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23.8.23

Histórico voto: No se permitirá la explotación petrolífera en uno de los ecosistemas más ricos de Latinoamérica... la ciudadanía ecuatoriana elige dejar el petróleo del Yasuní bajo tierra

 "No se permitirá la explotación petrolífera en uno de los ecosistemas más ricos de Latinoamérica. En una Consulta Popular que coincidía con las elecciones generales ecuatorianas, triunfó con un 59% de apoyo la opción para proteger al Yasuní en la Amazonia de Ecuador.

La decisión implica el cese de las operaciones extractivas del Bloque 43-ITT, el yacimiento Yasuní Ishpingo-Tambococha-Tiputini, en un parque declarado desde 1989 Reserva de la Biosfera por la UNESCO. “Es la primera vez que un país decide defender la vida y dejar el petróleo bajo tierra”, se felicitaba hoy en redes sociales la campaña Yasunidos, que ha optado por el 'sí' en la consulta.

 En el parque viven 1.130 especies de árboles, 165 especies de mamíferos, 630 especies de aves y más de 100.000 especies de insectos por hectárea.

Con casi 200.000 hectáreas, se trata del parque natural más grande de Ecuador. En ellas viven los últimos pueblos indígenas de Ecuador, las etnias waorani, kichwa y shuar, así como las tribus aislamiento voluntario tagaeri y taromenan.

 La explotación del Yasuní comenzó bajo el mandato de Rafael Correa, que retó a los opositores ambientalistas a sumar sus firmas hasta llegar al 5% del censo electoral para tramitar el bloqueo a la explotación del parque como Iniciativa Popular. El extractivismo ha durado más de una década y ha dado lugar a denuncias de deforestación, rotura de tuberías, contaminación de acuíferos y del aire, entre otros muchos impactos.

Como explicaba recientemente Àlex Guillamón, activista de Entrepueblos, Yasunidos ha conseguido “aunar por todo el país una variada coalición social, territorial y plurinacional por la vida, que le ganó el pulso al gobierno consiguiendo en pocos meses 757.623 firmas”.

Con la decisión, la voluntad popular renuncia a la explotación de 55.000 barriles de petróleo diarios. La Corte Constitucional ha determinado que la decisión debe ser implementada en los próximos doce meses, en uno de los puntos que deberá abordar el nuevo Gobierno. Ayer, en las elecciones pasaron a segunda vuelta la candidata Luisa González, de Revolución Ciudadana —el partido de Correa— y el empresario Daniel Noboa, de Alianza Democrática Nacional, que aglutinó el voto del anticorreísmo. González parte con una ventaja de diez puntos obtenida ayer en primera vuelta."                (El Salto, 21/08/23)

2.9.22

Altos ejecutivos de las petroleras se jactan en público de los altos precios de la gasolina

 "Una treintena de las principales compañías de petroleras obtuvieron beneficios por más de 90.000 millones de dólares en el último trimestre. Todo ello mientras arrastraban los pies en la reducción de los precios de la gasolina para los consumidores.

A pesar de que los precios del petróleo cayeron a sus niveles de 2013, los de la gasolina todavía están muy por encima de lo que costaba en aquel año, ya que las grandes petroleras se benefician rápidamente de precios más bajos sin trasladar esas bajadas a los consumidores.

La codicia corporativa es la culpable de los altos precios de este verano. Aunque los beneficios de las grandes petroleras se dispararon en un 183%, sus ejecutivos admitieron cómo las compañías y los accionistas se beneficiaron de un «entorno de precios más altos».

Por ejemplo, el consejero delegado de Murphy Oil dijo que a medida que los salarios de los consumidores se ven afectados por la inflación, su compañía lo ve como «un gran entorno» porque «probablemente están recortando otras áreas de su gasto mensual en comparación con su gasto en Murphy USA, que está aumentando».

El CEO de Halliburton se jactó de que los consumidores «esperarán y aceptarán» estos altos precios. Los ejecutivos de las petroleras también admitieron que el suministro de petróleo y las sanciones rusas no afectaron en gran medida a sus beneficios porque canalizaron más de 15.000 millones de dólares en dividendos para sus grandes accionistas. Esta es la confirmación el crecimiento de los dividendos es su prioridad número uno."                (José Antonio Gómez, Diario16, 11/08/22) 

 

25.10.21

Branko Milanovic: ¿Es Noruega la nueva Compañía de las Indias Orientales? La hipocresía de un país rico... es uno de los principales productores mundiales, y aún más importantes exportadores, de petróleo y gas... que aumenta la producción de un producto que ella misma considera nocivo, y lo vende, como la Compañía de las Indias Orientales hizo con el opio, a extranjeros lejanos mientras mantiene limpio el país. «El dinero no tiene olor»... Noruega, un país con una renta muy alta y distribuida de forma bastente equitativa debería poder renunciar a la producción de su «equivalente al opio»... El comportamiento de Noruega es hipócrita: la señalización de virtudes contrasta manifiestamente con lo que hace el gobierno... Si queremos enfrentarnos realmente al cambio climático deberíamos, en primer lugar, deshacernos de la hipocresía extrema (como ésta), y segundo, diseñar políticas que sean aceptables para la población. Y deberíamos empezar por los países ricos, no sólo porque históricamente han sido los que más han contribuido al cambio climático, sino porque deberían ser capaces de asumir los costes más fácilmente que el resto

 "(...) El gobierno noruego es uno de los gobiernos más activos en destacar la amenaza del cambio climático. Intenta sustituir casi por completo el uso de coches de gas del país por coches eléctricos. Está orgulloso de la disminución de la huella de su consumo. Financia
actividades internacionales que pretenden limitar y revertir la deforestación
en el mundo.

