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26.6.25

La Teoría Monetaria Moderna (MMT) ofrece un marco sólido para desafiar las limitaciones existentes e inspirar acciones climáticas más ambiciosas... el gobierno tiene “recursos reales disponibles que pueden ser reintroducidos en uso productivo”... Una extensión del espacio fiscal permitiría la implementación de grandes obras públicas, un Nuevo Acuerdo Verde, una Garantía de Empleo y el apoyo a una economía del cuidado. También permitiría un enfoque muy diferente para la financiación climática, que generalmente está gobernada por un marco neoliberal que prioriza al sector privado... Si el acceso a la financiación no es la principal restricción para las naciones del Norte Global, y el Sur Global está mucho menos restringido financieramente, esto empoderaría al movimiento climático para exigir una acción gubernamental más rápida y sustancial en todo el mundo (William Thomson)

 "MMT y el Movimiento Climático

La Teoría Monetaria Moderna (TMM) discute el espacio fiscal—la capacidad de los gobiernos para crear moneda y gastar en el propósito público—no en términos monetarios sino en términos funcionales: la pregunta no es dónde encontrar el dinero sino si el gobierno tiene “recursos reales disponibles que pueden ser reintroducidos en uso productivo” (Mitchell 2020: 3). Este es el conocimiento fundamental de la Teoría Monetaria Moderna (MMT) y destaca que el espacio fiscal es mucho mayor de lo que creen los economistas convencionales, los responsables de políticas, los comentaristas y el público.

La sabiduría convencional instruida por la economía neoclásica o neoliberal sugiere que los gobiernos deben mantener un presupuesto equilibrado a mediano plazo, endeudarse con los 'mercados' si los compromisos de gasto superan los ingresos fiscales y reducir los altos pagos de deuda, lo que puede llevar a la insolvencia. En esencia, la corriente principal trata a un gobierno emisor de moneda de manera muy similar a un hogar.

La MMT rechaza esta posición. Con la MMT proporcionando un marco para un mayor espacio fiscal, surge la pregunta: ¿Por qué el movimiento climático no está exigiendo una respuesta de mayor gasto del gobierno central ante la crisis ecológica? Parte de la respuesta es seguramente que muchas personas dentro del movimiento climático no están al tanto de la MMT o solo han estado expuestas al argumento simplista de la corriente principal, por lo que una explicación más completa y detallada no ha estado disponible. Cualquiera que sea la razón, el movimiento climático aún no está aprovechando el trabajo de los académicos de la MMT para exigir la asignación de fondos rápidos y sustanciales para la adaptación y mitigación del clima y la naturaleza.

La conexión entre la Teoría Monetaria Moderna (MMT) y la financiación climática gubernamental es clara. 

Si el acceso a la financiación no es la principal restricción para las naciones del Norte Global, y el Sur Global está mucho menos restringido financieramente, esto empoderaría al movimiento climático para exigir una acción gubernamental más rápida y sustancial en todo el mundo.

Una extensión del espacio fiscal permitiría la implementación de grandes obras públicas, un Nuevo Acuerdo Verde, una Garantía de Empleo y el apoyo a una economía del cuidado. También permitiría un enfoque muy diferente para la financiación climática, que generalmente está gobernada por un marco neoliberal que prioriza al sector privado. El movimiento climático encuentra un aliado económico natural en la MMT.

Ver  "Rethinking Fiscal Power for a Prosperous Future" en PDF

 (WILLIAM THOMSON, Scotonomics)

26.9.24

Informe Draghi: Fracaso del libre mercado y el imperativo de la intervención estatal en Europa... Hoy, más que nunca, es necesaria una intervención estatal más coordinada y activa para abordar los retos actuales... el gobierno es esencial y una parte central de la política de desarrollo es mejorar la actuación del sector público... La innovación no reside en el mercado sino en el Estado, el gobierno... el sector privado sólo se atreve a invertir después de que el Estado ha realizado las inversiones de alto riesgo... Draghi debería haber sido más imaginativo... El ingente esfuerzo inversor que se deduce del Informe Draghi no se puede financiar en los mercados financieros... Y, Mario Draghi, lo sabe, más cuando él mismo, poco antes de abandonar la presidencia del BCE, habló de la necesidad de explorar nuevas ideas como la Teoría Monetaria Moderna (Juan Laborda)

 "Hace unos días se presentó el Informe Draghi, el documento que ha capitaneado el expresidente del Banco Central Europeo, tras recibir hace un año el encargo de la Comisión Europea, de hacer un diagnóstico sobre los males que azotan a la economía de la Unión Europea. Bajo la rúbrica The Future of European Competitiveness, el documento aborda la competitividad de Europa en un contexto de cambio global. El texto comienza destacando cómo la economía europea ha mostrado una desaceleración en el crecimiento durante las últimas dos décadas, en comparación con Estados Unidos y China. Este estancamiento ha tenido un impacto negativo en la calidad de vida de los europeos.

Obviamente hay, ha habido, y habrá distintas interpretaciones a la hora de escudriñar lo relevante del Informe Draghi. En estas líneas ofrezco mi traducción personal del mismo, es decir, mi interpretación o explicación personal de las ideas fuerza del documento. Concretamente me quedo con tres ideas fuerza que hemos subrayado en diversas ocasiones desde estas líneas.

La primera, el enfoque del libre mercado, tal como se ha implementado en Europa, ha fallado a la hora de generar la innovación y productividad necesarias para que el continente compita con éxito a nivel global. Hoy, más que nunca, es necesaria una intervención estatal más coordinada y activa para abordar los retos actuales, de manera que las soluciones de mercado por sí solas no solo es que sean insuficientes para enfrentar los desafíos de competitividad de Europa, sino que son perniciosas. China les podría dar unas breves lecciones de política industrial activa.

Los mitos del mercado

Ya hemos detallado hasta la extenuación que el orden liberal está finiquitado. El mercado ha fracasado a la hora de resolver los principales problemas económicos y sociales de nuestras sociedades modernas. Artículo académico, tras artículo académico, se resume muy bien las consecuencias de dicho orden: caída de la inversión productiva; hundimiento de la productividad del capital; incremento brutal de la desigualdad, en favor de la extracción de rentas, vía financiarización; percepción de inseguridad en los aspectos vitales fundamentales –vivienda, salarios, empleo, sanidad-; crisis recurrentes financieras y de deuda privada...

Lo que recalca el Informe Draghi es algo obvio que siempre hemos defendido desde estas líneas: el gobierno es esencial y una parte central de la política de desarrollo es mejorar la actuación del sector público. Cuando se habla, por ejemplo, de innovación, por parte de políticos y expertos, hasta hace relativamente poco solían recurrir a ideas boutade, generalmente huecas. Se argumentaba que la innovación reside en las fuerzas del mercado, en el empresariado innovador con su capacidad para afrontar riesgos y asumir el futuro desconocido. Sin embargo, la realidad de la innovación no tiene nada que ver con esta boutade. La innovación no reside en el mercado sino en el Estado, el gobierno. Mariana Mazzucato, profesora de la Universidad de Sussex, en el libro El Estado Emprendedor (Taurus, 2022) analiza varios estudios de casos sobre el crecimiento impulsado por la innovación, y describe la situación opuesta, el sector privado sólo se atreve a invertir después de que el Estado ha realizado las inversiones de alto riesgo.

Mazzucato sostiene que, en la historia del capitalismo moderno, el Estado ha generado actividad económica que de otro modo no habría sucedido, y ha abierto activamente nuevas tecnologías y mercados en los que los inversores privados más adelante pueden entrar. Lejos de las críticas a menudo escuchadas al Estado de que potencialmente “desplaza” las inversiones privadas, el Estado hace que sucedan, formando y creando mercados, no sólo “corrigiendo” sus fallos. Ignorar esta realidad sólo sirve a fines ideológicos, y perjudica a la formulación de políticas eficaces. Un ejemplo es la situación actual, donde la ausencia de inversión productiva solo se corregirá cuando de una puñetera vez el Estado inicie procesos de inversión masivos centrados en energía, vivienda, transporte, educación, investigación y desarrollo en infraestructuras de tratamiento del agua,… que sirvan posteriormente de arrastre al sector privado. Mientras tanto, más pobreza.

Ausencia de una posición y visión geopolítica europea

La segunda idea fuerza, en mi traducción personal del informe Draghi, es el problema del coste energético en Europa. Esta situación se ha agravado por el papel de seguidismo absurdo de Europa hacia las posiciones belicosas y de confrontación de Estados Unidos y Reino Unido en la guerra de Ucrania. Un ejemplo es Alemania, donde el actual gobierno jamás ha pensado en sus conciudadanos, y simplemente ha hecho una política de genuflexión ante una de las administraciones estadounidenses más perniciosas para los europeos, sobre todo para los alemanes, la del tal Biden, con personajes tan siniestros como Victoria Nuland. Los socialdemócratas, verdes y liberales serán arrasados electoralmente.

De esta interpretación, vuelvo a repetir, muy personal, subyace otra idea fuerza. Desde un punto de vista geopolítico hace tiempo que estamos en un mundo multipolar donde el poder omnipresente de los Estados Unidos languidece. El principal problema para la humanidad es que quienes encarnan ese poder, los herederos de marcantismo, desempolvaron la bandera de la intolerancia en todo su esplendor. Nos referimos, tal como señala el sociólogo francés Emmanuel Tood, a los “neocon” estadounidenses, mucho más introducidos en el partido demócrata que en la versión actual del partido republicano que encarna Donald Trump, y a sus adláteres europeos. El mundo es un lugar heterogéneo, y, occidente, especialmente Europa, debería haber potenciado un sistema mundial de relaciones internacionales basado en la tolerancia, y no la imposición.

Mario Draghi y la Teoría Monetaria Moderna

El documento plantea la necesidad de una reforma para dar un impulso, mediante un apoyo significativo del sector público, a la innovación y la tecnología mediante un conjunto de inversiones urgentes, ya que Europa enfrenta necesidades de inversión inéditas en sectores como la digitalización, la descarbonización, la defensa… Se argumenta que la inversión privada por sí sola no podrá cubrir el grueso de las necesidades financieras, y que es imprescindible contar con un apoyo significativo del sector público. La solución, según el informe, pasa por una mayor integración de los mercados de capitales europeos, lo que facilitaría la canalización del ahorro privado hacia inversiones productivas dentro de Europa.

