casi 30 años, la pedagogía es fundamental. Es decir, aclarar siempre los problemas de fondo y no limitarse a anunciar de pronto medidas parciales.

En este caso, la medida anunciada de forma todavía bastante imprecisa, tiene al menos la virtud de cambiar la perspectiva desde la que se contempla la reforma. (...)

El punto de partida de cualquier reforma de las pensiones que respete los mandatos de nuestra Constitución debe ser, no solo mantener, sino aumentar su cuantía. Así lo dice expresamente su artículo 50: "Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad". Lo que se ha venido haciendo hasta ahora por los que a sí mismos se proclaman constitucionalistas ha sido incumplir reiteradamente ese mandato constitucional. Las cotizaciones sociales son hasta ahora la principal fuente de ingresos del sistema, así que si se quiere que estos aumenten es inevitable actuar para ello. Pero eso no se puede plantear de cualquier manera.

No es verdad, como dice la patronal y los economistas liberales, que el aumento de las cotizaciones suponga necesariamente una pérdida de empleos. Es mentira, porque la creación de empleos por parte de las empresas no depende solamente del coste del trabajo, sino del volumen de actividad. Por tanto, subir las cotizaciones sociales no tiene por qué suponer destrucción de empleo si esa medida (que evidentemente hace más costoso el uso del factor trabajo) va acompañada de mejoras en el mercado de bienes y servicios, de más ventas e ingresos de las empresas.

 Los estudios empíricos que se han hecho en todo el mundo demuestran que las hipótesis que deben cumplirse para que la subida de las cotizaciones sociales destruyan directamente empleo (o al revés, que su bajada lo crease automáticamente), no se cumple ni en todo momento ni en todos los casos.

 Se supone que si suben se sustituye trabajo por capital y que se pierde competitividad. Lo primero, ni es siempre posible ni más rentable para las empresas, y lo segundo tampoco es evidente que ocurra siempre porque, para que fuese así, los cambios en el nivel de cotizaciones tendrían que traducirse siempre en cambios en el precio y no en los márgenes, lo que sabemos que no siempre sucede;  y, además, la competitividad tendría que depender exclusivamente de los precios, lo cual tampoco es así.

 No se puede negar, en cualquier caso, que cotizaciones sociales más altas dificultan la contratación del empleo más barato. Un hecho que hay que tener en cuenta, aunque se trate de un tipo de empleo que refleja, singularmente en España, un modelo productivo de baja productividad, empobrecedor y (en contra de los que se dice que debiera ocurrir) poco competitivo. Pero lo fundamental es tener presente que su aumento no es el principal impedimento que hay en nuestra economía para crear empleo y que, por tanto, no hay que demonizar su subida.

 Otra cosa es que se dé prioridad a la subida en los términos en que al parecer ha planteado el ministro. Es decir, postergando otras medidas imprescindibles para que las cotizaciones contribuyan de mejor forma al saneamiento del sistema. Por ejemplo, la eliminación de topes superiores, para que no solo aumente su capacidad de financiación sino para que el sistema sea más eficiente y equitativo.

Contemplar aisladamente la subida de las cotizaciones sociales y, más aún en los términos planteados por el ministro, no puede ser la panacea para la reforma de las pensiones. Es una medida evidentemente insuficiente para garantizar su financiación y, además, se vuelve contra el propio sistema de protección porque supone una reducción efectiva del salario que tiene un efecto negativo, por pequeña que sea la subida, sobre la demanda global de la que depende que haya más actividad y, por tanto, más empleo y más cotizaciones.

La medida propuesta puede ser una de las que necesariamente haya que tomar, pero sin otras aún más necesarias no va a resolver nada y va a crear recelo, desconfianza y más leña para echar al fuego de un debate que, sin planteamientos generales, debilita cada día más al sistema de pensiones públicas.

 La cuestión debe plantearse de otra manera. (...)

Abordar la reforma de las pensiones garantizando simplemente lo que dice nuestra Constitución no es fácil porque la banca y los fondos de inversión más poderosos del mundo vienen luchando desde hace años para que se adopten medidas que debiliten poco a poso al sistema y parezca así que es imprescindible que la gente deposite su ahorro en sus oficinas para asegurarse ingresos en el momento de la jubilación.

Como es lógico, su influencia es grandísima y han logrado que los poderes públicos, las instituciones y organismos internacionales y el mundo académico hayan hecho suyo el relato falso que vienen difundiendo sobre la supuesta insostenibilidad de las pensiones públicas (en mi último libro, Econofakes, dedico precisamente un capítulo para demostrar la falsedad de estos argumentos). Por eso, es un error que un gobierno progresista cuartee el debate para plantear las medidas de reforma a cuenta gotas. No se hace pedagogía y se permite que la gente se siga dejando llevar por el relato falso que ha impuesto la banca."                 (Juan Torres López, Público, 05/11/21)

8.11.21

La banca cuenta muchas mentiras... predice un supuesto colapso del sistema público de pensiones. ¿Por qué? Porque los bancos están interesados en que la gente suscriba planes de ahorro privado en los bancos... La sostenibilidad del sistema público de pensiones basado en el reparto, depende de factores como la productividad, el volumen de empleo, la masa salarial, las decisiones políticas...

 "(...) P. Dice en su libro que la banca cuenta muchas mentiras en los informes que cala a la opinión pública. ¿Cuáles son esas mentiras?

R. La banca ha estado financiando informes que han fallado constantemente en sus predicciones. En una empresa dejaría de contratar ingenieros a los que se le caen los puentes, pero a los economistas que fallan en sus predicciones se les sigue contratando para que sigan prediciendo el supuesto colapso del sistema público de pensiones. ¿Por qué? Porque los bancos están interesados en que la gente suscriba planes de ahorro privado en los bancos.

P. ¿Cree entonces que el sistema público de pensiones sí es viable tal y como está diseñado?

R. Digo que es una mentira afirmar que el envejecimiento de la población produce la insostenibilidad de las pensiones. Quien diga eso está mintiendo. La sostenibilidad del sistema público de pensiones basado en el reparto depende de otros factores adicionales como la productividad, el volumen de empleo, la masa salarial, las decisiones políticas… Otra cosa es que se pueda discutir qué tendría que ocurrir para que se pueda financiar un sistema público de pensiones.