 Pero al mismo tiempo, durante medio siglo, Noruega ha sido uno de los principales productores mundiales, y aún más importantes exportadores, de petróleo y gas (para el gas, es el tercero del mundo, y alrededor del 50% del valor de las exportaciones noruegas de bienes consiste en gas y petróleo). Además, el Gobierno ha decidido recientemente ampliar la exploración y producción de gas y petróleo en una en una de las zonas más sensibles al cambio climático, el Círculo Polar Ártico.

Noruega aumenta así la producción de un producto que ella misma considera nocivo, y lo vende, como la Compañía de las Indias Orientales hizo con el opio, a India con el opio, a extranjeros lejanos mientras se mantiene limpia en el país. «El dinero no tiene olor».

 Es aún más sorprendente cuando se mira en el contexto en el que muchos activistas del cambio climático, en su lucha por reducir las emisiones tratan de convencer a los países más pobres y de renta media de los beneficios de una menor producción y consumo.

Cabe preguntarse entonces: si son tan claramente incapaces de convencer de los beneficios del control climático a la población y al gobierno del país más rico del mundo, ¿qué tipo de argumentos piensan utilizar para convencer a México, Gabón, Nigeria o Rusia de que reduzcan la producción de gas y petróleo? Son países cuyos ingresos son una fracción de los de Noruega: por ejemplo, la persona con ingresos medios en Nigeria tiene una vigésima parte (no es una errata: 1/20) de los ingresos reales de la persona con ingresos medios en Noruega.

Podría entender perfectamente que México o Nigeria se nieguen a reducir la producción de gas y petróleo porque sin ella empobrecimiento de su población. Pero no habrá empobrecimiento de la población noruega, según cualquier criterio razonable. Noruega, un país con una renta muy alta (PIB per cápita de 66.000 dólares internacionales, un 20% más alto que la de Estados Unidos) y con esta renta distribuida de forma bastante equitativa entre sus ciudadanos (coeficiente de Gini de 26), debería poder renunciar a la producción de su «equivalente al opio». 

Pero aparentemente no hay apoyo político para tal medida, ya que el gobierno actual, en su nueva decisión sobre una exploración y producción más exploración y producción más amplia parece tener plenamente asegurado el apoyo de la mayoría.

Hay aquí una lección muy importante para todos los activistas del cambio climático. Necesitan, como he insistido muchas veces, pensar mucho más seriamente en el equilibrio entre el crecimiento económico y el control del cambio climático.

 Mientras que en sus modelos, las ventajas de controlar el cambio climático son incontrovertibles, cuando se trata de políticas que hay que que hay que aplicar, desde los impuestos sobre el combustible de los aviones hasta los impuestos sobre el gas (que provocaron el movimiento de los Gilets Jaunes en Francia), se enfrentan a la resistencia popular.

La resistencia popular se debe a la falta de voluntad de casi todo el mundo para aceptar
unos ingresos más bajos. Los activistas del cambio climático pueden hablar en sus conferencias de que la gente de que las personas «prosperen» con menores ingresos, pero cuando se les ofrece esa alternativa, incluso los ciudadanos del país más rico del mundo la rechazan.

Si queremos enfrentarnos realmente al cambio climático -en lugar de limitarnos a hablar de él-, deberíamos, en primer lugar, deshacernos de la hipocresía extrema (como ésta), y segundo, diseñar políticas que sean aceptables para la población. Y deberíamos empezar por los países ricos, no sólo porque históricamente han sido los que más han contribuido al cambio climático (por acumulación histórica de emisiones), sino porque deberían ser capaces de asumir los costes más fácilmente que el resto."                   

(Branko Milanovic es un economista serbo-estadounidense especialista en desigualdad económica, economía de la pobreza, economía del desarrollo, economías en transición, economía internacional e instituciones financieras internacionales.​​ Contrainformación, 24/10/21)

4.12.17

La larga crisis terminal del modelo rentista petrolero venezolano y la profunda crisis que actualmente enfrenta el país... una buena, completa, descripción

"Después de más de una década de profundas transformaciones políticas y sociales, Venezuela está viviendo hoy su crisis más grave desde las guerras civiles del siglo XIX. Los importantes logros del proceso bolivariano están en peligro. La economía se derrumba, la pobreza, la desnutrición y las tasas de mortalidad están aumentando. 