A esto se suma la propuesta de emitir deuda paneuropea común, es decir, una financiación compartida entre los países europeos para bienes públicos clave como la innovación disruptiva. De esta manera, se reducirían las barreras de acceso a la financiación y se permitiría un mayor impulso de la inversión en sectores estratégicos.

Sin duda esta es la parte más débil del informe. Draghi debería haber sido más imaginativo. Y aquí va mi tercera idea fuerza. El ingente esfuerzo inversor que se deduce del Informe Draghi no se puede financiar en los mercados financieros. Y, Mario Draghi, lo sabe, más cuando él mismo, poco antes de abandonar la presidencia del BCE, habló de la necesidad de explorar nuevas ideas como la Teoría Monetaria Moderna."            (Juan Laborda , El Salto, 17/09/24)

11.9.24

Susana Martín Belmonte: “Hay que democratizar los bancos centrales”... a través de la política monetaria se genera el terreno de juego en el que podrán discurrir luego (o no) las medidas que los Gobiernos y Parlamentos quieran implementar. Y pese a su enorme importancia, las decisiones las toman expertos que no deben responder a ningún control o mandato democrático, sino únicamente a las propias reglas de la institución, cuya gran prioridad es mantener a raya la inflación sin detenerse en las consecuencias que tengan para la gente de carne y hueso... es urgente “democratizar los bancos centrales y el sistema monetario y financiero”, alineando sus objetivos con los grandes retos de la transición energética, las políticas de vivienda y de empleo... el sistema monetario actual está diseñado para proteger los intereses de la banca, que en su opinión ha suplantado en la práctica a los gobiernos como los fabricantes de dinero realmente existentes. Con ello, la banca ha redirigido este circuito clave hacia sus propios intereses y no a los de la ciudadanía

 "La configuración de los bancos centrales como organismos completamente separados de la política, regidos por profesionales y tecnócratas que basan sus decisiones en criterios científicos, es uno de los mitos mejor instalados en el debate público, pero se trata únicamente de un dogma neoliberal.

Así lo explica, con estilo didáctico y múltiples ejemplos, la economista especializada en política monetaria Susana Martín Belmonte en una nueva entrega de la serie Economía fuera del carril, que aspira a dar a conocer tradiciones económicas solventes alejadas de los planteamientos de la economía ortodoxa. La serie es una coproducción de la revista Alternativas económicas y elDiario.es y cuenta con el apoyo del programa de proyectos singulares para la economía social de la Generalitat de Catalunya.

Martín Belmonte, formada en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) pero afincada en Barcelona, es investigadora de Revo-Prosperidad Sostenible y una de las mayores expertas en monedas sociales y complementarias, aunque en los últimos años ha puesto el foco en la reforma de los circuitos monetarios convencionales y, sobre todo, en el Banco Central Europeo (BCE).

Ahí reside “la madre del cordero” para poder abordar en la práctica cualquier debate político posterior: a través de la política monetaria se genera el terreno de juego en el que podrán discurrir luego (o no) las medidas que los Gobiernos y Parlamentos quieran implementar. Y pese a su enorme importancia, las decisiones las toman expertos que no deben responder a ningún control o mandato democrático, sino únicamente a las propias reglas de la institución, cuya gran prioridad es mantener a raya la inflación sin detenerse en las consecuencias que tengan para la gente de carne y hueso.

De ahí que para Martín Belmonte sea urgente “democratizar los bancos centrales y el sistema monetario y financiero”, alineando sus objetivos con los grandes retos que tienen planteados los gobiernos y las instituciones europeas. Muy singularmente, la transición energética para mitigar el cambio climático, pero también las políticas de vivienda o de empleo, entre otras.

La creación del dinero

En la entrevista, de una hora de duración, la economista desmenuza el proceso de creación de dinero para tratar de desmentir algunos de los dogmas más arraigados de la doctrina neoliberal, que suele presentar como meramente técnicas opciones que “en realidad reflejan posiciones de poder”.

A su juicio, el sistema monetario actual está diseñado para proteger los intereses de la banca, que en su opinión ha suplantado en la práctica a los gobiernos como los fabricantes de dinero realmente existentes. Con ello, la banca ha redirigido este circuito clave hacia sus propios intereses y no a los de la ciudadanía, como se vio con las medidas extraordinarias impulsadas por las autoridades monetarias para financiar la reestructuración financiera ante la fenomenal crisis global de finales de la década de 2000, lo que contrasta con las apelaciones constantes a la disciplina fiscal pese a la existencia de retos muy acuciantes para la ciudadanía y el planeta.

No obstante, Martín Belmonte considera que en la arquitectura legal del BCE existen resquicios suficientes para poder impulsar otro tipo de políticas monetarias, que prioricen la financiación de la transición energética, que requiere ingentes cantidades de dinero.

La economista coincide en buena medida con los postulados de la Teoría Monetaria Moderna, impulsada sobre todo por académicos progresistas en EEUU. Relativiza la importancia de reducir a toda costa el déficit público y la deuda pública como exige la doctrina neoliberal. Y es especialmente crítica con la visión que equipara los límites presupuestos de un Estado con los de una familia, una de las metáforas más utilizadas por los que priorizan las políticas de austeridad. "                ( Pere Rusiñol , eldiario.es, 07/09/24)

9.9.24

Stuart Medina Miltimore: La financiación autonómica desde la Teoría Monetaria Moderna

 "Propuestas de hacienda funcional frente al desconcierto fiscal

 No hay notica política procedente de Cataluña que no despierte pasiones nacionales. Ha ocurrido de nuevo con el preacuerdo entre Esquerra Republicana de Catalunya y el Partit del Socialistes de Catalunya para investir a Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat. En el preacuerdo de gobierno se prevé un sistema tributario, muy parecido al concierto de País Vasco y Navarra, donde la “Generalitat gestione, recaude, liquide e inspeccione todos los impuestos soportados por Cataluña y aumente sustancialmente la capacidad normativa”. La “aportación catalana a las finanzas del Estado integra la aportación por el coste de los servicios que el Estado presta a Cataluña y la aportación a la solidaridad… a través un porcentaje de participación en los tributos”, una especie de “cupo” catalán como el que se calcula de forma un tanto opaca para País Vasco y Navarra.

Las reacciones sobre la ruptura de la solidaridad no se han hecho esperar. El PP ha hablado de un “golpe de Estado fiscal”. Los barones socialistas se han opuesto al acuerdo denunciándolo como un atentado a la igualdad. Estas reacciones viscerales sólo tienen sentido desde el punto de vista neoclásico de los impuestos, donde estos son necesarios para financiar el gobierno. Pero esta perspectiva de los impuestos procede de la época del patrón oro, sistema monetario superado hace ya décadas, y está obsoleta.

Analizar el preacuerdo desde la perspectiva de la teoría monetaria moderna (TMM) puede ayudar a serenar el debate. También contribuye a mitigar los históricos sentimientos de agravio comparativo que tanto han envenenado los debates sobre la financiación autonómica y que llegaron al paroxismo con la desafortunada expresión «Espanya ens roba».

Revisando la función de los impuestos desde la perspectiva de la TMM

Empecemos por una comprensión sobre la función de los tributos en un sistema de moneda fiduciaria. Primera sorpresa: estos no financian el gasto público. El Estado tiene necesidad de aprovisionarse y lo hace entregando, su moneda, es decir, créditos fiscales a sus proveedores y trabajadores. El Estado emite una moneda que aceptamos porque la necesitamos para pagar nuestra deuda tributaria. Por tanto la TMM invierte la secuencia tributaria: el Estado tiene que entregar a los ciudadanos aquello que sirve para pagar los impuestos antes de que podamos hacerlo. Los impuestos también sirven para mejorar la distribución al cancelar poder adquisitivo entre los más adinerados aunque nuestro escasamente progresivo sistema tributario apenas consigue tal efecto.

Esta perspectiva nos permite entender el enfoque de la hacienda funcional. Frente a la visión de que un Estado debe equilibrar sus cuentas públicas, que inspira tanto los tratados de la UE como la reforma del artículo 135 de la Constitución, se impone la alternativa de que debemos equilibrar la economía. En otras palabras, el gobierno debe reducir los impuestos o aumentar el gasto público cuando el desempleo es alto. El gobierno debe aumentar los impuestos o bajar el gasto público en la situación —hogaño casi milagrosa por infrecuente— de que un alto nivel de empleo pueda desencadenar un episodio de inflación. Desde esta perspectiva, el déficit fiscal es una variable residual que resulta de las políticas que equilibran la economía.

Identidad de saldos sectoriales

Otro concepto relevante es la ‘identidad de saldos sectoriales’. Todo pasivo financiero es necesariamente el activo financiero de otra persona. Por tanto, la suma de todos los activos financieros de la economía es idéntica a la de todos los pasivos financieros. Si dividimos la economía entre el sector público y el sector privado entonces la deuda pública es, por identidad contable, el ahorro financiero neto del sector privado. Si seccionamos la economía en tres sectores, público, privado doméstico y resto del mundo, encontraremos que la suma de sus posiciones financieras netas es exactamente igual a cero. Esta identidad se refleja en la ilustración facilitada a continuación cuya simetría se deriva de esta identidad. Ergo, si un territorio tiene un superávit comercial con el resto del mundo, entonces está adquiriendo activos financieros que son un pasivo financiero para el resto del mundo. Estos activos normalmente serán devengados por el sector privado doméstico.

En cambio, si un territorio tiene un déficit comercial entonces está generando pasivos financieros para el resto del mundo. Si pretendemos que su gobierno tenga un superávit fiscal, esto resultará en un creciente endeudamiento del sector privado doméstico tanto con el gobierno como con el resto del mundo. Es una posición financiera peligrosa, como la que vivió la España de Zapatero con el celebrado superávit fiscal que precedió al estallido de la burbuja inmobiliaria. Es crucial advertir que la posición financiera normal del gobierno es deficitaria porque el sector privado desea acumular moneda del Estado.

