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12.2.18

Las sustancias ilegales se venden a precios muy elevados porque se suelen consumir en los países más ricos. El precio del kilo de cocaína se puede multiplicar desde 1.300 dólares en la selva de Colombia hasta 27.000 en Estados Unidos, 53.000 en Europa y 200.000 en Australia.

"Un informe especial del expresidente Barack Obama de 2016 muestra que el negocio del narcotráfico comienza en los países que no cumplen con sus obligaciones internacionales de lucha contra este crimen en el continente americano. 

La lista incluye a Bahamas, Belice, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela. Asimismo, existe otra lista de los países de origen de las sustancias para producir narcóticos que son, por orden alfabético, los siguientes: Afganistán, Argentina, Bangladés, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Egipto, El Salvador, Guatemala, Honduras, India, Indonesia, México, Myanmar, Nigeria, Pakistán, Perú, República Dominicana, Singapur, ­Sudáfrica, Taiwán y Venezuela.

Un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (­UNODC) de 2015 muestra que hay sembradas 96.000 hectáreas de hojas de coca en Colombia, lo que implica una producción de 646 toneladas métricas, seguida de Perú y de Bolivia. 

Sólo en el puerto de Tumaco, sobre el Pacífico colombiano, se acumulan entre el 17% y el 18% de las siembras totales del país. Asimismo, según informa el diario La Nación de Buenos Aires, Susana Malcorra, la exministra de Exteriores argentina, confirmó al Senado que el país se había convertido en el tercer exportador de coca del mundo, y según la oficina de la UNODC le siguen Brasil, República Dominicana y Colombia. 

Lógicamente, existe también la lista de los países consumidores, que son todos los más desarrollados, empezando por Estados Unidos y Canadá, y seguidos por los países de Europa, además de Japón, Corea, China, buena parte de Asia Meridional y Australia.

La  producción de heroína, de cocaína, de opio y de otros derivados es la que más preocupa en todo el mundo, al ser las sustancias que generan los peores efectos negativos para la salud y para la esperanza de vida de todas aquellas personas que las consumen. 

Los ciudadanos de Estados Unidos son los que consumen una mayor cantidad de drogas, según la DEA (Drug Enforcement Administration), que en su informe de 2017 muestra que el número de muertes por envenenamiento con drogas pasó de 16.849 en 1999 a 52.404 en 2015, siendo el número más elevado del total de muertes por otras causas como los suicidios, accidentes de automóvil, armas de fuego y homicidios.

 Es decir, la drogas son la primera causa de muerte en EE UU, un país de 326,7 millones de habitantes. El National Institute on Drug Abuse (NIH) estadounidense, en una encuesta sobre su uso, abuso y dependencia entre ciudadanos de más de 12 años, a la que contestaron 67.800 personas, muestra que hay 24,6 millones de estadounidenses que abusan de las drogas, de los que 19,8 millones fuman marihuana, 6,7 millones abusan de drogas de prescripción, 1,5 millones de cocaína, 1,3 millones de alucinógenos, 0,5 millones inhalan drogas diversas y 0,3 millones consumen heroína. Su número total ha aumentado un 8,3% frente a la encuesta de 2002. 

Asimismo, EE UU está muy preocupado por el cultivo de la amapola de opio en México, que es el principal distribuidor de derivados ilegales de opiáceos en EE UU, según estima la DEA.
 Logicamente, todas estas sustancias ilegales se venden a precios muy elevados porque se suelen consumir en los países más ricos, que son los que pueden pagar costes tan altos por ellas. 

El precio del kilo de cocaína se puede multiplicar desde 1.300 dólares en la selva de Colombia hasta 27.000 en Estados Unidos, 53.000 en Europa y 200.000 en Australia. De ahí que aquellos que transportan la cocaína desde Sudamérica hasta EE UU sobornan a muchos policías, militares y políticos que se encuentran a su paso, incluso a gobernadores de algunos Estados como en México, hasta llegar a su destino final en EE UU.

El informe de la UNODC calcula que uno de cada 20 adultos, es decir, 255 millones de personas en el mundo de entre 15 y 64 años, consumió drogas en 2015 y, sin embargo, sólo una de cada seis personas recibe algún tipo de tratamiento. 

Además, hay 29 millones de aquellas personas que consumen drogas que sufren trastornos muy serios relacionados con ellas y otros 12 millones son consumidores de drogas por inyección, de los cuales el 14% tienen el sida (VIH). El índice de predominio del uso de drogas ha variado poco: entre 2006 y 2015 se mantiene en el 5,3% de la población mundial, habiendo subido cuatro décimas desde el 4,9% en 2006.