La polarización política y la violencia podrían conducir a una guerra civil. Todo esto está agravado por el creciente aislamiento internacional debido, entre otras cosas, al giro a la derecha de los gobiernos de Brasil y Argentina, y acciones imperialistas como el bloqueo financiero y las amenazas de intervención militar realizadas por Donald Trump.

La crisis venezolana no es nueva. El país ha estado experimentando una profunda crisis económica y política estructural durante las últimas cuatro décadas. Es la crisis terminal del modelo petrolero rentista, estatista y clientelar que ha caracterizado a la sociedad venezolana desde hace muchas décadas. 

Sin embargo, este modelo rentista extractivo tuvo un nuevo soplo de vida con el liderazgo carismático de Chávez, la legitimidad proporcionada por la Constitución de 1999 y los altos precios del petróleo de los primeros años de este siglo. Una vez más, parecía que los precios del petróleo sólo podían ir hacia arriba. Los ingresos procedentes del petróleo fueron vistos en el corto y mediano plazo, como la fuente de los recursos necesarios para la transformación de la sociedad venezolana. 

Durante los años del proceso bolivariano no se tomaron medidas significativas de transformación de la estructura productiva del país. Por el contrario, se profundizó el rentismo petrolero hasta que el petróleo alcanzó el 96% del valor total de las exportaciones. Hoy el país es más dependiente que nunca en su historia de las importaciones, incluso de alimentos básicos y suministros médicos.

Las políticas sociales que mejoraron sustancialmente las condiciones de vida de los sectores populares y las importantes iniciativas hacia otros países de América Latina, la cooperación y la solidaridad llevada a cabo por el gobierno venezolano, fueron posibles gracias a un extraordinario auge de la demanda y precio de los commodities generado principalmente por la demanda china.

 En la medida en que la renta petrolera se dirigió principalmente hacia los sectores excluidos de la población, se produjeron significativas mejoras en sus condiciones de vida. La pobreza y la desigualdad se redujeron notoriamente, el acceso a alimentos, servicios de salud, educación y seguridad social mejoró en términos cualitativos.

Políticamente se iniciaron profundos cambios en la cultura política popular, se generalizó la organización social de base y se produjeron extraordinarios niveles de participación social y política. Venezuela desempeñó un papel central en el desplazamiento a la izquierda que ocurrió en la mayor parte de América del Sur. Durante años, el gobierno contó con elevados niveles de legitimidad y apoyo electoral.

Sin embargo, en 2013 y 2014, los dos principales pilares que sostuvieron el proceso bolivariano, el extraordinario liderazgo carismático de Chávez y los elevados precios del petróleo, dejaron de estar presentes. 

Chávez falleció el 5 de marzo de 2013. Un año más tarde, el precio de las exportaciones de petróleo venezolano se había derrumbado de más de cien dólares el barril a menos de 25 dólares. Así, la profunda crisis terminal del Estado, la economía y la sociedad rentista petrolera que había sido, en cierto sentido, aplazada durante unos años, resurgió con mayor, incluso dramática, intensidad.  (...)

Diferentes fuentes, tanto nacionales como internacionales, han calculado que la inflación en 2016 se situó entre 500% y 800%9, se esperan niveles más altos para el año 2017. Por tercer año consecutivo se ha producido un grave déficit fiscal. Según algunas estimaciones, el gasto público en 2016 tuvo una reducción de alrededor del 30% en comparación con el nivel del año anterior.10

Las reservas internacionales disminuyeron de 35 mil millones de dólares en 2009 a 10.300 millones de dólares en abril de 2017.11 La formación de capital fijo ha venido disminuyendo desde 2013. La misma tendencia está presente en el consumo privado.

El total de la deuda consolidada del país (es decir, deudas nacionales y externas pagaderas en dólares, préstamos y bonos emitidos por la República y PDVSA), ascienden a 181 mil millones de dólares. Esto representa más del 80% del PIB, y es casi 18 veces más que el total de las reservas internacionales del país.  (...)

Grupos e intelectuales de izquierda han exigido al gobierno la realización de una auditoría pública de esta deuda, como se realizó en Ecuador, y que en el ínterin se lleve a cabo una renegociación que permita una reducción de los pagos.

Incluso ante la realidad de una grave crisis humanitaria, el gobierno venezolano ha dado prioridad al pago de la deuda a tiempo sobre las necesidades urgentes de la población venezolana.  (...)

Una de las más importantes distorsiones históricas de la economía petrolera venezolana ha sido una moneda sobrevaluada que ha hecho que sea más barato importar la mayoría de las cosas que producirlas internamente. Esto, al mismo tiempo, ha operado como una barrera que dificulta exportar prácticamente nada aparte del petróleo. Esta es la mal llamada enfermedad holandesa.  (...)

El gobierno bolivariano ni siquiera comenzó a corregir las distorsiones cambiarias. A fin de limitar la fuga de capitales, se crearon a lo largo de estos años varios sistemas de control cambiario que generaron distorsiones aun más severas con la creación de varios tipos de cambio paralelos, tanto legales como ilegales. A veces, hasta cuatro tasas cambiarias operaron en forma simultánea. 