Soberanía monetaria

Por último, hay que mencionar el concepto de no convertibilidad. El emisor de una divisa que no incorpora la promesa de convertirla a oro o a otra divisa a un precio determinado ni emite deuda denominada en la divisa de otra potencia jamás será insolvente. En cambio, una administración local no emite su propia moneda divisa y por tanto tiene que conseguirla vía impuestos o deuda para financiar su gasto público.

La no convertibilidad de una divisa bajo régimen flotante es una situación envidiable. Desafortunadamente, la situación de España, desde su entrada en el Sistema Monetario Europeo primero y en el euro después, es ambigua. Por una parte es uno de los 18 estados emisores del euro, una divisa no convertible. Por otra parte el Estado español ha aceptado someterse a reglas de déficit y deuda completamente disfuncionales que limitan su capacidad de aplicar políticas fiscales discrecionales de carácter anticíclico. Esta situación complicará el análisis del “concierto” propuesto para Cataluña pero es crucial para entender la posición que desarrollaré a continuación.

¿Solidarios o insolidarios?

El concierto —llámame mentiroso, Montero—, que ahora se pretende trasladar a Cataluña ¿equivale a menos solidaridad de los catalanes con el resto de España? Desde el punto de vista de los ciudadanos de Cataluña la situación apenas cambia: los impuestos seguirán destruyendo su poder de compra y no irán destinados a financiar nada. Ignoramos si los catalanes se beneficiarán de alguna reducción impositiva por vivir bajo un régimen de concierto fiscal pero pensemos que algunas comunidades autónomas sometidas al régimen común, como Madrid, han eliminado de facto el impuesto sobre el patrimonio, una medida tributaria regresiva que beneficia a las grandes fortunas, mientras que el País Vasco no lo ha hecho. Así pues, nada garantiza que los catalanes vayan a pagar menos impuestos. En cualquier caso ningún ciudadano es más solidario que otro por pagar los tributos que la ley les exige. Los catalanes y madrileños en promedio pagan más que los extremeños o castellano manchegos simplemente porque tienen en promedio mayor nivel de renta.

Tampoco el pago de un “cupo” al Estado nos dice nada acerca de la supuesta solidaridad o insolidaridad de los vascos y navarros ya que esas transferencias al Estado suponen la cancelación de esos créditos fiscales. El cupo no financia nada.

Desde el punto de vista del gasto, ¿mejorará el nivel de prestaciones que reciban los ciudadanos de Cataluña? Hay una queja histórica de infracinanciación de la Comunidad Autónoma. Si examinamos  la ejecución del gasto público por las comunidades autónomas existe evidencia de que los ciudadanos que viven en los territorios forales se han beneficiado de mayores niveles de gasto. Esto puede deberse a preferencias ideológicas en la composición del gasto público de las administraciones autonómicas. Pero también puede deberse a que la financiación per cápita que han conseguido el País Vasco y Navarra es muy superior a la que el Estado ha facilitado a los territorios de régimen común. Pero Cataluña, Castilla-La Mancha y Extremadura, comunidades autónomas dentro del régimen común, han podido ejecutar un nivel de gasto público per cápita muy superior al de Madrid. Estos datos cuestionan el relato victimista de los nacionalistas catalanes. El contraste entra Navarra y Madrid es sonrojante, casi el doble de gasto per cápita para la primera.

Sin embargo, considero que este es el resultado inevitable de las políticas impuestas por nuestra pertenencia a una unión monetaria con un fuerte sesgo hacia la austeridad fiscal. El Estado podría haber transferido mayores cantidades a todas las comunidades autónomas para asegurar mayores niveles de bienestar y equilibrio territorial si su actuación fiscal no hubiese estado sometido a reglas fiscales absurdas. Los altísimos niveles de desempleo que padecemos indican que contamos con un amplísimo espacio fiscal para hacerlo.

Uniones monetarias sin uniones fiscales

El preacuerdo propone  un cambio metodológico en la financiación de Cataluña. Bajo un “concierto” la financiación de la administración pública catalana ya no dependería de una transferencia desde el Estado sino de la cesión de créditos fiscales que hasta ahora los ciudadanos catalanes entregaban a la AEAT. El presupuesto disponible para la Generalitat podría resultar en mayores recursos bajo un régimen de concierto aunque los cálculos dependerán del ciclo económico, del importe del “cupo” catalán acordado y de las competencias que retenga el Estado que impliquen ejecución de gasto público en Cataluña.

Conviene advertir que el modelo no está exento de riesgos para los territorios que operan bajo un régimen de concierto en caso de crisis económica. Para entender esto pensemos que el régimen de concierto, llevado al extremo, es un antecedente de unión monetaria sin unión fiscal, como el euro. De hecho, al igual que en la zona euro, se imponen reglas de gasto, déficit y deuda que una comisión integrada por el Estado y los gobiernos vasco y navarro acuerdan de forma opaca y sin debate democrático.

En la zona euro no existe ninguna instancia federal capaz de ejecutar gasto público que pueda dirigirse de forma discrecional hacia una región que sufre un shock asimétrico. Hasta que el BCE se mostró dispuesto a comprar deuda emitida por los estados, eso suponía que solo había una salida posible a una crisis asimétrica como la que sufrió el Sur de Europa a partir de 2009: austeridad y devaluación interna.

En el caso de País Vasco y Navarra, y, en el futuro, Cataluña, una crisis económica podría provocar una caída de la recaudación. Como son regiones sin capacidad de emitir moneda, una caída de la recaudación implica riesgo de insolvencia e impago de su deuda pública y por consiguiente una fuerte presión para reducir el déficit público recortando prestaciones y gasto público. Tal fue la experiencia de Puerto Rico o de los países del Sur de Europa en la UE entre 2010 y 2012. Durante la reciente epidemia de COVID-19 País Vasco y Navarra fueron las comunidades autónomas que sufrieron las mayores caídas en sus ingresos. Como explica el Informe de la AIReF sobre Ejecución presupuestaria, deuda pública y regla de gasto 2020 la

“caída de ingresos por la crisis, que podría suponer entre 3 décimas y cerca de 1,5 puntos en las CC.AA. de régimen común, y se espera muy superior en las de régimen foral.”

En los territorios de régimen común el Estado no podía dejar de realizar las transferencias comprometidas en los presupuestos generales del Estado. Afortunadamente para el País Vasco y Navarra, el Estado “toleró” mayores niveles de déficit en estos territorios gracias a la suspensión de las reglas de gasto y déficit decretada en la zona euro. Pero, ante una grave epidemia, los incrementos de gasto público de esas administraciones fueron demasiado tímidos, sin duda lastrados por un excesivo conservadurismo fiscal de las administraciones públicas vascas y la caída en los ingresos corrientes que podrían comprometer la calificación de la deuda pública vasca. Por tanto la extensión del sistema de concierto conlleva un fuerte riesgo de imprimir un sesgo procíclido al gasto público si no modificamos el actual marco institucional de hacienda “responsable”.

Afortunadamente sí existen políticas de gasto público ejercidas desde el Estado y una instancia fiscal “federal”, la Seguridad Social. En caso de una crisis económica en esos territorios las transferencias del resto del Estado en forma de pensiones de jubilación y otras prestaciones como las del desempleo pueden ejercer un efecto anticíclico. Los nacionalistas, imprudentemente salvo que quisieran establecer su propia divisa, llevan años pidiendo la transferencia de la Seguridad Social. Además el concierto hasta ahora ha sido sostenible para las administraciones locales vascas y navarra porque el gasto territorializado, incluyendo las transferencias de la Seguridad Social, ha sido favorable al País Vasco.

Esta función fiscal anticíclica que puede ejercer el Estado central sigue existiendo pese a que ha estado reiteradamente en riesgo porque la zona euro carece de un banco central que actúe como debe. Si el BCE se niega a comprar nuestra deuda la capacidad del Estado de acudir con una política discrecional en apoyo de las administraciones que operan bajo el régimen del concierto la función anticíclica está periclitada. En 2024, por ejemplo, el BCE ha dejado de actuar como comprador de último recurso de nuestra deuda pública y eso limita la capacidad de nuestro estado en caso de que se produzca una crisis económica.

Mercantilismo autonómico

Existe otra razón que explica la sostenibilidad de las haciendas vascas y navarra. Se deriva del análisis de saldos sectoriales y su relación con el comercio internacional e interregional. Estas regiones cuentan con un fuerte tejido industrial lo cual implica que seguramente han mantenido un superávit por cuenta corriente positivo durante años. Es decir, el empresario y el ahorrador vasco han conseguido acceder a activos financieros creados por otras administraciones públicas. Las administraciones forales, con su reducido nivel de déficit público, no habrían podido hacerlo en igual medida. El modelo del concierto, como el euro para Alemania, es favorable para economías netamente exportadores: el resto del mundo les suministramos los activos financieros en las que sus clases pudientes quieren mantener sus ahorros. Más les vale a Euskadi y Navarra evitar un déficit comercial porque entonces la capacidad del sector privado para acumular ahorro financiero empezará a disiparse con celeridad. Cataluña tiene también un fuerte tejido industrial que seguramente haga posible al sector privado catalán acceder a ahorro financiero neto a través de las exportaciones al resto de EspañaEsto puede parecer positivo para catalanes, vascos y navarros pero en realidad es un infortunio: sus ciudadanos están entregando el fruto de su esfuerzo a los ciudadanos de otros territorios a cambio de que sus capitalistas puedan acumular mayores beneficios.

 En conclusión

Así pues, una comprensión de la teoría monetaria moderna nos permite varias cosas.