 2015, el número de muertes relacionadas por sobredosis de drogas ha sido de 207.400, es decir, 43 muertes por cada millón de personas entre 15 y 64 años de edad. Asimismo, se calcula que el porcentaje de personas que han consumido drogas entre 2008 y 2014 ha pasado del 4,6%, en 2008 al 5,2% en 2011 y se ha mantenido en esa misma proporción hasta 2014.

La UNODC calcula que se han perdido 28 millones de años de vida sana como resultado del consumo de drogas, otros 17 millones de años de vida sana perdidos por los trastornos relacionados con el consumo de drogas y 18 millones de años de vida a consecuencia de una muerte prematura causada por el consumo de drogas.

El reparto por consumidores de estas sustancias en los 12 meses anteriores a 2015 es el siguiente: 183 millones de consumidores de cannabis, 35 millones de consumidores de opioides, 37 millones de consumidores de anfetaminas y estimulantes de venta con receta, 22 millones de consumidores de éxtasis, 18 millones de consumidores de opiáceos y 17 millones de consumidores de cocaína. Asimismo, la UNODC calcula las incautaciones de drogas entre 1998 y 2014. Muestra que, partiendo de una base 100, en 1998 las sustancias que más han crecido han sido los estimulantes basados en anfetaminas (ATS).

 Existen mercados nuevos de estas sustancias, cuyos datos se consiguen a través de sus capturas en toneladas, que han pasado de 95 toneladas en 2010 a 190 en 2015. Lo mismo ocurre con otros mercados de nuevas sustancias psicoactivas (NPS), de marihuana y de opiáceos sintéticos.

Las corrientes del tráfico de heroína van desde Pakistán hasta Canadá por el océano Pacífico, desde Colombia hasta México y Estados Unidos, desde Afganistán y Pakistán hasta Europa a través de Turquía, y desde Afganistán al golfo Pérsico y Oriente Próximo. 

Parte de la distribución desde Afganistán se realiza asimismo dando la vuelta a África y llegando a Europa Central y Suroriental, y entrando a través del norte de África a España, Francia e Italia. Myanmar y Laos distribuyen heroína a China, a Asia Suroriental y a Oceanía, que son zonas de rentas muy altas. 

Asimismo, la UNODC muestra que otra gran parte del tráfico de la cocaína desde toda América del Sur, no sólo desde Colombia, se dirige a Europa Occidental y Central, entra por Galicia y por el norte de Portugal y penetra en el resto de Europa. Finalmente, la agencia de la ONU estima que el tráfico de drogas no se encuentra solamente en la esfera de los grandes grupos delictivos."                      (Guillermo de la Dehesa, El País, 09/02/18)

24.9.10

Los afectados por el metílico buscan reabrir el caso

"El mayor envenenamiento de la historia de España con cuna en Ourense, el Caso Metílico, es un capítulo de la memoria histórica gallega con cuentas pendientes casi cincuenta años después. Los afectados, más bien sus descendientes –la gran mayoría murieron sin que se hiciese justicia– están dispuestos a recuperar en los tribunales las herida de cientos de muertes y cegueras que se pagaron con condenas que el franquismo redujo e indemnizaciones que nunca llegaron a pagarse.

La bebida asesina, como la bautizó la prensa de la época, provocó más de mil muertos en el año 1963, según los datos del fiscal que llevó el caso, Fernando Seoane, a pesar de que las investigaciones judiciales se basaron solo en las pruebas de la exhumación de 51 cadáveres, en los que se hallaron restos de alcohol metílico en sangre, y nueve personas ciegas. La magnitud de los hechos no permitió conocer nunca la cifra exacta de muertos, ya que el venenoso licor llegó a distribuirse desde Galicia a Canarias, Madrid, Cataluña, Andalucía, Melilla, Santander, Aragón, el País Vasco, Sudamérica, Alemania, EE UU, Guinea Ecuatorial o el Sáhara español.

En la primavera de 1963, decenas de campesinos de O Carballiño fallecían en un corto período de tiempo, y a la vez que ellos, múltiples marineros de Lanzarote. Una farmacéutica asturiana que abandonó su tierra tras un fracaso sentimental acabó en la isla y decidió investigar por qué se producían tantas muertes entre los marineros.