Mientras la paridad altamente subvencionada con que se importa la mayor parte de los alimentos básicos y medicinas ha permanecido fija durante años en 10 bolívares por dólar, la paridad en el mercado paralelo ilegal, que tiene un impacto significativo en la estructura de precios del país, que osciló entre 10.000 y 18.000 bolívares por dólar en agosto de este año, sobrepasó los 80.000 bolívares a finales de noviembre de 2017.

El deterioro general de la actividad productiva y de las finanzas públicas ha tenido graves repercusiones en las condiciones de vida de la población, especialmente en las áreas de salud, alimentación y la inseguridad personal. Esto constituye una reversión de los más importantes logros sociales del proceso bolivariano. Los niveles de pobreza en términos de ingresos monetarios, que se habían reducido significativamente entre 1999 y 2012, hoy están peor que los niveles que existían antes del inicio del gobierno de Chávez.

La drástica reducción de las divisas disponibles para financiar las importaciones ha creado una escasez generalizada de medicamentos y complica considerablemente el tratamiento de enfermedades crónicas como la hipertensión y la diábetes. Ha habido una pérdida en el peso promedio de la población. Son frecuentes las muertes en hospitales, consecuencia directa de la falta de medicamentos y equipamiento médico, así como la desnutrición infantil.  (...)

Según el Observatorio de la Violencia en Venezuela, en 2016, el país tuvo una tasa de homicidios de 91 homicidios por cada 100.000 habitantes, en segundo lugar después de El Salvador en todo el mundo17 Aunque no hay cifras oficiales, se estima que unas dos millones de personas han abandonado el país en los últimos tres años, especialmente jóvenes, tanto profesionales como trabajadores no calificados, en busca de un futuro mejor en otros lugares.

La decisión económica más importante realizada por el gobierno de Maduro en los últimos años ha sido el decreto de creación del Arco Minero del Orinoco. Es la apertura de 112 mil kilómetros cuadrados, el 12% del territorio nacional, a grandes empresas mineras transnacionales.

 Se trata de un área económica especial en la cual quedan suspendidas muchas leyes fundamentales de la República. Frente a la crisis del modelo petrolero rentista, en lugar de promover un debate nacional sobre las alternativas al modelo extractivista depredador que ha caracterizado la economía venezolana durante un siglo, el gobierno ha optado por empujar al país en el camino de un nuevo patrón rentista-extractivista, ahora basado en la minería a gran escala. (...)

Una ruptura fundamental en el proceso bolivariano se produjo cuando, con la victoria aplastante en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, la oposición alcanzó una mayoría cualificada de dos tercios en la Asamblea Nacional (AN). Esto implicaba un cambio radical en la correlación de fuerzas en el seno del Estado.

 Con esta mayoría, la oposición en la AN, de acuerdo a la Constitución, podía nombrar a los miembros del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y del Consejo Nacional Electoral (CNE). Podría aprobar leyes orgánicas sin negociar con los representantes del gobierno. En lugar de reconocer esta severa derrota e iniciar una profunda reflexión autocrítica sobre sus causas, el Gobierno no vio la necesidad de cambios en sus políticas y atribuyó la crisis y la victoria de la oposición exclusivamente a lo que ha denominado la “guerra económica” por parte de la derecha y del imperio. 

Estos son asuntos reales pero no son, en sí mismos, suficientes para explicar la profunda crisis económica del país o los niveles de descontento en la población.(...)

 Las graves violaciones que se han producido a la Constitución de 1999 y a normas legales básicas en los últimos tres años son demasiadas para ser analizadas en detalle. Sin embargo, algunas de estas deben destacarse con el fin de comprender cómo se llegó a la situación actual. 

A finales de diciembre de 2015, cuando a la mayoría del gobierno en la AN le quedaban pocos días antes de que la nueva mayoría opositora tomara control, dicha mayoría oficialista, dejando de lado algunos procedimientos exigidos por la ley, designó nuevos magistrados del TSJ. No sólo eran estos nuevos magistrados, sin excepción, aliados incondicionales del gobierno, sino que varios de ellos ni siquiera cumplían los requisitos formales requeridos para ocupar dichos cargos.

El papel que este tribunal iba a jugar en estas nuevas condiciones del país se hizo evidente poco después. A principios de 2016, basado en una endeble acusación de fraude electoral formulada por algunos miembros del partido de gobierno, este Tribunal decidió anular los resultados de las elecciones en el estado de Amazonas. 

Decidió que la elección de los cuatro representantes del Estado, en su mayoría indígenas, y que ya habían sido proclamados por el CNE, ya no era válida. Así, los partidos de la oposición dejaron de tener una mayoría cualificada en la AN.

En vista del hecho de que transcurrieron meses sin que se llevase a cabo una investigación para determinar la veracidad de estas acusaciones ni se programaran nuevas elecciones para ese estado, el estado Amazonas quedó sin representación parlamentaria. Finalmente, la AN decidió incorporar a los parlamentarios cuestionados y el TSJ respondió declarando a la Asamblea en desacato. 