  • No podemos afirmar nada acerca de la supuesta insolidaridad de los ciudadanos del País Vasco, Cataluña y Navarra con los del resto del Estado. Estas valoraciones carecen totalmente de sentido.
  • Existen discriminaciones por el lado de las prestaciones que reciben los ciudadanos de sus gobiernos autonómicos pero esto tiene poco que ver con el régimen tributario. El Estado podría haber implantado un sistema de financiación autonómica más generoso y equilibrado de no haber primado los criterios arbitrarios sobre reglas de gasto y déficit que nos impone la pertenencia a la zona euro. Las altísimas tasas de desempleo españolas nos informan de que el Estado disponía de un amplísimo espacio fiscal para hacerlo.
  • Nos obliga a hacer preguntas acerca de la sostenibilidad de ese modelo e identifica algunos riesgos para el caso de una crisis asimétrica. Permitir que cada vez más comunidades autónomas —recordemos que sin capacidad de emisión monetaria— asuman toda la recaudación puede imprimir una mayor volatilidad de carácter procíclico a la ejecución del gasto público.
  • Todo lo anterior nos plantea la necesidad de que una instancia federal o central tenga las herramientas para asegurarle a la ciudadanía el máximo nivel de bienestar y garantizar la estabilidad macroeconómica.

Algunas propuestas modestas

En base a mi comprensión de la TMM me permito hacer las siguientes propuestas para salir del desconcierto fiscal en el que nos ha metido la perspectiva neoclásica sobre los impuestos.

  1. Establecer unas reglas tributarias con tipos impositivos mínimos que impidan la competencia fiscal a la baja. En la UE tal acuerdo existe sobre el papel pero no en la práctica. Países como Irlanda, Luxemburgo y Países Bajos, de facto o de iure, aplican tipos impositivos reducidos a las grandes sociedades mercantiles. Parece justo exigir un mínimo de lealtad en un territorio en el que se protege el derecho a mover capitales libremente.
  2. Garantizar un mínimo nivel de bienestar en todo el Estado mediante un paquete de prestaciones para los ciudadanos con independencia del territorio en el que vivan. Podría incluir un plan de empleo garantizado o de transición, un estándar mínimo de prestaciones de salud, un sistema educativo bien financiado y un parque público de vivienda de alquiler social.
  3. Necesitamos alguna instancia “federal” capaz de aumentar los impuestos si fuera menester para ampliar el espacio fiscal del Estado. Por ejemplo podría ser necesario liberar recursos reales para dedicarlos a un plan ambicioso de transición energética. Aunque soy muy crítico con el carácter profundamente regresivo de las cotizaciones, mantendría la Seguridad Social como competencia del Estado. Mi propuesta sería que el Estado tuviera capacidad de implantar un tributo sobre el patrimonio en todos los territorios.
  4. Exigir un marco institucional que no limite la capacidad de gasto público del Estado para poder aplicar políticas de gasto discrecionales dirigidas en caso de crisis económica. Personalmente prefiero la salida del euro y recuperar la peseta pero un acuerdo con los otros estados miembros de la UE que obligara al BCE a actuar como comprador de último recurso de nuestra deuda pública también valdría (les deseo suerte negociando con nuestros socios del Norte).
  5. Un programa de inversiones públicas para revitalizar la España que se está quedando atrás —las dos Castillas, Asturias, Canarias partes de Aragón, Galicia y Extremadura—, que podría incluir, entre otras ideas, la recuperación de las cajas de ahorro o la creación de otra tipología de entidades de crédito local, el fortalecimiento de la red ferroviaria de media distancia, la revitalización de las oficinas de Correos y un acuerdo para el impulso del sistema nacional de ciencia con centros ubicados por todo el territorio.

Desde la perspectiva de la TMM y con un programa que garantizase estos mínimos no habría ningún obstáculo a extender el sistema del concierto a todas las comunidades autónomas. Además el rencor sobre agravios comparativos y comunidades infrafinanciadas desaparecería. De hecho la publicación de saldos fiscales territorializados dejaría de tener interés. Sería mejor olvidarse de ellos y dejar de publicarlos.

Por último, recordemos que esta sensación de agravio de los catalanes y de otras regiones de España no habría surgido sin la política de austeridad permanente que nos ha impuesto nuestra pertenencia a la zona euro."      (Stuart Medina Miltimore, blog, 05/09/24)

24.7.24

Juan Laborda: Lo fundamental es la defensa de un orden liberal en descomposición... y para ello, la política fiscal debe de ser un tabú... En vez de preocuparse por alcanzar el objetivo de pleno empleo y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, nos dicen que lo fundamental es el ajuste presupuestario... no les gustan las consecuencias del mantenimiento del pleno empleo a largo plazo. “Bajo un régimen de pleno empleo permanente, el miedo dejaría de desempeñar su papel como medida disciplinaria"… Su instinto de clase les dice que el desempleo es una parte integral del sistema capitalista normal... y sucede que "la minoría más y mejor protegida de Occidente es sin duda la de los ricos.... Así que las democracias liberales se han convertido en oligarquías liberales"... Los nuevos chamanes nos piden realizar un ajuste presupuestario adicional en 2025 para aprovechar la recuperación económica y reducir así el déficit público. Siguen sin entender los balances sectoriales de Wynne Godley. Que hubiera déficit público cuasi cero en el segundo Gobierno de Aznar, y superávit público en el primer Gobierno de Zapatero, no era un síntoma de buena gestión. Simplemente era el reflejo de un endeudamiento privado descomunal alrededor de la mayor burbuja inmobiliaria de nuestra historia... Al menos, y menos mal, Mario Draghi, como presidente del Banco Central Europeo, sí salvo al euro en 2012, por su cuenta y riesgo... Draghi decidió financiar a los Tesoros europeos en el mercado secundario. Por eso cuando abandonó el BCE pidió estudiar la Teoría Monetaria Moderna (TMM)... las oligarquías liberales, enfatizan ahora la importancia de retirar gradualmente las medidas de apoyo desplegadas durante la pandemia y la crisis inflacionaria... ¡Viva la financiarización y la extracción de rentas a través de la vivienda, la energía, los alimentos, la luz, el agua, … los otrora derechos humanos básicos!... En una economía con desempleo y capacidad no utilizada, el gasto público puede ser crucial para mantener la demanda... La obsesión con la reducción de la deuda pública puede llevar a políticas de austeridad que reducen la demanda agregada y aumentan el desempleo, y acaban incrementando la deuda pública

 "No aprenden. Les da igual el ascenso imparable de la derecha extrema. Les da igual que la ciudadanía, los electores, cada día, en su inmensa mayoría, lo estén pasando peor. Lo fundamental es la defensa de un orden liberal en descomposición. Y, para ello, así lo decidieron los chamanes ortodoxos de la economía de ese orden liberal, la política fiscal debe de ser un tabú. Por eso, “la Autoridad Fiscal Europea ha recomendado a España que haga un ajuste adicional en su presupuesto para 2025, aprovechando la situación económica favorable actual. Según el Consejo Fiscal de la UE, la recuperación económica permite adoptar políticas fiscales más estrictas y sugiere retirar el apoyo que se implementó durante la crisis inflacionaria de 2022. Enfatiza la importancia de que los países con altos niveles de deuda, como España, tomen medidas para reducir su déficit. Estas recomendaciones están alineadas con las nuevas normas fiscales europeas que se aplicarán a partir de 2025.” En vez de preocuparse por alcanzar el objetivo de pleno empleo y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, estos chamanes nos dicen que lo fundamental es el ajuste presupuestario.

Desde estas mismas líneas ya respondimos a la pregunta clave: ¿por qué existe entre ciertas élites políticas y económicas tanta aversión al uso de la política fiscal? La respuesta ya la dio en su momento uno de los grandes economistas del siglo XX, Michal Kalecki. En 1943 en Political Aspects of Full Employment exponía tres razones por las que a las élites no les gustaba, y sigue sin gustarles, la idea de utilizar la política fiscal como instrumento de política económica.

Un sistema sin una política fiscal activa significativa supone colocar en el asiento del conductor a los hombres de negocios; y sus “animal spirits” pueden determinar el estado de la economía. “Esto les da a los capitalistas un poderoso control indirecto sobre la política del gobierno”. Pero es que, además, en segundo lugar, el gasto público pone en tela de juicio un principio moral de la mayor importancia para la élite: “Los fundamentos de la ética capitalista requieren que te ganarás el pan con el sudor -a menos que tengas los medios privados suficientes-”.

Finalmente, y quizás la más importante, a los hombres de negocio no les gustan las consecuencias del mantenimiento del pleno empleo a largo plazo. “Bajo un régimen de pleno empleo permanente, el miedo dejaría de desempeñar su papel como medida disciplinaria… La disciplina en las fábricas y la estabilidad política son más apreciadas que los beneficios por líderes empresariales. Su instinto de clase les dice que el pleno empleo duradero es poco sólido... y que el desempleo es una parte integral del sistema capitalista normal“.

Las oligarquías liberales

Tal como señala el historiador, demógrafo, sociólogo y politólogo Emmanuel Tood en su último libro La Derrota de Occidente (Akal,2024): “En el caso de Occidente, la disfunción de la representación mayoritaria no permite conservar el término 'democracia'. En cambio, nada impide mantener el término 'liberal' ya que la protección de las minorías se ha convertido en una obsesión… En este sentido la minoría más y mejor protegida de Occidente es sin duda la de los ricos, ya representen el 1% de la población, el 0,1% o el 0,01%.... Así que las democracias liberales se han convertido en oligarquías liberales”. Por eso, ante todo, tal como señalaba Kalecki, la política fiscal debe estar bajo el control de esas élites liberales, no vaya a ser que se alcance el pleno empleo y la gente crea realmente que es libre y nos la monten.

El proyecto europeo está hoy, aunque las oligarquías liberales no se den por aludidas, completamente muerto. Han intentado, estas élites, tal como señala Tood, con la búsqueda de un nuevo enemigo exterior, la Rusia de Putin, recomponerse y avanzar: “Tras haber diseñado una maquinaria disfuncional en Maastricht, nuestras élites podrían echarle la culpa a Rusia, su oscuro deseo sería que la guerra liberará a Europa de si misma… La Unión Europea ha desaparecido detrás de la OTAN, ahora más sumisa que nunca a Estados Unidos”. Pero todos los cálculos realizados por las élites europeas, y estadounidenses, han salido, digámoslo suavemente, rematadamente mal. Como corolario, entre otras cosas, Trump va a arrasar. ¿Qué hará Europa ante el probable retorno de Trump al Gobierno de Estados Unidos?

¿Por qué hay que tener cuidado con los ajustes presupuestarios?