Ninguna predicción de población acierta ni siquiera a cinco años vista. No sabemos ni la población que va a haber ni mucho menos el PIB en 2040 tal y como está cambiando el mundo. Así que no me digan que saben lo que va a pasar justo en el caso de las pensiones. Los investigadores no somos capaces de hacer predicciones económicas acertadas. 

Lo que sí sabemos es que si dentro de unos años, si no se dan determinadas condiciones, no podremos financiar ni las pensiones ni el resto de servicios públicos. O puede también que tengamos una mayor innovación y productividad gracias a los robots que permitan multiplicar el PIB.

P. ¿Entonces como no se puede predecir lo que va a pasar hay que esperar a ver qué pasa con las pensiones? ¿No es eso lo que dice que espera el liberalismo del mercado, que lo arregle todo?

R. Sabemos lo que no hay que hacer: seguir concentrando el 92% de ingresos en el 1% de la población más rica. Para que en el futuro haya posibilidad de que se mantenga el sistema público de pensiones necesitamos inversión pública, necesitamos políticas que incrementen la innovación, generen empleo y generen incentivo para que se genere riqueza…(...)"

  (Entrevista a Juan Torres, marta García Aller, El Confidencial, 30/10/21)

4.10.21

Casado traerá los recortes y el vaciado de la caja de pensiones... Aznar se suma a Rajoy y Casado y llama al PP a recortar las pensiones: “No son sostenibles”... El Partido Popular defiende sin tapujos recortar las pensiones en su Convención Nacional... otra vez

 "El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha abogado por acometer una serie de reformas “profundas” en el ámbito fiscal, promover la reducción de impuestos, el recorte de gasto público y reformar el sistema de pensiones. 

“El mejor sistema de pensiones es el que se puede pagar, y el peor, el que explota”, ha afirmado Aznar, para quien el actual sistema de pensiones "no es sostenible". 

En este contexto, el ex presidente del Gobierno ha defendido la reforma que realizó la ministra Fátima Báñez porque a su entender, “fue una reforma que garantizaba el modelo”. Aznar se sumaba así a Mariano Rajoy y Pablo Casado, que con motivo de la Convención Nacional del Partido Popular han defendido a lo largo de esta semana la “derogación” de la reforma de las pensiones que plantea el Gobierno de Pedro Sánchez. 

Es decir, sin matices, los tres dirigentes del PP promueven dejar de actualizar las pensiones de acuerdo al  IPC (Índice de Precios al Consumo) y volver al factor de sostenibilidad del PP (con el índice de revalorización de las pensiones (IRP), por el que las pensiones solo suben el 0,25% al año, quedando ligado su futuro a la esperanza de vida).

“Derogar la que haga Sánchez y volver a la nuestra, por supuesto. Mantener la nuestra que es la buena y la que está en vigor todavía, es Sánchez el que la contrarreforma”, ha llegado a afirmar Pablo Casado en la convención del PP, en plena sintonía con lo expresado este jueves por José María Aznar o el pasado lunes por Mariano Rajoy. 

Frivolizando con la jubilación

Al margen de su defensa del recorte de pensiones, José María Aznar ha protagonizado otro polémico momento cuando a frivolidad sobre la jubilación. 

“Oigo cada día una cosa distinta en relación con las pensiones y cada día me preocupo menos. Y yo no soy pensionista ni estoy jubilado ni nada de eso. Y además ni tengo ganas de jubilarme ni me pienso jubilar ni nada”, ha expresado el expresidente, provocando las carcajadas de los presentes."            (José María Garrido, El Plural, 30/09/21)

29.12.20

Jordi Salvador: "Pedimos una auditoría para saber cuánto dinero se ha malgastado de la hucha de las pensiones"... el sistema público de la Seguridad Social es de los "mejores del mundo", pero el Estado ha "metido la mano" en la caja de las cotizaciones para sufragar otros gastos: "Es un fraude de ley". El auditor cifró en 103.690 millones de euros el dinero que el Estado, entre 1989 y 2013, cogió del instituto público

 "(...) En una entrevista con Público, el que fuera líder sindical en Tarragona señala que el Pacto de Toledo es un "teatro" y "está politizado". 

Este acuerdo "parte del mantra repetido por los políticos y los medios de comunicación" sobre la supuesta insostenibilidad del sistema de pensiones de la Seguridad Social: "No se habla de saqueo, del cuadro productivo, de la desindustrialización de España ni de los pésimos contratos de los trabajadores. Pero sí se habla de que el sistema no es sostenible para legitimar los recortes y ayudar a los bancos", apunta.

 El diputado añade que "este falso relato abre la puerta de par en par a un plan de pensiones privado", y sobre esto opina: "Lo que el Estado tiene que hacer es garantizar que las pensiones sean públicas y suficientes".

Para Jordi Salvador, el sistema público de la Seguridad Social es de los "mejores del mundo". "No es bueno, es muy bueno. En los peores momentos de la crisis ha aguantado", apostilla. Pese a esto, el diputado lamenta que el Estado haya "metido la mano" en la hucha de las pensiones para sufragar otros gastos. "Es una caja que no es del Gobierno ni del Estado, sino de los trabajadores, donde ponemos nuestro dinero". Y es que, Salvador entiende que "todo lo que sea de beneficencia tiene que cargarse en los Presupuestos Generales del Estado, no de esta hucha".

 En este sentido, este diputado de ERC defiende que "es democrático pedir a la Seguridad Social cuánto dinero se ha gastado en conceptos que por ley no debería de haber pagado". Por ello, él y su grupo insisten en pedir una "auditoría para cifrar esos gastos impropios y saber cuánto dinero se ha malgastado de esta hucha". "Hemos contribuido a pagar nuestras pensiones y crear una parte importante del Estado de bienestar. Sin embargo, hemos pagado y estamos pagando el doble: las pensiones y otras cosas que no nos correspondería pagar a los trabajadores", reclama.

Salvador recuerda que, según el Banco de España, la deuda de la Seguridad Social con el Estado supera los 72.000 millones de euros. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? "En la recomendación número uno del Pacto de Toledo se constata y se acepta pasivamente el saqueo de las cotizaciones, aunque con eufemismos", responde. En esta línea, el diputado alude al informe que el Tribunal de Cuentas emitió el pasado mes de agosto. El auditor cifró en 103.690 millones de euros el dinero que el Estado, entre 1989 y 2013, cogió del instituto público para atender otros gastos que nada tenían que ver con las cotizaciones sociales.