A partir de este momento, sus atribuciones fueron asumidas por el Poder Ejecutivo y dicho tribunal. Este fue un momento decisivo en la ruptura del orden constitucional, produciendo la concentración de poderes que ha permitido al Gobierno tomar cada uno de los pasos subsiguientes que han definido su deriva autoritaria.

Una de las principales fortalezas institucionales del proceso bolivariano y un poderoso escudo protector contra los intentos de la derecha nacional e internacional y del gobierno de los Estados Unidos para derrocar al gobierno, fue la legitimidad proporcionada por un sistema electoral totalmente automatizado, transparente, altamente fiable, que contaba con muchos niveles de controles y auditorías. 

Durante las múltiples elecciones celebradas hasta 2015, este sistema electoral garantizó que los resultados anunciados por el órgano electoral fueran, sin duda alguna, una expresión exacta de la voluntad de los electores. 

Sin embargo, después de la derrota sufrida en las elecciones legislativas de diciembre de 2015, el gobierno optó por sacrificar este escudo protector para mantenerse en el poder. Esto ha tenido enormes consecuencias políticas.

 En octubre de 2016, el CNE canceló el referéndum revocatorio del Presidente.  (...)

En marzo de 2017, el TSJ ratificó que la AN estaba en desacato y, entre otras cosas, autorizó al Presidente a tomar medidas adicionales en la apertura del país a las empresas transnacionales de petróleo y minería en condiciones expresamente prohibidas por la Constitución, por la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la legislación ambiental, la referida a los pueblos indígenas y las leyes laborales.  (...)

Desde febrero de 2016, el presidente Maduro ha gobernado mediante decretos de excepción y emergencia económica en condiciones que violan claramente la Constitución.  (...)

Otra ruptura radical con la Constitución de 1999 y las leyes electorales se produjo con el diseño del proceso electoral para la nueva Asamblea Nacional Constituyente (ANC). En clara violación de los principios constitucionales de la representación proporcional y la igualdad de los electores, las normas para la participación electoral fueron cuidadosamente diseñadas de tal forma que el gobierno se garantizaba el control completo de esta nueva asamblea, a pesar de que la mayoría de la población no respaldase al gobierno y rechazase la convocatoria de una nueva asamblea constituyente. 

Esto se hizo mediante la creación de un original régimen de doble representación: territorial y sectorial. Contrariamente a la forma en la que siempre habían sido realizadas las elecciones en el país, antes y durante el gobierno bolivariano, a las zonas rurales o pequeños municipios urbanos, donde el gobierno ha contado con mayor respaldo electoral, les fue otorgada una extraordinaria sobre representación en la asamblea.   (...)

Las elecciones para esta ANC constituyeron un fraude. Antes de las elecciones, portavoces del gobierno y del PSUV afirmaron en forma pública y reiterada que se llevaría un control estricto de los votantes y que quienes no participasen en estas elecciones perderían su empleo público, o la posibilidad de tener acceso a programas sociales tales como el de alimentación subsidiada (CLAP) y vivienda.

 Estos anuncios públicos fueron complementados por amenazas personales en los lugares de trabajo y centros de distribución de alimentos. La democracia participativa de los primeros años del proceso bolivariano se había desplazado hacia una relación de control crecientemente autoritaria desde el Estado, basado en chantajes y amenazas.

Las elecciones se realizaron sin testigos independientes o de la oposición y a los medios de comunicación se los mantuvo a unos 500 metros de los centros de votación. Varios de los más importantes mecanismos de control y auditoría que habían hecho que el sistema electoral venezolano fuese altamente confiable fueron eliminados. Incluso con los niveles de participación muy inflados anunciados por el CNE, casi el 60% de la población no votó.  (...)

El proceso constituyente ha revivido parte del apoyo popular menguante al gobierno, ya que fue presentado como una radicalización del proceso, como un enfrentamiento con el imperialismo, y como una solución a los problemas que enfrenta la población. Esto, sin embargo, es probable que tenga poca duración ya que el gobierno carece de la capacidad o los recursos para hacer frente a estos problemas.

La ANC se ha declarado como un poder absoluto, supra constitucional, que puede no solo redactar una nueva constitución, sino tomar decisiones sobre cualquier asunto legislativo, ejecutivo o judicial que considere conveniente. Su período de vigencia no ha sido fijado. Declaró que las cinco ramas de Estado existentes deberán subordinarse a sus decisiones.(...)

 La sociedad venezolana se enfrenta al grave peligro de que la violencia armada y el terrorismo puedan instalarse como la forma normal de procesar las diferencias. El peligro no es solo que la violencia se desborde a niveles no deseados por los líderes del gobierno y la oposición. En ambos polos de la confrontación actual hay sectores que ven la violencia como única forma de derrotar al enemigo e imponer su agenda.  