Los nuevos chamanes nos piden realizar un ajuste presupuestario adicional en 2025 para aprovechar la recuperación económica y reducir así el déficit público. Siguen sin entender los balances sectoriales de Wynne Godley. Que hubiera déficit público cuasi cero en el segundo Gobierno de Aznar, y superávit público en el primer Gobierno de Zapatero, no era un síntoma de buena gestión. Simplemente era el reflejo de un endeudamiento privado descomunal alrededor de la mayor burbuja inmobiliaria de nuestra historia. Dicho superávit anticipaba, en el momento en que pinchara la burbuja, una gran recesión y/o depresión. Que en los últimos años hubiera déficit presupuestario no era un síntoma de despilfarro. Solamente reflejaba un exceso de ahorro privado. Durante estos años, España, además, magia cadabra, está financiando, por primera vez en su historia, en términos netos, al resto del mundo.

Al menos, y menos mal, Mario Draghi, como presidente del Banco Central Europeo, sí salvo al euro en 2012, por su cuenta y riesgo. Frente a la locura de austeridad y de devaluación salarial emprendida por esas oligarquías liberales, Draghi decidió financiar a los Tesoros europeos en el mercado secundario. Por eso cuando abandonó el BCE pidió estudiar la Teoría Monetaria Moderna (TMM). Según la TMM, un gobierno que emite su propia moneda no enfrenta las mismas restricciones presupuestarias que un hogar o una empresa. Reducir el déficit público puede llevar a una reducción en la demanda agregada, especialmente si el sector privado está endeudado y el sector exterior está en déficit. Esto podría desencadenar una recesión económica.

Estas mismas oligarquías liberales, enfatizan ahora la importancia de retirar gradualmente las medidas de apoyo desplegadas durante la pandemia y la crisis inflacionaria. ¡Les da igual la creciente masa de ciudadanos que no llegan a final de mes! Ante todo, se debe proteger a esa minoría guay, la de los más ricos. ¡Viva la financiarización y la extracción de rentas a través de la vivienda, la energía, los alimentos, la luz, el agua, … los otrora derechos humanos básicos!

En una economía con desempleo y capacidad no utilizada, el gasto público puede ser crucial para mantener la demanda. Si el sector privado no está en una posición de absorber la reducción del gasto público debido a altos niveles de deuda, y si el sector exterior está en déficit, retirar las medidas de apoyo podría llevar a una contracción en la demanda. Esto podría causar una desaceleración económica o incluso una recesión.

Pero, además, hacen un llamamiento a los países con altos niveles de deuda, como España, para adoptar medidas proactivas que aseguren una trayectoria fiscal sostenible a largo plazo. La sostenibilidad fiscal no debe ser medida únicamente por el nivel de deuda pública, sino por la capacidad de la economía para generar empleo y crecimiento. La obsesión con la reducción de la deuda pública puede llevar a políticas de austeridad que reducen la demanda agregada y aumentan el desempleo, y acaban incrementando la deuda pública. Basta para entenderlo, de nuevo, con manejar los balances sectoriales de Godley. Es más importante que el gobierno se enfoque en políticas que promuevan el pleno empleo y el crecimiento económico sostenible.

Un consejo final, en vez de tanta obsesión por el déficit y la deuda pública céntrense en lo importante, y reviertan el inmenso y vergonzoso proceso de desregulación, liberalización, reestructuración, financiarización, que por obra y gracia de ciertos chamanes, ha acabado creando una caída de la inversión productiva; un hundimiento de la productividad del capital; un incremento brutal de la desigualdad; una percepción de inseguridad en los aspecto vitales fundamentales –vivienda, salarios, empleo, sanidad,…- ; crisis recurrentes financieras y de deuda privada…- Estos chamanes, por ejemplo, aún no se han enterado que los últimos episodios inflacionistas obedecen a un conflicto de intereses por el reparto de la tarta. Y así todo."                  (Juan Laborda , El Salto , 22/07/24)

7.7.24

Los Bancos Centrales son unos de los responsables últimos de los problemas alrededor de dos de sus funciones básicas: evitar espirales inflacionistas; preservar la salud del sistema bancario... Los Bancos Centrales, con su “independencia”, se convirtieron en los vigilantes del orden neoliberal, hoy en clara decadencia... una de sus consecuencias ha sido el ascenso del fascismo y del racismo. Y a ello también han contribuido de manera notoria los bancos centrales... El mercado se convirtió en la entidad más influyente en la política democrática occidental, con el abandono el pleno empleo como objetivo político, los mercados laborales flexibles, la maximización del valor para los accionistas, que dio origen a un auge de la economía fraudulenta, y la globalización de los flujos de personas, capital, y comercio... El régimen neoliberal en extinción ha llevado a un descenso de la tasa de inversión productiva, a un menor crecimiento de la productividad, a un aumento de la desigualdad, a un descenso de la seguridad laboral, a un aumento de la pobreza, y a unas crisis financieras y de deuda privadas recurrentes... a la pregunta de si la independencia de los bancos centrales ha generado mayor bienestar de la ciudadanía, la respuesta es no (Juan Laborda)

"Uno de los rasgos característicos del orden neoliberal, consolidado al albor del hundimiento de la antigua Unión Soviética, fue la profunda animadversión de elites y tecnócratas hacia la política fiscal. Se apostó todo al libre albedrío de los Bancos Centrales “independientes”, como una parte no constituyente del gobierno, y la política monetaria. Sin embargo, un análisis crítico del papel de los Bancos Centrales de las tres últimas décadas no pasa la prueba del algodón. Son unos de los responsables últimos de los problemas alrededor de dos de sus funciones básicas: evitar espirales inflacionistas; preservar la salud del sistema bancario.

Los Bancos Centrales, con su “independencia”, se convirtieron en los vigilantes de dicho orden neoliberal, hoy en clara decadencia. Uno de los rasgos políticos, consecuencia del orden neoliberal que se estableció hace cuarenta años, ha sido el ascenso del fascismo y del racismo. Y a ello también han contribuido de manera notoria los bancos centrales. El mercado se convirtió en la entidad más influyente en la política democrática occidental, bajo una serie de pilares básicos. Primero, el abandono del pleno empleo como objetivo político deseable, que fue reemplazado por objetivos de inflación, controlados por los bancos centrales independientes. Segundo, el aumento en la globalización de los flujos de personas, capital, y comercio. Tercero, el enfoque empresarial basado en la maximización del valor para los accionistas, que dio origen a un auge de la economía fraudulenta. Por último, la “promoción” de los mercados laborales flexibles, que convirtieron el trabajo como mera mercancía. Todos y cada uno de esos pilares se sostenían en hipótesis, digámoslo suavemente, al menos discutibles, sino falsas. 

Diversas paradojas que contradicen la macro moderna

Para entender la decadencia de la macro moderna, basta echar una ojeada a la cantidad de paradojas que contradicen dichas hipótesis y supuestos. Algunas de las paradojas macroeconómicas generales, que todo responsable de políticas debería conocer, son las siguientes. Primera, la paradoja del ahorro de Keynes, donde, frente a las chorradas de la macro moderna, lo que sucede realmente es que mayores tasas de ahorro devienen en caídas de actividad. Segunda, la paradoja de costes de Kalecki, donde de nuevo, frente a lo esperado por la macro moderna, en realidad salarios más altos llevan a mayores beneficios empresariales. Tercera, la paradoja de los déficits públicos, también de Michal Kalecki, donde, de nuevo frente a las previsiones de la macro moderna, el déficit gubernamental incrementa los beneficios privados. Cuarta, la paradoja de la demanda impulsada por los beneficios empresariales de Blecker, según la cual, y al contrario de lo previsto por la ortodoxia, el aumento de los beneficios empresariales no necesariamente conduce a un incremento en la demanda agregada o en el crecimiento económico. Al revés, salarios más bajos llevan a un descenso del crecimiento económico. Finalmente, la paradoja de la flexibilidad de Krugman, Seppecher y Dosi nos dice que, al revés de las tonterías que transmiten los medios de comunicación, cuanto más fácil sea para los empresarios contratar y despedir, menos empleo se creará.

A estas añadamos toda una serie de paradojas macroeconómicas relacionadas con la Gran Recesión y el sistema financiero que todo hacedor de políticas públicas debería al menos leer y entender. La paradoja de la tranquilidad de Hyman Minsky 1975 nos dice que la estabilidad es desestabilizadora (ya la hemos tratado ampliamente en otros post). Segunda, la paradoja de la deuda de Irving Fisher y Steindl nos dice exactamente lo contrario a la macro moderna: los esfuerzos por reducir el apalancamiento pueden llevar a ratios de apalancamiento más altos. Tercera, la paradoja de la liquidez de Hyman Minsky, Nesvetailova, y Dow nos dice que las innovaciones financieras parecen aumentar la liquidez cuando en realidad la están reduciendo; y que los esfuerzos por buscar la liquidez transforman los activos líquidos en ilíquidos. Finalmente, nos encontramos con la paradoja del riesgo de Wojnilower que ya nos avisaba que la posibilidad de cobertura individual del riesgo (MBS, CDS) conduce a más riesgo en general.

Cuando hay tantas paradojas económicas que contradicen la visión dominante de la economía algo no funciona. Y claro que no funciona. El régimen neoliberal en extinción, por las buenas o por las malas, ha llevado a un descenso de la tasa de inversión productiva, a un menor crecimiento de la productividad, a un aumento de la desigualdad, a un descenso de la seguridad laboral, a un aumento de la pobreza, y a unas crisis financieras y de deuda privadas recurrentes.