"Hay un fraude de ley", comenta este antropólogo. "La ley general de la Seguridad Social, en su artículo 109.ahh lo veo, perfecto, gracias dice que en caso de que los ingresos no fueran suficientes para pagar los gastos, el Estado debería hacer una transferencia a fondo perdido para sufragar estas pérdidas", algo que, según el parlamentario del grupo republicano, no sucede. "El Estado se lo da en forma de préstamos".

 Por ello, estima que la reforma más urgente es la que hace referencia a la recomendación número uno del Pacto de Toledo, la cual señala: "Consolidar la separación de fuentes y restablecer el equilibrio financiero, de forma que las cotizaciones sociales se destinen exclusivamente a financiar las prestaciones contributivas". Por ello, Salvador apunta: "Es imprescindible que la parte no contributiva de las pensiones la pague el Estado y desde este momento, se terminará el problema. Si se cumple la número 1, se acaba el discurso. Y a partir de aquí es un aviso a navegantes de lo que se puede perder". (...)"                   (Entrevista a Jordi Salvador, Pilar araque, Público, 26/12/20)

3.11.20

Lo deseable es que a medida que se tiene más edad se pueda seguir trabajando sólo en la medida en que eso pueda enriquecer a la persona que lo desee y que eso se pueda hacer en condiciones que se vayan ajustando a las condiciones físicas de los trabajadores.

 "(...) A partir de los años 80 del siglo pasado comenzaron a aplicarse políticas neoliberales tendentes a reducir el Estado de Bienestar y, con la excusa de que no había recursos suficientes para financiar los sistema públicos de pensiones cada día más costoso, comenzó a plantearse que esa edad subiera paulatinamente.

Pero hacer trabajar más años a todo los trabajadores sin apenas distinción no es una propuesta que sea fácilmente asumible por la mayoría de los votantes y eso llevó a envolverla con argumentos que no pudieran ponerse en cuestión fácilmente.

El primero de ellos es que la esperanza de vida ha aumentado sin cesar desde que se estableció no ya en 70 años sino en 65 y que, por tanto, lo lógico sería aumentar también el periodo de vida laboral.

La premisa del argumento es cierta: en España, por ejemplo, la esperanza de vida era de unos 35 años a finales del siglo XIX y de algo más de 83 en la actualidad. Pero este es un argumento discutible, al menos, por dos razones. La primera, porque la esperanza de vida es una media de lo que dura la vida y su aumento ha tenido que ver mucho más con la menor mortalidad en los primeros años que con la longevidad de las personas más mayores.

 La segunda, porque se pasa por alto un debate fundamental: la posibilidad de vivir más años no tiene por qué implicar necesariamente que se dedique el tiempo de vida afortunadamente ganado a trabajar más y no a la vida familiar, al ocio o al desarrollo personal.

Con mayor sofisticación se argumenta que aumentar la edad de jubilación tiene efectos positivos porque impulsa el crecimiento económico y este hace que aumente el empleo y, por tanto, los ingresos y el bienestar. Un argumento también muy discutible porque lo cierto es, por ejemplo, que en los últimos 15 años ha aumentado la edad de jubilación en la mayoría de los países respecto a periodos anteriores y, sin embargo, las tasas de crecimiento han disminuido y el paro ha aumentado. Y eso, dando por supuesto (lo que es mucho suponer) que el mero hecho de que aumente el crecimiento del Producto Interior Bruto sea positivo.

Al mismo tiempo, aunque en sentido contrario, también se ha tratado de demostrar que reducir la edad de jubilación no mejora la creación de empleo ni entre los grupos de población de más edad ni, sobre todo, entre los más jóvenes.

El argumento que utilizan los economistas liberales para defender esta tesis es muy sencillo y, en este caso, bastante realista. La oferta de trabajo que realiza el conjunto de los trabajadores no es homogénea, es decir, no es una "masa" formada por unidades de trabajo exactamente iguales que sean perfectamente intercambiables entre sí. Lo mismo que le pasa a la demanda de trabajo que realizan las empresas:  si en una de ellas se jubila un trabajador experimentado, con muchos años de actividad, con alta productividad y habilidades ya muy desarrolladas por el paso del tiempo lo más seguro, dicen quienes defienden esta tesis, es que no sea automáticamente sustituible por otro muy joven sin esas cualidades.

Como he dicho, se trata de un argumento bastante sensato y realista. Lo curioso es que para poder demostrar esta idea que permite defender la bondad de la subida de la edad de jubilación y la inconveniencia de bajarla, los economistas convencionales tienen que contradecir la hipótesis que utilizan para defender otra de sus grandes propuestas. 

Como es bien conocido, defienden que los salarios deben ser moderados para que no haya paro y que deben bajar cuando este se produce. Una tesis que implica asumir lo contrario de lo que se asume para defender la subida de la edad de jubilación: que no existen diferencias en el seno de la oferta y la demanda de trabajo, de modo que si sube el salario de un empleo disminuye la demanda de cualquier otro. Como diría Groucho Marx, esos son los principios de la teoría económica liberal o neoclásica y si no les convienen los cambian.

Otros economistas defensores del efecto positivo de la subida de la edad de jubilación señalan que los países en donde hay más empleo de mayor edad (como Alemania, por ejemplo) es donde existe menos paro juvenil o general. Pero esta correlación, por muy generalizada que pudiera estar, no significa que haya causalidad, es decir, que el menor paro juvenil o general sea el resultado de que la edad de jubilación sea más elevada. Por esa misma regla de tres, habría que aceptar que la edad de jubilación más reducida de los años sesenta o setenta del siglo pasado produjo mayores tasas de crecimiento.

Es cierto que la inmensa mayoría de los estudios publicados suelen coincidir en que las variaciones en la edad de jubilación no afectan decisivamente al nivel de empleo general ni, en particular, al juvenil. Pero conviene ser cautelosos al respecto porque la verdad no se determina por votación: también se pueden encontrar algunos análisis que muestran claramente que el atraso en la jubilación perjudica al empleo de los trabajadores más jóvenes, tal y como se ha podido comprobar, por ejemplo, en Italia (aquí).

Lo mismo que también deberían ser más cautelosos los más progresistas que combaten el aumento de la edad de jubilación y defienden que se baje para que así aumente el empleo juvenil o el general. Una tesis que se basa curiosamente en la misma falacia que el modelo convencional liberal que antes mencioné: la idea de que todo el trabajo que se ofrece en el mercado por los trabajadores y todo el que se demanda por las empresas es completamente semejante y perfectamente sustituible entre sí. Es decir, que hay un único mercado de trabajo con una masa laboral constante, de modo que el empleo que se retira por un lado se gana por otro y viceversa.