Algunos de los más altos funcionarios corruptos del gobierno se dan cuenta de que si fueran obligados a abandonar sus cargos, no sólo perderían sus privilegios, sino que también les resultaría difícil encontrar un lugar en el mundo donde disfrutar de sus fortunas mal habidas y que incluso podrían terminar en la cárcel.

Lo que algunos sectores de extrema derecha buscan no es simplemente una victoria electoral para sustituir a Maduro, si esto dejase intacta la Constitución de 1999, y se mantuviese vida por lo menos parte de los imaginarios transformadores de los sectores populares chavistas de base. 

Lo que quieren es un completo aplastamiento de la experiencia chavista, de todos los sueños emancipatorios de la primera década del proceso bolivariano, a fin de imponer una derrota política de larga duración que sirva como una lección y liquide, de una vez por todas, las aspiraciones y el espíritu rebelde subalterno de estos años. Se considera que esto es un requisito básico para que la sociedad regrese a la "normalidad", donde todo el mundo asuma su lugar. Las consecuencias de esto van mucho más allá de Venezuela. Para ello han contado siempre con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos.  (...)

 La grave falta de transparencia en las finanzas públicas hace extremadamente difícil determinar la magnitud de la corrupción. Según diversas estimaciones, el monto global de la corrupción durante la última década supera los 300 mil millones de dólares. 

Esto cubre una amplia gama de actividades, entre ellas el acceso ilícito a divisas subvencionadas, la especulación con bonos venezolanos (comprados en bolívares, luego vendidos en dólares), sobre-facturación de las importaciones, sobornos y comisiones en contratos de PDVSA y en grandes obras de infraestructura, como fue el caso en las relaciones con la constructora brasileña Odebrecht.  (...)

La crisis ha llevado a un creciente desencanto con el gobierno y la pérdida de expectativas en relación con el futuro del país. Después de años de procesos de movilización y organización popular, guiados por los valores de la cooperación y la solidaridad, la reacción a la crisis actual se ha caracterizado en buena medida por la competencia y el individualismo. El bachaqueo se ha convertido en un componente importante de la economía venezolana.21 

Se han producido saqueos masivos en varias ciudades de todo el país con diversas combinaciones de activismo militante de grupos de extrema derecha, organizaciones delictivas y protesta popular espontánea debido a la falta de acceso a alimentos y gas para cocinar. El tejido social y moral del país están gravemente desgarrados. Esto tardará muchos años en cicatrizar.  (...)

Venezuela ha sido construida como parte de un nuevo eje del mal (junto con Irán y Corea del Norte) por otras razones. El proceso bolivariano fue el más radical intento de trascender el capitalismo en el siglo XXI. Esta experiencia no sólo tuvo gran impacto en el llamado giro a la izquierda que se produjo en la mayoría de los países de América del Sur.

 La experiencia venezolana se convirtió en una referencia, un rayo de esperanza, para gente tan lejos como Palestina, Filipinas y la India. Aunque el actual gobierno venezolano se ha alejado de estos imaginarios de una profunda transformación de la sociedad, a pesar de su corrupción y sus tendencias autoritarias, todavía es visto por muchos en la izquierda y movimientos sociales en todo el mundo como un símbolo o referencia subversiva. 

Desde la perspectiva de algunas elites globales estos imaginarios deben ser exterminados. Esto obviamente tiene poco que ver con preocupaciones en torno a la democracia. Esta auto-proclamada comunidad internacional está promoviendo un “cambio de régimen” en Venezuela, incluso si esto implica el riesgo de una guerra civil. Esto ha contribuido activamente a que una negociación interna para procesar las profundas divisiones existentes en la sociedad venezolana sea tan difícil.

La “amenaza autoritaria" representada por el gobierno de Maduro se ha convertido en un instrumento útil en las manos del gobierno conservador de Mariano Rajoy en España para atacar a Podemos, por parte de los conservadores en el Reino Unido para poner en duda las credenciales democráticas de Jeremy Corbin, por Donald Trump, para mostrar a sus seguidores lo macho que es, y por la derecha mexicana en su intento de describir a Andrés Manuel López Obrador, quien encabeza las encuestas de opinión para las elecciones presidenciales del año próximo, como una radical amenaza chavista. 

Venezuela, con las mayores reservas de hidrocarburos en el planeta y sus extraordinarios bienes minerales e hídricos, se ha convertido en un campo de batalla central de luchas inter-imperiales contemporáneas, tanto entre países, como entre corporaciones globales.

 Con el giro a la derecha y la geopolítica de re-alineamiento con los Estados Unidos de los gobiernos de Argentina y Brasil, Venezuela quedó aislada políticamente. Se mantiene como el principal territorio latinoamericano de las confrontaciones geopolíticas globales entre los Estados Unidos en defensa de su tradicional patio trasero, y la búsqueda por parte de China y Rusia por convertir al país en una cabeza de playa para sus proyectos globales en este continente. (...)