¿Bancos Centrales Independientes? Un análisis crítico

Los principales aspectos donde los Bancos Centrales tuvieron un papel relevante fueron los siguientes. Por un lado, la promulgación de leyes que desmontaron el estado social y de derecho en el conjunto de países occidentales, que hasta ese momento habían sido ejemplo de cohesión social y desarrollo económico. Por otro, la eliminación de la separación de banca comercial y banca de inversión; junto a una relajación de los criterios geográficos de dónde y cómo podían operar los bancos; y una desregulación de los mercados financieros. También, haciendo dejación de responsabilidad, promovieron una “suavización” supervisión bancaria, confiando en absurdos códigos de buenas prácticas. A todo ello unamos algo que hemos detallado desde estas líneas, el aliento y soporte a la financiarización de la economía y de derechos humanos básicos –agua, alimentos, electricidad, vivienda, pensiones, …-; así como la reestructuración, bajo el fundamentalismo del libre mercado, de sectores productivos, como el eléctrico. Las consecuencias más inquietantes, burbujas y “spillovers” en los precios de la energía y alimentos no elaborados, aumento del poder de mercado de las empresas; y una extracción de rentas descomunal. Esta sería una nueva paradoja, los bancos centrales, adalides de la liberalización, desregulación y reestructuración de sectores productivos, contribuyen a un aumento de los precios y de la inflación que difícilmente se pueden solucionar con política monetaria.

La otra paradoja, consecuencia de todo lo que hemos señalado, sería el aumento de la fragilidad y opacidad del sistema bancario occidental. Frente al objetivo final del banco central de velar y vigilar el sistema bancario, las políticas auspiciadas por los bancos centrales han devenido en lo opuesto. Tras la Gran Recesión, por ejemplo, se produjo una concentración todavía mayor del sistema bancario. Ciertos bancos han alcanzado un tamaño excesivamente grande y constituyen un auténtico riesgo sistémico para nuestra economía y la economía global. Nos referimos al riesgo moral “demasiado grandes para quebrar”, bancos subsidiados por los contribuyentes de las distintas naciones. Además, el cartel bancario decide aumentar sus márgenes trasladando inmediatamente las subidas de tipos de interés oficiales a los préstamos e hipotecas, pero olvidándose de remunerar a los depósitos de sus clientes. Nueva extracción de rentas, que acaban en las manos de una gerencia y unos consejos de administración excesivamente bien remunerados, y, fuera de nuestro país, vía un reparto de dividendos descomunal y desproporcionado.

En definitiva, a la pregunta de si la independencia de los bancos centrales ha generado mayor bienestar de la ciudadanía, la respuesta es no. Solo un comentario final, al hablar de los bancos centrales me refiero a la entidad como un todo abstracto, al cual se le ha confiado un papel excesivamente protagonista en nuestras democracias, y no a los magníficos profesionales que allí trabajan y que muchas veces publican y comparten estudios y análisis que se desvían y contradicen la misión última de los mismos."                     (Juan Laborda, El Salto, 07/07/24)

4.7.24

El orden liberal es el que ha traído el fascismo... Lo ocurrido en Francia no es una anécdota. Detrás de todo, las políticas de globalización, liberalización, desregulación y reestructuración de sectores productivos auspiciadas por la derecha y validadas por parte de la socialdemocracia como origen de todos los problemas actuales... han creado un Leviatán moderno, la financiarización de todo lo que se mueva... O volvemos al régimen keynesiano, aprovechando sistema monetario fiat moderno (sólo Bernie Sanders con el Levy Economic Institute lo tuvo claro), o el fascismo se extenderá como una mancha de aceite por todas las democracias (Juan Laborda)

Juan Laborda @JuanLabordah

Lo ocurrido en Francia no es una anécdota. Detrás de todo, las políticas de globalización, liberalización, desregulación y reestructuración de sectores productivos auspiciadas por la derecha y validadas por parte de la socialdemocracia como origen de todos los problemas actuales!

Y han creado un Leviatán moderno, la financiarización de todo lo que se mueva. He escrito sobre ello hasta agotarme pero Europa y cierta izquierda no se enteran de nada. El orden liberal es el que ha traído el fascismo.

 A ello han contribuido tecnócratas y académicos que han validado el gran timo de la Macro moderna (aquella que renegó del postkeynesianismo) Como señala el premio nivel Paul Romero en Trouble with Macroeconomics la Macro moderna es una pseudociencia.

 O volvemos al régimen keynesiano, aprovechando sistema monetario fiat moderno (sólo Bernie Sanders con el Levy Economic Institute lo tuvo claro), o el fascismo se extenderá como una mancha de aceite por todas las democracias.

 Y un consejo a la izquierda. El problema de fondo es que la gente tiene miedo a su porvenir futuro, sufre, y padece miseria: vivienda, sanidad, educación, futuro de sus hijos, precios de alimentos,... Y es esto lo que ha traído el orden liberal que ya ha fracasado.

 Lapsus calami: Paul Romer, no Paul Romero. Recomendable su pieza inacabada Trouble with Macroeconomics!

5:47 p. m. · 1 jul. 2024 852 Reproducciones

2.6.24

Resolver el nudo gordiano: afrontar la crisis del desempleo en España con un programa de trabajo garantizado (Agustín Mario , Stuart Medina Miltimore , Esteban Cruz Hidalgo)

 "Resumen

España ha experimentado una historia de desempleo crónico elevado e intratable. La Garantía de Empleo se ha teorizado como una propuesta de política que pretende producir el pleno empleo ajustado y mejora la estabilidad macroeconómica y de precios. Este documento ofrece una visión general de algunas de las explicaciones a las causas del desempleo y el rendimiento de las políticas activas de gestión laboral tradicionales. 

Se ofrece una simulación de un programa de garantía de empleo para el periodo histórico 1999-2019 utilizando un modelo econométrico de la economía española. Además de erradicar el desempleo, encontramos que el programa de garantía de empleo atenúa el ciclo económico, sostiene rentas reales más altas y no compromete la estabilidad de precios.

https://doi.org/10.1080/01603477.2024.2304854"

30.5.24

¿Hacia una fiscalidad mundial globalizada? Frente a una economía financiera globalizada hay que anteponer una Fiscalidad Digital Globalizada... Solo a través de una Justicia Fiscal se podrá alcanzar la Justicia Social... los hechos son que la riqueza en el mundo esta en expansión: en cuatro años (2019-2023) la riqueza global en el mundo ha crecido un 26%... ¿De donde viene toda esta riqueza? ¿Y por qué crece tan rápido? Es un hecho bien conocido que el flujo de dinero electrónico ocupa un 95% de la economía global y que este dinero se crea “de la nada” cada vez que una institución financiera concede un préstamo y se reserva un “coeficiente de caja” (tasa de reserva legal impuesta por las autoridades monetarias), de esta manera 100€ pueden convertirse en 900€ con un coeficiente de caja del 10% o en 9.900€ con un coeficiente de caja del 1%. El dinero se multiplica y las instituciones financieras están en continua efervescencia creando productos de inversión, que se comercializan en un mercado global, en algunos casos con muy poca fiabilidad... El Observatorio Fiscal de la UE propone seis medidas, un impuesto global del 2% anual a la riqueza de los Milmillonarios mundiales, una tasa impositiva mínima a las corporaciones globales del 25%, y reglas anti-fugas, y anti-abusos (Carlos Lazaro, Economistas sin Fronteras)

"Asistimos atónitos al incesante flujo de noticias sobre el crecimiento de la desigualdad en el mundo y la imparable concentración de la riqueza en una minúscula parte de la población y nos preguntamos, ¿hasta donde va a llegar esto?

Numerosos informes recientemente publicados nos alertan de las tendencias que se están produciendo y analizan las causas que las provocan. . Mencionemos cuatro de ellos: el Global Wealth Report 2023 (Credit Suisse), el Global Tax Evasión Report 2024 (EuTax Observatory), Desigualdad S.A. (Oxfam 2024) y el monumental libro El Capital en el Siglo XXI (Thomas Piketty).    

Efectivamente, los hechos son que la riqueza en el mundo esta en expansión: en cuatro años (2019-2023) la riqueza global en el mundo ha crecido un 26% mientras que la población adulta lo ha hecho en mucha menor medida, un 5,4%. En 2023 el 13,1% mas rico posee el 85% de la riqueza mundial, y el el 1,1% mas rico posee el 45,8% (60 millones de millonarios poseen el 46% de la riqueza, cuando hace cuatro años eran 47 millones de millonarios y poseían el 44% de la riqueza en el mundo).

Es verdad que ha crecido también la “clase media”, patrimonios entre 10.000 y 100.000 dolares, en 200 millones de personas, principalmente impulsada por la evolución de las economías asiaticas, pero su peso en la riqueza global ha bajado dos puntos. Y si ampliamos más aun el foco y nos centramos en los “milmillonarios”, observamos que sus patrimonios crecen aun mucho mas rápido: desde 2020 la riqueza de las cinco personas mas ricas del mundo se ha duplicado con creces (405.000 millones de dólares en 2020 se han convertido en 869.000 millones de dólares en 2023, según Oxfam).

¿De donde viene toda esta riqueza? ¿Y por qué crece tan rápido? A pesar de lo que dice el “sueño americano”, trabajando no se hace uno millonario, de hecho, si se tiene suerte en la vida, se puede adquirir un pequeño patrimonio, una casa donde vivir y unos pequeños ahorros para la vejez. Los grandes patrimonios proceden o bien de las herencias recibidas (caso mayoritario en Europa) o bien de la especulación financiera (activos financieros en la economía globalizada).

Es un hecho bien conocido que el flujo de dinero electrónico ocupa un 95% de la economía global y que este dinero se crea “de la nada” cada vez que una institución financiera concede un préstamo y se reserva un “coeficiente de caja” (tasa de reserva legal impuesta por las autoridades monetarias), de esta manera 100€ pueden convertirse en 900€ con un coeficiente de caja del 10% o en 9.900€ con un coeficiente de caja del 1%. El dinero se multiplica y las instituciones financieras están en continua efervescencia creando productos de inversión, que se comercializan en un mercado global, en algunos casos con muy poca fiabilidad, como fue el caso de las hipotecas subprime que desencadenó la crisis financiera de 2008. Productos de inversión que en muchos casos están especulando con bienes de primera necesidad como los alimentos, la vivienda o la salud, aprovechando una legislación internacional muy relajada.

La ultima tendencia es la supuesta creación de una macro “Bolsa Mundial de Valores”, altamente especulativa y de muy difícil regulación, aprovechando la tecnología Blockchain, que permite el “intercambio de valor en Internet” mediante la denominada “tokenizacion de activos”. De este modo, se adquieren “tokens” que representan una unidad de valor de un activo comercializado, el cual puede consistir bien en “activos tangibles” como materias primas, coleccionables o inmuebles, o bien en “activos más intangibles” como los instrumentos financieros (acciones, bonos, créditos de carbono, etc.), patentes, reputación o derechos de voto. De la misma manera que se comercia con las criptomonedas.