La realidad es que ambos planteamientos son defectuosos porque contemplan el problema de la edad de jubilación como algo vinculado linealmente al volumen de empleo cuando debería plantearse desde otro punto de vista más complejo y sin ese tipo de generalizaciones. 

Hay que analizar cada tipo de actividad laboral y productiva, cada mercado, institución o empresa que demanda trabajo, la desigualdad salarial, funcional, de clase, raza o género, incluso la situación o condición de cada trabajador o trabajadora (no es igualmente sustituible cuando se jubila un trabajador alta o específicamente cualificado que otro sin cualificación alguna, por ejemplo) y, por supuesto, las condiciones generales de la economía pues el efecto que tenga subir o bajar la edad de jubilación será distinto también en cada una de las fases del ciclo económico.

Modificar la edad de jubilación con carácter general, para toda la población trabajadora sin distinción, es un error; quizá inevitable cuando no se dispone de elementos de discriminación o de análisis de los fenómenos complejos pero un error, al fin y al cabo.

Es mucho más eficiente y a la vez equitativo que esa edad se determine con flexibilidad, incluso a tenor de las exigencias funcionales de cada actividad o incluso de los deseos o capacidad de cada persona empleada, siempre y cuando se garantice -eso sí- que ese deseo no sea el resultado de una decisión condicionada por la necesidad o la carencia de ingresos salariales o de pensión dignos.

El necesario fomento del empleo juvenil o del general no depende de que la edad de jubilación sea más alta o más baja (y si en algunos casos depende lo hace en muy pequeño grado o junto a otros factores) porque el nivel de empleo en una economía es una variable mucho más compleja que viene determinada por una suma de circunstancias mucho más variadas.

No nos engañemos dejándonos llevar por cualquiera de las dos posiciones simplistas: proponer que suba la edad de jubilación afirmando que eso no afecta al empleo o incluso que lo mejora o, por el lado contrario, reclamar que baje diciendo que así se fomentará la creación de empleo es una equivocación de gran calibre, una ingenuidad en el mejor de los casos o una estafa intelectual más o menos consciente cuando se propone para debilitar cada día más al sistema público de pensiones incentivando la suscripción de fondos de ahorro privado.

Otra cosa es, y esto sí que resulta muy necesario, que una política global de fomento de empleo decente tenga presente que el trabajo no es una esclavitud y que la vida no puede subsumirse en la actividad laboral, de modo que es deseable que disminuya la jornada de trabajo, que a medida que se tiene más edad se pueda seguir trabajando sólo en la medida en que eso pueda enriquecer a la persona que lo desee y que eso se pueda hacer en condiciones que se vayan ajustando a las condiciones físicas de los trabajadores.

Basta conocer los países en donde no hay límite a la edad de jubilación, donde es más elevada o donde no existe un buen sistema de pensiones para comprobar que ni son los más competitivos, ni los que tienen una economía que más crezca ni donde siempre hay más empleo o más paro. Desde ese punto de vista, la casuística es muy variada porque, como he dicho, la relación es compleja y no lineal. Pero siempre tienen algo en común: la inmensa mayoría de las personas mayores que trabajan lo hacen en condiciones más bien penosas y en contra de su voluntad."                    (Juan Torres López, Público, 18/09/20)

4.9.20

El Banco de España contra las pensiones y nuestros derechos... el único problema que tiene nuestro sistema de pensiones es el tener asumir los gastos de las pensiones no contributivas, los sanitarios que corresponden al Estado o los complementos a las pensiones mínimas... el débito del Estado a la SS. supera los 141.000 millones de euros, cantidad que aseguraría el mantenimiento y mejora de las pensiones

 "El gobernador del Banco de España (BdE), Pablo Hernández de Cos, ha asegurado recientemente que hay que buscar fórmulas alternativas a las actuales para garantizar las pensiones en el futuro, pues, en su opinión, el sistema actual es absolutamente insostenible desde el punto de vista financiero[1].

En un tono parecido, tres meses antes de su nombramiento, su predecesor, Luis María Linde, sin consideración alguna por las dificultades reales de supervivencia (y con mayor razón de ahorro) de gran parte de la clase trabajadora empobrecida y en plena crisis de los desahucios, llegó a afirmar sin escrúpulo alguno que “sería bueno que la gente no solo invirtiese en vivienda, sino también un poco en activos financieros”, a la par que colaba el manido mensaje de que veía difícil poder sufragar la revalorización de las pensiones en caso de vincularlas al Índice de Precios al Consumo (IPC)[2].

No es, por tanto, la primera vez que esta institución interviene, con argumentos supuestamente técnicos, en el debate político sobre las pensiones -como en ocasiones lo ha hecho sobre los salarios o la legislación laboral- con gobiernos de diferente perfil ideológico, pero con un denominador común: siempre con posiciones abiertamente neoliberales[3]. El BdE ha sido, en este sentido, así un ariete en la pelea involucionista.

Su gestión en los asuntos que son de su competencia -promover el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero y supervisar su solvencia[4]– ha sido un fracaso, a la vista de casos como el de Bankia, el Banco Popular y las Cajas de Ahorro. Pero, eso sí, su injerencia ha sido constante, hasta convertirse en una obsesión, en la elaboración de informes sobre cuestiones ajenas a su función, en muchas ocasiones sin que medie petición gubernamental y extralimitándose claramente en sus competencias. Una manifiesta frivolidad, que ha contribuido a crear las condiciones ideológico-culturales para nuevos ataques a nuestro frágil sistema de protección social, poniendo sus razonamientos al servicio de la apertura de nuevos nichos de negocio privados que, de implantarse, “dualizarían” (aún más) la estructura social, cuyo resultado sería un aumento exponencial de la desigualdad.

El problema financiero que, según el BdE, lastra el sistema público de pensiones se deriva, principalmente, del envejecimiento de la pirámide poblacional y del mantenimiento de la edad de jubilación. La receta: reducción del importe de la pensión y aumento del número de años necesarios para convertirse en pensionista.