 Muchos Intelectuales internacionalmente reconocidos, partidos y movimientos sociales identificados con la izquierda no están contribuyendo a la creación de las condiciones de una salida no violenta de la crisis actual. En el mismo marco de Guerra Fría que caracteriza la perspectiva dominante de la derecha, gran parte de la izquierda internacional continúa identificando al gobierno de Maduro como un gobierno democrático, popular y anti-imperialista y tienden a proporcionarle una solidaridad incondicional. 

Esto a pesar de las políticas ultra liberales de zonas económicas especiales para atraer las inversiones extranjeras; a pesar de la profundización del modelo extractivista depredador que ha dado origen a los mayores problemas que enfrenta el país; a pesar de su negativa a tratar con responsabilidad el cambio climático en su papel como importante productor de petróleo; a pesar de que durante el proceso bolivariano ha habido una consolidación de la inserción histórica del país en la división internacional colonial del trabajo y la naturaleza; a pesar del hecho de que los pueblos indígenas siguen siendo severamente impactados por las políticas neo-desarrollista en sus territorios ancestrales; a pesar de las tendencias anti-democráticas, autoritarias y represivas que caracterizan hoy al gobierno de Maduro.  (...)

Parece que amplios sectores de la izquierda continúan teniendo grandes dificultades para extraer lecciones de las consecuencias a largo plazo que tuvo la incapacidad para criticar a la Unión Soviética, a pesar de su carácter autoritario y represivo, porque se enfrentaba al imperialismo estadounidense.(...)"               (Edgardo Lander , Rebelión, 01/12/17)

25.2.11

Las fortunas de la cleptocracia árabe ¿superarán la de Berlusconi?

"Los Gadafi, como los Ben Ali y los Mubarak, controlaban los principales sectores económicos de sus países.

Los expertos no dan cifras, pero no dudan de que el expolio perpetrado por el clan Gadafi a las arcas libias asciende a "miles de millones de dólares", a tenor de los faltantes anuales entre los ingresos estatales y el gasto público. Y sospechan de la existencia de abultadas cuentas secretas en Dubái, el sudeste asiático y varios países del Golfo.

Según los cables de la diplomacia estadounidense filtrados por Wikileaks, la familia del dictador ha perpetrado una constante sangría de ingresos en la Compañía Nacional de Petróleo. Sus tentáculos alcanzan también los sectores de las telecomunicaciones, la construcción y la hostelería.

Los despachos diplomáticos dan cuenta de comportamientos poco edificantes de los hijos de Gadafi, como las disputas entre tres de ellos por la franquicia de Coca-Cola, o la exigencia de Mutasim, el cuarto de sus vástagos, de 880 millones de euros a la petrolera estatal para establecer su propia milicia.

Mutasim, consejero de seguridad de su padre, es famoso por contratar en sus fiestas privadas a celebridades como Mariah Carey o Beyoncé.

Además, el Estado libio como tal ha invertido en el extranjero cerca de 70.000 millones de euros a través de la Autoridad Libia de Inversiones.

Según el diario The Guardian, el portafolio de este fondo soberano, creado en 2006, incluye varias empresas estratégicas italianas -desde la petrolera ENI a la industria aeroespacial- y un centro comercial en Londres.

Claro que, como siempre, las fronteras entre "el Estado" libio y los bolsillos de los Gadafi son difusas. De las inversiones privadas de la familia se conocen dos hoteles de lujo y dos plantas embotelladoras de agua en Italia.

En realidad, el patrón de enriquecimiento de los Gadafi es el habitual en los regímenes autoritarios, y no solo en Oriente Próximo: el líder se mantiene aparentemente al margen, pero permite que su familia y allegados manejen el país como su feudo, de forma más o menos ostentosa.

O incluso grotesca. Tal es el caso de Leila Trabelsi, esposa del derrocado presidente tunecino Zine Ben Ali, cabeza de una auténtica cleptocracia que, según Transparencia Internacional, controlaba entre el 30% y el 40% de la economía de Túnez, y que en su precipitada huida aún tuvo tiempo de pasarse por el Banco Central para llevarse 1,5 toneladas de oro en lingotes. (...)

En el caso del egipcio Hosni Mubarak, algunos expertos creen que las cifras aventuradas sobre su fortuna (entre 40.000 y 70.000 millones de dólares) son exageradas. "Sobran uno o dos ceros", declaraba recientemente a la emisora France 24 Jean-Noël Ferrié, director del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.

Los Mubarak participaron en negocios, recibieron comisiones y acumulan bienes raíces en EE UU y Reino Unido. Pero mientras en Túnez el clan Trabelsi y sus amigos controlaban toda la riqueza, en Egipto, explica Ferrié, "la corrupción salpicaba a toda la sociedad", siguiendo un esquema clientelista.

Mubarak, como hizo su antecesor Sadat, permitía que amplios sectores (militares, funcionarios) sacaran tajada para garantizarse su apoyo al régimen." (El País, 24/02/2011, p. 8)

23.2.11

"Sin carbón, petróleo y gas, el consumo energético mundial no podría haberse multiplicado por un factor cercano a cinco durante el periodo 1950-2000"

" Hoy en día, los combustibles fósiles representan alrededor del 80% del mix de energía primaria mundial y sin ellos el sistema colapsaría.