La globalización económica nos ha mostrado en los últimos años cómo las empresas se han ido concentrando mediante absorciones, hasta adquirir en muchos casos dimensión de monopolios con un gran poder económico. Oxfam ofrece algunos datos (Desigualdad S.A.):

- Diez gigantes mundiales de la industria farmacéutica son resultado de la fusión durante dos décadas de 60 empresas farmacéuticas

- Dos multinacionales controlan más del 40 % del mercado mundial de semillas (frente a las 10 empresas que controlaban el 40 % del mercado mundial de semillas hace 25 años)

- Cuatro empresas controlan el 62 % del mercado mundial de pesticidas

- Tres cuartas partes del gasto mundial en publicidad online se destinan a Meta, Alphabet y Amazon

- Más del 90 % de las búsquedas en Internet se realizan a través de Google

- Las “Cuatro grandes” (“Big Four”) dominan el mercado mundial de la contabilidad, con una cuota de mercado del 74 %

- El sector agrario ha experimentado una “concentración creciente de la producción y el comercio de productos agrícolas y alimentarios. Tras esta estrategia de concentracion se esconde un enorme poder monopolistico con libertad para manipular los precios y para influir en la legislacion y las politicas de los estados.

Bajo el mantra de que “la Misión de la Empresa es la de Maximizar el Beneficio para el Accionista”, hemos asistido impotentes a la transformación de la estructura empresarial en una maquina de obtener beneficios. Fruto de esta estrategia, hemos oído noticias recientemente de cómo empresas emblemáticas están teniendo problemas de competitividad (Cisco, Boeing) debido a que han descuidado sus inversiones en investigación o en control de calidad priorizando la rentabilidad de sus acciones.

Pero no perdamos de vista que los accionistas de las empresas globalizadas no son siempre individuos que amen la empresa o su producto o su know-how, sino mas bien inversores que buscan obtener la máxima rentabilidad de su inversión: “Las tres grandes gestoras de fondos indexados (BlackRock, State Street y Vanguard) gestionan en total unos 20 billones de dólares estadounidenses en activos (“en un futuro próximo, alrededor de 12 personas controlarán la mayoría de las empresas públicas de Estados Unidos”) (fuente: Desigualdad S.A.- Oxfam 2024).

Si indagamos en el accionariado de las empresas de nuestro entorno, en el sector industrial (incluso pymes), en el sector agrícola o en el sector servicios (hosteleria, hoteles y apartamentos turísticos, gestión inmobiliaria, grandes superficies, etc.), nos encontraremos por todas partes con capital procedente de fondos de inversión y con inversores internacionales, lo que sugiere que la propiedad de nuestros activos esta cada vez más en manos de la economía global. Junto con ello, podemos deducir que parte de las decisiones estratégicas proceden de las prioridades de dichos inversores, sin menospreciar la cantidad de beneficios que salen directamente de nuestro entorno y, por supuesto, el daño que todo ello hace a los negocios tradicionales que pierden competitividad.

Todo lo que estamos comentando nos lleva a concluir que la transformación digital y tecnológica de la economía (robotización, marketing digital basado en bigdata, inteligencia artificial, automatización), que es muy intensiva en capital, va a desplazar al factor trabajo hasta el punto de que “las personas ya no seremos tan necesarias” para la economía y, menos aun, en una economía con un bajo nivel de crecimiento como el que se espera durante todo el siglo XXI.

Debido a diferentes factores (límites del planeta, reducción de la tasa de crecimiento demográfico, teoría del decrecimiento, espectaculares mejoras de productividad, etc) la tasa de crecimiento de la producción mundial, que ha ido en aumento constante desde el principio de la historia, ha empezado a declinar a partir de la mitad del siglo pasado y continuará bajando desde el valor actual próximo al 3% hasta un valor del 1,5% previsto a finales de siglo.

En cambio el capital mantiene y seguirá manteniendo su tasa de rentabilidad superior a la del crecimiento de la producción, por lo que crecerá mas rápido que el PIB mundial y seguirá expandiéndose todo a lo largo del siglo en curso hasta alcanzar una situación en que el total de la riqueza mundial supere en 6,5 veces el PIB mundial (análisis Thomas Piketty).

Según el análisis de Thomas Piketty, durante el Siglo XXI el crecimiento del Capital con una rentabilidad media histórica del 4-5% (6-9% para los milmillonarios) hace que, en unas condiciones de bajo crecimiento estimadas en 1,5% (combinación de crecimiento productivo y demográfico), pueda elevarse explosivamente la relación capital/ingreso mundial hasta cotas insostenibles (el equivalente al monopolio mundial de la riqueza en manos del 0,1% de la población), con el riesgo social y político que ello conllevaría al exacerbarse las desigualdades. Lo que nos lleva a la conclusión repetida hasta la saciedad de que es necesario una redistribución equitativa de la riqueza mundial (entre individuos y entre países). ¡Y para eso está la fiscalidad!

Frente a una economía financiera globalizada hay que anteponer una Fiscalidad Digital Globalizada.

No parece obvio que ese “reparto del pastel de la riqueza mundial” vaya a ser voluntario ni espontáneo, aunque cada vez se están levantando mas voces que abogan por ello, por ejemplo el movimiento Taxmenow, encabezado por Marlene Engelhorn, o la carta Proud to pay more firmada por 250 millonarios en Davos 2024.

Según el Observatorio Fiscal de la UE (Global Tax Evasión Report 2024), los milmillonarios globales se benefician de tasas impositivas poco efectivas (0% and 0,5% de su riqueza), y ello es debido no solo al favorable tratamiento fiscal en sus países de origen sino, sobre todo, a su capacidad para recurrir a mecanismos de fraude fiscal (evasión, elusión, mecenazgo, fundaciones, sociedades patrimoniales interpuestas…). Y lo mismo puede decirse de las grandes corporaciones globales.

Es cierto que el Sistema Automático de Información Bancaria ha supuesto un hito (adiós al secreto bancario), con la reducción en 10 años de la evasión no declarada por un factor de tres. Aun así, el 25% de la riqueza en Refugios Fiscales, 12 T$, sigue sin pagar impuestos. También es cierto que los avances en tributación internacional para evitar la erosión de la base imponible y desvíos de beneficios de las grandes corporaciones, como el acuerdo BEPS de la OCDE, buscan limitar el fraude y repartir la imposición entre los países donde operan dichas empresas (aunque no tengan presencia física). Sin embargo, sus resultados han sido poco satisfactorios hasta la fecha, ya que no se ha conseguido el objetivo de conseguir una tasa mínima del 15% a nivel mundial (en 2023 esta tasa efectiva media no ha superado el 5%). Y estamos hablando solo de repartir el 25% de las ganancias de empresas que facturan 20.000 millones de dólares con un 10% de beneficio entre los países en los que facturen más de 750 Millones de dólares, lo que afecta a unos cientos de empresas.

Es un avance importante sobre todo porque plantea un cambio de paradigma. No obstante, hay muchas piedras en el camino porque los afectados disponen de muchos mecanismos para defenderse y aminorar los efectos (ingeniería fiscal, lobbies, departamentos jurídicos, potencia financiera) y con ello van por delante de las leyes internacionales. Por ello, es necesario que se siga avanzando en fiscalidad internacional. El Observatorio Fiscal de la UE propone seis medidas:

Propuesta 1) Reformar el acuerdo internacional sobre tasa impositiva mínima a las corporaciones globales, elevando la tasa al 25%, y eliminar los resquicios que están permitiendo esquivarla (empresas interpuestas, etc).

Propuesta 2) Establecer un impuesto global del 2% anual a la riqueza de los Milmillonarios mundiales. Mientras la riqueza mundial creció al 3% desde 1995, la riqueza de los más ricos creció del 6% al 9% anual, de modo que su participación en la riqueza mundial se multiplicó por tres en los últimos 25 años.

Propuesta 3) Instituir mecanismos anti-fugas para hacer pagar impuestos a los ricos que, tras haber residido largo tiempo en un país, decidan mudarse a otro con bajas tasas impositivas (p.ej mantener los impuestos en el país de origen por varios años tras la partida)

Propuesta 4) En caso de que fallen los acuerdos globales, implementar medidas unilaterales para recaudar déficits impositivos a corporaciones y billonarios.

Propuesta 5) Avanzar en la creación de un Registro Global de Activos para reducir la evasión fiscal.

Propuesta 6) Reforzar proactívamente la aplicación de sustancia económica y reglas anti-abuso.

Aun así, aunque el Marco Inclusivo BEPS fue firmado por 140 paises en 2021, hay muchas voces en el mundo que están reclamando que la legislación y control de los acuerdos sobre fiscalidad internacional no sea controlado por clubs de países como la OCDE: en noviembre de 2023, la mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas (125 países) votaron a favor de avanzar en las negociaciones para alcanzar una convención-marco de las Naciones Unidas sobre fiscalidad internacional, si bien varios países ricos del Norte global (entre ellos España) votaron en contra de la medida.

Como conclusión, debemos huir del argumento de que somos un “país pequeño de clase media y pymes”, y que los temas de la riqueza global y la dinámica de las corporaciones globales no está en nuestro “ámbito de control”. Lo mejor que podemos hacer es apoyar los avances sobre fiscalidad internacional en el marco más amplio posible, desarrollar una infraestructura fiscal digital que permita operar eficientemente en los movimientos de capital internacionales y, en la medida en que nuestra soberanía legislativa y normativa nos lo permita, promover reformas fiscales distributivas que hagan énfasis en gravar los patrimonios, las herencias, las rentas de capital y los beneficios corporativos con una presión fiscal equivalente a las de las rentas del trabajo. Solo a través de una Justicia Fiscal se podrá alcanzar la Justicia Social."