Este diagnóstico queda desmentido tanto por los informes sobre la Seguridad Social de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal como del Tribunal de Cuentas. De su lectura podemos deducir que la situación financiera de la SS está lastrada por diversos factores, pero uno de ellos es especialmente importante: el incumplimiento de los compromisos por parte del Estado y por tener que asumir los gastos de las pensiones no contributivas, los sanitarios que corresponden al Estado o los complementos a las pensiones mínimas. Por su parte, en esta cuestión el Tribunal de Cuentas es taxativo al señalar que la demora en la asunción por el Estado de la totalidad de sus compromisos ha causado un serio perjuicio al Sistema de la Seguridad Social, puesto que ha tenido que soportar con cargo a sus recursos, fundamentalmente cotizaciones sociales, la parte del coste no asumido por el Estado, siendo esta una de las causas fundamentales de la situación de endeudamiento y de las tensiones de liquidez que han afectado y afectan actualmente a la Seguridad Social[5]. Ello explica que el débito del Estado a este organismo supere los 141.000 millones de euros, cantidad que aseguraría el mantenimiento y mejora de las pensiones contributivas.

En un contexto de escaso o nulo crecimiento económico, de masiva destrucción de puestos de trabajo y de represión salarial, la sostenibilidad financiera de las pensiones pasaría porque se cubrieran con cargo a los ingresos impositivos. En coherencia con este planteamiento, sería necesario proceder a una profunda reforma de la estructura tributaria para introducir más progresividad fiscal, grabando en mayor medida las rentas altas y los grandes patrimonios. Esta es la reforma fiscal que cada vez es más necesaria, pero las resistencias políticas son enormes y la tibieza del gobierno es conocida.

Para poder atender los costes de la sanidad pública y de la salud laboral, así como los correspondientes a todo tipo de pensiones contributivas o no, hay que realizar una integración y armonización del conjunto de fuentes de financiación, aunque conserven sus especificidades y relativa autonomía, sea las derivadas de las cotizaciones sociales, sea las generadas por los impuestos de las administraciones.

Defendemos el sistema público de la pensión de reparto frente al negocio socialmente negativo de las de capitalización. La pensión de reparto se basa en un doble contrato en el seno de la clase trabajadora y, por extensión, de la mayoría social, lo que implica al conjunto de la sociedad. La generación que se jubila generó riqueza que permitió el avance del conjunto de la sociedad, incluida la generación de relevo que se benefició de aquel esfuerzo. A su vez, ésta toma a su cargo asegurar condiciones dignas de vida a sus antecesores. Es una cuestión de solidaridad intergeneracional en el seno de las clases trabajadoras y del conjunto de la sociedad con sus mayores cuya jubilación permite la incorporación al mercado laboral de las nuevas generaciones. Asunto de gran importancia dado el persistente paro masivo y la atonía de la actividad productiva.

El mantenimiento y mejora de las pensiones públicas exige acabar con la precariedad laboral, el descenso de los salarios, la pérdida de derechos y de capacidad de negociación colectiva, lo que implica la derogación de las dos últimas reformas laborales, combatir la brecha salarial agazapada en el laberinto de las clasificaciones profesionales que actúa contra las mujeres y, además, aumentar nuevamente el salario mínimo.

Una cuestión irrenunciable es el mantenimiento de su capacidad adquisitiva y un protocolo de actualización de las más bajas. Mantener y mejorar supone establecer que las pensiones mínimas contributivas son equivalentes al salario mínimo cuando sean las únicas que percibe la persona pensionista y que las no contributivas supongan el 75 % de ese salario. Ello obviamente deberá ir acompañado de la derogación de las últimas reformas de las pensiones auténticas conspiraciones y máquinas de guerra contra el bienestar y la dignidad de nuestros mayores; especialmente en lo referido al aumento de la edad de jubilación y al modo de revalorizar las percepciones que, como mínimo deben hacerlo conforme a la evolución  del IPC de forma retroactiva, así como suprimir la aplicación del factor de sostenibilidad que grava a las personas pensionistas según aumenta la esperanza de vida. En este contexto, defendemos la supresión de las reducciones por bonificaciones y las exoneraciones de cuotas y, por supuesto combatiendo con medios y decisión el fraude en las cotizaciones a la seguridad social."              (Fernando Luengo y Manuel Garí, economistas, Otra economía, 03/09/20)

12.8.20

Si España financiara las pensiones con cotizaciones completando lo demás vía presupuestos del Estado, como hacen muchos países de la UE, no existiría el problema "ficticio" de la financiación de las pensiones

 Carlos Cagigal @CcagigalNeira 

Los problemas "ficticios" que España tiene con la financiación de nuestro "buen" sistema público de pensiones es que, España, a diferencia de países de la UE como Dinamarca o Suecia, financia las pensiones solo con las "cotizaciones sociales" no con impuestos. 

"El Banco de España estima que cada pensionista recibe 1,74 euros por cada euro aportado" (elEconomista.es, 11/08/20) 

Si España financiara las pensiones con cotizaciones completando lo demás vía presupuestos del Estado, como hacen muchos países de la UE, no existiría el problema "ficticio" de la financiación de las pensiones. 

Que, por cierto, el Banco de España, en su línea de meteduras de pata, acaba de demostrar que el sistema público de pensiones español es infinitamente mejor a sistemas privados como los de Chile. Si lo hacen adrede no les sale así... 

11:08 p. m. · 11 ago. 2020 

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5.6.20

Que me digan por qué todo se puede pagar con impuestos o con el Presupuesto del Estado, excepto las pensiones... A mí el día que me empiecen a decir que no hay dinero para el ejército y que lo van a pagar de su bolsillo los coroneles, igual me preocupo y empiezo a pensar que no hay dinero para las pensiones

"(...)  ¿Corremos el riesgo de que se vuelva a cuestionar el sistema de pensiones? 

Hay servicios sociales esenciales para la vida de la gente: salud, educación, dependencia y pensiones. 

Que me explique alguien porqué lo de las pensiones es diferente de todo lo demás. Que me digan por qué todo se puede pagar con impuestos o con el Presupuesto del Estado, excepto las pensiones. 
En todas las sociedades los gastos privados se pagan a base del trabajo. Los gastos sociales se pagan a través del impuesto. Todos. 

A mí el día que me empiecen a decir que no hay dinero para el ejército y que lo van a pagar de su bolsillo los coroneles, igual me preocupo y empiezo a pensar que no hay dinero para las pensiones. 
En un país no hay dinero para todo, pero se tiene que repartir. 