Pero aún hay más: sin carbón, petróleo y gas, el consumo energético mundial no podría haberse multiplicado por un factor cercano a cinco durante el periodo 1950-2000, posibilitando que durante el mismo periodo el PIB mundial se multiplicara por siete y la población mundial por algo más de dos.

Desgraciadamente, el precio a pagar ha sido que las emisiones de CO2 se han multiplicado por casi cinco durante los 50 años considerados.

El principal problema subyacente en las cumbres de Copenhague y Cancún a la hora de alcanzar un acuerdo global que reemplace a Kioto, es que el crecimiento exponencial vivido en la segunda mitad del siglo XX se ha repartido de manera muy desigual por el planeta.

El desarrollo económico ha beneficiado al 20% de la población mundial que reside en los países industrializados, de forma que estos países acaparaban en el año 2000 cerca del 80% del PIB mundial, mientras que el resto de los habitantes del planeta apenas habían incrementado su consumo energético y PIB per cápita.

En consecuencia, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, estos últimos tan solo son responsables del 42% de las emisiones globales de CO2 (relacionadas con la energía) acumuladas desde 1890 hasta la fecha.

Otro dato: en 2007 las emisiones per cápita de las naciones industrializadas cuadriplicaban en promedio a la del resto de países del mundo; las cifras de 19, 7,7 y 4,6 toneladas por año y habitante emitidas por los Estados Unidos, España y China, respectivamente, hablan por sí solas.

Realmente, resulta fácil comprender por qué los países no industrializados, liderados por las grandes demografías y potencias emergentes, van a seguir exigiendo cuentas del pasado, sin comprometer ni un ápice su futuro.

Algo que en el caso de China e India pasa inexorablemente por el uso de sus enormes reservas de carbón, el combustible más sucio, pero también el más barato." (MARIANO MARZO: Cambio climático y crecimiento. El País, 22/02/2011, p. 29)

24.10.09

El petróleo... la causa... de la miseria... de las enormes riquezas...

"El petróleo empobrece. Los diamantes, el gas y el cobre también. Los países pobres que cuentan con abundantes recursos naturales suelen ser subdesarrollados. Esto ocurre no a pesar de sus riquezas naturales, sino debido a ellas. ¿Cómo puede ser que la riqueza natural de un país perpetúe la pobreza de la mayoría de sus habitantes? Debido a un fenómeno conocido como "la maldición de los recursos naturales". (...)

La maldición de los recursos es como una enfermedad adictiva: le quita a la víctima la voluntad de curarse. Los grupos más poderosos de estas sociedades no tienen muchos incentivos para luchar contra los efectos perversos de la excesiva dependencia de los recursos naturales. Los efectos son perversos para el resto de la población, no para las élites. Éstas, por el contrario, se benefician de la situación.

El venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo, uno de los fundadores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), fue el primero en llamar la atención sobre esto. El petróleo, dijo, no es oro negro; es el excremento del diablo. (...)

Peor aún, en los países afectados por la maldición, los beneficios del crecimiento económico se concentran en pequeños grupos políticos, militares y empresariales. Además, su moneda se encarece con respecto a las de otras naciones, lo cual frena las exportaciones de todo lo que no sea el recurso natural que tienen en abundancia. Esto, a su vez, inhibe la diversificación de la economía y condena a los países a depender cada vez más de las exportaciones de su principal materia prima. En el caso del petróleo, el crecimiento que este genera no crea puestos de trabajo en proporción a su peso en la economía. Así, en los países cuya principal exportación es el petróleo, esa industria genera más del 80% de los ingresos totales, pero tan sólo el 10% del empleo. Inevitablemente, esto aumenta la desigualdad económica.

Dado que los gobiernos de los países exportadores de materias primas no dependen de los impuestos de su población para financiarse, sus líderes pueden darse el lujo de ignorar las exigencias y necesidades de sus ciudadanos. Éstos, a su vez, desarrollan relaciones tenues y parasitarias con el Estado. Además, cuando mucho dinero público es controlado por pocos individuos que no rinden cuentas al resto de la sociedad, la corrupción es inevitable. Las similitudes de países tan diferentes como Rusia, Irán o Venezuela no son una casualidad. Son el resultado de la maldición.

Es muy difícil sacar del poder a gobiernos ricos en petróleo que, además, tienen la posibilidad de usar sus vastos recursos financieros para comprar o reprimir a sus opositores. Las estadísticas demuestran que es mucho menos probable que un país petrolero autoritario se transforme en una democracia de lo que resulta para una dictadura que no cuenta con abundantes recursos naturales. Las estadísticas también confirman que, en todas partes, las autocracias petroleras gastan más en armas y ejércitos y son más propensas a tener conflictos armados." (MOISÉS NAÍM: El excremento del Diablo. El País, ed. Galicia, Internacional, 11/10/2009, p. 8)