Se decidió y fue a las tabernas, analizó lo que bebían y determinó que estaban sirviéndoles veneno. Con la presión y amenazas de los almacenistas, descubrió que los cargamentos llegaban desde Vigo a través de la etiqueta Lago e Hijos S.L. que estaba en los barriles de ron de un mayorista canario.

La viguesa Casa Lago compraba la materia prima de sus licores al industrial ourensano Rogelio Aguiar, quien a su vez le había comprado a una empresa de Madrid 750.000 litros de alcohol metílico que consumió entre diciembre de 1962 y abril de 1963. Su empleo estaba prohibido para “uso en boca” y podía matar a una persona que ingiriese el equivalente a una sola copa de licor. Las bebidas fabricadas con este alcohol poseían una graduación mayor que las del etílico, lo que obligaba a los acusados a añadir agua a sus productos para disimular la diferencia.

A partir de ahí, 35.000 folios de sumario, la instrucción más amplia en aquel entonces después de la Causa General de la Guerra Civil, resumieron una catástrofe imparable de la que el Gobierno de la dictadura se desentendió sin asumir responsabilidades por permitir el libre comercio de esta sustancia. El negocio parecía redondo para los bodegueros: un litro de metílico costaba 14 pesetas por litro, unas 16 pesetas más barato que el de alcohol etílico, y no daba olor, color ni sabor.

Fernando Méndez, periodista que investigó en profundidad el caso y escribió los libros Historia dun crime: o caso do metílico y Mil muertos de un trago tras decenas de viajes y entrevistas, cuenta que el fiscal intuía que la tragedia fue mucho mayor de lo que nunca se supo. “Me decía que, al ser gente del rural, había mucha que no se atrevía a decir que su pariente había muerto por beber alcohol, y por eso en muchos casos la vergüenza llevó a que permanecíesen para siempre en silencio”, explica. “Os velliños da aldea e os negriños de Guinea caeron como moscas”, contaba el fiscal Seoane. " (Xornal.com, 24/09/2010)

23.6.09

La boyante economía mafiosa

"Muchos tienen restaurantes y pizzerías a modo de tapadera. Y durante los últimos 20 años han ayudado a inflar una parte de la burbuja inmobiliaria en España. Cuando fue detenido en Marbella, Amato acababa de invertir varios millones de euros en terrenos en el litoral malagueño. Su idea era construir un complejo turístico. (...)

Saviano, el escritor que ha hecho comprender que las mafias son un negocio a escala global, teme que quizá sea demasiado tarde. "Las últimas incautaciones en Italia muestran que España sigue siendo una puerta abierta al narcotráfico. Mientras los políticos se pelean, mientras se habla en las campañas electorales de todo tipo de temas y se disparan las alarmas sobre el terrorismo, los clanes italianos, rusos y nigerianos están conquistando la economía a través de los agujeros abiertos por la crisis. España debe entender que los clanes importarán también los usos militares a su tierra. Hasta ahora sólo han hecho negocios e inversiones. Pronto empezarán a disparar". (El País, ed. Galicia, España, 19/06/2009, p. 20)

24.4.09

El tamaño del mercado de la economía ilegal

"Algunos países han medido de forma experimental el tamaño de su economía ilegal. Las cifras oscilan entre el 2,2% de Ucrania y el 0,17% de Suecia. Son datos alejados de algunas economías del Tercer Mundo dominadas por los malhechores: en Afganistán el tráfico de heroína supone el 53% de su PIB y en Guinea-Bissau el narcotráfico aporta más al país que todo su PIB legal, según la ONU. (...)

En Holanda, que regula la prostitución como una actividad mercantil más, los estadistas lo tienen mucho más sencillo: su valor añadido es el 0,07% del PIB. (...)

Para medir el negocio del narcotráfico, la cifra clave es un gran enigma: ¿qué cantidad de droga circula y se consume por el país? Se incauta el 10% o el 50% del total, según el mayor o menor optimismo de las fuentes consultadas, que no se ponen de acuerdo sobre el grado de eficacia de la policía. (...)

La crisis financiera está ofreciendo una gran oportunidad a los narcos para lavar su dinero, según la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU. Lo ha avisado en reiteradas ocasiones su director ejecutivo, Antonio María Costa, y en enero declaró al semanario austriaco Profil: "Cuento con indicios, después de consultar con fiscales y responsables de fuerzas de seguridad estatales por todo el mundo, de que algunos bancos han recurrido al dinero del narcotráfico para evitar la quiebra". Pero Costa se negó a dar nombres pretextando que eso era el deber de las autoridades nacionales." (El País, ed. Galicia, 20/04/2009, p. 28/9)