El tema de las pensiones es fundamentalmente distribución de la renta. Singularizar las pensiones es porque el capital privado, especialmente el financiero, quiere manejar ese dinero. (...)"

(Entrevista a Miren Etxezarreta. Doctora en economía por la London School of Economics. Alberto Pastor, De Verdad Digital, 20/05/20)

13.5.19

EEUU tiene un problema con sus pensiones

"Los ineficientes planes privados de ahorro y el aumento del coste de la sanidad en Estados Unidos están perjudicando a la jubilación de muchos trabajadores. Por primera vez en más de 50 años, la población que todavía trabajando después de los 65 años es superior al 20 por ciento. (...)

Nos podemos preguntar: ¿Cuál es el problema de las pensiones en Estados Unidos?

Estados Unidos tiene un sistema de pensiones público ineficiente

Estados Unidos tiene un sistema de pensiones públicas al que se tiene acceso a partir de los 62 años, aunque la mayoría no cogen está opción hasta los 67 años, edad para cobrar el máximo de sus jubilaciones, ya que solo cubre una parte de las necesidades económicas del nivel de vida en Estados Unidos.

Los jubilados de Estados Unidos deben mantener el 80 por ciento de los ingresos para no poder empobrecerse. Por esto, los trabajadores tiene que compensar esto con planes de pensiones, fomentadas por las propias empresas para complementar las pensiones de jubilación.

Las clases media en Estados Unidos son las más desfavorecidas a la hora de cobrar la jubilación

Pero para muchos trabajadores esto es un gran esfuerzo llegar al 80 por ciento en la tasa de reemplazo, porcentaje entre los últimos salarios y la paga media de jubilación. El trabajar medio, que gana menos de 40.000 dólares estadounidenses al año, no consigue ahorrar lo suficiente para su jubilación.

Para los trabajadores con un sueldo entre 40.000 y 150.000 dólares estadounidenses, llegan ahorrar de media unos 60.000 dólares estadounidenses, que es insuficiente para llegar al 80 por ciento de los ingresos de cuando está trabajando.

Los trabajadores que se sitúan en los rangos más altos de salarios, por encima de los 150.000 dólares estadounidenses, no llegan a tener la capacidad de ahorro óptimo, se empieza alcanzar este nivel a partir de los 200.000 dólares.

Este cambio de estructura no está desfavoreciendo a los trabajadores con sueldos más bajos, sino a las clases medias de Estados Unidos. El incremento en el empleo de personas mayores de 65 años ha sido para aquellos que hicieron una carrera universitaria.

La Seguridad Social en Estados Unidos se quedará sin fondos para pagar las pensiones completas en 2035

El último informe de la Seguridad Social y Medicare en Estados Unidos ofrece una escenario desfavorecedor en las las cuentas de ambos organismos. Ambos programas se enfrentan a un gran déficit de financiación a largo plazo según los beneficios y la financiación que tienen en estos momentos.
Esta situación comenzará el 2020, en el caso de la Seguridad Social, cuando sus costes superen los ingresos por primera vez de principios de la década de los 80.

Durante mediados de los 80, la Seguridad Social en Estados Unidos ha ingresado alrededor de 21,9 billones de dólares estadounidenses y pagado alrededor de 19 billones de dólares estadounidenses, teniendo unas reservas de 2,9 billones de dólares a finales del año pasado.

A partir del año que viene, se tendrá sacar de la arcas de la Seguridad Social alrededor de 3 billones de dólares con las que cuentan los fondos que componen el sistema: el 'Old-Age and Survivors Insurance' (OASI), que se centra en las pensiones, y el 'Disability Insurance Trust Fund' (DI) que paga los diferentes programas de las personas discapacitadas.

Se prevé que a partir de 2035, si no se realiza cambios dentro del sistema, que las reservas se agoten y ya no se pueda pagar los planes en su totalidad. De esta manera, el fondo 'Old-Age and Survivors Insurance' (OASI) podrá hacer frente a todos sus gastos hasta 2034, y el fondo 'Disability Insurance Trust Fund' (DI) podrá pagar frente a todos sus gastos hasta 2052.

El coste para el 2035 de los dos programas será el 11,6 del PIB de EEUU en 2035

El fondo de seguro hospitalario del Medicare, programa que ofrece la atención médica a las personas mayores de 65 años y a los discapacitados, no pueda cubrir sus gastos en 2026, debido a la bajada de impuestos en la nómina de los estadounidenses.

Aunque se vea una desaceleración en el aumento del gasto en salud por ciudadano, se prevé que el Medicare todavía puede hacer frente a un déficit de financiación importante que deberá ser tratado a través de la legislación.

El coste anual de la Seguridad Social en Estados Unidos aumentará del 4,9 por ciento este año hasta el 5,9 por ciento en 2039 del PIB, mientras los gastos del Medicare incrementarán del 3,7 por ciento al 5,7 por ciento del PIB en 2035. El coste de 2019 de los programas combinados es de 8,7 por ciento del PIB que aumentará hasta el 11,6 por ciento del PIB en 2035."                     (Raúl Jaime Maestre, El blog salmón, 02/05/19)

5.4.18

"El sistema de pensiones es perfectamente sostenible hoy y dentro de 30 años" "Lo que ha demostrado la crisis es que la política de pensiones ha sido un éxito, es lo que ha aguantado". Con un escenario de crecimiento del 2% y un IPC del 1,8%, el gasto en pensiones llegaría al 14% del PIB, revalorizándose con los precios, en 2045, el punto crítico, y luego ya empieza a bajar. Francia está ya en el 15%, Italia en el 16%...

"(...) pensar que van a desaparecer las pensiones públicas, es como pensar que a lo mejor dentro de 30 años no hay democracia. Pues a lo mejor pasa, pero me resulta demasiado utópico o distópico.

¿Y cómo está tan extendida esta visión?

En el sector financiero la apuesta es la de un sistema multipilar: con pensiones públicas pero donde también haya pensiones privadas. ¿Qué interesa? Generar incertidumbre, meter miedo de que el sistema no es sostenible en estos términos para que la gente empiece a contratar planes de pensiones. 

Esto viene, en general, de personas que trabajan para empresas o instituciones vinculadas a este sector financiero a las que le resultaría muy rentable un cambio modelo. Es triste decirlo así, pero es así.