(Carlos Lazaro , Economistas sin Fronteras, El Salto, 06/05/24, gráficos en el original)

21.5.24

Es desalentador ver como cada vez que se habla de incrementar el gasto social o garantizar derechos, se hace alusión seguidamente a su financiación con impuestos como elemento inseparables. El circuito de gastos-impuestos funciona justamente al revés. Comprender esta lógica y la naturaleza del dinero importa... entendido esto realicemos todo el gasto que sea necesario, y luego "destruyamos" todo el dinero que se requiera mediante impuestos a las rentas altas, para mantener la estabilidad de precios o alcanzar los objetivos de igualdad e inversiones sociales decididas democráticamente (Esteban Cruz)

Esteban Cruz @Evanshm

1) Es desalentador ver como cada vez que se habla de incrementar el gasto social o garantizar derechos se hace alusión seguidamente a su financiación con impuestos como elemento inseparables. El circuito de gastos-impuestos funciona justamente al revés. Comprender esta lógica...

2) y la naturaleza del dinero importa. Es esencial para no poner obstáculos imaginarios que trampean la puesta en marcha de políticas de gasto y que ofrece un poder de negociación a las grandes rentas que no tienen para ejercer presión. Y entendido esto...

 3) realicemos todo el gasto que sea necesario y luego "destruyamos" todo el dinero que se requiera mediante impuestos a las rentas altas para mantener la estabilidad de precios o alcanzar los objetivos de igualdad e inversiones sociales decididas democráticamente.

11:24 a. m. · 17 may. 2024 137 Reproducciones

 
Francisco Borja @BrReZoCe

¿Como funciona esto en un contexto como el del euro en el que un estado no tiene control sobre su moneda? Con los EEUU lo puedo ver y de hecho con la boca pequeña trabajan así ya, pero en nuestro caso la aplicación la veo difícil si no imposible en el marco del euro.

12:01 p. m. · 17 may. 2024 23 Reproducciones


Esteban Cruz @Evanshm

No se pueden detraer € (impuestos) si no sé introducen antes en la economía (gasto), al igual que ocurre con los $. Las deficiencias institucionales no eliminan esta lógica. Sí crean problemas derivados de la necesidad endógena de dinero que debe satisfacerse de algún modo

Francisco Borja @BrReZoCe

Si lo entiendo, la lógica permanece, la cuestión es, ¿como escapa un estado dentro del euro la lógica monetarista de restricción fiscal? Creo que no puede, o muy difícilmente, y esto vacía de utilidad política en buena parte las lecciones de la MMT para España.

Esteban Cruz @Evanshm

Todo lo contrario. Sienta las bases para dejar de vender humo y ofrecer una alternativa política real, no lo mismo de siempre. No entiendo cómo exponer como funciona el sistema REALMENTE y tratar de ajustar las instituciones y políticas a ello es vaciar la utilidad de algo

Francisco Borja @BrReZoCe

Para el discurso y la pedagogía está bien, pero controlando solo la palanca fiscal sin tener acceso a la monetaria el margen de maniobra es muy reducido. Tú hablas de como funciona realmente pero para España realmente no hay escapatoria factible a la lógica de restricción fiscal.

2.2.24

Por una verdadera soberanía monetaria

 "«El dinero es confianza inscrita. No parece importar mucho donde esté inscrito: en plata, en arcilla, en papel, en una pantalla de cristal líquido» [Niall Ferguson, sobre el dinero fiat actual].

Esta definición del historiador noruego caracteriza muy bien la naturaleza del actual «dinero fiat» sin valor intrínseco tras el abandono del patrón oro en 1971. En el actual sistema fiduciario el dinero fiat moderno es una relación social de crédito-deuda, basada sólo en la confianza de la comunidad. No tiene valor intrínseco ni está respaldado como antaño por su convertibilidad en una mercancía patrón. Es sólo convertible en sí mismo. Si vamos al Banco de España a cambiar un billete de 50€, lo único que nos puede dar a cambio es otros 50€ en billetes o monedas.

Podemos afirmar por tanto que actualmente «cualquier tipo de dinero es básica y solamente deuda» en forma de pagaré, que implica un derecho o activo para quien lo recibe y una obligación o pasivo para quien lo emite. Pero, siendo la deuda «dinero en diferido», no se puede decir que dicha afirmación se cumpla en sentido inverso: «cualquier tipo de deuda no puede considerarse dinero», porque la deuda conlleva una cierta posibilidad de impago, dependiendo de la fiabilidad y solvencia que ofrezca el emisor. En función de este grado de confianza, el documento que acredita dicha relación crédito-deuda será más o menos aceptado como medio de pago para liquidar otras obligaciones contractuales.

Siendo por tanto un simple pagaré de reconocimiento de deuda, cualquiera podría estar en principio habilitado para emitirlo. Un billete o moneda emitido por el Banco Central de un país, un cheque bancario, un vale descuento de un comercio para la próxima compra que haga el cliente… son en cierta medida formas distintas de dinero. Pero no todas ellas son igualmente aceptadas por otros como medio de pago. Como decía Hyman Minsky: «Cualquiera puede crear dinero; el problema es conseguir que sea aceptado».

Siendo el dinero fiat actual un pagaré, cuya solvencia y liquidez depende de quién sea el emisor, no admite una definición unívoca, sino que es un «continuo» entre el dinero en efectivo o de «curso legal» emitido por el Banco Central de un país que sea soberano y solvente y el «cuasi dinero» emitido por entidades financieras y no financieras. Lo importante no es su soporte físico, que puede ser moneda, papel o informático (digital). Lo importante es la fiabilidad de quien lo respalda, es decir de quien lo emite. No tiene la misma fiabilidad un cheque bancario emitido por un banco privado que un billete del Banco Central, aunque ambos los aceptemos sin distinción como forma de pago en la vida diaria.

En la actualidad se estima que sólo el 3% del dinero en circulación, por ejemplo en UK, es dinero físico (monedas o billetes). El restante 97% son apuntes contables informáticos de la banca privada. Pero, según una encuesta de Positive Money, el 85% de los parlamentarios de la Cámara de los Comunes no saben explicar de dónde viene el dinero. Nada hace pensar que una encuesta similar en el Parlamento español fuera a arrojar resultados diferentes. Y lo que puede resultar más increíble es la constatación de que este desconocimiento se extiende también a muchos economistas, a los que se ha hurtado esta información en las universidades donde se han graduado, seguidoras de la visión neoliberal que considera a los bancos meros intermediarios entre ahorradores y demandantes de crédito.

Además del dinero en efectivo, el Banco Central emite también dinero digital. Las reservas que los bancos tienen depositadas en el Banco Central no son billetes, son apuntes contables de ordenador. Pero a ese dinero digital de máxima garantía no tiene acceso actualmente la ciudadanía, ni tampoco circula en la economía. Es una prerrogativa que sólo tiene la banca privada, a la que los estados otorgan así una especie de franquicia que le supone poder crear «cuasi dinero» de la nada a cambio de un control regulatorio tan complejo como ineficaz. Mientras tanto, el ciudadano sólo tiene la posibilidad de colocar sus ahorros en una cuenta bancaria y confiar en que la entidad no quiebre.

Generalmente se piensa en un modelo de creación de dinero exógeno, según el cual el dinero lo crearía el BC desde fuera del sistema y los bancos serían meros intermediarios entre ahorradores y demandantes de crédito sin control real sobre la oferta monetaria, de forma que la secuencia causa-efecto sería:

CREACION DE DINERO del BC –> CREACIÓN DE CRÉDITO de los Bancos –> OFERTA MONETARIA

Pero, en realidad, el modelo del dinero es endógeno, porque mayoritariamente los bancos «crean dinero de la nada» dando créditos o adquiriendo activos en la proporción que consideran suficiente para tener liquidez y poder atender a sus requerimientos diarios de pagos. Ese dinero digital que, desde dentro del propio sistema crean los bancos, es frágil por no estar depositado ni respaldado por suficiente capital propio, que en algunos casos es inferior a un 5% de los créditos que otorgan. De esta forma, son los bancos quienes finalmente deciden cuánto dinero crean, a quién lo prestan, para qué fin lo prestan y, en cierta medida también, a qué precio lo prestan. Son ellos por tanto quienes tienen el control real sobre la oferta monetaria, condicionando así la política monetaria de los Bancos Centrales y las políticas económicas de los gobiernos, lo que supone de facto una importante cesión de soberanía monetaria por parte del estado.

En base al Art.123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, los estados se ven privados de la posible financiación directa por parte del BCE, de la que sí disponen los bancos y ciertas empresas elegibles. Los ciudadanos, por su parte, están obligados a tener sus ahorros depositados en unos bancos privados, que en determinadas circunstancias pueden verse imposibilitados de devolverlo. Y al final, ambos, estados y ciudadanos, son los que corren con los gastos del rescate de las entidades financieras cuando se producen las crisis bancarias.

Son varias las circunstancias que propician la actual fragilidad del sistema financiero, desde el alto grado de endeudamiento y exiguo capital propio de los bancos, en comparación con las empresas de cualquier otro sector, hasta las subvenciones explícitas e implícitas que reciben del estado (mínimas reservas obligatorias, inyecciones de capital en caso de crisis, tipos de interés más favorables por su mejor calificación crediticia, etc.)

Pero la mayor prebenda de la que goza el sector bancario es su capacidad de crear de la nada un «dinero frágil», que la gran mayoría del público no distingue del «dinero seguro» que sólo puede y debe crear el Banco Central. Como dice en su libro Miguel Ángel Fernández Ordóñez («Adiós a los bancos» ed. Taurus, 2020), retirar esa prerrogativa a los bancos, que podrían seguir dedicados a la prestación de otros servicios bancarios, y permitir al mismo tiempo a la ciudadanía y resto de empresas la apertura de una cuenta de «dinero seguro» en el Banco Central, disminuiría drásticamente el riesgo de nuevas crisis bancarias con las funestas consecuencias que todos conocemos, haciendo innecesaria también toda la compleja e ineficaz regulación actual del sistema bancario. Y algo muy importante, permitiría la restitución de una verdadera soberanía monetaria a los estados, para poner en práctica las políticas económicas que en cada momento considerasen más oportunas."                

(José Bernaola, Attac España, 23/01/24; Artículo original publicado en publico.es)