La mejor prueba de ello es el punto en el que nos encontramos ahora: la reforma de 2013 que hace el Gobierno es casi un calco de la propuesta de la comisión de expertos, donde de los 12 miembros, 9 estaban vinculados al sector de seguros o al bancario. De aquellos polvos estos lodos.

La mayoría de la oposición, los sindicatos y los pensionistas en la calle demandan subir las pensiones con el IPC. ¿Es sostenible revalorizar con los precios con nuestro sistema de pensiones y ante el estado de déficit de las cuentas de la Seguridad Social?

Hay un trabajo reciente de Antonio González en Economistas Frente a la Crisis que utiliza estimaciones para los próximos años. Hay diferentes fuentes, entre ellas datos de la Seguridad Social que ha enviado el Gobierno al Pacto de Toledo. 

Con un escenario de crecimiento del 2% y un IPC del 1,8%, el gasto en pensiones llegaría al 14% del PIB si se revalorizaran con los precios en su punto más crítico, que es 2045, y luego ya empieza a bajar. Si tomamos un crecimiento medio del 2,4%, que no es ningún disparate, el gasto en pensiones no llega en ningún momento al 13% del PIB.

Ahora estamos en torno al 11,7%. La media europea es del 12,3%, estamos un poco por debajo. Así que revalorizando las pensiones con los precios, el gasto subiría en 2 puntos y media.

¿Y ese crecimiento del gasto es asumible?

Estaríamos en el entorno del 14% y 14,5%. Austria gasta hoy eso. Austria y Portugal. Francia está en el entorno del 15%, Italia está alrededor del 16%. Por cierto, sin ningún tipo de reproche de la Comisión Europea, que es interesante. Ese crecimiento del gasto es perfectamente asumible.

 ¿Por qué España no puede gastar un 13% o 14% de PIB durante un tiempo determinado? Es que después empezará a caer el gasto a toda velocidad porque se agota el efecto del baby boom. Después del baby boom viene el baby collapse, generaciones mucho más reducidas. Hay que plantear una reconfiguración del sistema, pero no un cambio radical.

El Gobierno ha insistido mucho en las últimas semanas en destacar que la subida de las pensiones con los precios no ocurre casi en ningún país europeo. ¿Es así?

No es así en absoluto. Ningún país de Europa tiene nada parecido a lo que nosotros tenemos. Y todos los países europeos vinculan la evolución de las pensiones: los menos generosos al IPC y la mayoría, en parte también a los salarios. 

La OCDE en un informe de 2015 trata el asunto de la revalorización y dice que la de las pensiones se debe hacer y se hace según a dos criterios fundamentales: a precios o a salarios. (...)

Celia Villalobos decía el otro día que solo hay que concentrarse en eliminar el déficit de la Seguridad Social para que las pensiones suban por encima del IPC gracias al índice de revalorización (IRP) aprobado por el Gobierno en 2013.

Todos los estudios concretan que el 0,25% durará mucho tiempo: la Airef se queda en 2023 con el 0,25%; el grupo de investigación de Valencia sobre las pensiones, que tiene muy buena información del Gobierno, dice en sus estimaciones que el 0,25% se extenderá hasta 2038; Fedea llega hasta 2060.  (...)

Otro de los elementos más criticados de la reforma de 2013 es el factor de sostenibilidad, que según varias estimaciones va a reducir las cuantías de las pensiones en las próximas décadas. ¿Es inevitable aplicar un factor de sostenibilidad, aunque no sea este, de cara al futuro?

El Gobierno, que lo recuerda siempre que puede, dice que el factor de sostenibilidad ya estaba previsto en la reforma de 2011. Cierto. El factor de sostenibilidad se fijaba para aplicarlos a partir del 2027. Luego ellos decidieron que había que adelantarlo a 2019.

  La reforma de 2011 se hizo para dar respuesta a un cambio demográfico, a la jubilación de los baby boomers, vamos a ver qué pasa. Es que empezó a aplicarse en 2013, tiene muy poco recorrido.

El segundo aspecto que defiende el Gobierno es que casi todos los países europeos han introducido un mecanismo de este tipo. Cierto. Pero nosotros hemos aplicado la versión dura del factor de sostenibilidad, la que reduce automáticamente la cuantía. 

Nuestras pensiones ahora mismo son pensiones menguantes. Si hubiera que introducir algún mecanismo, a mí me parece más equilibrado lo que hacen los franceses, que es vincularlo a los años que se exigen para alcanzar el 100% de la pensión.

En sus trabajos insiste en esta idea: el envejecimiento es un reto, pero menor de lo que se suele destacar ya que sus mayores efectos están acotados en el tiempo.

Fernández Cordón apuntaba recientemente que el alargamiento de la esperanza de vida, que efectivamente está creciendo, lleva creciendo 120 años de forma intensa y de hecho ahora crece de manera más moderada. La tendencia es que siga creciendo, claro que sí, pero es moderado y no es un cambio extraordinario. 

Lo extraordinario es que a partir de 2023 empieza a jubilarse la cohorte más numerosa de nuestra historia que es la generación del baby boom, los que nacieron entre el 58 y el 77. Eso significa que durante un periodo de tiempo importante, hasta mitad de siglo o un poco antes, va a jubilarse mucha gente y eso va a repercutir en el gasto.

¿Y cómo puede afrontar nuestro sistema público la jubilación de los baby boomers?

El punto de partida es: no tenemos un problema de gasto. Pero vamos a tener que hacer frente a un incremento de ese gasto y lo que tenemos que hacer es incrementar los ingresos. ¿Qué se puede hacer ahí? Lo primero de todo, ahora mismo el volumen de cotizaciones sociales, que son la principal fuente de financiación del sistema, no es tan grande como debería.

 La Seguridad Social está pagando con cotizaciones que no deberías pagarlas con ellas; por ejemplo, las reducciones a las empresas, que suponen unos 2.000 millones de euros. También los gastos de personal de la Seguridad Social y otros conceptos, que suman como mínimo otros 2.000 millones. Además, hay otras políticas que tienen que ver con el ámbito agrario, la cotización de sistemas especiales tiene tipos más reducidos y eso tiene un coste de unos 1.000 millones.

Después, hay ingresos por cotizaciones que no se reciben por la base máxima de cotización. Se podría 'destopar'. Hay distintos cálculos sobre esto: CCOO dice que son unos 7.000 millones, los datos que el Gobierno ha aportado al Pacto de Toledo estiman esto en unos 4.600 millones. 

Al final, empiezas a sumar todo esto y estamos alrededor de 11.000 millones, lo que significaría que ahora mismo ese desequilibrio que tenemos de déficit no es de 18.800 millones, sino de unos 7.000, que es un elemento importante.

¿Hay alguna otra vía para incrementar los ingresos de la Seguridad Social?

Un elemento importante: evidentemente hay que cambiar la política laboral. Es casi milagroso que el país se mantenga con unos niveles de precariedad tan escandalosos. Se puede hacer algo y, en la medida en que tenemos un punto de partida tan deficiente, tenemos una oportunidad de mejora muy favorable. 

Además, desde una perspectiva de más largo recorrido, hay un elemento fundamental que es un cambio productivo, con la transformación digital, en el que las cotizaciones van a sufrir. Ante elementos de cambio importantes en el mercado de trabajo, esa excesiva dependencia de las cotizaciones sociales es catastrófica.  

Lo que tenemos que hacer es incrementar la aportación que hace el Estado para la financiación de las pensiones. Eso es lo que hacen los países de referencia, no solo porque sean países importantes sino porque tienen sistemas parecidos al nuestro, como Francia y Alemania. La aportación allí es de entre el 20 y el 25%. En España salen de los Presupuestos los complementos a mínimos y las pensiones no contributivas, lo que pasa que esa aportación del Estado está en torno del 8%.

¿Cómo puede pagar España ese incremento sustancial de la aportación del Estado a la caja de las pensiones?

Tenemos un nivel de ingresos fiscales que está en el 34,6% cuando la media europea en el 41,5%. Eso es una anomalía, la estructura fiscal que tenemos tiene múltiples deficiencias. El otro día hablaba con Alberto del Pozo, experto en política fiscal, y me decía que era perfectamente posible mejorar sustancialmente los ingresos del Estado a través de una subida de impuestos sin apretar a la inmensa mayoría que ya paga un nivel de impuestos razonable.

¿Y dónde se carga este refuerzo entonces?

Pues por ejemplo el tratamiento de las rentas de capital. En una economía en la que el peso del capital es cada vez mayor, como consecuencia de ese proceso de digitalización, es razonable equilibrar de alguna manera: no gravar más las rentas del trabajo, que ya están sufriendo, y poner un mayor énfasis en las rentas de capital.

 Y también en las rentas patrimoniales, porque es un poco disparatado esto de tener desvirtuado un impuesto de patrimonio, de sucesiones…

Me parece interesante la propuesta del impuesto finalista. No estoy pensando tanto en la última propuesta del PSOE, aunque llevaba la idea de impuesto finalista en su programa electoral. Francia recauda a través de esta Contribución Social Generalizada –que es para la financiación de políticas sociales, no solo de pensiones– 90.000 millones al año. De hecho Macron, que tanto le gusta a Ciudadanos, ha subido 1,7 el porcentaje de esta contribución. 

¿Es aplicable un impuesto así en España?

Esa fórmula es muy interesante en este caso, porque aunque en este país da mucho miedo subir los impuestos, yo creo que esto la gente lo entiende. Si dices, vamos a crear un impuesto ante el reto del envejecimiento, porque tenemos 25 años por delante en los que tenemos que hacer un esfuerzo importante, y esto es una cuestión central de nuestro modelo de convivencia y sociedad. 

Así que, para blindar esto vamos a establecer un mecanismo que en función de las necesidades vamos apretando un poco más o menos. Creo que es un mensaje que cualquier partido político puede asumir perfectamente porque creo que la gente lo entiende.

¿Cree que hay un debate político serio sobre las pensiones y los retos que debemos afrontar para reforzar el sistema? Muchos pensionistas demandaban estos días que el Gobierno les "rescatara" subiendo las prestaciones con el IPC como hace con las autopistas y los bancos, dos cuestiones muy subrayadas por la oposición.

Estas cuestiones son sangrantes y a todos nos avergüenzan. Que congelen las pensiones y no tengan problema para sacar la chequera y rescatar las autopistas… Pero tienen un inconveniente: mezclamos muchas cosas. 

Y cuando para este asunto tenemos muy buenos argumentos, fundamentos para decir que el sistema que tenemos es perfectamente sostenible con algunos ajustes, que lo hacen sostenible hoy y dentro de 30 años, empezar a meter estas cosas enturbian un poco el debate.

Acabamos utilizando elementos que, aunque sean malos ejemplos de gestión, en realidad no te resuelven los problemas de fondo del sistema de pensiones. Y es que aquí, aunque suene soberbio, los hechos nos dan la razón a los que defendemos el sistema público de pensiones.

Hay también un debate generacional abierto sobre este tema. Se ha dicho mucho que los pensionistas han soportado mejor la crisis que otros grupos de población. Sin embargo, muchos de los jubilados que salían en las manifestaciones de estos días decían que pasaban apuros porque con sus pensiones estaban manteniendo a sus hijos en paro, pagando sus hipotecas, los estudios de sus nietos… ¿Han soportado las pensiones las deficiencias de nuestro Sistema de Bienestar?

Yo soy el primer sensibilizado con los jóvenes, pero una cosa es eso y otra la situación de los pensionistas. La cuestión clave cuando hablamos de este tema es: ¿cuál es nuestro nivel de gasto social público? Estamos en el 24,5%, cinco puntos por debajo de la media europea. Cuando estemos al nivel europeo, tal vez podremos plantearnos que estamos sobreprotegiendo algunos y a otros no.

Lo que ha demostrado la crisis económica es que la política de pensiones, seguramente por el Pacto Toledo, ha sido un éxito. Ha llegado la crisis económica y ¿qué es lo que ha aguantado? El sistema de pensiones, que ha sido un pilar fundamental para el sostén del conjunto de la sociedad. Este planteamiento de que los pensionistas son unos privilegiados a costa de los jóvenes no es cierto, que no nos confundan.

 El problema de los jóvenes tienen que ver con unas políticas con unos efectos muy negativos para este grupo, eso es lo que hay que rectificar, donde hay que poner recursos pero no a costa de quitarlos de otro sitio.

Hay un dato que está ahí: el 60% de los pensionistas reciben menos de 800 euros. Creo que en este debate falta sensibilidad social, se pretende presentar de una manera muy técnica, pero la sensibilidad social se echa en falta en muchas ocasiones."             (ENTREVISTA | Borja Suárez, Economistas frente a la Crisis, Laura Olías, eldiario.es, 31/03/18)